Reconozco que soy un clásico, que me gustan las tradiciones, las cosas como siempre han sido, que soy poco de innovaciones, de modernismo y menos aún de esnobismos. Quizás por eso me gusten tanto los toros, porque son una tradición muy nuestra y porque mantienen una serie de valores, de principios, de reglas y de códigos no escritos que hoy se llevan poco. Lo vimos y vivimos el pasado miércoles, sin ir más lejos, con Ponce y Padilla, lección de pundonor, de esfuerzo, de no rendirse ante la adversidad, de vergüenza torera, de responsabilidad, de coherencia, ahí tenemos a Padilla o a David Mora, que debieran servir de ejemplo en los colegios para que los niños aprendan lo que es el afán de superación, la fuerza de voluntad, el tesón y el sacrificio. Quizás pro todo eso lo d ayer en Las Ventas no puedo decir precisamente que haya sido la mejor de las experiencias. Más bien le llamaría un experimento, y estos se hacen con gaseosa, cualquier día del año, un domingo pre o post feria, o rondando el otoño, o quizás el día de El Pilar, o de la Hispanidad que también llaman, posiblemente la fecha más indicada para el festejo de ayer, tanto por la ganadería elegida, El Pilar, como por el origen de los toreros, España, México, Venezuela, Colombia, Perú y Francia, pero para mi, opinión personal y seguramente muy discutible, en pleno San Isidro no. Me gusta lo tradicional y entiendo como tradicional la corrida de toros con seis toros y tres matadores. No me disgusta de vez en cuando un mano a mano, tiene interés la rivalidad directa, y soy poco amigo de las encerronas en solitario salvo que sea un figurón del toreo el que se anuncie. Y como decía al principio no me gustan ni las modernizadas ni los esnobismos y, en mi opinión y para mi gusto, lo de ayer fue ambas cosas. Me parece una modernidad lo de empezar a poner nombres propios a las corridas, como si todas fueran extraordinarias. La corrida extraordinaria por excelencia en Madrid es Beneficencia, puede que también admita le da la Prensa y puede que algún aniversario de cifra redonda, pero de un tiempo a esta parte aparecen cantidad de corridas con nombre propio, que si Cultura, como si el resto de tardes no fueran la misma cultura, que si desafío ganadero, que si patatín, que si patatán y al final lo que se repite tanto deja de ser extraordinario, se diga o no que está incluida en el abono, que en la práctica lo está por fecha y por interés, ningún abonado renuncia a ella.Y me
parece un esnobismo lo de seis toreros. Seguro que rebuscando por ahí
habrá habido algo así, de hecho creo que cuando el toreo estaba en
pañales, allá por el siglo XVI, en la Plaza Mayor de Madrid, lo
que entonces se llamaban "juegos con toros" incluían más de tres
matadores y duraban unas cuatro horas, con recortes, suerte de la garrocha,
banderillas y toreo acrobático de capa, poco de muleta y la suerte
suprema. Pero lo que cabe en mi memoria desde que he visto toros,
me llevó mi abuelo por vez primera con cuatro años, luego van ya 46
años, son corridas de tres matadores. Lo de las seis naciones está muy bien
para el rugby, pero lo de ayer era una corrida de toros en Las
Ventas, Madrid, no el Inglaterra-Gales en Wembley, Londres. Una vez más
lo digo, opinión personal basada únicamente en mis gustos y dicha con
el máximo respeto. Puestos a innovar, ¿por qué el año que viene no se organiza un festejo por equipos?. Venga, ánimo, tres matadores por equipo y cada uno se encarga de un tercio de cada toro, incluso con suplentes por si alguno se lesiona o cae herido, ¿por qué no?, sería divertido, hala, vamos a innovar.
Una corrida que reunió a dos tercios de plaza aún hipnotizados por la lección en todos los aspectos de Ponce y Castella del miércoles para ver seis toros de El Pilar, procedencia Aldeanueva, encaste JuanPedro Domecq, para los matadores Juan Bautista (Francia), Luís Bolivar (Colombia), Juan del Álamo (España), Joaquín Galdós (Perú), Luis David Adame (México) y Jesús Enrique Colombo (Venezuela) en un paseíllo que se asemejaba más al desfile de la Victoria, soy de tradiciones, que a otra cosa. Delante la Infantería, por detrás la Caballería y luego la Intendencia, cursos, demasiada gente en el ruedo, en columna de a seis. De verdad, no me gusta, lo siento.
Una corrida para mi muy bien presentada, bien hecha, ajustada de peso, pareja, salvo el cuarto de 601 Kg y los demás entre 520 y 550 Kg, desde luego nada pasada, sin toros atacados de kilos, muy seria y proporcionada, ofensiva pero sin exageraciones ni estridencias, estrecha de sienes, agradable de cara salvo el quinto, el más abierto. Por supuesto que varios se han protestado por falta de remate atrás, pero creo que era una corrida con trapío para Madrid. Una corrida que en cuanto a comportamiento general ha resultado plana y sumida en un cierto letargo, posiblemente por la resaca del día anterior. Sosa y con poca emoción, falta de clase, que ha humillado muy poco, abantos de salida, sin fijeza, distraídos, que no ha servido en el capote y que en los caballos se ha dejado pegar como normas generales.
Pulcro, aseado, muy técnico y por encima del deslucido primero ha estado Juan Bautista. De salida con el capote, verónicas suaves en las que el toro aprieta hacia dentro, lo sea hacia los medios con torería, andándole hacia atrás, demostrando técnica y oficio. Lo mismo en la muleta, pulcro, serio y solvente ante un toro de embestida descompuesta y muy irregular, lo mismo metía la cara abajo en un muletazo que al siguiente soltaba la cara, que al otro se acostaba por el derecho, que al otro iba recto. Faena irregular, sin continuidad y por tanto sin emoción en la que francés ha tirado de técnica y escuela.
Luis Bolívar recibe al segundo andándole hacia atrás, lo fija y torea por verónicas templadas ganado terrenos sin que el toro haga demasiado por lucir. Remata con una media cargada de sabor y lleva se lleva al de El Pilar con mucha torería hacia el caballo, con facilidad, andándole hacia atrás para dejarlo bien colocada y en largo. Se arranca con alegría en dos buenas varas en las que cumple, empuja con fijeza y mete los riñones. El colombiano inicia la faena de muleta con ayudados por bajo, al segundo se acuesta el toro por el pitón derecho y le prende violentamente, le paga un polizón tremendo del que sale mareado pero s recupera y vuelve. a la cara del toro. Luego hemos sabido que llevaba una cornada interna en el gemelo. Visto el comportamiento toma la muleta con la mano izquierda, naturales templados, bien colocado, lo mete poco a poco en los vuelos, firme, tratando de bajarle la mano pero le cuesta un mundo humillar. Vuelve al pitón derecho y de nuevo se acuesta, repone, suelta la cara. Poniéndole la muleta en la cara, tapándole mucho sea algunos redondos con mérito pero la faena no llega a tomar vuelo a pesar de la verdad y disposición de Bolívar.
El tercero más de lo mismo, sin fijeza en el capote, no le permite ningún lucimiento a Juan del Álamo. eso sí, empuja con celo en el peto, mete los riñones. tras brindar al público arranca el trasteo por bajo, ganado pasos para llevarlo a los medios y allí iniciar el toreo en redondo con un par de series templadas bajando la mano, llevándolo en largo, tirando del toro, bien acoplado el salmantino para rematar las series con buenos de pecho. Por el izquierdo no va, parado, sin recorrido, muy deslucido. Por encima Juan del Álamo, templado y seguro ante un toro que es cierto que repetía pero sin clase alguna y sin llegar a los tendidos.
El cuarto es el de más peso y volumen del encierro, 601 Kg, grande, con mucha caja, alto, muy armado. Echa las manos por delante en el capote que le ofrece Joaquín Galdós, no se entrega, deslucido saludo. Pelea con un solo pitón en el caballo, se deja pegar, segundo puyazo tan solo señalado. También comienza por bajo, doblándose, sometiendo, bonita la trincherilla con la que remata estos muletazos de tanteo, cargada de sabor. El toro repite y es le que más humilla si se le pone la muleta en la cara y se le tapa mucho, aunque al m´ánimo resquicio que encuentra el de El Pilar tiende a acostase, defecto presente por ambos pitones, siendo mejor y más franca la embestida por el derecho. Por el izquierdo va a media altura y el recorrido es menor, deslucido. Toro a menos y faena que no despega, muletazos aislados sin continuidad, buen hacer del peruano pero sin transmisión por la falta de clase del astado.
El quinto corresponde a Luis David Adame, un toor valet, abierto de cara y astifino. Variado saludo capotero del de Aguascalientes, verónicas ganado pasos, chicuelinas en los medios y revolera de remate, todo muy mexicano, muy al estilo del toreo que por allí se lleva. Cumple en la caballo y no humilla en banderillas. Llega a la muleta sin definirse en su embestida, no humilla. Lo entiende bien Adame, cuidando la altura en dos tandas en redondo templadas y suaves, tapándole la cara, llevándolo muy toreado, con firmeza y seguridad. Pero es lo que aguanta el toro, a la siguiente protesta. Prueba por elpitón izquierdo, menos recorrido, tiene que tirar de él, naturales deslucidos. El toro va a menos, acorta aún más el recorrido, se defiende, puntea las telas, los muletazos surgen sin limpieza. Bernardinas finales y una arrucina para dejar colocado al animal en suerte y matar de un estoconazo arriba fulminante. Vuelta al ruedo tras petición insuficiente para el mexicano.
Regresaba Jesús Enrique Colombo a Las Ventas tan solo 24 horas después de torera junto a Ponce y Castella en esa tarde memorable. Las mismas ganas y la misma entrega, como demuestran las dos largas cambiadas de rodillas en paralelo a las tablas. El toro no se emplea en le capote, no le permite al venezolano el lucimiento que busca con un par de verónicas con desmayo, casi delantales que sueltan aromas a buen toreo. Prueba al toro a la salida del caballo con chicuelinas ceñidas y desmayadas para rematar dejando el capote muerto a una mano, muy baja ésta, cargado de aromas. El espectáculo llega en banderillas con la potencia y la emoción que pone el venezolano. Descomunales los dos primeros pares, a una velocidad de vértigo, cuadrando en la cara. El tercero, al quiebro junto a tablas, resulta deslucido, los palitroques caen bajos y pide permiso al presidente para colocar un cuarto. Permiso concedido, ¡vaya par!, el mejor, dejándose llegar la punta del pitón al pecho, clavando con tal potencia que parte el palo por la mitad, ¡brutal!. inicia la faena por alto, estatuarios y una trincherilla bellísima. Muy templado en redondo, baja la mano, lo encela bien en la muleta pero el toro se queda corto, suelta la cara y en un derrote seco le golpea en la cara y le daja mareado. Repuesto del susto vuelve a la cara del toro y se planta a torear por el pitón izquierdo, vergüenza torera. Al toro le cuesta, no se entrega, los naturales salen de uno en uno sin ritmo y sin demasiado lucimiento . Por el derecho mete mejor la cara, derechazos más limpios y ligados, bajando más la mano para rematar con uno de desprecio que arranca una ovación. Manoletinas finales cosidas a una trincherilla torera y uno de pecho muy largo anteceden a una estocada entera volcándose sobre el morrillo, algo tarasera y tendida pero suficiente para pasaportar al último de El Pilar. Otra vuelta al ruedo tras petición insuficiente que premia la mucha entrega y las muchas ganas de Colombo. Se le nota la falta de experiencia pero aún le queda mucho camino por andar y por pulirse. Lo que se le pide ahora es querer, eso lo tiene, ya llegará el poder.
Antonio Vallejo
Una corrida que reunió a dos tercios de plaza aún hipnotizados por la lección en todos los aspectos de Ponce y Castella del miércoles para ver seis toros de El Pilar, procedencia Aldeanueva, encaste JuanPedro Domecq, para los matadores Juan Bautista (Francia), Luís Bolivar (Colombia), Juan del Álamo (España), Joaquín Galdós (Perú), Luis David Adame (México) y Jesús Enrique Colombo (Venezuela) en un paseíllo que se asemejaba más al desfile de la Victoria, soy de tradiciones, que a otra cosa. Delante la Infantería, por detrás la Caballería y luego la Intendencia, cursos, demasiada gente en el ruedo, en columna de a seis. De verdad, no me gusta, lo siento.
Una corrida para mi muy bien presentada, bien hecha, ajustada de peso, pareja, salvo el cuarto de 601 Kg y los demás entre 520 y 550 Kg, desde luego nada pasada, sin toros atacados de kilos, muy seria y proporcionada, ofensiva pero sin exageraciones ni estridencias, estrecha de sienes, agradable de cara salvo el quinto, el más abierto. Por supuesto que varios se han protestado por falta de remate atrás, pero creo que era una corrida con trapío para Madrid. Una corrida que en cuanto a comportamiento general ha resultado plana y sumida en un cierto letargo, posiblemente por la resaca del día anterior. Sosa y con poca emoción, falta de clase, que ha humillado muy poco, abantos de salida, sin fijeza, distraídos, que no ha servido en el capote y que en los caballos se ha dejado pegar como normas generales.
Pulcro, aseado, muy técnico y por encima del deslucido primero ha estado Juan Bautista. De salida con el capote, verónicas suaves en las que el toro aprieta hacia dentro, lo sea hacia los medios con torería, andándole hacia atrás, demostrando técnica y oficio. Lo mismo en la muleta, pulcro, serio y solvente ante un toro de embestida descompuesta y muy irregular, lo mismo metía la cara abajo en un muletazo que al siguiente soltaba la cara, que al otro se acostaba por el derecho, que al otro iba recto. Faena irregular, sin continuidad y por tanto sin emoción en la que francés ha tirado de técnica y escuela.
Luis Bolívar recibe al segundo andándole hacia atrás, lo fija y torea por verónicas templadas ganado terrenos sin que el toro haga demasiado por lucir. Remata con una media cargada de sabor y lleva se lleva al de El Pilar con mucha torería hacia el caballo, con facilidad, andándole hacia atrás para dejarlo bien colocada y en largo. Se arranca con alegría en dos buenas varas en las que cumple, empuja con fijeza y mete los riñones. El colombiano inicia la faena de muleta con ayudados por bajo, al segundo se acuesta el toro por el pitón derecho y le prende violentamente, le paga un polizón tremendo del que sale mareado pero s recupera y vuelve. a la cara del toro. Luego hemos sabido que llevaba una cornada interna en el gemelo. Visto el comportamiento toma la muleta con la mano izquierda, naturales templados, bien colocado, lo mete poco a poco en los vuelos, firme, tratando de bajarle la mano pero le cuesta un mundo humillar. Vuelve al pitón derecho y de nuevo se acuesta, repone, suelta la cara. Poniéndole la muleta en la cara, tapándole mucho sea algunos redondos con mérito pero la faena no llega a tomar vuelo a pesar de la verdad y disposición de Bolívar.
El tercero más de lo mismo, sin fijeza en el capote, no le permite ningún lucimiento a Juan del Álamo. eso sí, empuja con celo en el peto, mete los riñones. tras brindar al público arranca el trasteo por bajo, ganado pasos para llevarlo a los medios y allí iniciar el toreo en redondo con un par de series templadas bajando la mano, llevándolo en largo, tirando del toro, bien acoplado el salmantino para rematar las series con buenos de pecho. Por el izquierdo no va, parado, sin recorrido, muy deslucido. Por encima Juan del Álamo, templado y seguro ante un toro que es cierto que repetía pero sin clase alguna y sin llegar a los tendidos.
El cuarto es el de más peso y volumen del encierro, 601 Kg, grande, con mucha caja, alto, muy armado. Echa las manos por delante en el capote que le ofrece Joaquín Galdós, no se entrega, deslucido saludo. Pelea con un solo pitón en el caballo, se deja pegar, segundo puyazo tan solo señalado. También comienza por bajo, doblándose, sometiendo, bonita la trincherilla con la que remata estos muletazos de tanteo, cargada de sabor. El toro repite y es le que más humilla si se le pone la muleta en la cara y se le tapa mucho, aunque al m´ánimo resquicio que encuentra el de El Pilar tiende a acostase, defecto presente por ambos pitones, siendo mejor y más franca la embestida por el derecho. Por el izquierdo va a media altura y el recorrido es menor, deslucido. Toro a menos y faena que no despega, muletazos aislados sin continuidad, buen hacer del peruano pero sin transmisión por la falta de clase del astado.
El quinto corresponde a Luis David Adame, un toor valet, abierto de cara y astifino. Variado saludo capotero del de Aguascalientes, verónicas ganado pasos, chicuelinas en los medios y revolera de remate, todo muy mexicano, muy al estilo del toreo que por allí se lleva. Cumple en la caballo y no humilla en banderillas. Llega a la muleta sin definirse en su embestida, no humilla. Lo entiende bien Adame, cuidando la altura en dos tandas en redondo templadas y suaves, tapándole la cara, llevándolo muy toreado, con firmeza y seguridad. Pero es lo que aguanta el toro, a la siguiente protesta. Prueba por elpitón izquierdo, menos recorrido, tiene que tirar de él, naturales deslucidos. El toro va a menos, acorta aún más el recorrido, se defiende, puntea las telas, los muletazos surgen sin limpieza. Bernardinas finales y una arrucina para dejar colocado al animal en suerte y matar de un estoconazo arriba fulminante. Vuelta al ruedo tras petición insuficiente para el mexicano.
Regresaba Jesús Enrique Colombo a Las Ventas tan solo 24 horas después de torera junto a Ponce y Castella en esa tarde memorable. Las mismas ganas y la misma entrega, como demuestran las dos largas cambiadas de rodillas en paralelo a las tablas. El toro no se emplea en le capote, no le permite al venezolano el lucimiento que busca con un par de verónicas con desmayo, casi delantales que sueltan aromas a buen toreo. Prueba al toro a la salida del caballo con chicuelinas ceñidas y desmayadas para rematar dejando el capote muerto a una mano, muy baja ésta, cargado de aromas. El espectáculo llega en banderillas con la potencia y la emoción que pone el venezolano. Descomunales los dos primeros pares, a una velocidad de vértigo, cuadrando en la cara. El tercero, al quiebro junto a tablas, resulta deslucido, los palitroques caen bajos y pide permiso al presidente para colocar un cuarto. Permiso concedido, ¡vaya par!, el mejor, dejándose llegar la punta del pitón al pecho, clavando con tal potencia que parte el palo por la mitad, ¡brutal!. inicia la faena por alto, estatuarios y una trincherilla bellísima. Muy templado en redondo, baja la mano, lo encela bien en la muleta pero el toro se queda corto, suelta la cara y en un derrote seco le golpea en la cara y le daja mareado. Repuesto del susto vuelve a la cara del toro y se planta a torear por el pitón izquierdo, vergüenza torera. Al toro le cuesta, no se entrega, los naturales salen de uno en uno sin ritmo y sin demasiado lucimiento . Por el derecho mete mejor la cara, derechazos más limpios y ligados, bajando más la mano para rematar con uno de desprecio que arranca una ovación. Manoletinas finales cosidas a una trincherilla torera y uno de pecho muy largo anteceden a una estocada entera volcándose sobre el morrillo, algo tarasera y tendida pero suficiente para pasaportar al último de El Pilar. Otra vuelta al ruedo tras petición insuficiente que premia la mucha entrega y las muchas ganas de Colombo. Se le nota la falta de experiencia pero aún le queda mucho camino por andar y por pulirse. Lo que se le pide ahora es querer, eso lo tiene, ya llegará el poder.
Antonio Vallejo
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