No empezaba bien la tarde, la verdad es que pintaba realmente mal. Triste, realmente deplorable el aspecto deshabitado de los tendidos de Las Ventas, media entrada justita y siendo generosos, algo impropio de la primera plaza del mundo en la feria más importante del mundo. ¿La razón?, muy simple. Pudiendo renunciar a cinco corridas de toros del abono como es el caso de este año, ¿qué abonado en su sano juicio duda en desprenderse de un cartel con toros de Saltillo para Octavio Chacón, Esaú Fernández y Sebastián Ritter?. Con todo mi respeto, no es una corrida propia para San Isidro. Puede encajar en cualquier domingo de la temporada, pero no hoy. Además creo que es hacerles una auténtica putada (con perdón pero me sale así) a estos tres jóvenes que lo que necesitan son triunfos ofreciéndoles lo que nadie quiere matar sabiendo que vana a decir que sí a lo que les pongan porque está cargados de ilusión y necesidad. Me parece incluso un juego sucio. Los últimos precedentes de Saltillo en Madrid no invitan precisamente al optimismo y los tres matadores no constituyen un atractivo especial ni para el aficionado ni para el gran público. Se nos prometieron carteles rematados tarde tras tarde, todos con atractivos, una feria distinta y revolucionaria que iba a terminar de un plumazo con las corridas de línea media y baja que tanto se han criticado durante años. Yo mismo dejé esta corrida cuando renové mis abonos, no me atraía lo más mínimo y si esta tarde he ido a Las Ventas ha sido porque una persona ha tenido el detalle de invitarme, porque sé que se ha tomado la molestia y para él ha supuesto un esfuerzo conseguirme una invitación, porque también sé que le hacía ilusión que fuera a esta corrida, aunque tantas veces hemos hablado de la nula fe que tengo en este hierro, y sobre todo por una cuestión básica de educación y cortesía hacia quien tiene el detalle de invitarte, es lo mínimo. Pero interés y esperanzas, ninguna. ¡Si solo ver el paseíllo ya era presagio de lo que nos esperaba!. Ninguno de los tres matadores son, por desgracia, d los que suman muchos contratos a lo largo de la temporada. El gaditano Chacón sumó diez tardes en 2017, el sevillano Fernández cuatro y el colombiano Ritter tan solo dos, pero al menos alguien debiera decirle a Esaú que el paseíllo no es una carrera d velocidad a ver quien llega el primero a la barrera, que no hay que cumplimentar al presidente y quitarse el capote de paseo como si se tratara de marcar un tiempo de récord mientras sus oboes dos compañeros de terna aún está a mitad de camino. Hay que cuidar un poco más la liturgia de la tauromaquia, algo importantísimo, hay que decirles a estos toreros que cuentan con pocas actuaciones que las formas son muy importantes, que se empieza a ser torero por ahí y que el paseíllo tiene su sentido y significado, que no es un mero trámite y debe guardar unas normas y cumplir unas reglas. Dicen los gitano que no quieren buenos comienzos para sus hijos. Visto el resultado de la corrida de hoy me quedo más con ese refrán que dice que lo mal empieza mal acaba.
Una corrida que también ha mostrado las vergüenzas y la falta de criterio y rigor de ese sector que tan pomposamente se considera "torista" y "purista". Hoy todo valía, estaban con una de esas ganaderías que protegen y a la que le pasan y perdonan todo. Una corrida que en cuanto a presencia y presentación a mi me ha parecido magnífica, las cosas como son, muy en tipo cinco de los seis astados lidiados, buenas hechuras, bonita lámina, cinco muy parejos en cuanto a caja, cárdenos , proporcionados, bajos, recogidos, en cuanto a peso, los cinco entre 499 y 528 Kg, y cornamenta, cortos pero serios, muy astifinos, abiertos de cara, ligeramente vueltos de pitón, con el hocico característico. Es decir, cinco auténticos saltillos en cuanto a fenotipo entre los que destaco al sexto por encima de todos, un torazo, precioso, imponente dentro de la armonía, con mucho trapío para mi gusto. En el otro extremo ha habido uno que para mi ha roto la armonía del encierro, el cuarto, 607 Kg, alto, grandón , basto, largo, exagerado de pitones, en mi opinión totalmente fuera de tipo. Por ahí nada que objetar a Saltillo, aunque debo decir que toros de otros hierros y otros encastes han salido a la plaza con hechuras iguales y mucho mejores, con ese trapío y mucho más y se les ha silbado, se les ha gritado lo de "toros, toros", les han cantado lo del "miau", etc, etc. Es decir, las miserias de la incongruencia de algunos que quieren imponer sus gustos y caprichos.
Ahora bien, si tenemos que analizar el juego y el comportamiento de los toros de Saltillo hay que empezar a comprarse cajas y cajas de antidepresivos porque si esto es lo que el turismo y el purismo quiere imponer creo eu voy a aficionarme a las carreras de galgos o a la pesca en aguas tranquilas. A excepción del primer toro una corrida infumable, absolutamente imposible, sin casta alguna, mansa ( segundo, tercero, cuarto y quinto lo han sido y d esolemnidad), sin un átomo de clase y que lo único que tenía era peligro, mucho, pero un peligro no de bravura sino de alimaña, un espectáculo más propio del circo romano que de una plaza de toros en el siglo XXI, algo por cierto alimentado por el comportamiento grotesco de cierto sector que recordaba a la turba romana pidiendo sangre. Se las prometeían muy felices tras la muerte del primero, un toro bueno, sí, pero no tanto como nos han hecho creer, premiado con una vuelta al ruedo que considero totalmente excesiva y desmesurada, pedida por un 7 puesto en pie vociferando, casi amenazando con un altercado si el presidente no sacaba el pañuelo azul. Y este ha claudicado y ha premiado a ese toro con una vuelta al ruedo triunfalista, ellos que tanto lo criticaban ayer, eso sí es triunfalismo. Los cinco restantes de Saltillo s eresumenfácil y voy. a ahorrarme el tedio que supondría repetir cinco veces lo mismo. toros que no han servido en el capote, que se frenaban, sin recorrido, soltando la cara, de humillación no hemos sabido en toda la tarde, que si han lucido algo ha sido cuando los matadores y los subalternos les han bajado el capote y les han lidiado algo a la antigua, pero sin entregarse en ningún momento y, por supuesto, sin permitir lo mínimo que tuviera lucimiento o emoción. En cuanto al caballo rugían algunos para que los colocaran largos, ¿para qué?. Pero si cuatro han sido mansos y no querían ver al caballo ni en pintura, pero si en cuanto han sentido el puyazo han salido rebotado, despavoridos, huyendo, hacia las tablas, barbeando, mostrando querencia desde que asomaban por la puerta de chiqueros. Pero daba igual, lo importante es que se arrancara aunque luego la pelea fuera horrible, con eso estaban contentos algunos. Y el que no ha manseado se ha dejado pegar sin más, sin entrega. Ni en banderillas hemos podido asistir a buenos pares. Toros reservones, que esperaban, que cortaban y apretaban hacia dentro, siempre con la cara alta. Enorme compromiso y oficio el de TODOS los banderilleros para al menos colocar los palos, y me da igual que a veces tuvieran que clavar de uno en uno, otra cosa era totalmente imposible y jugarse la vida sin sentido es absurdo. Auténticas alimañas. Sí merece la pena destacar el extraordinario tercer par que Vicente Ruíz ha colocado al cuarto de la tarde, de poder a poder, jugándosela a cara de perro, de fuera a dentro, casi sin espacio para escapar ante un toro que medía y buscaba. La ovación para el buen torero de plata ha sido tremenda, tanto que aunque se resistía al final ha tenido que saludar montera en mano. Y en la muleta, pus como el título, más de lo mismo. Toros que se movían, vale, pero que iban de un lado a otro sin ningún criterio, a oleadas, pegando arreones, camuflando su falta de bravura con aspereza y brusquedades, sin recorrido, soltando la cara, auténticos hachazos embestida descompuesta, eso si no era recta y buscando el cuerpo del torero, reponedores, siempre mirando y midiendo, alimañas que tan solo tenía peligro y a las que era imposible darles ni un muletazo, alimañas cuya única lidia posible era machetear por bajo para tratar de someter esa violencia que encerraban, una lidia a la antigua, retrotrayéndonos a tiempo pretéritos, en las antípodas de lo que es el toreo actual. Pero, ¡Ay amigos! si los tres toreros hacen eso les había caído de todo, les hubieran machacado con constantes protestas y reproches, que si no s cruzan que si no sé qué, y seguro que al final les hubieran dicho una de sus frases favoritas: "se ha ido sin torear". Bueno, es que realmente a uno de ellos se lo han dicho, ¡hace falta ser burro!. Así han ido desfilando uno tras otro para destapar una otra vez las mentiras del falso torismo y el falso purismo, hoy callado, viendo como sus toros protegidos daban una penosa imagen, indigna, frente a la firmeza, la dignidad, el compromiso y la valentía de tres jóvenes toreros que se han jugado lavada de verdad porque lo necesitan para salir adelante en esa dura profesión, tres toreros que han dado la cara y que han tragado y aguantado carros y carretas, que hace estado muy por encima de las alimañas intoreables: Esaú Fernández, Sebastián Ritter y Octavio Chacón, este último especialmente en una tarde de verdadera importancia para el gaditano.
Ha sido en el primer toro, el único que ha valido, que ha salido frenándose en el capote, sin querer saber nada. Con maestría se lo saca a los medios el gaditano andándole hacia atrás, con el capote bajo, lidiando con suavidad, ganando terreno a un toro que parece que humilla para rematar con una muy buena media verónica cargada de sabor. Lo deja muy largo en el caballo y el Saltillo se arranca en largo en tres puyazos para regocijo del 7, alborotado, enloquecido, quizás incluso con la vista algo nublada, cegada, a lo mejor sin darse cuenta que no era todo lo que relucía, que la movilidad no era tanta bravura, que la cara no iba tan baja, que se dejaba pegar pero sin entregarse a fondo, saliendo del caballo con la cara alta, igual que en banderillas, la cara a media altura sin acabar de humillar, pares con oficio de Miguel Ángel Sánchez y Alberto Carrero. Por cierto, precioso el quite por delantales de Chacón al probarlo tras los puyazos, delantales templados cargados de gusto y otra media de cartel. Inicia el trasteo por bajo, el toro se desplaza, inicia el viaje con la cara abajo pero no termina de rematar y la levanta a medio muletazo. Los primeros olés se hacen oír. El único pitón del toro es el derecho, no hay que olvidarlo. Por el izquierdo no ha tenido ni medio pase, a la defensiva, soltando la cara, arreones, imposible a todas luces. Luego la faena s esa limitado al oreo en redondo, con dos series magníficas al inicio de faena, adelantando la muleta, con el toro que mete la cara bien, humilla, pero a medio pase la levanta y termina a media altura. Series muy templadas, con Chacón perfectamente colocado, llevando muy toreado al saltillo, la mano baja mientras se lo permitía, series ligadas y con transmisión, pero el toro ha aguantado dos, a la tercera ya ha bajado el pistón. Muy firme y seguro el gaditano, además rematando esta s series con un magnífico cambio d emanó y uno de pecho realmente bueno. A partir de la tercera serie el toro ha comenzado a defenderse algo, muletazos menos limpios y algún que otro enganchó a la muleta cuando soltaba la cara. Sensacional en ese momento Chacón al ponerle la muleta en la cara y taparle mucho, así ha conseguido otra tanda más en redondo con enorme mérito. Con el toro ya muy parado finaliza con doblones por bajo y otra trincherilla torera para perfilarse y entrar a matar dejando una entera algo trasera pero más que suficiente para pasaportar a este de Saltillo que vende cara su vida y aguanta en pie tragándose la muerte. Finalmente dobla y el 7, loco de alegría, pide con auténtico clamor la vuelta al ruedo a este toro, para mi excesiva y triunfalista en su regocijo torista. Toro bueno sí, bastante, también, para aplaudirlo en el arrastre, totalmente de acuerdo, que solo ha tenido un pitón, que tampoco ha tenido mucha duración en la muleta y que, aunque haya entrado tres veces al caballo no ha hecho una pelea de auténtico bravo. En definitiva, que como era el primero y, sinceramente creo que para su sorpresa ha sido un toro bueno y que se ha dejado hacer cosas, algunos se han venido arriba y se han pasado pidiendo una vuelta al ruedo que, dicho sea de paso, es más de plaza de pueblo que de Madrid. Luego han ido desfilando uno tras otro los cinco restantes y han puesto a cada uno en su sitio.
Después de visto lo de hoy de Saltillo y de lo que viene para los próximos días me reafirmo en lo que es ese "torismo", más de lo mismo.
Antonio Vallejo
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