miércoles, 13 de julio de 2016

8ª de San Fermín: Juli honra a Víctor Barrio, Juli honra al toreo


Aunque puede parecer repetitivo, no es posible apartar de la mente lo que sufrimos el pasado sábado, va a ser muy complicado superarlo, pero la muerte de Víctor Barrio en la plaza de toros de Teruel no ha sido en vano, por dura que parezca esta afirmación. El dolor de su viuda y sus padres, de toda su familia y de toda la familia del toreo lo ha convertido en una especie de mártir, un referente, un símbolo de nuestra Fiesta, tal ha sido la catarata de insultos, ofensas y barbaridades vertidas en las redes sociales tras la trágica muerte del joven torero segoviano. La figura injuriada de un hombre que entregó su vida por crear arte y belleza ha servido para despertar al mundo del toro y crear un sentimiento de unión que jamás se había visto. Lo ha levantado, lo ha puesto en pie de guerra  y me da la impresión que ya no va a haber quien nos pare. Una de las puntas de lanza a la hora de responder en estos días a los canallas que vomitaron basura en sus mensajes de Twitter y Facebook  ha sido Julián López El Juli, sin pelos en la lengua, sin miedo, llamándoles por su nombre, dando la cara, de frente y por derecho, como el toreo, el mismo toreo que ha desplegado en esta tarde de sanfermines frente al quinto, un buen toro de Victoriano del Río al que ha cortado las dos orejas. Su figura en el centro del ruedo, con las orejas del toro en sus manos alzadas, mirando al cielo, ofreciéndoselas a Víctor Barrio, quien a buen seguro las ha recogido en su barrera del cielo, resume el sentir de toda la profesión y la afición taurina. El mejor homenaje que Juli le podía hacer, la mejor manera de honrar su figura y su memoria, la mejor manera de honrar al toreo, Julián López, un maestro dentro y fuera de la plaza, poderoso y con mando delante de los toros y frente a los otros animales a los que va a poder y someter, estoy convencido de ello.

Corrida muy completa la que Victoriano del Río ha mandado a Pamplona. Seria, bien presentad, de buenas y variadas hechuras, encastada, enrazada, con movilidad, nobleza, clase y calidad, siendo el segundo el único que ha desentonado  por su aspereza, sin entregarse, derrotando por ambos pitones. Para lidiarla tres nombres de mucho cartel: el ídolo de Pamplona Juan José Padilla, "ílla, illa, lila Padilla maravilla" le gritan sus seguidores que aquí son legión, todo corazón y entrega el Ciclón de Jerez, el Pirata, Julián López El Juli, puro magisterio, poderío, saber y mando, y Alberto López Simón, la quietud y la impasibilidad hechas torero. Solo Juli ha salido a hombros, pero una tarde más bien podían haberlo hecho los tres matadores, puesto que Padilla y López Simón han perdido un posible trofeo frente al cuarto y al tercero respectivamente al fallar con la espada. 

El quinto de la tarde, Desgarbado, de 550 Kg ha sido el toro de la corrida, en el que Juli ha demostrado toda su sabiduría y su tremenda técnica, entendiendo a la perfección, desde el primer muletazo, la lidia que requería el de Victoriano. Inicio de faena por bajo, flexionado la rodilla, en largo, obligándole a humillar, sometiendo su embestida. Toro con fijeza y bravura, acude pronto al toque, mete la cara con clase, repite en la muleta que el de Velilla de San Antonio le ofrece adelantada. Redondos templados, largos, ligados, la mano baja, dándole la distancia y las pausas que necesita. Dominador absoluto Juli, inmenso. Por el pitón izquierdo somete al toro por bajo, rotundo Juli, poderoso, con la  muleta baja, barriendo la arena, naturales largos citando muy delante y llevando muy largo el viaje del toro, naturales profundos de una calidad y una clase fuera de categoría. Termina la faena totalmente entregado el madrileño, relajado, templadísimo, disfrutando del toreo, auténtica lección de mando la que ha impartido hoy en Pamplona. Estocada entera y un golpe con el estoque de cruceta terminan con este buen toro de Victoriano del Río, premiado con la vuelta al ruedo, quizás excesivo premio, pero me parece bien, máxime en esta temporada y en estos días en los que necesitamos remontar el vuelo anímico. Dos orejas que Juli entrega al cielo, dirigidas a Víctor Barrio, en una imagen cargada de simbolismo. ¡Olé, maestro!.
Ya había brindado Juli al cielo el primero de su lote, un toro complicado que ha metido la cara abajo en el caballo empujando con celo en el peto. En banderillas aprieta y pone en apuros a la cuadrilla del madrileño. Difícil en la  muleta, sin entregarse, cortando el viaje, se frena a mitad del muletazo, se revuelve, echa la cara arriba derrotando por ambos pitones. Todo apunta a faena imposible, pero eso no entra en la cabeza de Julián. Sigue poniédose por ambos pitones, no pierde un paso, ¡qué poderío!, y logra someter por bajo al de Victoriano del Río, le saca dos naturales excelentes que preceden a una serie al natural excelente, para volver a tomar la muleta con la mano derecha y pegarle una serie por bajo que acaba por hacer que el toro se rinda a la maestría de Juli, a su mando, y se entregue definitivamente. faena de enorme mérito y de gran dimensión para el aficionado en la que Juli ha dejado patente una vez más su tremenda capacidad y aparente facilidad para dominar a cualquier tipo de toro. De haber acertado con la espada a la primera hubiera acortado una oreja de enorme valor. Tarde rotunda de Juli, magistral una vez más en Pamplona ¡y ya son once las veces que ha salido a hombros por la puerta grande de esta plaza!.

El idilio de Juan José Padilla con esta afición viene de mucho tiempo atrás. La entrega y el inmenso corazón del Pirata hechizaron desde su primera actuación sanferminera a esta plaza. Siempre fiel a su estilo, sin engañar a nadie, dándolo todo en cada tarde que ha toreado, ha sabido conectar a las mil maravillas con los tendidos, rendidos a los pies del jerezano, quien también es un enamorado de Pamplona, que vive los sanfermines desde las ocho de la mañana siendo habitual verle en los encierros mezclado con los mozos, incluso haciendo alguna carrera. Recibe al primero con una larga cambiada rodillas en tierra que enloquece a los tendidos de sol. Torea a la verónica con pasión, bonitos los lances, acompasados, el toro va y mete la cara. No se emplea en el caballo, cabecea, se deja pegar. Le vale a Padilla en banderillas, tercio en el que demuestra unas  facultades físicas tremendas haciendo las delicias de los aficionados con dos buenos pares bien reunidos y un tercero al violín marca de la casa. Como es lógico brinda este primero al cielo,  seguro que con la emoción de quien vio tan de cerca la muerte  aquella tarde de octubre en Zaragoza. Comienza de rodillas, junto a las tablas, arriesgado. El toro protesta, lo saca hacia los medios y toma la muleta con la mano izquierda. Por ese pitón se desplaza bien, lo lleva templado y largo el Pirata, mete bien la cara y permite a Padilla sacar naturales bajos y profundos, olés en los tendidos. Por el pitón derecho no va con tanta calidad, derrota, pero ese defecto lo cubre el jerezano con enormes dosis de entrega, recursos y guiños a los tendidos para calentar los ánimos, si es que no lo estaban ya, exponiendo, tanto que en uno de esos derrotes le pone el pitón a la altura del pecho rasgándole el chaleco. No da pausa Padilla, en un abrir y cerrar de ojos cuadra al toro y coloca una estocada entera recibiendo otro varetazo en el pecho. Oreja con petición de la segunda en una clamorosa vuelta al ruedo con la bandera pirata al aire entre el clamor de la afición.
También recibe de rodillas al cuarto, con dos largas cambiadas, en su línea. precioso el galleo por chicuelinas para llevar al toro al caballo. No se emplea el de Victoriano en varas pero tiene movilidad y permite al Ciclón ejecutar un vibrante tercio de banderillas que levanta al público de sus asientos. Como en el primero inicia la faena de rodillas, el toro no se arranca, segundos de dudas y de angustia ante la arrancada del animal. Por fin lo hace y toma la muleta que le ofrece Padilla adelantando la mano, llevando largo al toro en redondos por bajo ligados. Molesta el viento, el toro mete la cara muy abajo, repite con calidad y pide que se le torre por bajo. Muy entregado Padilla, poniéndolo todo, faena de mucho oficio en la que buscó la oreja por todos los medios, premio que se le esfumó por fallar con la espada, una pena.

Alberto López Simón regresaba tras su sensacional actuación en la tarde de ayer ante los toros de Jandilla, con el ánimo intacto, con las mismas ganas de abrir la puerta grande que tuvo a un paso y que rozó con la yema de los dedos. No cumple el tercero en los primeros tercios. Algunos lances sueltos a la verónica pero no se entrega.  Tampoco lo hace en el caballo, se le pega poco. Parado en banderillas, reservón, mide mucho, espera y pone en apuros a la cuadrilla del madrileño, que resuelven con oficio. El toro está crudito, se le ha castigado poco, se desplaza sin excesiva clase pero con emoción. Lo entiende bien López Simón por el pitón derecho, lo lleva por bajo, sometiéndole, pasándoselo muy cerca, llegando a los tendidos. Toro complicado con mucho que torear, embestida incierta, a distinta velocidad según el lance, siguiendo la muleta en los finales de cada pase, haciendo que el torero tenga que perder un pasito para no ser prendido y colocarse para tratar de ligar los muletazos. En un redondo es prendido de la rodilla, afortunadamente sin consecuencias. Muy firme López Simón, dando una dimensión de torero entregado y con hambre de triunfo sea cuales sean las condiciones de sus enemigos. Mata de entera certera recibiendo una merecida ovación en reconocimiento a su entrega y valor.
El sexto es un animal de bellísima lámina, astifino, serio, armónico, precioso. Se desplaza en el capote del madrileño, mete bien la cara. Se le castiga poco en varas, algo que empieza a ser habitual en toreros del corte de López Simón y Roca Rey que quieren a sus toros muy enteros en la muleta. Faena de muleta que inicia junto a las tablas a pies juntos, ganando terreno al toro a cada pase, para llevarlo a los medios y torear por el pitón derecho con muletazos de buen trazo, limpios pero a los que le falta un punto de emoción. Hace de la quietud y la impasibilidad un arte, toreo vertical, pasándose al toro por la barriga, poniéndolo todo para enganchar con los tendidos, pero el que es enganchado es el propio matador al intentar un pase por el pitón derecho. Voltereta sin consecuencias que envalentona aún más a López Simón. Acaba metido entre los pitones, junto a las tablas, pasándoselo por ambos pitones a centímetros de la taleguilla. Mata de pinchazo y estocada entera cortando una oreja como premio a su entrega y disposición toda la tarde. 

Por undécima vez ha abierto la puerta grande de Pamplona Julián López El Juli en una tarde magistral de mando y poderío, demostrando una vez más una capacidad para someter a los toros única. Tarde importante no solo para el maestro madrileño, más importante aún por lo que significa para la Fiesta en estos días de sentimientos a flor de piel. Con su toreo, con su triunfo, con su salida a hombros Julián López El Juli toma el mando en la plaza y fuera de ella en defensa de los toros, honrando la memoria de Víctor Barrio y honrando al toreo. 

Antonio Vallejo 

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