sábado, 9 de julio de 2016

4ª de San Fermín: Cebada Gago sembró el pánico



Tres años hacía que la ganadería gaditana de Cebada Gago, encaste mítico, no hací presencia en San Fermín. Tras este nombre una leyenda de dureza y pánico, fama de encaste complicado y peligroso, que cuenta con una larga y prolija trayectoria en Pamplona.   Nada menos que en 27 ocasiones ha lidiado en esta Feria del Toro siendo declarada la corrida más completa en 7 ediciones, las de 1986, 1990, 1992, 1999 (compartida con Miura), 2001, 2006 y 2012, siendo además reconocida con el premio al toro más bravo en 4 sanfermines, los de 1990, 1992, 1998 y 2007. Hoy han cumplido con su tradición. Desde por la mañana, en el encierro, han dejado patente su leyenda aterradora, sembrando el pánico en la calle Estafeta y en la entrada a la plaza de toros, como ilustran las imágenes que traigo a esta entrada. Encierro largo, peligroso, con nueve heridos por asta de toro, al menos uno de ellos grave, al quedarse descolgados de la manada dos  de los cebadas que han generado momentos de auténtico pavor entre los mozos. La verdad es que el ritual de cada mes de julio, encender el televisor a las ocho de la mañana para ver el encierro en directo dice y hace mucho para los que somos aficionados a esta bendita Fiesta de los toros. No hace falta ser muy entendido en toros para darse cuenta que los Cebada Gago de hoy, al igual que los Fuente Ymbro de ayer, eran unos ejemplares imponentes, de magníficas y preciosas hechuras, muy serios, tremendos por delante, astifinos, todos  ellos muy de Pamplona, solo hay que ver la foto que traigo de la corrida en los corrales de la plaza de toros. Y no solo de presencia y presentación pueden sacarse conclusiones viendo el encierro, también nos hacemos una idea sobre cómo puede ser su comportamiento en la corrida de las seis y media de la tarde. Lo que han mostrado por la mañana, las fotos valen más que mil palabras, lo han hecho por la tarde. Seis animales, repito, muy serios, unos auténticos tíos, muy complicados, con genio, que han desarrollado mucho peligro durante la lidia y ante los que los tres espadas, Eugenio de  Mora, Pepe Moral y Javier Jiménez, que se presentaba hoy en Pamplona, han tenido que tirar de raza y oficio para enfrentarse a este encierro tan serio y peligroso de Cebada Gago en una tarde, otra más, en la que los tendidos han estado llenos, ni un asiento vacío, con la afición pamplonica fiel a su estilo bullanguero y ensordecedor durante toda la corrida. 

El toledano Eugenio de Mora hacía esta tarde su primer paseíllo de la temporada tras la suspensión por las inclemencias meteorológicas del  pasado 10 de mayo de la corrida de San Isidro en la que estaba anunciado. Difícil compromiso para el torero de Mora de Toledo arrancar la temporada en una plaza de primera como Pamplona y en plenos sanfermines, además con una ganadería dura y complicada como Cebada Gago. Algo parecido ocurre en le caso de los otros dos espadas, Pepe Moral tan solo se ha vestido de luces dos tardes en la presente temporada, en Gamarde-Les-Bains y Sevilla, y en una sola ocasión lo ha hecho Javier Jiménez, en Sevilla, le 5 de abril, junto a Pepe Moral precisamente. Tres hombres que torean poco, en Pamplona, en San Fermín y frente a toros de Cebada Gago, difícil reto, mucha responsabilidad por delante. Y lo han resuelto con enorme oficio, con grandes dosis de valor, con pundonor y entrega, jugándose la vida, sin esconderse, demostrando raza para superar todas las complicaciones del encierro de los de Cebada, que han sido muchas. Toros que han desarrollado mucho sentido y que han resultado muy peligrosos, toros que sabían perfectamente lo que buscaban y donde estaban. Tanto ha sido así que Eugenio de Mora ha sufrido dos tremendos sustos, a Dios gracias ha quedado en eso, en ambos toros de su lote. Ha sido durante la faena de muleta al primero cuando, toreando al natural con mucha verdad y exposición ha sido enganchado por la taleguilla por la punta del pitón, un auténtico puñal, sin llegar a herirle en el muslo. Segundos de angustia con el torero a merced del toro, zarandeado sin que pudiera desprenderse del pitón hasta que, al fin, rasga la taleguilla y se libera del pitón. Una vez más San Fermín echó un capote desde el cielo, igual que estuvo al quite durante la lidia del cuarto, peligroso y con mucho sentido, que en un redondo le puso la punta del pitón en la barriga, resbalando sobre el chaleco, propinando un nuevo susto al toledano. Pero cuando se ha mascado la tragedia ha sido en la lidia del tercero, cuando Javier Jiménez, que le había cogido la distancia al de Cebada Gago y estaba pudiendo con él, se planta de rodillas para torear por el pitón derecho. En uno de los derechazos es prendido por la pala del pitón, volteado por los aires en dos ocasiones como si fuera un guiñapo para acabar en el suelo tras caer de mala manera, como un muñeco de trapo, conmocionado, casi inconsciente, a merced del toro que, gracias de nuevo a Dios y al capote de San Fermín, no hizo por ir a por el torero. No puede incorporares Jiménez, parece que no le responden la piernas y nos tememos algo grave, tal ha sido la manera de caer sobre la arena. Pero milagrosamente se repone en la enfermería y sale a matar a su toro. Por lo que comentan el maestro Molés y el maestro Caballero, el torero sevillano no recuerda nada, está como perdido y no sabe ni que está en Pamplona. Lo de menos es que pinchara o matar a la primera, eso da igual, lo que me admira es que sean capaces de salir y matar a un bicho de ¡645 Kg! como era este tras pasar lo que ha pasado. Leo que el bravo torero sevillano está ingresado en el Hospital Universitario de Pamplona con fractura de la apófisis espinal de las vértebras C5, C6 y C7. Me viene inmediatamente a la cabeza el caso del maestro salmantino Julio Robles, tetrapléjico tras su terrible cogida en Breziers en agosto de 1990, solo pido a Dios que Javier Jiménez se recupere sin secuelas y que pueda volver a los ruedos. Lo que no me explico, y más después de leer el parte médico, es cómo fue capaz no solo de matar al tercero, sino de lidiar y matar al sexto, los dolores y su estado general tenía que ser horrible. Son de otra pasta, son superhombres. Por eso siempre digo, me lo habrán oído y leído en muchas ocasiones, que respeto enormemente a quien se pone delante de un toro, con mejor o peor suerte, que me merece una admiración por encima de todo, que siempre les defiendo y que ni entiendo ni aguanto a quienes les faltan al respeto. Y eso va no solo por los antitaurinos, ahí tienen otro ejemplo de la verdad del toreo, jugándose la vida a cara de perro, sin ventajas, para que vean su ignorancia, va también por  muchos que se denominan aficionados y que en plazas como Madrid faltan gravemente al respeto a muchos de estos profesionales, auténticos valientes, y se  mofan de ellos y de toros que "solo" pesan 500 Kg, con el absurdo grito de "miau" al que nos tienen acostumbrados, sin saber que en cualquier momento puede venir el drama. Que un antitaurino lo haga puedo hasta entenderlo, pero que eso lo haga un supuesto aficionado no merece el mínimo perdón. De momento pido a Dios que el sevillano Javier Jiménez se recupere sin secuelas y vuelva pronto a vestirse de luces.

Prácticamente con esto queda resumida una tarde en la que hemos visto a Eugenio de Mora, Pepe Moral y Javier Jiménez estar hecho unos titanes frente a sus enemigos, a los que han podido  a base de temple, mando y lo que hay que tener, siempre echándoles la muleta delante, haciéndoles tomar los engaños aunque los de Cebada Gago desarrollaran todo el  sentido del mundo y el máximo peligro (sé que me repito, pero es que así ha sido), aunque echaran la cara arriba, se revolvieran y buscaran en todo momento al torero. Incluso hemos asistido a momentos de gran belleza y torería tanto en redondo como al  natural en las faenas de muleta de los tres, que en todo momento han dado la cara, jamás se han escondido, aliviado o dado un paso atrás, que han demostrado técnica, conocimiento, raza y mucho valor. Como también es necesario reconocer en el día de hoy el enorme trabajo de las cuadrillas, que tanto en la brega como en los tercios de banderillas han sabido resolver las muchas complicaciones que les han presentado los toros, con oficio y valor, nunca hay que olvidarse de los toreros de plata. Sería injusto por  mi parte nombrar a varios y dejar en el tintero a otros, pero creo que tengo que destacar los nombres  de Francisco Téllez, Víctor Cañas y "El Puchi", que han estado soberbios tanto con el capote de brega como con los palos, y que representa a todos los que han actuado en la tarde de ayer.
 Sinceramente, creo que los tres espadas salen muy reforzados de su paso por Pamplona. Sabemos lo difícil que es este mundo del toreo, lo complicado que es para la gran mayoría de matadores hacerse un hueco en las grandes ferias y en las no tan grandes, que son muchos y no hay sitio para todos, pero lo que han demostrado estos tres toreros en esta tarde de San Fermín merece ser tenido en cuenta.

Antonio Vallejo

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