lunes, 5 de junio de 2017

25ª de San Isidro: Vuelve Cuadri


Última semana de San Isidro, recta final marcada por el desfile de las denominadas ganaderías "duras", la semana torista, la que clásicamente marca el final de cada San Isidro. Nada nuevo bajo el sol, el esquema de este San Isidro sigue el guión habitual, algo que ya hemos comentado varias veces a lo largo de estos días y que choca con esa renovación total del esquema isidril anunciada por Simón Casas. Espero y deseo que esta semana no siga la pauta habitual de estos encestes "duros", porque desgraciadamente resultan generalmente deslucidas y tediosas en algunos casos. ¿No sería posible que alguna vez estos hierros se intercalaran a lo largo de la feria rompiendo la monotonía ganadera que se sucede en las primeras semanas?. Eso sí que sería un variación respecto a la norma.
Celestino Cuadri ha sido el encargado de levantar el telón de la semana torista con una corrida que ha respondido a lo que se espera de este encaste único y peculiar nacido de cruces de sangre Santa Coloma, Urcola y Conde de la Corte y que en los últimos años parecía haberse venido a menos. Corrida áspera, dura, complicada, que se ha movido con las manos, con la cara arriba, derrotando con peligro, a tornillazos, quizás algo justa de fuerzas, ante la que había que estar con todos los sentidos activos al cien por cien, una corrida para lidiar y hacerlo a la antigua, sobre los pies, una corrida para matadores valientes, firmes y decididos, como la terna integrada por Fernando Robleño, Javier Castaño y José Carlos Venegas, una corrida para aficionados, en las que muchos han sido los matices que la han marcado. Corrida seria, yo creo que en tipo a lo que suele ser este encaste particular, honda, quizás menos voluminosa que en anteriores citas con Madrid pero bien hecha en general y que no se ha prestado al lucimiento pero sí ha aportado fases de emoción por el riesgo que presentaban los toros. Vuelve Cuadri.
Fernando Robleño ha estado, bajo mi punto de vista, pulcro y técnico ante el primero, un toro que salió con aparente movilidad y fijeza pero que duró un suspiro, concretamente un puyazo, y que se quedó sin fuerzas en la muleta. Trasteo aseado del madrileño, técnico, a media altura, sin poder obligarle porque se derrumbaba este primero de Cuadri, de corto recorrido y que no humillaba. Deslucido y sin emoción, lo mata de bajonazo al segundo intento y todo queda en silencio. El cuarto, cornidelantero, muy ofensivo, va desde salida con las manos por delante y la cara alta, cualidad que ha mantenido durante toda la lidia. Importante, valiente y firme ha estado Robleño en este toro. Había que lidiar y someterlo y creo que lo ha conseguido. No era fácil, derrotaba por arriba y se revolvía, pero el madrileño ha acabado por templar las embestidas del cuadri y ha dibujado algunos buenos muletazos en redondo y al natural con mucho valor y mérito en terrenos pegados a las tablas del 4, clavado al suelo, pasándoselo por ambos pitones en el final de faena, exprimiendo al máximo al toro. De no haber fallado con la espada me da la impresión que se le hubiera pedido una oreja de ley, de mucho mérito y valor. Finalmente ha escuchado una ovación respondida con saludos desde el burladero.
Javier Castaño ha mostrado su faceta más profesional y lidiadora, sobre los pies, ante dos toros bastante diferentes en cuanto a comportamiento. Frente al segundo ha tratado de hacer las cosas bien, desde dejar en largo al cuadri para que luciera en el caballo hasta el quite por saltilleras y revolera, además de un excelente tercio de banderillas protagonizado por Marco Leal y Fernando Sánchez y una brega extraordinaria de Marco Galán, que no debemos olvidarnos de la importantísima labor de los toreros de plata. Con la muleta ha desarrollado una faena de tesón y entrega ante un toro justo de fuerzas que llevaba la cara arriba y se defendía, sin emoción, al que en cuanto le bajaba la mano se iba abajo. Voluntarioso y pulcro, pero sin emoción. Mata mal, realmente mal, con tres pinchazos y varios descabellos. El quinto ha sido un toro peligroso al que ha saludado con una lidia a la antigua, andándole hacia atrás con el capote a ras de suelo para sacárselo a los medios. Empuja con celo en la caballo y se le recrimina al leonés que no le haya dado más distancia en el tercio de varas. De nuevo brilla Fernando Sánchez en banderillas con dos pares de órdago reunidos y clavados con torería infinita en su línea habitual y que responde desmonterado a la enorme ovación recibida. Toro con sentido, tiene peligro este Cuadri, siempre con la cara alta, cortando el viaje, revolviéndose, buscando carne en cada lance. Hay que estar muy claro de mente ante esos pitones, lidiarlo y parar sus arreones y tornilalzso y luego ya veremos. Firme y valiente a mi modo de ver Castaño que llega a sacar un par de series templadas y ligadas de enorme mérito, aunque me da la impresión que no ha encontrado el eco que su labor de tesón y profesionalidad merecía. Silencio en manos me parece algo injusto para lo mostrado y demostrado por Javier Castaño.
José Carlos Venegas es uno de esos muchos toreros del escalafón que llega a Madrid falto de contratos y con necesidad de triunfar para dar un giro a la situación y torear más que las escasas seis tardes que se vistió de luces la pasada temporada, y no lo ha tenido fácil ante dos toros complicados, uno por su comportamiento y otro por el ambiente hostil en el que ha tenido que desarrollar su faena. El tercero ha sido un toro difícil que ha desarrollado peligro desde salida, con la cara alta y embistiendo rebrincado. Ya en banderillas lo ha dejado patente, espera y corta una barbaridad, poniendo en apuros al mismísimo David Adalid, a quien es la primera vez que he visto clavar sin la calidad y brillantez habitual, algo que es noticia por sí solo. El de Cuadri no tiene recorrido, no pasa y en seguida se vuelve y busca con mala intenciones. Se la juega el jienense de verdad, mostrándole la muleta, tratando de conducir los arreones y domarlo, poniéndose y exponiéndose, tanto que en una de esas es cogido y volteado en unos segundos de angustia que dejan sin respiración a la plaza. Firme, valiente y más que digno, queda claro que no hay más faena posible y se lo quita de en medio con media estocada en buen sitio y descabello, escuchando silencio. El sexto ha sido protestado desde salida por falta de fuerzas y signos de invalidez. Pierde las manos tras acudir al peto y la protesta crece. En banderillas reina el caos, la protesta es monumental y el desorden en la lidia un auténtico desastre, un espectáculo indigno para la primera plaza del mundo. La bronca es de escándalo cuando el presidente ha cambiado el tercio manteniendo al de Cuadri en el ruedo, alguno incluso ha perdido los papeles, como un espectador ya de respetable edad cercano a mi localidad que volviéndose al palco le ha dicho de todo y un auténtico animal que a grito pelado le ha soltado al presidente que era un hijo de ... Por mucho que pueda uno pensar sobre la equivocación o el acierto del presidente no se puede comportar con esa mala educación y conducta barriobajera típica  de pelea tabernaria, esos no pueden ni deben ser considerados aficionados. Luego pasa lo que pasa, pues resulta que en ese ambiente hostil, con todo en contra, ha salido la mejor faena de la tarde y el toro con mejor condición en la embestida de la corrida ante el que Venegas ha demostrado tener un personalidad apabullante, pidiendo calma, tranquilidad y paciencia a los más exaltados, colocándose frente al cuadri y, a base de temple, ha sacado las mejores series de toda la tarde por ambos pitones, poniéndole la muleta en la cara para ligar los muletazos tanto en redondo como al natural rematando las series con tres pases de pecho de mucha categoría. Firme, sereno, con la mente despejada, valiente, así creo que ha estado  Venegas en la tarde de hoy, con una actitud elogiable que le ha llevado a ser cogido en las bernardinas finales. Como dije antes con Robleño, creo que si no hubiera matado de bajonazo bien podría haber cortado una oreja. Ha escuchado una ovación mientras abandonaba el ruedo camino de la enfermería.
Así que tras el recuerdo imborrable de la magistral tarde de Ponce del viernes, de su apoteosis torera y la novillada de ayer sábado ha dado comienzo la semana torista, como si no fuéramos todos  toristas, porque lo somos, solo hay una manera de que la Fiesta resulte triunfal, que salga el toro, sea del encaste que sea. Eso es ser torista. 
Y en medio de todo esto, ¿el Madrid, qué?, ¿otra vez campeón de Europa?.

Antonio Vallejo

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