jueves, 14 de julio de 2016
9ª de San Fermín: Imparable Roca Rey
El pasado 8 de julio me preguntaba quién o qué podía parar a Roca Rey en su meteórica carrera hacia la cima del toreo. Aquella tarde había cortado tres orejas a dos toros de Fuente Ymbro abriendo de par en par la puerta grande de Pamplona en su presentación como matador en dicha plaza, al igual que un año antes lo había hecho como novillero. Después de verle torear esta tarde tengo la respuesta a mi pregunta: tan solo una cogida seria puede frenarle. Ya no hay duda que estamos ante uno de esos fenómenos que cada cierto tiempo salen en la tauromaquia y que son llamados a marcar un estilo y una época, ya nadie puede pensar que sus triunfos allá por donde pisa sean fruto de la casualidad, de la novedad o una moda pasajera. Su toreo emociona, conecta con todo tipo de aficiones y tiene los conceptos y las ideas muy claras, con un estilo propio y definido que conjuga enormes dosis de valor para ponerse en terrenos casi imposibles con el temple y el mando para someter a los toros. Hoy no ha sido distinto. Dos orejas cortadas al tercero de la corrida de Nuñez del Cuvillo le han permitido cruzar de nuevo la puerta grande pamplonesa, a hombros, rodeado de una afición enloquecida que no cesaba de gritarle "torero, torero". Una afición que un día más ha llenado hasta la bandera los tendidos para ver uno de los carteles estrellas de estos sanfermines, el integrado por el galo Sebastián Castella, el extremeño Miguel Angel Perera y el peruano Andrés Roca Rey para matar seis toros de Nuñez del Cuvillo muy serios, como corresponde a esta plaza de primera y a su Feria del Toro, bien presentados, de variadas hechuras y láminas, alguno quizás atacao de kilos y fuera de tipo a lo que es este hierro gaditano formado con mezcla de sangres Nuñez, Domecq y Osborne. Corrida descarada de pitones, cornidelantera y muy astifina con tres toros buenos, los lidiados en segundo, cuarto y quinto turno, noble el primero, con movilidad y peligro el tercero y muy deslucido el sexto, imposible para la lidia.
Sebastián Castella es un toreo con amplio y buen curriculum en esta Feria del Toro. Querido y respetado por esta afición, hoy ha dejado patente una vez más su maestría y su poderío ante los toros, amén de una entrega infinita. Su primer toro, muy cuajado, quizás algo pasado de kilos, bien rematado por delante, cornidelantero, con mucha seriedad y dos puntas hacia arriba desafiantes, se mueve en el capote del francés, va y viene, pero lo hace sin excesiva clase y sin humillar. Se arranca con prontitud al caballo que monta José Manuel Moreno "Josele" quien pica trasero a este toro que no se emplea en el peto, dejándose pegar. Quita por chicuelinas del galo para probar al toro a la salida de varas, sigue demostrando prontitud y movilidad, sus mejores cualidades. Banderillas bien clavadas, con facilidad, por Isaac Mesa y Vicente Herrera con la colaboración de José Chacón en una buena brega. Como era de esperar, Sebastián Castella brinda al cielo, a la memoria de Víctor Barrio, algo que en esta temporada va a ser una norma, lógica y de agradecer a mi modo de ver, que el paso del tiempo no enfríe la reacción ejemplar del mundo del toro. Estataurios a pies juntos en la segunda raya para iniciar la faena. Le gana terreno a cada muletazo y saca al de Cuvillo hacia los medios, para rematar con un buen pase de pecho y otro de desdén con mucho gusto, recibiendo las primeras ovaciones. Se arranca pronto a la muleta adelantada que le ofrece Castella, pero su embestida carece de clase, con la cara arriba y protestando a cada lance. Mucho mérito el del francés al bajarle la mano para dominar la embestida de este complicado primero. Dos molinetes para ligar una tanda en redondo templada y con la mano baja, sin que el animal toque la tela ni una vez, elevan el nivel de la faena por la emoción que imprime a su toreo, firme y con mando. La misma tónica al natural, temple en las manos de Castella ante la embestida deslucida del de Cuvillo, con enrome mérito y valor, especialmente en el final de faena, acortando las distancias para acabar entre los pitones, circulares y pases con enorme quietud del diestro, sin mover las zapatillas del suelo, máxima entrega y valor. Estocada entera, trasera y atravesada que pasaporta al toro. Ovación para la buena actuación de Castella.
El cuarto, segundo del lote del galo es un animal de preciosas hechuras, muy serio, cornidelantero, muy armónico y proporcionado. Se mueve, mete la cara en el capote aunque no humilla con exceso, pero apunta buenas cualidades. Cada tarde es un alivio para los oídos que llegue el cuarto toro y se abran las viandas de la merienda, al menos unos minutos de paz sin las canciones de las peñas, ¡qué respiro!, ¡podían merendar en más toros!. Se le castiga muy poco en el caballo, dos puyazos traseros muy medidos a cargo de José Doblado. Esta vez quien está fantástico en la brega es Isaac Mesa y quienes realizan un notable tercio de banderillas son José Chacón y Vicente Herrera, dejándose ver, llegando a la cara del toro y reuniendo muy bien, gran tercio. El inicio de faena por estatuarios y dos cambiados por la espalda en el centro del ruedo corta la respiración. Toma la muleta con la diestra y comienza el toreo por el pitón derecho con magníficas series tanto por colocación como por ejecución. Redondos templados, adelantando la muleta, largos, con la mano baja, extraordinarios, toreando lento, relajado, gustándose, siempre en el sitio. Por el izquierdo el toro va igual, humilla, entregado al poderío de Castella, aunque echa un poquito las manos por delante y complica algo los muletazos, pero está inmenso Castella sometiendo al de Cuvillo en unos naturales bellísimos. Finaliza dejándose llegar los pitones a la taleguilla, acortando las distancias, sin moverse, alarde de quietud y valor en un palmo de terreno. Mata de entera fulminante que le vale una oreja de mucho peso. Gran dimensión torera la de Castella en esta su única tarde en Pamplona.
De buenas hechuras, entipado, armónico, serio pero sin exageraciones el segundo. Humilla en el capote de Miguel Angel Perera aunque sale suelto sin permitir mucho lucimiento al extremeño. Se le mide mucho en el caballo de Francisco Doblado, no se emplea, cabecea, pelea fea. La cuadrilla de Perera es algo excepcional, tres toreros de plata de primera línea: Javier Ambel, extraordinario en la brega, Curro Javier y Guillermo Barbero, excelentes en banderillas, ante un toro con complicaciones que les pone los pitones a la altura de los hombros. Por supuesto, brinda al cielo. Muletazos de tanteo suaves, probando al toro por el pitón derecho. Repite y humilla el de Cuvillo. Sensacional Perera, adelantando la muleta, poniéndosela en la cara, lo lleva muy metido y tapado, templado, en largo y por bajo en magníficas series de derechazos siempre colocado en el sitio para ligar los muletazos, con excelente ritmo. Por el pitón izquierdo le cuesta más tomar la muleta, pero el poderío y el temple del extremeño resuelven la papeleta y somete al Cuvillo en naturales lentos de gran belleza. Al retomar el toreo por el lado derecho le voltea de muy mala manera, susto tremendo afortunadamente sin consecuencias, de milagro ha salido ileso, con la cara ensangrentada, aliviados al comprobar que era sangre del toro. La tanda por el pitón derecho que cierra la faena, lentísima, por bajo, muletazos rotundos, deja todo merced de los aceros para conseguir trofeos. Lástima de espada y descabello, se esfuman quizás dos orejas de este gran toro de Cuvillo. Enorme la ovación para el extremeño por su magnífica labor.
El quinto es un toro grandote, bajo, hondo, nada más y nada menos que con 620 Kg en la romana, excesivo para este hierro, fuera de tipo y con hechuras que recuerdan a otras ganaderías, no a Cuvillo. Comenta el maestro Emilio Muñoz que le recuerda a Cuadri. Realmente sí, tiene hechuras más propias de ese encaste. No luce en el capote de Perera, aprieta hacia dentro, con clara querencia a tablas. Se va directo al caballo que monta Ignacio Rodríguez, quien agarra dos sensacionales puyazos delanteros que perfectamente pueden llevarse el premio al mejor tercio de varas de la feria. Al igual que en el primer toro del lote del extremeño se luce la cuadrilla en el tercio de banderillas, Curro Javier en la lidia y Javier Ambel y Guillermo Barbero con los palos, con gran facilidad y limpieza. Brinda al público y, cumpliendo con su ritual, coloca con mimo la montera en la segunda raya. Enorme la dimensión del toreo de Perera en este quinto ante un toro que de inicio no humilla, que pasa sin demasiada clase, al que, con paciencia y un dominio abrumador le coge la distancia para llevarlo muy templado sometido en la muleta. Mucho mérito el del extremeño, poderoso y rotundo. Por el pitón izquierdo le saca unas series de naturales sublimes, templadas, largas, bajas, ligando los naturales sin moverse del terreno, perfecta su colocación al final del lance. Olés en los tendidos a cada muletazo. Finaliza la faena en esos terrenos que tanto le gusta pisar, en la cercanía, con los pitones llegándole a la barriga, toreo vertical, hierático, impasible, clavando las zapatillas en una baldosa, enroscándose al toro a la cintura por ambos pitones, con gran emoción y los tendidos puestos en pie. Importante la tarde de Miguel Angel Perera, al que solo la espada ha privado de posiblemente tres orejas, pero que ha dejado en el aire un aroma a toreo poderoso y con mando propio de lo que es, una figura del toreo. La cerrada ovación con la que el público pamplonica le despide es reflejo de lo que ha hecho frente a sus dos toros.
Andrés Roca Rey, el nombre que toda la afición pronuncia a todas horas y en todas partes, la revolución del toreo, el que está poniendo la Fiesta patas arriba, uno de los que lidera esta maravillosa hornada de jóvenes matadores que desde hace una temporada está rompiendo todos los registros. Roca Rey, Alberto López Simón, José Garrido, Joselito Adame, nombres de esta generación llamada a ser el futuro de oro de la Fiesta, a los que habrá que sumar el de Luis David Adame que ha anunciado oficialmente que tomará la alternativa en Nimes durante la próxima Feria de la Vendimia, con tan solo un año de novillero con caballos. Otro portento del toreo que vendrá a animar la temporada junto a sus compañeros.
Tremendo, brutal de pitones el tercero, dos leños, muy abierto, veleto, desproporcionado para su peso, 510 Kg, y su caja. Lo recibe el peruano echándose el capote a la espalda, sin guardarse nada, por gaoneras, un farol y una larga a una mano con mucho sabor. Suelto de salida el de Cuvillo, le avisa por el pitón derecho en una colada, sin fijeza, no quiere ir al caballo. Prácticamente no se le castiga en varas, algo por cierto muy habitual en este torero al que le gusta dejar cruditos los toros de cara a la muleta. Quita por tafalleras en el centro del ruedo el propio matador, le arrolla en el primer lance y nos pega un susto de muerte. Se levanta como si nada, ni se mira y continúa con sus tafalleras como si aquí no hubiera pasado nada, rematando con otra larga a una mano echando el capote por los suelos. Se pueden imaginar la reacción del público, en pie, gran ovación. Tercio de banderillas en el que sigue demostrando falta de fijeza. Colocan los palos Francisco Gómez "Paquito Algaba" y Juan José Domínguez con oficio. Brinda al público. Se planta en los medios e inicia la faena por estatuarios que liga con un cambiado por la espalda arriesgadísimo, que pone el "uy" en las gargantas. Buena serie por el pitón derecho en la que el limeño lo hace todo, con la muleta adelantada, tapándole la cara para evitar que se vaya suelto al final del pase, con un mérito enorme todo lo que hace. Por este pitón el toro es reservón, se frena a mitad del muletazo, busca al torero y le prende primero por la rodilla y luego echa la cara arriba rozándole el cuello. ¡Otro susto!. ¿Cómo responde?, impávido, sigue toreando en redondo como si tal cual, pegándole una serie con la mano baja, templadísimo, pasándose los pitones a milímetros de los muslos, enorme, inmenso Roca Rey, por ahí y por el otro pitón, naturales templados, largos y bajos, aunque el de Cuvillo echa la cara arriba y traga lo indecible el peruano. Son increíbles las maneras y la madurez de este torero que tan solo tiene 19 años y lleva un año escaso de alternativa, alucinante. Pone a plaza en pie con otro cambiado por la espalda agónico, las manoletinas finales de rodillas y un pase de desprecio mirando la tendido que generan el éxtasis, la locura colectiva, el delirio en los tendidos. Lo revienta de un estoconazo en el sitio que hace rodar al de Cuvillo sin puntilla. Dos orejas y segunda puerta grande para Andrés Roca Rey en estos sanfermines, en los que ha cortado nada menos que cinco orejas, ¡qué bestia!.
Toro sin historia el sexto. Una pena porque era un animal de preciosas hechuras, muy serio, cornidelantero y muy astifino. Desde salida echa la cara arriba y las manos por delante, no humilla, poco lucido el recibo con el capote de Roca Rey. No se emplea en el caballo, se deja pegar dormido en el peto. Resuelven con oficio y mucho mérito los Franciscos, "Paquito Algaba" y "Viruta", el tercio de banderillas, complicado por cómo lleva de alta la cara este de Cuvillo, del que iba a decir que ha resultado deslucido en la muleta, pero mentiría, porque ha sido imposible, nulo para la lidia. No embiste, lo que hace es echar las manos por delante, pegar un salto y llevar la cara ya no arriba, en el hiperespacio. Derrota por ambos pitones, pega tornillazos a diestra y siniestra, corta el viaje. Lo dicho, imposible para la lidia. A pesar de todo Roca Rey está muy valiente, se pone, le deja la muleta en la cara ¡e intenta llevarlo por bajo!. Lo de este joven es impresionante, no se arruga ante nada, admirable su valor y su entrega ante un toro al que lo mejor que se podía hacer era pasaportarlo lo antes posible para no recibir una cornada. Está claro que el desgarro de escroto del pasado 8 de julio no le ha afectado lo más mínimo, ¡los sigue teniendo igual de bien puestos!. Perdonénme la grosería pero es que me sale del alma. Mata de más de media en el sitio y varios golpes de verduguillo para abandonar el coso pamplonés a hombros camino del Paseo de Ernest Hemingway erigido en el triunfador de los sanfermines 2016, a falta de la corrida de la corrida de Miura que cerrará esta Feria del Toro que queda marcada con el nombre y la figura de un limeño de 19 años, Andrés Roca Rey, imparable.
Antonio Vallejo
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