Lo decía el domingo al escribir la última entrada de lo que ha sido este San Isidro 2018. Cuando el 8 de mayo las puertas de Las Ventas se abrían este nuevo ciclo parecía que no tenía fin, pero ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Adiós al ciclo más largo de la historia, adiós a 34 tardes de toros en las que ha habido de todo, adiós a las emociones y a las decepciones, adiós a los triunfos y a los fracasos, adiós a las ovaciones y a los reproches, adiós a lo que cada uno ha vivido y sentido durante estas maravillosas tardes de toros que nos han tenido abducidos y que cada año esperamos con auténtica impaciencia. San Isidro 2018 es ya historia, ahora es momento de analizarlo, hacer balances y sacar conclusiones, que creo que hay muchas y de todo tipo. De hecho ya salieron el mismo domingo los premios que, podríamos decir, se consideran oficiales, los que otorga la empresa, Plaza 1, y que seguro que todos conocen de sobra esta alturas. Pero por si acaso aquí se los dejo:
Triunfador de la Feria: Alejandro Talavante
Mejor faena: Julián López "El Juli"
Mejor novillero: Francisco de Manuel
Mejor rejoneador: Diego Ventura
Torero revelación: Octavio Chacón
Mejor estocada: Luis Bolívar
Mejor picador: Agustín Navarro
Mejor brega: Ángel Otero
Mejor banderillero: Fernando Sánchez
Mejor toro: Chaparrito, de Adolfo Martín
Mejor ganadería: Nuñez del Cuvillo
Triunfador de la Feria: Alejandro Talavante
Mejor faena: Julián López "El Juli"
Mejor novillero: Francisco de Manuel
Mejor rejoneador: Diego Ventura
Torero revelación: Octavio Chacón
Mejor estocada: Luis Bolívar
Mejor picador: Agustín Navarro
Mejor brega: Ángel Otero
Mejor banderillero: Fernando Sánchez
Mejor toro: Chaparrito, de Adolfo Martín
Mejor ganadería: Nuñez del Cuvillo
La verdad es que es muy difícil para mi arrancar el resumen de lo que para mi ha sido este ciclo, no sé bien por donde empezar, son muchas las ideas, las imágenes, los recuerdos, los pensamientos, los sentimientos que se me viene a la cabeza y no sé bien cómo ordenarlos. Después de darle unas cuantas vueltas a la cabeza he decidido empezar por lo negativo, por lo que menos me ha gustado, y así acabar con lo bueno, igual que una gran faena, de menos a más, que nos deje un buen sabor de boca y un recuerdo agradable.
Si hay algo que ha marcado este San Isidro y por lo que creo que vamos a recordarlo por muchos años va a ser por el tiempo, por la incesante lluvia que ha caído día sí y día también, a veces auténticos diluvios. si mis cuentas no fallan han sido 21 los días en que el agua ha estado presente con mayor o menor intensidad, ¡qué hartura!, con los paraguas, gabardinas, gorros y todo cuanto pudiera resguardarnos de la maldita lluvia, aunque en ocasiones fuera inaguantable y tuviéramos que acabar refugiados en los corredores de la plaza. Eso y el frío, ni un solo día de calor, sumamente desagradable, aunque por desgracia eso es un factor del que nadie tiene la culpa, ni la empresa, ni los ganaderos, ni los toreros. Es así y ya está, unos años llueve, otros, como el pasado, hace un calor sofocante, porque clima varía de toda la vida, y ni nos vamos a desecar ni nos vamos a ahogar, habrá de todo, aunque esto suene hoy en día políticamente incorrecto, pero es así y así seguirá siendo. Seguro que este ha sido un factor importante que ha restado público a la plaza, otro de los aspectos negativos de este ciclo, la pobre entrada que durante muchas tardes se ha registrado, demasiadas con media plaza o poco más, y solo siete llenos de los de siempre, con el cartel de "no hay billetes". pero no ha sido el único factor que ha influido en esta pobre entrada ni el más importante. Decíamos antes de comenzar la feria que era demasiado larga y ese excesivo metraje entraña un gran riesgo. ese riesgo es cómo se llenan tantas tardes dando los atractivos y reclamos suficientes a los aficionados. En mi opinión ha sido un ciclo de perfil medio-bajo que ha tenido auténtico eco solo cuando las figuras se han asomado. Esos días han sido los de lleno, el resto, mucho, demasiado cemento a la vista. Debiera servir para que la empresa reflexione a la hora de diseñar futuros ciclos, menos festejos y más rematados, con ganaderías bien elegidas y más presencia de las figuras. Por desgracia ni en el campo bravo hay reses suficientes para llenar con las garantías que exige la primera plaza del mundo un ciclo de tantos festejos continuados ni el escalafón permite confeccionar carteles con la calidad y el atractivo que se debe exigir en la primera feria del mundo. Y por último, y para acabar con lo negativo, un problema de enorme gravedad y que debe resolverse lo antes posible. No puede ser que Las Ventas, el centro del planeta taurino tenga un palco como el que tiene. Son cuatro los presidentes que roban en ese cargo a lo largo de la temporada y es lógico que cada uno tenga su punto de vista y su gusto como aficionado, si lo son. Sería ideal que hubiera una cierta uniformidad de criterio a la hora de conceder trofeos, me refiero por supuesto a segundas orejas, rabos y vueltas al ruedo para los toros, porque la primera, sí o sí, es del público. ¿Es difícil?, bueno, puede que sí, pero no pasa nada si se reúnen y tratan de unificar algunos criterios. repito, será lo ideal pero entiendo que es complicado porque cada uno es de su padre y de su madre y ve la Fiesta a su una manera. Lo que no tiene un pase es que no apliquen el reglamento correctamente, eso es inadmisible. Si es por desconocimiento, grave, si es por su capricho, de juzgado de guardia. No puede ser que un calienta-asiento del palco niegue una oreja a Fortes con una petición unánime, por mucho que él crea que la espada no estuviera bien o que la faena no le gustase, no puede ser que a Octavio Chacón le negara otra pedida por mayoría clamorosa con Asturdero, el primero de Saltillo, no puede ser que a ese mismo toro le concediera una vuelta al ruedo que tan solo pidieron una docena o una veintena de espectadores de un tendido concreto vencidos por el triunfalismo torista mientras el resto de aficionados contemplábamos el desaguisado con estupor, no puede ser que se devuelva a los corrales a un toro por manso, muy manso, a lo mejor hasta el más manso de la historia, pero al que ni tan siquiera se le llevó al caballo, es más, ni salieron los picadores al ruedo. Una auténtica vergüenza lo del palco y lo de sus asesores, tanto el veterinario como el artístico, que está ahí para algo y que al final siempre se van de rositas. Una vergüenza que pide a gritos una solución, o al menos que aquel que viola el reglamento a sabiendas o por desconocimiento tenga una sanción ejemplar y no vuelva a pisar el palco en su vida.
En definitiva, que en lo negativo hay algo incontrolable que es la climatología y que al igual que este año ha llovido, ha hecho frío y ha habido viento, vendrá otros que serán secos y de calor y otros que ni chicha ni limoná, como ha sido toda la vida y seguirá siéndolo, pero para los otros dos aspectos más negativos de este ciclo 2018 sí que tenemos la solución en nuestras manos, solo hay que querer aplicarla.
Vamos ya a lo que de verdad importa , a lo estrictamente taurino, al análisis y el balance de lo que para mí ha sido este San Isidro tan largo. Para abrir boca el frío dato de las orejas cortadas, un total de 36, que no está nada mal, incluyendo las de los festejos de rejones, y un rabo, el de Diego Ventura al cuarto de Los Espartales el día 9 de junio y que ahí queda para la historia más allá de la polémica. Dato positivo sin duda alguna, con todos los matices y los peros que podamos poner. Es cierto que algunas se han concedido con un criterio más generoso pero no es menos cierto que otras que debieron haberse concedido no se hizo, por lo que la cifra final tampoco creo que hubiera variado mucho. ¿Que algunos piensan que el público ha sido benevolente a la hora de agitar sus pañuelos?. Pues no lo sé, pero lo ha hecho y el reglamente es claro. A lo mejor lo ha hecho porque lo que ha visto le ha gustado o a lo mejor lo ha hecho porque muchos estamos hartos, hasta las mismísimas narices y otro sito más ordinario que está a la altura de la ingle, de la prepotencia de un minúsculo grupo de un tendido concreto que se cree que puede imponer sus caprichos a todo el mundo, los únicos que saben lo que está bien y lo que está mal y que cada día meten la pata con más frecuencia.
En el apartado ganadero creo que ha sido una feria en la que, por fin, se ha visto a un toro más en tipo, algo que desde hace años no veíamos. Parece que pueden quedar atrás esos tiempos en los que el elefantoro, el toro mastodóntico, masas de carne con cuernos exagerados salían una tarde sí y otra también. Algo hemos ganado con toros más en tipo, más vareados pero perfectamente presentados en su inmensa mayoría y con mucha seriedad, aunque sin estridencias. Un dato que quizás parezca anecdótico pero que creo que dice mucho: tan solo cuatro toros han sido devueltos a los corrales, y uno mal hecho porque era manso. El año que recuerdo con menos trabajo para Florito. Quizás tan solo las corridas de El Pilar, Las Ramblas, Pedraza de Yeltes y Dolores Aguirre fueron las que presentaron a los toros más grandes y más cargados de kilos y así salieron, de lo peor. El premio al mejor toro de la feria se lo ha llevado Chaparrito, de Adolfo Martín, pero en mi opinión hubo otro de Alcurrucén y de nombre Licenciado al que Juli cuajó la mejor faena de la feria y que fue mejor. Un toro de extraordinaria clase, encastado, exigente para el matador y que respondió a la exigencia de Juli humillando, embistiendo siempre largo y por bajo, tanto como la muleta que el madrileño arrastraba a cada pase, un toro con duración en una faena larga y rotunda, con ritmo de principio a fin por ambos pitones. Y ha habido otros grandes toros, unos cuantos, pero voy a destacar otros cuatro que me han parecido más sobresalientes. Empiezo por Ombú, de Juan Pedro Domecq, lidiado por Luis David Adame, un toro bravo y de enorme clase que en el caballo hizo posiblemente la mejor pelea, pero a ver quién se atreve a dar un premio al mejor tercio de varas con un juampedro. Sigo con Hechizo, sensacional toro de Fuente Ymbro lidiado por Román, Cuba II, un torazo de Puerto de San Lorenzo con el que Paco Ureña dejó escapar una oportunidad de oro para por fin rematar en Madrid, y por último Cacareo, un sensacional toro de Nuñez del Cuvillo con el que Talavante soñó el toreo. De lo que no hay discusión posible es que Cuvillo ha sido la ganadería triunfadora de la feria y visto lo que hemos visto tampoco hay duda que el petardazo torista ha sido mayúsculo. La última semana la han salvado Adolfo y Victorino Martín, si no es por esos dos hierros, fracaso absoluto. Insisto una vez más, todos los encastes son necesarios, pero hay que saber dónde y cómo colocarlos. Se repite un año tras otro el mismo error, la semana "torista" cada vez interesa menos, y eso es porque año tras año son un fiasco. Quizás una fórmula sería confeccionar una o dos tardes con esos hierros y un par de cada uno de ellos en cada tarde, en una línea tipo concurso de ganaderías si se quiere, dándoles cabida en San Isidro y otras tardes fuera del ciclo. Es solo una idea pero la empresa sabrá mucho mejor lo que le conviene. Al fin y al cabo yo solo lo veo como simple aficionado con mis gustos y apetencias.
En el capitulo de matadores tampoco hay duda en proclamar a Alejandro Talavante como gran triunfador con sus tres tardes, dos firmadas y una tercera en sustitución de Paco Ureña. Pero más allá de este galardón creo ue ha sido la feria de las figuras, claramente. Todas, absolutamente todas han dado la cara y han sobresalido. Talavante a hombros y otro día casi si no es por los aceros, Juli portentoso con los alcurrucenes, cuajando una faena divina, plena de mando, poder, temple torería, demostrando que está en un estado magistral y en figurín del toreo, Manzanares sublime, elegancia, clase y gusto natural, Cayetano todo raza y mucho arte, además de una templanza y un señorío sin igual haciendo callar a los gruñidos del 7, Roca Rey en su línea, brutal, una fiera, desafiando la valor y al riesgo pero cada vez con más temple y calidad, y Castella, ¡qué decir del francés!, una lección de pundonor y vergüenza torera tras ser volteado de manera espeluznante con el capote para cuajar una gran faena y tirarse a matar como si no hubiera mañana para cortar dos orejas de ley. Pero hay un nombre por encima de todos, Enrique Ponce. Merecería un premio especial, aparte de todos, por lo que hizo la tarde del 30 de mayo con la corrida de Garcigrande. Lección de lo que es ser el número uno durante 28 años, lección de compromiso, de entrega, de responsabilidad máxima, la que exige su status, jugándose la vida de verdad, sin engaño alguno ante un toro imposible y con mucho peligro, poniéndose como si fuera un novillero que empieza y que tiene que ganarse los contratos, cuajando previamente una faena marca de la casa a un toro que no decía nada pero al que le de Chiva hizo casa que pareciera bueno, sin necesidad de exponer lo que expuso , solo con un único fin , dejar patente una vez más que vive por y para la Fiesta, que es torero dentro y fuera de la plaza, que su figura traspasa las paredes de las plazas de toros y transciende por encima del tiempo y las épocas, figura de leyenda, torero eterno, siempre MAESTRO PONCE.
Uniendo este análisis de las figuras que han llenado la plaza con la confección de los carteles, llama la atención ver que los únicos que a priori tenían firmadas tres tardes eran Juan Bautista, Román y Ureña. El galo ha tenido un paso discurso por este San Isidro, pulcro y aseado, muy técnico, tiene mucha facilidad ante los toros, Román cae que aún tiene que crecer para alcanzar esa posición de privilegio y Paco Ureña me ha dejado la misma sensación de siempre, torea muy de verdad, no hay duda, pero para mi le sobra cierta sobreactuación en sus gestos, le veo a veces demasiado forzado, falto de naturalidad, incluso feo en la composición de la figura, siempre con un rictus de angustia y una expresión de excesivo "agobio". un torero que no acaba de rematar en Madrid y que cuenta de momento, con el favor del público, especialmente ese sector "purista" que de hasta ahora le ha permitido mucho más que a otros y que le tiene como "su" torero, su consentido, pasándole por alto algunos defectos. Frente a eso he echado de menos máyor presencia de Manzanares, Juli y Ponce, una tarde más cada uno de ellos. Toda la vida quien copaban el máximo de carteles en San Isidro han sido las figuras, alternando junto al resto del escalafón. Vuelvo a lo dicho, menos carteles y más rematados creo que impulsarían más a próximos sanisidros.
Otra cosa que me ha llamado la atención es que no ha habido ningún matador que haya salido catapultado hacia lo que resta de temporada. el trampolín de San Isidro no ha sido aprovechado por la clase media. Tan solo Fortes tras su injusticia la tarde de Pedraza de Yeltes, Octavio Chacón que se la jugó y estuvo fenomenal con Saltillo , Luis David Adame con los juampedros y Luis Bolívar con Escolar tirándose a matar casi de manera suicida tras una muy buena faena creo que salen reforzados de este ciclo. Y junto a ellos un Alberto López Simón que parece que vuelve por sus fueros, aquel toreo vertical y emocionante que le hizo abrir tres tardes la Puerta Grande de Madrid y que este año ha vuelto cruzar a hombros la tarde del 25 de mayo al cortar una oreja a cada uno de sus toros de Nuñez del Cuvillo. Una gran alegría volver a ver al madrileño de nuevo con ilusión tras unos meses de muchas dudas. Ojalá esta recuperación sea total y le veamos de nuevo en la senda de los triunfos a los que nos tenía acostumbrados.
Para terminar con esta visón tan personal de San Isidro hay algo que este año me ha parecido extraordinario: los toreros de plata. Una tarde tras otra han estado monumentales, tanto en la brega como en banderillas, rayando a una altura estratosférica. El elenco ha sido descomunal, empezando por una terna que ha toreado creo que la friolera de ocho tardes cada uno: Miguel Martín, José Chacón y Rafael González. Junto a ellos auténticas figuras de plata como Fernando Sánchez, Curro Vivas, Angel Otero, Iván García, Javier Ambel, Víctor Hugo Saugar "Pirri", "El Sirio", David Adalid, José Manuel Montoliú, y un larguísimo etcétera de nombres de auténtico lujo que cada día nos han hecho vibrar con pares de una autenticidad tremenda y una brega perfecta sin un capotazo d más o cambiando a los toros de terreno a punta de capote con auténtica maestría y torería. ¡Olé por todos esos grandes toreros de plata!, que nos está haciendo disfrutar de un momento de oro en ese capítulo tan relevante para la lidia.
Y un último apunte. Solo un torero ha sido desgraciadamente coreando, El Cid, ya la final de la feria, en la corrida de Adolfo Martín. Muchos han sido los sustos, muchas la volteretas, varios palizones que te contraían el corazón, pero el capote de San Isidro ha estado al quite y ha evitado males mayores. Lo mejor de la fiesta es el triunfo y lo peor es la tragedia. Gracias a Dios hemos tenido bastante de lo primero y nada de lo último en este San Isidro que ya es historia. Gracias a todos los que han compartido conmigo estos día tan intensos, para mi ha sido un honor poder transmitir la pasión y el sentimiento que genera el toreo y tan solo espero no haber aburrido y en el mejor de los casos haberles hecho pasar un rato agradable con la lectura de este blog. Muchas gracias, amigos.
Antonio Vallejo
Si hay algo que ha marcado este San Isidro y por lo que creo que vamos a recordarlo por muchos años va a ser por el tiempo, por la incesante lluvia que ha caído día sí y día también, a veces auténticos diluvios. si mis cuentas no fallan han sido 21 los días en que el agua ha estado presente con mayor o menor intensidad, ¡qué hartura!, con los paraguas, gabardinas, gorros y todo cuanto pudiera resguardarnos de la maldita lluvia, aunque en ocasiones fuera inaguantable y tuviéramos que acabar refugiados en los corredores de la plaza. Eso y el frío, ni un solo día de calor, sumamente desagradable, aunque por desgracia eso es un factor del que nadie tiene la culpa, ni la empresa, ni los ganaderos, ni los toreros. Es así y ya está, unos años llueve, otros, como el pasado, hace un calor sofocante, porque clima varía de toda la vida, y ni nos vamos a desecar ni nos vamos a ahogar, habrá de todo, aunque esto suene hoy en día políticamente incorrecto, pero es así y así seguirá siendo. Seguro que este ha sido un factor importante que ha restado público a la plaza, otro de los aspectos negativos de este ciclo, la pobre entrada que durante muchas tardes se ha registrado, demasiadas con media plaza o poco más, y solo siete llenos de los de siempre, con el cartel de "no hay billetes". pero no ha sido el único factor que ha influido en esta pobre entrada ni el más importante. Decíamos antes de comenzar la feria que era demasiado larga y ese excesivo metraje entraña un gran riesgo. ese riesgo es cómo se llenan tantas tardes dando los atractivos y reclamos suficientes a los aficionados. En mi opinión ha sido un ciclo de perfil medio-bajo que ha tenido auténtico eco solo cuando las figuras se han asomado. Esos días han sido los de lleno, el resto, mucho, demasiado cemento a la vista. Debiera servir para que la empresa reflexione a la hora de diseñar futuros ciclos, menos festejos y más rematados, con ganaderías bien elegidas y más presencia de las figuras. Por desgracia ni en el campo bravo hay reses suficientes para llenar con las garantías que exige la primera plaza del mundo un ciclo de tantos festejos continuados ni el escalafón permite confeccionar carteles con la calidad y el atractivo que se debe exigir en la primera feria del mundo. Y por último, y para acabar con lo negativo, un problema de enorme gravedad y que debe resolverse lo antes posible. No puede ser que Las Ventas, el centro del planeta taurino tenga un palco como el que tiene. Son cuatro los presidentes que roban en ese cargo a lo largo de la temporada y es lógico que cada uno tenga su punto de vista y su gusto como aficionado, si lo son. Sería ideal que hubiera una cierta uniformidad de criterio a la hora de conceder trofeos, me refiero por supuesto a segundas orejas, rabos y vueltas al ruedo para los toros, porque la primera, sí o sí, es del público. ¿Es difícil?, bueno, puede que sí, pero no pasa nada si se reúnen y tratan de unificar algunos criterios. repito, será lo ideal pero entiendo que es complicado porque cada uno es de su padre y de su madre y ve la Fiesta a su una manera. Lo que no tiene un pase es que no apliquen el reglamento correctamente, eso es inadmisible. Si es por desconocimiento, grave, si es por su capricho, de juzgado de guardia. No puede ser que un calienta-asiento del palco niegue una oreja a Fortes con una petición unánime, por mucho que él crea que la espada no estuviera bien o que la faena no le gustase, no puede ser que a Octavio Chacón le negara otra pedida por mayoría clamorosa con Asturdero, el primero de Saltillo, no puede ser que a ese mismo toro le concediera una vuelta al ruedo que tan solo pidieron una docena o una veintena de espectadores de un tendido concreto vencidos por el triunfalismo torista mientras el resto de aficionados contemplábamos el desaguisado con estupor, no puede ser que se devuelva a los corrales a un toro por manso, muy manso, a lo mejor hasta el más manso de la historia, pero al que ni tan siquiera se le llevó al caballo, es más, ni salieron los picadores al ruedo. Una auténtica vergüenza lo del palco y lo de sus asesores, tanto el veterinario como el artístico, que está ahí para algo y que al final siempre se van de rositas. Una vergüenza que pide a gritos una solución, o al menos que aquel que viola el reglamento a sabiendas o por desconocimiento tenga una sanción ejemplar y no vuelva a pisar el palco en su vida.
En definitiva, que en lo negativo hay algo incontrolable que es la climatología y que al igual que este año ha llovido, ha hecho frío y ha habido viento, vendrá otros que serán secos y de calor y otros que ni chicha ni limoná, como ha sido toda la vida y seguirá siéndolo, pero para los otros dos aspectos más negativos de este ciclo 2018 sí que tenemos la solución en nuestras manos, solo hay que querer aplicarla.
Vamos ya a lo que de verdad importa , a lo estrictamente taurino, al análisis y el balance de lo que para mí ha sido este San Isidro tan largo. Para abrir boca el frío dato de las orejas cortadas, un total de 36, que no está nada mal, incluyendo las de los festejos de rejones, y un rabo, el de Diego Ventura al cuarto de Los Espartales el día 9 de junio y que ahí queda para la historia más allá de la polémica. Dato positivo sin duda alguna, con todos los matices y los peros que podamos poner. Es cierto que algunas se han concedido con un criterio más generoso pero no es menos cierto que otras que debieron haberse concedido no se hizo, por lo que la cifra final tampoco creo que hubiera variado mucho. ¿Que algunos piensan que el público ha sido benevolente a la hora de agitar sus pañuelos?. Pues no lo sé, pero lo ha hecho y el reglamente es claro. A lo mejor lo ha hecho porque lo que ha visto le ha gustado o a lo mejor lo ha hecho porque muchos estamos hartos, hasta las mismísimas narices y otro sito más ordinario que está a la altura de la ingle, de la prepotencia de un minúsculo grupo de un tendido concreto que se cree que puede imponer sus caprichos a todo el mundo, los únicos que saben lo que está bien y lo que está mal y que cada día meten la pata con más frecuencia.
En el apartado ganadero creo que ha sido una feria en la que, por fin, se ha visto a un toro más en tipo, algo que desde hace años no veíamos. Parece que pueden quedar atrás esos tiempos en los que el elefantoro, el toro mastodóntico, masas de carne con cuernos exagerados salían una tarde sí y otra también. Algo hemos ganado con toros más en tipo, más vareados pero perfectamente presentados en su inmensa mayoría y con mucha seriedad, aunque sin estridencias. Un dato que quizás parezca anecdótico pero que creo que dice mucho: tan solo cuatro toros han sido devueltos a los corrales, y uno mal hecho porque era manso. El año que recuerdo con menos trabajo para Florito. Quizás tan solo las corridas de El Pilar, Las Ramblas, Pedraza de Yeltes y Dolores Aguirre fueron las que presentaron a los toros más grandes y más cargados de kilos y así salieron, de lo peor. El premio al mejor toro de la feria se lo ha llevado Chaparrito, de Adolfo Martín, pero en mi opinión hubo otro de Alcurrucén y de nombre Licenciado al que Juli cuajó la mejor faena de la feria y que fue mejor. Un toro de extraordinaria clase, encastado, exigente para el matador y que respondió a la exigencia de Juli humillando, embistiendo siempre largo y por bajo, tanto como la muleta que el madrileño arrastraba a cada pase, un toro con duración en una faena larga y rotunda, con ritmo de principio a fin por ambos pitones. Y ha habido otros grandes toros, unos cuantos, pero voy a destacar otros cuatro que me han parecido más sobresalientes. Empiezo por Ombú, de Juan Pedro Domecq, lidiado por Luis David Adame, un toro bravo y de enorme clase que en el caballo hizo posiblemente la mejor pelea, pero a ver quién se atreve a dar un premio al mejor tercio de varas con un juampedro. Sigo con Hechizo, sensacional toro de Fuente Ymbro lidiado por Román, Cuba II, un torazo de Puerto de San Lorenzo con el que Paco Ureña dejó escapar una oportunidad de oro para por fin rematar en Madrid, y por último Cacareo, un sensacional toro de Nuñez del Cuvillo con el que Talavante soñó el toreo. De lo que no hay discusión posible es que Cuvillo ha sido la ganadería triunfadora de la feria y visto lo que hemos visto tampoco hay duda que el petardazo torista ha sido mayúsculo. La última semana la han salvado Adolfo y Victorino Martín, si no es por esos dos hierros, fracaso absoluto. Insisto una vez más, todos los encastes son necesarios, pero hay que saber dónde y cómo colocarlos. Se repite un año tras otro el mismo error, la semana "torista" cada vez interesa menos, y eso es porque año tras año son un fiasco. Quizás una fórmula sería confeccionar una o dos tardes con esos hierros y un par de cada uno de ellos en cada tarde, en una línea tipo concurso de ganaderías si se quiere, dándoles cabida en San Isidro y otras tardes fuera del ciclo. Es solo una idea pero la empresa sabrá mucho mejor lo que le conviene. Al fin y al cabo yo solo lo veo como simple aficionado con mis gustos y apetencias.
En el capitulo de matadores tampoco hay duda en proclamar a Alejandro Talavante como gran triunfador con sus tres tardes, dos firmadas y una tercera en sustitución de Paco Ureña. Pero más allá de este galardón creo ue ha sido la feria de las figuras, claramente. Todas, absolutamente todas han dado la cara y han sobresalido. Talavante a hombros y otro día casi si no es por los aceros, Juli portentoso con los alcurrucenes, cuajando una faena divina, plena de mando, poder, temple torería, demostrando que está en un estado magistral y en figurín del toreo, Manzanares sublime, elegancia, clase y gusto natural, Cayetano todo raza y mucho arte, además de una templanza y un señorío sin igual haciendo callar a los gruñidos del 7, Roca Rey en su línea, brutal, una fiera, desafiando la valor y al riesgo pero cada vez con más temple y calidad, y Castella, ¡qué decir del francés!, una lección de pundonor y vergüenza torera tras ser volteado de manera espeluznante con el capote para cuajar una gran faena y tirarse a matar como si no hubiera mañana para cortar dos orejas de ley. Pero hay un nombre por encima de todos, Enrique Ponce. Merecería un premio especial, aparte de todos, por lo que hizo la tarde del 30 de mayo con la corrida de Garcigrande. Lección de lo que es ser el número uno durante 28 años, lección de compromiso, de entrega, de responsabilidad máxima, la que exige su status, jugándose la vida de verdad, sin engaño alguno ante un toro imposible y con mucho peligro, poniéndose como si fuera un novillero que empieza y que tiene que ganarse los contratos, cuajando previamente una faena marca de la casa a un toro que no decía nada pero al que le de Chiva hizo casa que pareciera bueno, sin necesidad de exponer lo que expuso , solo con un único fin , dejar patente una vez más que vive por y para la Fiesta, que es torero dentro y fuera de la plaza, que su figura traspasa las paredes de las plazas de toros y transciende por encima del tiempo y las épocas, figura de leyenda, torero eterno, siempre MAESTRO PONCE.
Uniendo este análisis de las figuras que han llenado la plaza con la confección de los carteles, llama la atención ver que los únicos que a priori tenían firmadas tres tardes eran Juan Bautista, Román y Ureña. El galo ha tenido un paso discurso por este San Isidro, pulcro y aseado, muy técnico, tiene mucha facilidad ante los toros, Román cae que aún tiene que crecer para alcanzar esa posición de privilegio y Paco Ureña me ha dejado la misma sensación de siempre, torea muy de verdad, no hay duda, pero para mi le sobra cierta sobreactuación en sus gestos, le veo a veces demasiado forzado, falto de naturalidad, incluso feo en la composición de la figura, siempre con un rictus de angustia y una expresión de excesivo "agobio". un torero que no acaba de rematar en Madrid y que cuenta de momento, con el favor del público, especialmente ese sector "purista" que de hasta ahora le ha permitido mucho más que a otros y que le tiene como "su" torero, su consentido, pasándole por alto algunos defectos. Frente a eso he echado de menos máyor presencia de Manzanares, Juli y Ponce, una tarde más cada uno de ellos. Toda la vida quien copaban el máximo de carteles en San Isidro han sido las figuras, alternando junto al resto del escalafón. Vuelvo a lo dicho, menos carteles y más rematados creo que impulsarían más a próximos sanisidros.
Otra cosa que me ha llamado la atención es que no ha habido ningún matador que haya salido catapultado hacia lo que resta de temporada. el trampolín de San Isidro no ha sido aprovechado por la clase media. Tan solo Fortes tras su injusticia la tarde de Pedraza de Yeltes, Octavio Chacón que se la jugó y estuvo fenomenal con Saltillo , Luis David Adame con los juampedros y Luis Bolívar con Escolar tirándose a matar casi de manera suicida tras una muy buena faena creo que salen reforzados de este ciclo. Y junto a ellos un Alberto López Simón que parece que vuelve por sus fueros, aquel toreo vertical y emocionante que le hizo abrir tres tardes la Puerta Grande de Madrid y que este año ha vuelto cruzar a hombros la tarde del 25 de mayo al cortar una oreja a cada uno de sus toros de Nuñez del Cuvillo. Una gran alegría volver a ver al madrileño de nuevo con ilusión tras unos meses de muchas dudas. Ojalá esta recuperación sea total y le veamos de nuevo en la senda de los triunfos a los que nos tenía acostumbrados.
Para terminar con esta visón tan personal de San Isidro hay algo que este año me ha parecido extraordinario: los toreros de plata. Una tarde tras otra han estado monumentales, tanto en la brega como en banderillas, rayando a una altura estratosférica. El elenco ha sido descomunal, empezando por una terna que ha toreado creo que la friolera de ocho tardes cada uno: Miguel Martín, José Chacón y Rafael González. Junto a ellos auténticas figuras de plata como Fernando Sánchez, Curro Vivas, Angel Otero, Iván García, Javier Ambel, Víctor Hugo Saugar "Pirri", "El Sirio", David Adalid, José Manuel Montoliú, y un larguísimo etcétera de nombres de auténtico lujo que cada día nos han hecho vibrar con pares de una autenticidad tremenda y una brega perfecta sin un capotazo d más o cambiando a los toros de terreno a punta de capote con auténtica maestría y torería. ¡Olé por todos esos grandes toreros de plata!, que nos está haciendo disfrutar de un momento de oro en ese capítulo tan relevante para la lidia.
Y un último apunte. Solo un torero ha sido desgraciadamente coreando, El Cid, ya la final de la feria, en la corrida de Adolfo Martín. Muchos han sido los sustos, muchas la volteretas, varios palizones que te contraían el corazón, pero el capote de San Isidro ha estado al quite y ha evitado males mayores. Lo mejor de la fiesta es el triunfo y lo peor es la tragedia. Gracias a Dios hemos tenido bastante de lo primero y nada de lo último en este San Isidro que ya es historia. Gracias a todos los que han compartido conmigo estos día tan intensos, para mi ha sido un honor poder transmitir la pasión y el sentimiento que genera el toreo y tan solo espero no haber aburrido y en el mejor de los casos haberles hecho pasar un rato agradable con la lectura de este blog. Muchas gracias, amigos.
Antonio Vallejo
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