lunes, 23 de abril de 2018

12ª de Abril: Miura, encastado punto final


Miura, ganadería mítica, legendaria, la de mayor antigüedad, encaste propio mantenido desde hace 175 años por una familia que vive por y para el toro. Toros inconfundibles que arrastran tras de sí una leyenda de bravura, dureza tragedia labrada a lo largo de cientos, miles de tardes plagadas de triunfos y tragedias, incluso una leyenda negra en la que hay dos nombres que sobresalen por encima de todos y que han marcado a esta ganadería hasta el fin de los tiempos: Islero y Manolete. Prueben a nombrarlo y cualquiera se echa a temblar. Toro de morfología personalísima y que les hace reconocibles ante cualquier otro encaste. Toro altos, zancudos, aspecto equino, con mucha caja, largos, que a pesar de su peso dan sensación de escurridos, con muy poco morrillo o nada en algunos casos, muy abiertos de cara, con mazorcas anchas y muy astifinos, cara muy seria, avacada y con mucho cuello. Pero si sus hechuras son únicas su comportamiento no se queda atrás. Toros complicados, inciertos, que no dejan ni el mínimo respiro al matador, que humillan poco, con mucha movilidad, que desarrollan sentido al mínimo error, que se vuelven con un giro de cuello y una rapidez insospechada, duros y peligrosos. Al menos ese es el estereotipo que cualquiera guarda en la memoria cuando piensa en uno de los ejemplares de Zahariche, la también mítica finca sevillana. 
Como es tradición en Sevilla es Miura la encargada de echar el cierre a la Feria de Abril y hoy no ha defraudado a las expectativas que siempre genera. Toros en tipo, Miuras puros, abiertos de cara, imponentes de pitones, altos y largos, con caja y un comportamiento típico de la casa, encastados, con movilidad y peligro, sin humillar, con las complicaciones propias de su sangre. Frente a ellos dos matadores sevillanos en un mano a mano de máxima expectación: Manuel Escribano y Pepe Moral, que han estado francamente bien, con dispar suerte en el sorteo puesto que al de Gerena le ha tocado el peor lote, tres toros con escasa opciones de lucimiento,  mientras el de Los Palacios se ha llevado al mejor del encierro, el cuarto, y un buen segundo para cortar una oreja a cada uno. No es de extrañar por tanto que la plaza sevillana haya registrado una magnífica entrada, casi lleno, para ver esta corrida de la ganadería sevillana en un mano a mano entre dos matadores sevillanos. Fantástico punto final para la Feria de Abril sevillana de 2018. 
Como ya he comentado, muy mala suerte la de Manuel Escribano en el sorteo, tres toros sin opciones, cuatro realmente si tenemos en cuenta que ha tenido que lidiar el sobrero como quinto bis. Pero más entrega, más disposición para hacer bien las cosas y más capacidad lidiadora no se le puede pedir. Yo creo que ha estado francamente bien, desde luego por encima del juego de su lote, y así se lo ha reconocido el público maestrante.
El primero es un toro imponente, alto, abierto de cara, muy Miura, fuertemente ovacionado de salida por su seriedad y tremenda presencia, incierto en el capote, algo muy frecuente en este encaste, con movilidad, buen galopar  pero con poca fijeza, sin permitir a Escribano lucirse en el saludo. Mete bien la cara en el caballo, buena pelea, empuja con clase, empleándose, y en banderillas sigue mostrando esa movilidad, esa velocidad endiablada que caracteriza a estos toros. Vibrante tercio de banderillas ejecutado por el propio matador a velocidad de vértigo aprovechando la inercia aunque me ha parecido que los dos primeros pares han sido un poco a toro pasado, mucho mejor el tercero, de dentro a fuera y más reunido en la cara. En cualquier caso un muy buen tercio de banderillas, lleno de emoción. Estar en su turno de quites Pepe Moral, algo que ha sido la nota dominante toda la tarde, la rivalidad en quites, tan bonita y tanto de agradecer, en uno por chicuelinas de buen trazo. Inicia la faena en los medios con un cambiado por la espalda de infarto y un molinete al que sucede un aparatoso desarme por las bestial acometida del Miura en un derrote. Es un toro con mucha movilidad y también con mucha brusquedad en su embestida, se acuesta un tanto por ambos pitones y suelta la cara, complicado, va y viene por oleadas, pegando arreones, algo que tantas veces hemos visto en esta ganadería. Lo prueba el sevillano en distintas distancias, si alarga se acentúa la brusquedad, si acorta se revuelve y corta el viaje con peligro, siempre soltando derrotes, más acusado aún por el pitón izquierdo. Mucho mérito de Escribano en aguantar y tragar los constantes tornillazos, un esfuerzo tremendo pero que no encuentra recompensa en el lucimiento ante este Miura que no permite el mínimo despiste. Mata de una entera con mucha habilidad y recibe una cariñosa ovación saludada desde el tercio. Al tercero, un toro muy ofensivo y con volumen va a recibirlo el de Gerena a porta gayola, algo frecuente en su tauromaquia pero con el añadido de que lo ha hecho con un Miura y en Sevilla, con la amplitud de la puerta de toriles que tiene, lo que hace aún más peligrosa esa suerte. Una larga cambiada espeluznante a la que siguen otras dos más al hilo de las tablas ponen La Maestranza en ebullición, más aún con el toreo a la verónica, templadas y acompasadas a un toro con ritmo y nobleza que hacen resonar los olés para rematar con una media de gran gusto. Gran ovación para el emocionante saludo a este Miura al que lleva hacia el caballo con chicuelinas al paso, bellísimas, con una suavidad exquisita. Empuja en el peto, mete bien los riñones, con bravura, apunta buenas condiciones, refrendadas en el quite suave y templado de Pepe Moral por verónicas con el toro manteniendo ritmo y calidad en la embestida. De nuevo banderillea Escribano con velocidad y emoción aprovechando la movilidad y la inercia del Miura, comprometidos pares, con un tercer par increíble, al quiebro y al violín,  pegado a las tablas, exponiendo y arriesgando al máximo entre los acordes del pasodoble "Eduardo Dávila Miura". El momento vivido es de enorme intensidad y emoción, con toda la plaza en pie ovacionando a un Manuel Escribano portentoso con le capote y los garapullos. El Miura se desplaza bien en los primeros compases, lo trata con máxima suavidad para sacarlo a los medios con gusto, despacio, sin tirones. Logra un serie templada y ligada por el pitón derecho, midiendo la altura para no someterle demasiado, ya se sabe que estos toros no humillan y como se sientan obligados y podidos enseguida sueltan la cara y se tornan complicados. Por el pitón izquierdo va pero, los naturales surgen de uno en uno, bien, pero sin ligazón. Y en un visto y no visto el toro va a menos, corta el recorrido y se defiende, diluyéndose como un azucarillo. Pisa Manuel Escribano terrenos muy comprometidos en las cercanías, se la juega pero no hay posibilidad de lucimiento. Una la´estima la poca duración de este tercero porque tenía más calidad que el resto de su lote. Está visto que todo no puede ser. Mata de entera arriba algo tendida y dos descabello y saluda otra fuerte ovación. El quinto, también se va a recibirlo a porta gayola, es devuelto a los corrales por inválido. En su lugar sale un sobrero de Miura muy abierto de pitones, una barbaridad al que también recibe a porta gayola con una larga cambiada espectacular. De nuevo resuenan los olés en el saludo capotero a la verónica, templadas, suaves, acompasadas, con clase. No humilla nada este quinto bis, asoma la cara por encima del burladero, barbea en tablas, pero sin embargo pelea con celo en el caballo. Toro con brío y movilidad al que también banderillea Escribano con enorme entrega, sobre todo el tercer par, aún más escalofriante que el anterior, sentado en el estribo, al quiebro, con la espalda apoyada en las tablas, sin espacio material para salir del encuentro, ¡pero salió!, espectacular, un milagro. De nuevo toda La Maestranza en pie ovacionando al de Gerena. No da ninguna facilidad en la muleta, echa la cara arriba, con derrotes secos al final del lance, lo intenta templar Escribano pero no obedece por ninguno de los dos pitones, se abre, descompuesto, violento, sin clase alguna. Firme, seguro y valiente Escribano, muy por encima del toro. Mata de media en buen sitio y un descabello y recibe otra cariñosa ovación en reconocimiento al tremendo esfuerzo y la disposición, además de demostrar sus dotes lidiadoras a loa largo de esta complicada tarde en la que lo ha dado todo.
La otra cara de la moneda ha sido el lote de Pepe Moral. Con el segundo, muy en Miura, abierto de cara, alto, se luce en verónicas templadas tras una larga cambiada en el tercio y una revolera como remate a los lances de recibo. Toro con movilidad y que mete bien la cara y que toma dos varas con cierta clase, empujando, hundiendo la cara bajo el peto. Sale del caballo con buen tranco y entra Escribano a su turno de quites en uno por chicuelinas bajas y suaves que el Miura toma humillando. Toro que sigue mostrando calidad y buen son al que se cuida en estos primeros tercios y que llega a la muleta con buenos augurios. Inicio d faena con torería, por bajo, muy suave para sacarlo a los medios  y empezar a torera con la diestra en buenas tandas en redondo a media altura, sin obligarle, con temple. El toro saca casta y derrota al final del muletazo por lo que Moral lo cambia de pitón y comienza a torear al natural a media altura, consintiéndole, logrando buenas tandas de naturales templados y ligados coreados con olés, y dos trincherillas de remate de auténtico cartel, gustándose. Vuelve al derecho peor el toro sigue protestando, derrota y sale suelto, apagándose poco a poco antes de una última tanda al natural con mucho sabor, muy lenta, antes de perfilarse para matar y pasaportar al Miura de un estoconazo monumental que vale una oreja de mucho mérito. El cuarto ha sido un gran toro, el mejor del encierro sin duda alguna. Se va recibirlo a porta gayola con una larga cambiada de quitar el hipo y otra junto a las tablas para torera arrebatado a la verónica a un toro impresionante de lámina y con mucha emoción en su embestida. enorme torería y facilita de Pepe Moral llevándolo al caballo, toma dos buenas varas, especialmente la segunda, magnífica de colocación, delantera, enorme Juan Antonio Carbonell, gran ovación. En banderillas no para de trotar, andarín , gazapón, incómodo, pone en complicaciones a Curro Robles y Manuel Pérez Valcarce que resuelven la papeleta con oficio, muy seguros y solventes. Se gusta Pepe Moral en el inicio de faena, por bajo, doblones suaves y templados. El toro rompe en la muleta, es pronto, humilla y saca clase, todo ello probablemente por el excelente manejo de las telas que hace gala el de Los Palacios. Le deja la muleta muerta en la cara y tira del Miura con suavidad para sacar una extraordinaria tanda en redondo con despaciosidad, gusto y calidad, adornándose en los remates por bajo, con torería. Inmensos los naturales, templadísimos, hondos y unos de pecho enormes. Gran toreo de Pepe Moral que pone la plaza patas arriba en tandas por ambos pitones con emoción, trincehrillas de ensueño e inmenso pases de pecho de pitón a rabo. Los adornos finales por bajo, muy sevillanos, destilan aromas a toreo caro y son la antesala de un estoconazo extraordinario que fulmina al toro. Fuerte petición de las dos orejas que al final se quedó en una. Y aquí puede venir cierta polémica o diversidad de pareceres. De antemano, para mi era de dos orejas, se las hubiera pedido de estar en la plaza y las hubiera concedido de ser el presidente. Ahora bien, Dª Anabel Moreno Muela que ejercía de presidente, consideró que una oreja era lo justo. Es su criterio y lo hizo conforme a los que dicta el reglamento; la primera oreja la da el público y a partir de ahí es potestad de la presidencia según su gusto o criterio. Así que lo hizo bien, no como el del sábado con Padilla o como la misma Dª Anabel hizo el pasado año con Antonio Ferrera. Otra cosa es que yo le hubiera dado una oreja por la faena y otra por la estocada, pero es opinable, por supuesto. Los motivo que se aducen para no haber concedido la segunda oreja es que al toro le faltó una tanda más para rematar la faena. Y digo yo, ¿qué culpa tuvo Pepe Moral de que esas fueran las reservas del toro si lo cuidó durante toda la lidia y lo llevó en la muleta de manera soberana?, ¿acaso las orejas se conceden al toro o al torero por cómo entiende y saca lo mejor del animal que tiene enfrente?, ¿que tardó en doblar aún teniendo un espadazo arriba y tragándose la muerte durante dos minutos?. Respeto todas las opiniones, pero sigo pensando que para mi era de dos orejas, las que le hubieran abierto la Puerta del Príncipe. El sexto la dio nulas opciones a Pepe Moral. Un toro que de salida echaba las manos por delante al que el sevillano lidió por bajo para someter las brusquedades y arreones del Miura. Echa la cara muy  arriba, tanto que llega al muslo del picador y al cuello del caballo en el tercio de varas en una fea pelea, haciendo sonar el estribo, sin emplearse. José Chacón y Valcarce cuajan un brillante tercio d banderillas ante un toro con complicaciones evidentes, cuadrando y clavando en la cara, enormes, con gran riesgo, especialmente el tercer par de Chacón, superlativo, candidato a premio, asomándose al balcón, ¡y menudo balcón, madre mía!. Tuvo que desmonterarse para responder a la atronadora ovación d una plaza puesta en pie. En la muleta no tuvo absolutamente nada este Miura. Sin recorrido, echa la cara arriba, derrota, repone, no se deja hacer, mucho peligro. Lo intenta Pepe Moral, le pone la muleta en la cara, muy bien, le tapa, pero nada de nada, el Miura a lo suyo, a soltar la cara y tratar de herir. Muy valiente y voluntarioso jugándosela de verdad ante un toro que traga más mondos el primer muletazo, al segundo se revuelve y al tercero solo piensa en coger al matador con ese giro de cuello brusco característico de este encaste. Un pinchazo y una entera acaban con el último toro de este precioso abril sevillano que cada año se espera con ansiedad porque es una auténtica delicia saborear el toreo como se hace en La Maestranza. 
Tiempo habrá de hacer balances más allá de Juli y Orgullito, máximos triunfadores del ciclo, pero creo que ha sido una feria de sobresaliente. Al menos a mi me lo ha parecido.

Antonio Vallejo

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