La vida sigue, no queda otra. El mundo del toreo sigue aturdido tras la trágica muerte de Víctor Barrio el pasado sábado en Teruel. Esta misma mañana se ha celebrado el multitudinario funeral en Sepúlveda con la presencia de una lista interminable de nombres de toreros, banderilleros, picadores, ganaderos, gente del toro que han querido arropar con su presencia a una familia rota y que también ha querido dar un puñetazo sobre la mesa y decir basta a la ola de insultos y agresiones que los taurinos llevamos soportando desde hace un tiempo y que en estos días ha alcanzado un nivel de degradación moral insoportable. Son inadmisibles las barbaridades que se han volcado en las redes sociales en las últimas 48 horas. Gracias a Dios la reacción ha sido inmediata y uniforme, todos a una, contra las injurias de personajes repugnantes que en cuanto se han visto respondidos y acosados han borrado sus perfiles de Facebook y Twitter, ¡qué valientes!, y han tomado la huida como refugio. Miseria, escoria, despojos de la sociedad, que no merecen perder un segundo más con ellos, ya tendrán lo suyo en los tribunales tras las denuncias presentadas hoy mismo contra ellos por la Asociación del Toro de Lidia.
La vida sigue y tiene que seguir, es la mejor manera de honrar a Víctor Barrio y de seguir haciendo grande nuestra Fiesta.
Así ha sido esta tarde en la plaza de toros de Pamplona, que poco a poco va recobrando la normalidad. Lleno absoluto, cartel de "no hay billetes" para la corrida de Jandilla con los diestros Diego Urdiales, Alejandro Talavante y Alberto López Simón, cartel rematado, de máxima expectación. Y si no hubiera sido por el fallo con la espada hoy habríamos asistido a la imagen triunfal de la Fiesta, con Talavante y López Simón saliendo a hombros camino de las calles pamplonesas, en contraposición a la imagen del dolor de estos días. La imagen que tanto necesita la Fiesta, y más en estos momentos, para dejar patente que nada ni nadie nos va a detener ni va a prohibir nuestra afición y que no nos arrugamos ante nadie ni ante sus insultos, sus amenazas o sus agresiones. Una lástima que al extremeño y al madrileño se les escaparan con los aceros dos orejas del quinto y una del sexto respectivamente que les habrían abierto de par en par la puerta grande del coso del Paseo de Hemingway.
Seis toros de Jandilla, afamada ganadería extremeña de origen Domecq Díez que tantos triunfos ha cosechado en esta plaza de la capital navarra, bien presentados, serios, como es norma en Pamplona, por algo se denomina la Feria del Toro, de variadas hechuras y de comportamiento y juego desigual, con un tercero y sobre todo el quinto muy buenos , nulos primero y cuarto y manejable el segundo, complicado el sexto. Nobles en general aunque mantenido tendencia a irse sueltos, no se han empleado en el caballo y han mostrado querencia hacia la puerta por la que enfilan el camino a los corrales en el encierro matinal. Ante estos animales han estado los matadores por encima, con una entrega y una disposición encomiables, haciendo las cosas muy bien, siempre adelantado la muleta y tratando de llevar toreados a los jandillas, templados, firmes, muy toreros los tres. Estoy seguro que desde el cielo Víctor Barrio les ha aplaudido y ha disfrutado con la torería que han mostrado en esta tarde sanferminera en la que, como decía, la "normalidad" de esta plaza regresaba a los tendidos, con el bullicio y el ruido infernal, toreando al son de acordes de piezas tan taurinas como la "chica ye-ye", "mi gran noche", "a quién le importa", la ranchera "El Rey" y otras del repertorio habitual que "ameniza" las faenas de muleta.
El primero es un toro bajo, corto de cuello, serio, velero, astifino. Sale suelto, sin fijeza en los capotes, no humilla, embiste un tanto descompuesto, sin clase, siempre la cara arriba, no permite lucimiento alguno a Diego Urdiales en su saludo de capa. No se emplea en le caballo, se le castiga poco, dos puyazos poco más que señalados. El toro espera y corta en banderillas, no ayuda nada a Víctor García "El Víctor" y a Juan Carlos Tirado, que resuelven con oficio el tercio, con Víctor Hugo Saugar "Pirri" en la brega. Brinda el riojano al cielo, a su compañero fallecido, se le nota la emoción, aún está muy fresco en el recuerdo el drama. Nula calidad en la embestida del de Jandilla, a la defensiva, echando la cara arriba, pegando constantes tornillazos. Enorme suavidad la que aplica Urdiales en los primeros muletazos, templados, tratando de corregir el defecto del toro, pero la falta de casta y fuerzas del animal lo impiden, y eso que ni una sola vez ha dejado el de Arnedo que el toro le toque la muleta, lección de temple en sus manos. Máxima entrega del riojano, firme por ambos pitones, muy por encima de las condiciones del toro que deslucen cualquier intento de toreo. En estas circunstancias solo queda pasaportar al animal, lo demás resulta imposible. Mata de entera caída fulminante.
No es mejor el cuarto, segundo del lote de Diego Urdiales. Un toro de buenas y bonitas hechuras, musculado, muy serio, veleto, dos enormes defensas. Echa las manos por delante y lleva la cara arriba sin humillar, sin opciones para el lucimiento en el capote. Fea la pelea en varas, cabecea, hace sonar el estribo, sin empujar. Tampoco se emplea en banderillas, siempre la cara arriba, pares de sobaquillo a cargo de "Pirri" y Juan Carlos Tirado, con "El Víctor" tratando de cuidar al toro en la brega. Los augurios de cara a la faena de muleta no son precisamente optimistas. Embestida rebrincada, de viaje corto, con la cara arriba, sin descolgar, no humilla, derrotando en cada muletazo, muy deslucido a pesar del buen hacer de Urdiales que le pone la muleta alante, le baja la mano, muy templado, evitando en todo momento que el jandilla toque los engaños, pero las condiciones del toro son nulas para el lucimiento. Enorme el esfuerzo de Diego Urdiales en la tarde de hoy poniéndose por ambos pitones, más que justificándose, intentando sacar de donde no hay a este toro sin clase, sin casta, sin gracia y sin emoción. Mata de entera arriba con suma facilidad y escucha una cariñosa y merecida ovación de la afición pamplonica en reconocimiento a su entrega, disposición y buen hacer en su lote. Muy bien la afición en esta tarde, olé por ella, demostrando que sabe mucho de esto.
El extremeño Alejandro Talavante cumple en esta temporada diez años de alternativa. Diez años en los que se ha consagrado en figura del toreo, diez años en los que ha triunfado en todas las plazas, de primera, de segunda y de tercera, diez años en los que su toreo ha evolucionado y se ha perfeccionado y que en la tarde de hoy ha alcanzado su mayor nivel y su máxima expresión. La faena al quinto de la tarde es cumbre, completísima, rotunda, redonda, mil calificativos podría aplicarle y me dejaría alguno en el tintero. Faena de al menos dos orejas si no hubiera sido por el fallo con la espada. He leído "faena emborronada por la espada". No estoy de acuerdo, la faena que a mi me ha dejado en la memoria Alejandro Talavante no está emborronada por nada, el toreo al natural que ha bordado no lo emborrona nada, los redondos profundos tampoco y la variedad de suertes, recursos y adornos tanto con el capote como con la muleta ni mucho menos quedan emborronados. Aferá la estadística, que dirá que ha cortado una oreja y ha dado una vuelta al ruedo, pero el Arte no son números, el Arte no se mide con cifras, el Arte es sentimiento, el Arte es belleza, y eso es lo que me ha dejado Talavante, Arte, emoción, sentimiento y belleza en una obra cumbre. Toro muy bien hecho este quinto, armónico, serio pero sin excesos. Sensacional el recibo capotero de Talavante con una cadencia, un compás y un juego de manos a la verónica con una profundidad y una belleza inmensas, tanta como las dos medias y revolera de remate. Deslucido tercio de varas. No perdona López Simón su turno de quites a la verónica aprovechando la bondad del jandilla, que mete la cara abajo, humilla con clase y calidad. Lo cuida, lo mima Juan José Trujillo en la brega, excelente, ni un capotazo, como debe hacerse. Banderillas limpias haciendo bien la suerte a cargo de Vicente Luján y Julio López. Inicia la faena de muleta sin preámbulos, directamente por el excelente pitón izquierdo del de Jandilla, relajadísimo, templado, naturales largos, bajos, profundos, ligados, con una despaciosidad insuperable. El toro repite, con fijeza, humilla, tiene clase y cálida, noble y bravo, un muy buen toro. Por el pitón derecho la embestida del animal es igual. Series en redondo templadas, con largura, bajando la mano, inmensas, como Talavante, firme y seguro por ambos pitones, conduciendo con enorme suavidad al toro, con profundidad y pureza, saliendo de la cara del toro con garbo y una torería infinita. faena de mucha altura, faena redonda, obra suprema del toreo, tanto en el fondo como en los adornos y remates. Si con el capote había demostrado gran variedad y vistosidad, con la muleta también lo ha hecho, siempre con el argumento del toreo de verdad como hilo conductor. Trincherazos, molinetes, cambios de mano, arrucinas, pase de las flores, los de pecho para rematar la series largos, de pitón a rabo. Rotundo y completo el toreo del extremeño, dejando patente su enorme capacidad técnica y artística. Lo que ha hecho Talavante queda para el recuerdo de los aficionados, una faena de las que no se olvidarán, quizás la mejor de esta Feria, en pugna con la de Roca Rey del pasado día 7 a un toro de Fuente Ymbro. Un pinchazo, media arriba y dos descabellos hacen que las dos orejas, y quizás algo más, se esfumen. Da una clamorosa y merecida vuelta al ruedo de mucho valor y que vale más que muchas orejas. Obra cumbre de Alejandro Talavante en esta tarde en la que aún intentamos recuperarnos de tanta pena en el alma taurina.
Antes había cortado una oreja al segundo, toro de preciosas hechuras, musculado, muy serio, astifino. Lo recibe con lances a la verónica a pies juntos ligados con dos tafalleras, una chicuelina y una media a manos bajas relajando la figura, con inmenso sabor. Suelto y sin fijeza el de Jandilla, buscando su querencia, le cuesta entrar al caballo y recibe dos puyazos en los que empuja metiendo la cara abajo. Buen tercio de banderillas con Juan José Trujillo y Julio López clavando los palos con gran facilidad, acorde a la calidad de estos magníficos banderilleros, asistidos por un sensacional Vicente Luján en la brega. Al ser este su primer toro brinda al cielo, en recuerdo y homenaje a Víctor Barrio. El inicio de faena deja claro cómo ha venido Talavante en esta tarde. De rodillas, en el centro del ruedo, citando al toro que se arranca desde las tablas para pasárselo con una arrucina con la muleta a la espalda de enorme riesgo, para proseguir con una serie en redondo y otra al natural con muletazos templados, largos, ligados, bajando la mano, aunque se desplaza mejor por el pitón derecho, protestando más por el izquierdo. Magnífico el extremeño, firme, templado, asentado, con una seguridad y una soltura fruto de su madurez torera, conduciendo larga la embestida del toro, tan solo deslucido al final de los muletazos por la tendencia del jandilla a irse suelto. Lo pone todo Talavante, lo que no hace el toro lo hace él, si falta emoción en la embestida él se echa al suelo, se planta de rodillas y termina la faena con una serie en redondo con ambas rodillas sobre la arena del coso pamplonés. Una estocada entera traserita y un descabello liquidan al toro y valen una oreja justa y merecida porque lo ha hecho todo el extremeño, muy por encima de las cualidades del jandilla.
El caso de Alberto López Simón es digno de estudio. Hasta el pasado San Isidro era uno más de los muchos matadores que tiene que pelear por uno o dos contratos en la temporada, era un torero desconocido que llevaba tiempo sin torear. Se anunció en un domingo de San Isidro, una de esas tardes que muchos abonados desestiman por poco atractivas y en las que regalan el abono a familiares o amigos. Aquella tarde de mayo de 2015 abrió la Puerta Grande de Las Ventas y ahí comenzó una carrera fulgurante, una carrera triunfal en todas las plazas de España y América, solo Sevilla se le ha resistido. Sin ir más lejos ni salir de Pamplona, en los pasados sanfermines abrió la puerta grande pamplonesa al cortar tres orejas precisamente a toros de Jandilla, el mismo hierro con el que se anunciaba hoy. El tercero, primero de su lote es alto, serio, proporcionado, sin excesos. Suelto de salida, sin mostrar excesiva fijeza, echando las manos por delante, sin lucimiento en el capote. Casi derriba a Tito Sandoval en el primer encuentro con el caballo. Se le mide el castigo a la vista de las aparentes faltas de fuerza del animal. Quite de Diego Urdiales por verónicas, casi delantales, sin excesivo lucimiento. Brega Miguel Ángel Sánchez y colocan los pares Domingo Siro y Jesús Arruga con oficio a este toro parado que espera y aprieta en banderillas. Brinidis emotivo al cielo, a su amigo, más que compañero de profesión, con el que tantas tardes ha compartido siendo novilleros, brindis emocionado en el que gracias a la magnífica realización de Canal Plus Toros se lee perfectamente en sus labios "va por ti, amigo". Inicio de faena a pies juntos en el tercio, sin moverse, terminando la tanda con una trinchera mirando al tendido. Toro algo tardo al que le cuesta humillar y que no demuestra excesiva clase, aunque se desplaza y tiene movilidad por ambos pitones. Extraordinario el madrileño, con enorme entrega y disposición, poderoso, dominador, muy firme, templado, redondos y naturales largos, ligados, con profundidad, exprimiendo al toro, sacándole todo lo que lleva dentro, basando todo en su concepto vertical del toreo. Más entrega imposible, como muestra el final de faena toreando en redondo y ¡manoletinas! con ambas rodillas en tierra, en un alarde de valor y disposición. Pincha al entrar a matar en los medios en la suerte de recibir, para enterrar la espada al segundo viaje. Oreja más que justa y merecida tanto por entrega como por valor artístico, en mi opinión.
Media puerta grande abierta para el de Barajas. Le quedaba el sexto para rematar la obra, un toro alto, abierto de cara, ancho de pitones, suelto de salida. Lo recibe López Simón a la verónica, mejor el torero que la embestida del de Jandilla, descompuesta, sin entregarse, echando las manos por delante. Mínimo castigo en el caballo a la vista de las condiciones del toro. Buenos los pares colocados por Miguel Ángel Sánchez y Jesús Arruga, realizando la suerte con limpieza. Va a por todas el madrileño, de rodillas en los medios, redondos coreados con olés. El jandilla no mete la cara, no humilla, derrota arriba, sin clase, se queda corto, embestida descompuesta, deslucida, sin calidad, por ambos pitones. Enorme López Simón, muy por encima del toro, pleno de disposición y entrega, haciéndolo todo, adelantando la muleta, tratando de llevarlo templado y por bajo, sin que le toque la tela a pesar de los derrotes y la embestida con la cara arriba, defendiéndose más que embistiendo. Mucho mérito lo que ha hecho el madrileño en la tarde de hoy, demostrando que su situación actual en lo más alto del escalafón no es una casualidad. Pinchazo y entera desprendida para pasaportar al de Jandilla. Petición insuficiente que cierra la puerta grande pero con una vuelta al ruedo que vale mucho.
La vida, por tanto, ha seguido, no como nos hubiera gustad, con la terna a hombros pero en un caso, el de Diego Urdiales, las nulas condiciones de los toros y en otros, los de Talavante y López Simón, la espada, han dado al traste con nuestra esperanzas, quizás más, con la necesidad de ver otra vez la imagen triunfal de la Fiesta que nos alivie tras tanto dolor.
Antonio Vallejo
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