Día grande, día del Patrón, día de San Isidro, con la plaza una tarde más casi llena.¿Quién dice que los toros no interesan? Llevábamos muchas temporadas acostumbrándonos a ver mucho cemento en demasiadas tardes, teniendo que hablar de media entrada o algo más, dos tercios, tres cuartos...y pocas tardes hablando de lleno casi lleno. Pero parece que este año las cosas han cambiado y lo que nos va a sorprender va a ser que no veamos la plaza como durante estos seis primeros días del serial isidril. Y lo mejor de todo, muchísima gente joven, aficionados a los que, si se les dan facilidades como abonos económicos o gratuitos, que ha sido el caso de esta temporada, y atractivos como la posibilidad de quedarse en la plaza tras las corridas y vivir más todo ese ambiente post-festejo que hay en las noches de Las Ventas, responden. Y me parece muy necesario movilizar y atraer a es juventud sana para que se empape de lo que es el toreo como tradición y encarnación de unos valores que hoy está en desuso por parte de esta sociedad enferma de un buenismo absurdo que desprecia el esfuerzo, el sacrificio y la capacidad de sufrimiento.
Todos esos jóvenes que hoy han poblado un alto porcentaje de las localidades por lo menos han podido apreciar la belleza sin igual de este animal único que es el toro bravo. Para eso programada una corrida de El Parralejo en tan insigne día que finalmente quedó en cuatro remendada con dos toros de José Vázquez, todos ellos cinqueños de magníficas hechuras, una corrida muy seria y ofensiva por delante pero proporcionada, sin exageraciones, mucho trapío, preciosas estampas. Estoy seguro que todos ellos han quedado prendados de las imponentes figuras de estos seis toros. Ya hubiera sido perfecto que además el juego hubiera sido el soñado, pero los sueños, sueños son, y la realidad ha sido la que ha sido. Sólo un toro, el cuarto, ha tenido las virtudes de tranco, ritmo, clase y humillación para permitir el toreo profundo que emociona. Los dos de José Vázquez, sin fondo, sin raza, sin casta, poco han permitido, y de los tres restantes de el hierro titular , el tercero tuvo clase pero muy pocas fuerzas, un quinto que de salida mostró movilidad y entrega pero que se vació en el caballo y ahí se perdió, y un sexto sin entregarse que aguantaba dos o tres muletazos y al siguiente soltaba la cara defendiéndose. Y como también viene siendo norma en lo que va de Feria el frío viento volvió a ser el desgaradable protagonista, y contra él tuvieron también que pelear los tres matadores.
Con el buen cuarto fue con el que Miguel Ángel Perera pudo componer el mejor toreo toreo de la tarde, profundo, con transmisión y emoción. Un toro con buen tranco de salida pero con la cara arriba que permitió poco en el capote y que tampoco se empleó a fondo en el caballo. Fue en banderillas donde mostró mejores condiciones, con ritmo y fijeza, permitiendo a Javier Ambel cuajar un extraordinario tercio de poder a poder, sobre todo el tercer par, sensacional, por lo que tuvo que responder desmonterado a la clamorosa ovación. Muy pronto le tomó el sitio, la distancia y el ritmo Perera en la muleta. Poniéndosela muy planchada para embarcarlo con un temple extraordinario, con ese toreo profundo poderoso y de mucho mando bajando la mano que le caracteriza, arrastrando la muleta, compuso tres tandas en redondo reunidas y compactas, sometiendo al toro, que repetía y tomaba la muleta humillando con mucha clase. Ligazón y emoción que alcanzó cotas muy altas con un cambio de mano y el de pecho superlativo y que siguió in crescendo por el pitón izquierdo, dos tandas de naturales de enorme profundidad y sentimiento, ligados muy por bajo, todo en el sitio que abrochó con un cambio de mano colosal cosido al de pecho con las zapatillas clavadas sin rectificar un milímetro. Para mi la faena estaba hecha y, como le he comentado a mi buen amigo y mejor aficionado el profesor D. Daniel Berzosa con el que he tenido el placer de compartir esta tarde, sobraban las bernadinas finales, muy ajustadas y con riesgo, sí, de acuerdo, pero no hacía falta. Si acaso unos remates por bajo que Perera sabe interpretar a las mil maravillas y a matar. Una pena, y es noticia en un estoqueador como Perera, ha estado mal con la espada y eso le ha privado de una oreja que creo se hubiera pedido con fuerza y que, para cumplir con la tradición, seguro hubiera sido protestada por ese sector que le recrimina constantemente. Anteriormente se las había visto el extremeño con un segundo que no dijo nada, soso y deslucido, que iba al trantran, sin entrega alguna. Un toro sin nada al que tan solo el magnífico hacer de una cuadrilla sensacional ha podido brindarnos un tercio de banderillas espectacular. Con mucha pureza, ganando la cara y reuniendo a la perfección, Curro Javier y Vicente Herrera han cuajado una actuación de nota, acompañados en la brega por un magistral Javier Ambel que ha estado perfecto. Un lujo. En la muleta nada, sin recorrido, sin querer nada, vacío de todo, un animal sin historia.
Como poca historia tuvo el toro de confirmación de Isaac Fonseca, suelto de salida, sin fijeza, que derribó al caballo más por inercia que por empuje y que no mostró ni una cualidad potable en los primeros tercios. Tampoco en la muleta, sin humillar y sin fuerza, defendiéndose. Trató de cuidar la altura sin obligarle, trató de conducir las escasa embestidas con suavidad pero el toro recortaba y presentaba complicaciones, pese a lo que el mexicano puso voluntad, empeño y valor por sacar algo, pero era imposible. Con el que cerraba plaza se la jugó de verdad el mexicano. Este al menos metió la cara en el capote y le permitió lancear a la verónica con cierto son, lo que sumado al buen tercio de banderillas que protagonizaron Juan Carlos Rey y Jesús Ruíz "Tito" con mucha exposición abría una rendija a la esperanza de concluir bien la tarde. Con decisión se plantó de rodillas y citó en largo para pasárselo por la espalda, y a poco le arrolla desarmándole de manera aparatosa. Susto que al mexicano no debió importarle nada porque volvió a lo mismo, con un par. Esta vez sí pasó el de El Parralejo, rozando la chaquetilla, igual que con el cambiado por la espalda al incorporarse, más ajustado imposible, que ligó con uno de pecho. El toro tenía movilidad y recorrido, lo aprovechó dándole distancia, pedía temple y mano baja y tomaba bien los dos primeros muletazos de cada tanda, pero al tercero protestaba, cortaba el viaje y se revolvía. A base de colocación perdiendo un paso, poniéndole la muleta en la cara y tratando de someterle por abajo le plantó cara en una pelea sin tapujos, muy valiente y con decisión, con una voluntad y una entrega fuera de toda duda que finalmente se reconoció con la ovación de despedida.
Ángel Téllez realizaba su segundo paseíllo en este ciclo y no encontró mucha ayuda en sus toros, ni tampoco en sus facultades físicas, aún no recuperado de los percances sufridos antes de San Isidro y el pasado viernes. Una pena que el quinto se dejara todo en el tercio de varas tomando dos puyazos con una fuerza y una codicia descomunal, metiendo la cara abajo y derribando al caballo en ambas ocasiones. Ya nada más, ni un pase, cero movilidad, imposible a pesar de su empeño. Ni el que hacía tercero tampoco le había dado muchas opciones de triunfo. Este al menos tuvo movilidad y fijeza en el capote y peleó en el primer puyazo metiendo riñones y la cara abajo. Con la cara alta y sin acabar de entregarse solo una tanda por el pitón derecho tuvo cierta profundidad, pudo bajar la mano y ligar en redondo con calidad. Y nada más, porque por el izquierdo protestaba, se quedaba debajo, sin salir, obligando a Téllez a perder pasos para escapar primero y tratar de colocarse para poder pegar otro muletazo, totalmente deslucido y sin emoción alguna.
Y mañana descanso, otra de las novedades de este año que no va a venir nada mal, la verdad, sobre todo después del atracón de hoy. Nos hemos ido de la plaza a las diez menos veinte y no ha sido fácil aguantar la tarde que se ha hecho bastante plomiza en general porque, aunque ha habido cosas como las que he contado, solo la faena de Perera y algo la del sexto han sostenido esta tarde. Las demás totalmente planas y, lo que es peor, muy largas, demasiado, cuando se veía que no había donde rascar. ¡Ay cuanto me gustan quienes abrevian sin dudar cuando lo imposible es evidente!
Así que hasta pasado mañana con la primera de las novilladas, la de Los Maños, que promete.
Antonio Vallejo
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