domingo, 10 de julio de 2016

Descanse en Paz, ¡TORERO!


Sobrecogido, con un dolor inmenso, con lágrimas en los ojos y casi sin reaccionar, así es como me he sentido al conocer la trágica muerte de un torero, Víctor Barrio, al llegar a casa tras una cena en familia. Como cada tarde de San Fermín me he puesto delante del televisor a las seis y media para ver la corrida de esta tarde en Pamplona. Casualidades de la vida, había quedado con mi mujer, quien había salido de casa con nuestra hija pequeña a dar un paseo y tomarse un helado, en misa de ocho de la tarde. Me ha dado tiempo de ver los cuatro primeros toros de Pamplona y he salido a misa. También casualidad, he dejado mi teléfono en casa, no espero llamadas e iba con toda mi familia a misa y después a cenar, ¿para qué quiero un teléfono?. Así que no me he enterado de nada hasta regresar a casa, al ver los mensajes del teléfono. Ha sido un momento terrible, lo he sentido como si alguien allegado se hubiera ido, a lo mejor porque aún estoy especialmente sensible por otra pérdida muy cercana hace cuatro días. No he visto imágenes ni quiero verlas. Simplemente he abierto "Aplausos" en el ordenador porque no acababa de creerlo, y lo peor se ha confirmado. He tenido fuerza para ver los dos últimos toros de Pamplona y completar las notas con las que tenía previsto contar esta noche lo que había ocurrido en la quinta de San Fermín. Ha sido dramático ver el momento en que, en directo, el equipo de canal Plus Toros recibía y confirmaba la triste noticia. Como es lógico las notas y lo que iba a contar no tienen sentido, hoy no hay sitio más que para el dolor, el mismo que he visto sentir a Manolo Molés ante las cámaras de Canal Plus Toros, y las lágrimas, las mías y las de David Casas, Germán Estela y Manuel Caballero  que comentaban la corrida de Pamplona junto al maestro Molés. Rotos los cuatro, impresionante, sobrecogedor. Ayer lo comentaba, la verdad del toreo es esta, hombres que se juegan la vida delante de un toro. Ayer mismo fueron Javier Jiménez y Eugenio de Mora quienes  sufrieron percances, muy serio el del sevillano, hace unos días Manuel Escribano en Alicante salvó la vida de milagro, hace 2 años David Mora en Madrid sufrió una cornada terrible, un par de meses atrás murió El Pana en México, y así podíamos seguir sumando nombres, la lista de cogidas graves sería interminable. Gracias a Dios sobre todo, pero también a los avances de la medicina y los magníficos cirujanos y médicos que forman los equipos de las grandes plazas, muchos de estos héroes que son los toreros pueden contarlo y volver a ponerse delante de la cara de un toro. Hoy, desgraciadamente, no ha habido nada que hacer por salvar la vida de Víctor Barrio, ahora descansa en su barrera del cielo junto a todos los grandes maestros que desde allí ven cada tarde los toros. 
Descanse en Paz, ¡TORERO!

Antonio Vallejo

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