lunes, 12 de junio de 2017

San Isidro 2017: Premios y balance final


Con los Miuras de ayer domingo se echó el cierre al San Isidro 2017 propiamente dicho. Quedan dos corridas extraordinarias programadas para el próximo viernes 16 y sábado 17, Beneficencia y Cultura, fuera del abono y por tanto excluidas del ciclo isidril, aunque para todos sean una continuación del mismo. Como manda la tradición empiezan a salir los primeros premios de los distintos jurados, aparecen los triunfadores en los distintos apartados y con ello las discrepancias y las distintas opiniones. También, como suele ser norma, los primeros premios que se hacen públicos son los de la empresa adjudicataria de la plaza de toros madrileña, en este caso Plaza 1, que debutaba en esta temporada. Pocas sorpresas, como cada año, pero que quien más quien menos se olía por donde iban los tiros. Los premiados por el jurado de Plaza 1 han sido:
  • Triunfador de la feria:  Ginés Marín
  • Mejor novillero:  Jesús Enrique Colombo
  • Mejor rejoneador:  Diego Ventura
  • Torero revelación: Ginés Marín
  • Mejor estocada:  Gonzalo Caballero
  • Mejor picador: Tito Sandoval
  • Mejor brega: Iván García
  • Mejor banderillero: Angel Otero
  • Mejor ganadería: Garcigrande-Domingo Hernández
  • Mejor toro: Hebrea, de Jandilla
Me imagino que habrá opiniones para todos los gustos, pero no hay duda que son justos. Como también podía haber sido de justicia nombrar como triunfador de la feria a Juan del Álamo, que cortó dos orejas y realmente debieron ser tres si no se hubiera interpuesto en su camino el famoso Trinidad. 
De igual modo, y lo escribí en su día, Angel Otero colocó el mejor par de la feria en la tercera de abono, el sábado 13, a Carapuerco II de El Pilar, extraordinario, cerrado en terrenos del 6, dándole todas las ventajas al toro. Pero no conviene olvidar los de Fernando Sánchez a uno de Cuadri, los de Jarocho, Pascual Mellinas y Javier Ambel, todos ellos sensacionales, un gran abanico de posibilidades. 
Tampoco creo que haya ningún debate sobre Tito Sandoval como mejor picador. El tercio de varas que protagonizó el día 31 de mayo en el quinto de Victoriano del Río, Cojito,  fue antológico, primero agarrando arriba y delantero en dos soberbios puyazos, para luego frenar de manera antológica la acometida de ese pedazo toro de 649 Kg con la vara apoyada en el suelo sin llegar a picar, una auténtica maravilla que le hizo retirarse por el callejón en medio de una atronadora ovación. 
En lo que sí me planteo alguna duda es en la mejor brega. Iván García, a las órdenes de Cayetano, estuvo magistral en la tarde del 1 de junio con el quinto de Juan Pedro Domecq, pero tengo en mi memoria la brega de Marco Galán, a las órdenes de Javier Castaño, la tarde del 4 de junio con el segundo de Cuadri. La verdad es que no sabría decir cual de ambos me pareció mejor, por eso me genera tanta duda. Lo que sí tengo claro es que, en general, ha sido una feria en la que los toreros de plata han rayado a grandísima altura, hemos visto grandes tercios de banderillas y en la brega la nota media me parece de sobresaliente. Creo que hemos visto a los de plata lidiar con una clase tremenda la mayoría de las tardes. La nómina sería interminable, Curro Javier, Juan José Trujillo, Javier Ambel,  David Adalid, José Manuel Montoliu y tantos más, ¡Ole por ellos, grandes toreros!. 
Por último, para no alargar más, el capítulo ganadero. Me parece que no hay discusión con Hebrea, el toro de Jandilla que lidió Sebastián Castella en segundo lugar la tarde del 26 de mayo y que en mi opinión fue de indulto. Pero en cuanto a la mejor ganadería puede haber diferentes opiniones, que no discusión porque puede ir en gustos. Lo primero, me parece justísimo el premio a Garcigrande-Domingo Hernández, pero también me lo hubiera parecido si hubiera recaído en Jandilla, Victoriano del Río, Nuñez del Cuvillo o, sobre todo, Alcurrucén, que lidió dos tardes y posibilitó dos puertas grandes en la misma feria, algo que no había ocurrido en la historia, concretamente la de Ginés Marín el día 25 de mayo al desorejar al sexto, Barberillo, y la de Juan del Álamo la tarde del 8 de junio al cortar una oreja que debieron ser dos a Licenciado, corrido en tercer lugar, y otra a Bocineto, corrido en sexto lugar. Si el premio hubiera recaído en Alcurrucén por sus dos extraordinarias corridas no habría extrañado a nadie.
Esto en lo que a premios se refiere. Repito, a lo largo de estos días aparecerán muchos más de prensa, radios, Telemadrid, asociaciones y círculos taurinos, Casino de Madrid...y habrá para todos los gustos. Queda hacer un breve balance sobre cómo ha resultado este San Isidro en su conjunto. Era un año especial, nueva empresa y nuevas ilusiones, un discurso que invitaba a soñar y una expectativas muy altas, lo cual era un arma de doble filo, sobre todo tras el inicio un tanto dubitativo enmarcado en un tono grisáceo que generó muchas dudas, en mí el primero y así lo escribí. Hubo que esperar a la séptima de abono, la tarde del 17 de mayo para ver la primera corrida más o nos completa. Hasta ese día tan solo detalles, destellos aislados que no eran lo que esperábamos y que nos dejaba un tanto desilusionados y decepcionados, pensando que nada iba cambiar y que lo de todos los años se repetiría con el mismo guión. A partir de ese día comenzó a elevarse el nivel y, en mi opinión, hemos vivido unas segunda parte del ciclo que ha subido muchos enteros. Hemos visto grandes toros, corridas muy completas, Jandilla, Alcurrucén, Nuñez del Cuvillo, Victoriano del Río, Garcigrande-Domingo Hernández, otras con mucho ínterés y mucha miga, Victorino, Dolores Aguirre, Cuadri y Rehuelga, cumpliendo además la promesa de Simón Casas sobre la variedad de encastes. Y una cosa es cierta, a diferencia de años pasados en los que la semana torista era un auténtico suplicio de kilos, carne y falta de movilidad, este año ha permitido ver toros muy interesantes, que han embestido y han tenido mucho que torear. Por tanto, si tengo que hacer un balance final en este aspecto ganadero, creo que ha sido netamente positivo, aunque costara arrancar y calentar motores, pero cuando lo hizo carburó bastante bien. Y en esa marcha ascendente creo que han tenido mucho que ver las figuras, esas a las que tantas veces se les ha acusado de venir a Madrid sin tensión, a las que se le echaba en cara que no tiraban del carro, esas a las que también cierto sector de la plaza ha hecho la vida imposible tantas veces a lo largo de los últimos años. Pues bien, esas figuras han sido las que han levantado la feria y han estado comprometidas y dispuestas como si fuera su confirmación de alternativa. Sensacional Castella, monumental Talavante, imperial Juli pero, valiente Roca Rey, pero sobre todos ellos el Rey Enrique dictando magisterio en una tarde mágica, la del 2 de junio, rebosante de arte, gusto, clase y torería en su primero y mostrando su mando, su poder y su saber al sacar de la nada otra obra de arte frente al segundo de su lote para abrir por cuarta vez en su carrera la Puerta Grande de Las Ventas. Las figuras han estado, a mi modo de ver, decididas, entregadas, firmes, seguras, demostrando su condición de tales para dar brillo y esplendor a este San Isidro. Y tras su estela dos nombres que salen catapultados de Madrid, Ginés Marín, que de momento completará la terna del día 17 junto a Morante y Cayetano, y Juan del Álamo, quien por fin rompió su maleficio y abrió esa puerta que en ocho ocasiones había acariciado.  Junto a estos dos otros nombres que ha dicho aquí estoy yo, véase José Garrido, Gonzalo Caballero, Morenito de Aranda y Joselito Adame, y otros que han ratificado su gran cartel, como Paco Ureña, Iván Fandiño, David Fandila "Fandi", Curro Díaz y, sobre todo, Rafaelillo, certificando que los bien muy bien puestos y sabe lidiar con lo más duro, y un gran Antonio Ferrera que está en el momento más dulce de su carrera, torero con mayúsculas.
 En resumen, buen nivel ganadero en general, sensacionales las figuras, los toreros digamos que del segundo escalón  dando un golpe sobre la mesa y los de plata con extraordinarias actuaciones en la brega y en banderillas. Con todas estas premisas no llamará la atención el dato que hoy he leído. Han sido 29 las orejas cortadas en esta feria, al parecer el mayor número de trofeos desde hace 35 años. He leído algunos comentarios hablando de una feria triunfal, y creo que merece la pena analizar de donde han salido esas orejas. Para empezar, 11 de ellas se han cortado en las corridas de rejones. Diego Ventura, Leonardo Hernández, Sergio Galán y Lea Vicens se han llevado un buen puñado de trofeos en tres tardes, ya que en la primera de rejones no se cortó ninguna oreja. Si descontamos la del novillero Juan Miguel el día 3 de junio nos quedan 17 orejas ganadas por los matadores, que si las repartimos entre 24 corridas de toros el resultado sale a menos de  un trofeo por tarde. Si lo comparamos con otros años es un buen número, pero se había vendido una feria con al menos quince faenas de Puerta Grande, y creo que no las ha habido, y quiero recordar que más de 40 orejas cortadas. Resumir la feria a una fría estadística de trofeos y porcentajes no corresponde a lo que es arte, está muy por encima de ello y no me gusta simplificar de esa manera. Lo que quiero expresar con esto es que tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo y sacar pecho porque haya sido el ciclo más "triunfal" desde hace 35 años numéricamente hablando, que me parece más importante haber visto tres salidas a hombros como las de Marín, del Álamo y Ponce, haber visto a Talavante, Castella y Roca Rey cortar las orejas toreando como lo hicieron, haber disfrutado con Gómez del Pilar, Gonzalo Caballero, Miguel Angel Perera, Antonio Ferrera, David Mora, Joselito Adame y Morenito de Aranda sacando lo mejor de sus toros y de sí mismos para tocar pelo, que un número por mucho de record que sea. Pero todo cuenta, que duda cabe, y si con ese dato se redondea un San Isidro de notable para mi modo de ver, bienvenido sea. 
Y que no se olviden los agujeros negros, que los ha habido en la feria, en cuanto a ganaderías, matadores que no cumplen el mínimo exigido para Madrid, que los ha habido, otros en preocupante bajo estado anímico y taurino, sin dar nombres porque se merecen un respeto y no se trata de hacer leña del árbol caído. 
Por último, lo peor con diferencia de toda la feria, el palco, un problema muy serio que necesita se le meta mano y se solucione a la mayor brevedad posible para no tener que soportar el lamentable espectáculo que han brindado los usías tarde tras tarde. Si a la feria le he dado un notable, a cada uno de los presidentes les doy un muy deficiente, un cero absoluto, y porque no hay menos, que si no se lo daba. Por favor, ¡que se vayan del palco!.

Antonio Vallejo

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