No ha habido por dónde coger la corrida de Adolfo Martín, se le pueden buscar cosas por arriba, por abajo, por la derecha, por la izquierda, por activa, por pasiva, por perifrástica, escarbar hasta el fondo, imposible, no sale nada, ni una cosa buena encuentro a los toros que hoy han salido en Madrid. Un petardazo sin contemplaciones, peor que mala, sin raza, descastada, sin fuerzas, ni siquiera con el genio y la mala leche que suelen tener los adolfos, nada de nada, el cero absoluto, sin excusas ni paños calientes. Es que no ha habido nada, de verdad, no sé cómo decirlo. Quizás siendo muy optimistas la actitud de Escribano, a porta gayola en el tercero para recibirlo con una larga cambiada, las verónicas cadenciosas en el saludo del sevillano al sexto y un enorme par de banderillas de fuera a dentro en este mismo sexto, con muchísimo riesgo, exponiendo una barbaridad, a punto ser empitonado en la tronera del burladero del 1, justo debajo mío, parecía que no llegaba tomar el refugio, qué segundos de angustia. Y nada más, porque en la muleta no ha tenido opción alguna ante animales deslucidos, sosos, sin movilidad ni recorrido, una nulidad, sobre todo el sexto, ante el que se ha expuesto de verdad, sin trucos, trampa ni cartón a una cogida, demostrando valentía, arrojo y vergüenza torera. Tes cuartos de lo mismo Juan Bautista, inédito con el capote y la muleta con dos toros que no decían nada, ante los que ha estado pulcro y técnico, tratando de hacer las cosas bien, pero la emoción brillaba por su ausencia. Embestían a media altura, a trote cochinero, sin clase alguna, y si le bajaba lo mínimo la mano se venían abajo con estrépito por sus escasa fuerzas. Vamos, un despojo de animales. No se le puede valorar al francés ante un ganado tan malo. Si continuo rebuscando también podría encontrar como nota positiva los tercios de banderillas que han compartido en el primer y tercer toro Antonio Ferrera y Manuel Escribano, clavando con suma facilidad y destreza, haciendo bien la suerte, con agilidad, pero sin la brillantez y lo vibrante de otras ocasiones en que hemos visto colocar los garapullos a estos matadores.
Sin duda lo más destacado lo ha hecho Ferrera con el capote en el primero, andándole hacia atrás, a ras de la arena, demostrando su inmensa capacidad lidiadora, y con la muleta en el cuarto, un manso al que a base de paciencia, tesón, técnica y conocimiento ha metido en los vuelos de la muleta allá por terrenos del 4 y el 5, en el tercio, poniéndole la muleta en la cara, tapándole la huida, sacado naturales y derechazos que parecían imposibles, inverosímiles, había que frotarse los ojos para darse cuenta de lo que esta sacando d ella nada, de un toro sobres que yo he hecho el siguiente comentario en los primeros compases de la faena cuando parecía que se iba a quedar en una sucesión más o menos larga de pases inconexos, sin ningún argumento: "para lo que tiene mejor que lo mate cuanto antes". ¡Toma profeta!, menos mal que no me dedico a la adivinación, estaría pidiendo por las esquinas. Se ha inventado una faena lenta, templada, bajando la mano y llevando al toro más o menos en largo, algo que parecía ciencia ficción y que aún no nos explicamos de que chistera mágica se la ha sacado el balear-extremeño. Algunos muletazos hondos y profundos, redondos y naturales lentísimos y unos de pecho para rematar las series magníficos, de muchísimo mérito por el toro al que se lo ha hecho, confirmando que está en un momento excelente, de plena madurez torera. Lástima que haya matado tan mal porque el trasteo por momentos ha tenido calidad y emoción, y si había, aunque fuera ínfima, alguna opción de oreja, se ha esfumado.
¡Qué cabeza la mía!, casi se me olvidaba. El gran triunfador de la tarde ha sido el presidente quien, como hoy no ha tenido que decidir si echar o no un toro atrás, si dar una oreja pedida por el público o no, si conceder la segunda con petición mayoritaria o hacerse notar en el palco decidiendo lo contrario, no ha metido la pata, no hecho el ridículo, un triunfo para los tiempos que corren en los palcos de España. Lo de Madrid en este San Isidro es de traca, que mal han estado en todos los momentos en que tenían que tomar una decisión ligeramente complicada, casi siempre al revés y varias veces saltándose el reglamento a la torera, nunca mejor dicho. No sólo ha sido en Madrid, lo de Sevilla en abril fue de escándalo, un desastre, y en Málaga, y en Zaragoza, y en muchas plazas más. hay un problema serio en gran parte de los palcos de España donde los presidentes quieren adquirir el protagonismo que no les corresponde. No les entra en la cabeza que los únicos actores de esta obra artística que es la Fiesta son los toros y los toreros y que ellos son personajes secundarios, totalmente accesorios. Pero no, se creen el ombligo del mundo y quieren hacerse notar para que todo el mundo vea que están allí. Decía Ortega y Gasset refiriéndose a España y los toros aquello de "Aquí, el que se sienta en un palco ve a Napoleón como un pigmeo a su lado". ¡Cuanta verdad!, algunos se ven ahí arriba y se creen algo sin darse cuenta del enorme daño que hacen a la Fiesta con su ignorancia, prepotencia y soberbia.
Para el final voy a dejar el principio, lo más grande y bonito que ha tenido la tarde de hoy. Al margen de lo que se vea en el ruedo el mundo del toro se caracteriza, siempre lo he defendido, por su humanidad y su sensibilidad ante cualquier mal o tragedia. Hoy se ha guardado un impresionante, sobrecogido minuto de silencio en memoria de un héroe español, uno más de los que jalona nuestra historia, esa de la que debiéramos estar orgullosos y por no sé qué complejos absurdos algunos olvidan y desprecian. Esta tarde he estado acompañado por mi buen amigo Iñigo Susaeta, un gran tipo, Caballero de Honor de la Legión, hombre de trono del Cristo de la Buena Muerte, Patrono de la misma Fundación de la que yo también soy, además de otras muchas virtudes más, de quien he recibido un mensaje minutos después de despedirnos una vez finalizada la corrida que con su permiso reproduzco a continuación y que creo refleja lo que todos cuantos estábamos en Las Ventas hemos sentido durante ese minuto de silencio en memoria de Ignacio Echeverría, asesinado por los terrorista musulmanes, por el Islam, en Londres:
"Orgulloso de ser español...orgulloso de Ignacio Echeverría... Todas la banderas ya a media asta en honor a su gallardía y valentía. Tú sí te mereces una calle con tu nombre en Madrid. Mi corazón enjuga mis lágrimas con el honor de ser tu compatriota porque so sí es dar la vida por amor al prójimo. Un afectuoso abrazo a sus padres y hermanos. Ignacio descansa en paz".
"Orgulloso de ser español...orgulloso de Ignacio Echeverría... Todas la banderas ya a media asta en honor a su gallardía y valentía. Tú sí te mereces una calle con tu nombre en Madrid. Mi corazón enjuga mis lágrimas con el honor de ser tu compatriota porque so sí es dar la vida por amor al prójimo. Un afectuoso abrazo a sus padres y hermanos. Ignacio descansa en paz".
Solo por esto y ese minuto de silencio ha merecido la pena ir esta tarde a Las Ventas.
Antonio Vallejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario