lunes, 11 de julio de 2016
6ª de San Fermín: El alma aún partida
Dice el tópico que "la Fiesta debe continuar" y que la vida sigue, pero hoy ha sido un día muy difícil para cuantos tenían que ponerse delante de la cara de un toro. Ambiente de tristeza en la plazas de toros, señales de luto, banderas a media asta como en Las Vnetas, minutos de silencio al finalizar el paseíllo y dolor, mucho dolor en los rostros de los matadores, los subalternos, los picadores, el público. No era una tarde más de toros, era imposible, a nadie se nos olvidan las imágenes del cuerpo sin vida de Víctor Barrio. En Las Ventas me han contado que el silencio ha sido la tónica, ambiente triste y decaído, como los ánimos de cuantos se han dado cita en la plaza madrileña para asistir a la novillada de Carriquiri. En Pamplona, plaza singular por su ambiente ensordecedor y en ocasiones irrespetuoso para los toreros, también se ha dejado sentir la pesadumbre que nos invade a todos los que amamos la Fiesta de los toros. Sobrecogedor el minuto de silencio en esta sexta de San Fermín, tan solo se escuchaban los sones de una pieza musical, "Silenza", interpretada con emoción por la banda de la peña "Los Bronces", una de las más carismáticas de Pamplona. Repito, las caras desencajadas, en especial la de Curro Díaz, quien recogió de la arena de Teruel el cuerpo ya sin vida de su compañero Víctor Barrio. Aún no me explico cómo ha sido capaz de vestirse de luces, hacer el paseíllo y matar a sus dos toros después de lo vivido ayer, solo eso merece más que una ovación. La mirada perdida, sin consuelo el maestro jienense. Da la casualidad que Curro Díaz estaba anunciado para ser padrino de alternativa de Víctor Barrio en Madrid el mismo día que también confirmaba su alternativo Juan del Álamo, otro torero que hoy ha pasado un trance más que amargo. Por una cogida en Baeza el día anterior le sustituyó El Fundi aquel 8 de abril de 2012 en Las Ventas. Caprichos del destino, el jienense vivió ayer una de sus tardes, si no la más, amargas de su vida al ver morir a Barrio, quien iba a doctorase de sus manos, y hoy se anunciaba en Pamplona con el otro integrante de la terna de aquel día, el salmantino del Álamo, quien iba a confirmar de sus manos. Lo dicho, caprichos del destino.
Seis toros de Pedraza de Yeltes, ganadería salmantina de procedencia "El Pilar", encaste Domecq Díez, que últimamente esta cosechando triunfos en casi todas las corridas que lidia, especialmente en tierras francesas. Seis toros muy voluminosos, grandes, posiblemente pasados de kilos, de mucha alzada, serios, muy serios, quizás un tanto exagerados de pitones para lo que es este encaste, veletos la mayoría, peor que han resultado decepcionantes en lo que a juego y condiciones se refiere. Descastados, faltos de raza y fondo, si salvamos el primer puyazo al primero y el comportamiento del tercero en el caballo sin empleares en varas, dejándose pegar sin empujar, huidizos, sin fijeza, con un punto de mansedumbre, clara la querencia, siempre buscando la puerta de chiqueros, sin humillar. Si a las condiciones anímicas añadimos lo poco que han ofrecido los toros es sencillo deducir que la corrida haya resultado deslucida y sin opciones. Incluso me ha dado la impresión que ante las malas condiciones de los toros el ambiente de abatimiento anímico se ha trasladado a los tendidos con mayor fuerza, donde el ruido, las canciones y los bailes han sido mucho menores que otras tardes, algo que creo que hoy merece ser reconocido y aplaudido. Cuando he criticado algunas actitudes censurables de esta afición lo he hecho, igual que cuando la afición pamplonica demuestra un saber estar a la altura de la circunstancia también es de justicia subrayarlo.
Nulas opciones las que ha tenido la terna ante estos enemigos. Tanto Curro Díaz como Iván Fandiño y Juan del Álamo han brindado al cielo en recuerdo a su compañero Víctor Barrio, no podía ser de otra manera. Especialmente emotivo el de su amigo del Álamo y que tantas tardes alternó como novillero con Víctor Barrio, brindis que ha hecho al cielo y a las cámaras de Canal Plus Toros dedicado a su amigo muerto y a toda su familia, resultándole difícil acabarlo, con la voz entrecortada y los ojos llorosos.
Ninguno de los toros ha servido en el capote, quizás el tercero al que el salmantino Juan del Álamo ha recibido con un ramillete de verónicas de lo mejor de la tarde. Eso y un ceñido quite por chicuelinas del salmantino en su turno de quites al segundo y otro quite por chicuelinas también ceñidas y con riesgo de Iván Fandiño al cuarto. Nada más, desgraciadamente, en los capotes. Como decía al hablar de la prsentación y hechuras de los toros, su gran volumen creo que ha condicionado su embestida en la muleta. Más por inercia de los kilos que por clase han tomado los engaños sin meter la cara con clase, deslucidos, sin emoción alguna. Y no será porque los tres matadores han puesto todo de su parte. Curro Díaz es otro de los toreros que está en un momento extraordinario, que hoy ha intentado poner la muleta delante a sus dos toros, bajándoles la mano, llevándoles en largo, pero que se ha encontrado con animales que no iban, sin fondo alguno, que se han rajado a las primeras de cambio. Ha matado a sus dos toros con habilidad, a la primera, haciendo lo que hay que hacer en estos casos, enterrar el acero a la primera y liquidar al animal, y me da igual que ambas estocadas hayan sido caídas de colocación, hoy me importa realmente poco, mucho es que haya matado a su lote. Prácticamente lo mismo podría decir de Iván Fandiño que se ha topado con dos toros sin casta ni raza, que han llevado siempre la cara arriba, aunque el de Orduña les ha puesto la muleta en la cara, tratando de llevarles por bajo y dominar su embestida, pero no se han entregado en ningún momento, pegando tornillazos, incómodos, mejor dicho, imposibles para el toreo. Brevedad con los aceros es lo mejor que ha podido hacer Fandiño ante su lote, malo, francamente malo. Y tres cuartos de lo mismo para lo que le ha correspondido a Juan del Álamo, que dispuso del único algo manejable del encierro, el tercero, al que ha recetado una muy buena serie al natural, pero ahí se ha acabado el toro. De ahí en adelante tornillos y viaje corto que ha deslucido toda la inmensa entrega del salmantino para tratar de sacar algo lucido, pero es igual que ir a sacar agua de un pozo seco, es imposible. Y en el que cerraba plaza lo mismo, una serie, esta vez por el pitón derecho, pero el toro se ha visto podido y se ha rajado, desentendiéndose de todo. Para no terminar sin destacar nada más que la gran profesionalidad, la entrega y la hombría de cuantos han actuado esta tarde en Pamplona (que no es poco) quiero mencionar el sensacional puyazo de Alonso Sánchez al primero de la tarde y la magnífica actuación de uno de los que están llamados a ser figura entre los toreros de plata, Iván García, que hoy ha bregado y ha banderilleado a las mil maravillas, gran subalterno .
Igual que comenzaba la corrida finalizó dos horas después, con tristeza en el alma y un sentimiento de dolor difícil de superar. Inmensa la capacidad de superación de estos hombres, su entrega y su profesionalidad al dar la cara en unas circunstancias tan difíciles para ellos como las de hoy. Esta es la grandeza del toreo. Hoy sólo podía haber un nombre, sirva de homenaje para su memoria.
Descanse en paz Víctor Barrio, ¡TORERO!
Antonio Vallejo
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