Así es, al fin llegó el San Isidro más madrugador de la historia. Y no lo digo por la fecha de arranque del primer paseíllo del ciclo, este 10 de mayo, para nada madrugadora comparada con algunas temporadas. ¡Qué lejano queda aquel 1 de febrero en el que una gala al más puro estilo hollywoodiense mostró al mundo los carteles de la considerada primera feria del mundo!. Aquello se me hizo extraño, ¿por qué tan pronto?, ¿era necesario?, ¿que razón llevaba a presentar la feria cuando aún no había abierto las puertas ni Valdemorillo?, eso por no citar a Valencia, Castellón y, sobre todo, Sevilla. Sí, me pareció extraño, igual que se hizo muy raro renovar los abonos en los primeros días de febrero. Todo distinto a lo de siempre, con lo que a mi me gusta lo de siempre. Pero estaba claro que era lo que tocaba y no quedaba otra que apechugar. Y así me vi con mis dos tacos de entradas y unos carteles anunciados sin contar con quien podía ser triunfador en las primeras ferias, veáse el ausente Juan Ortega en Valdemorillo para no ir más lejos, sin valorar que por desgracia podían ocurrir cogidas o percances que apartaran a los matadores anunciados, y más preguntas que en estos 3 largos meses nos hayamos podido hacer los aficionados, o al menos yo. Luego fueron apareciendo las combinaciones de la Feria de la Magdalena, de la de Fallas y, como no, el abril sevillano. Tuve la sensación que cogía unos carteles u otros y las ternas y ganaderías anunciadas eran intercambiables en un sitio y otro con escasa diferencias. Y por lo que desde un principio percibí por redes sociales y medios taurinos - posteriormente la sensación fue cada vez a más - es que no era el único al que le habían llamado la atención algunas cosas. Pronto se alzaron voces del sector de la afición madrileña más purista, rígida o exigente, según como cada unos quiera calificarla, que criticaron el predominio de un encaste frente a la variedad y ampliación de encastes a lidiar. Aficionados que también consideraban que los carteles presentados no eran, por decirlo de alguna manera, propios o dignos de Madrid, apelando a que las figuras copaban un amplísimo porcentaje de los puestos y, según su punto de vista, San Isidro debía ser una feria de oportunidades para ver a otros toreros, lógicamente los que son más de su gusto. Y frente a esa corriente de aficionados otros que hablaban de un San Isidro rematado, con las figuras actuando varias tardes y las ganaderías digamos de postín en gran cantidad de tardes, algo que a buen seguro garantizaría llenos y más posibilidad de triunfos. Todo eso unido a una reducción en el número de festejos a 23, algo que en mi opinión era más que necesario porque ciclos de 34 tardes acaban pesando y hay mucho que rellenar, demasiado quizás, restando interés, público e ingresos económicos un número no despreciable de tardes. Y en eso nos hemos entretenido durante estos meses, discutiendo el acierto o el error con este "nuevo" San Isidro. Aunque pensándolo bien, puede que este debate realmente lo que consiga es demostrar la auténtica dimensión y grandeza de esta maravillosa Fiesta que reside en la manera de entenderla por cada aficionado, en el sentimiento que genera en cada uno y la manera de vivirla. Sin la polémica, sin la rivalidad, sin los gustos por un tipo de toreo u otro, sin las preferencias por unos u otros toreros, sin todo eso, esta bendita afición dejaría de ser el Arte que es, y así estaría muerta.
No sé si es algo obvio o una solemne tontería si digo que ninguno sabemos cual será el balance final de San Isidro 2023, pero si que creo que aventurar que las figuras van a atraer mucho público y que los llenos vana a ser casi la norma no es ir muy desencaminado. De hecho hoy he sabido que ya hay 12 tardes con el "no hay billetes" colgado. ¡Eso es un 50% de la feria!. Y tampoco creo que vaya muy desencaminado si pienso que va a haber polémica muchas tardes, o la mayoría, o quizás todas, vaya usted a saber, porque parece que el sector más crítico de la afición está con las escopetas cargadas esperando la mínima para hacerse oír y reivindicar su particular visión de los toros. Es más, no ha habido más que ir a la primera de las corridas para certificar, primero, que el éxito de público va a ser seguro, primer lleno, y segundo, que la cosa está calentita a juzgar por los gritos y las palmas de reproche de un sector de aficionados del 7 y aledaños reclamando "toros" y reventando la faena de Roca Rey, figura a la que tienen en su punto de mira y a la que no le pasan ni una. Y mañana viene Morante, como se tuerza un poco la cosa no quiero ni pensar como puede acabar la tarde, y todas las que quedan como los toros de procedencia Domecq no embistan o se caigan y las figuras no cuajen actuaciones portentosas. Espero equivocarme pero puede ser de bronca tras bronca, pañuelos o sábanas verdes ondeando, peticiones de dimisión a la empresa y otras autoridades, así como todo el arsenal de impertinencias hacia muchos matadores.
Repito, ha bastado la primera de feria para comprobar varias de estas cosas. Corrida de La Quinta, procedencia Santa Coloma, con una plaza llena a reventar para ver a Juli, Roca Rey y Álvaro Alarcón que tomaba la alternativa. Toros muy del gusto de Madrid, hierro que cuenta con importantes triunfos en Las Ventas y que se cada año se anuncia y espera con muchas ganas. Seis toros bien presentados y en tipo a mi parecer, con un sexto que en lo que a presencia y lámina me ha encantado, enseñando las puntas, muy bien hecho, un tío, con mucha plaza que suele decirse, y dos protestados de salida, el tercero imagino que por estar algo escurrido por detrás y el sexto por lavadito de cara, con un comportamiento muy diferente entre la primera y la segunda mitad de la corrida. Noble y con un muy buen pitón izquierdo el primero, con fondo el segundo al que Juli le ha sacado todo y le ha hecho bueno o mejor, un tercero con movilidad y ritmo pero con falta de humillación y cuarto, quinto y sexto con poca historia, con la falta de fuerza como nota general del encierro a mi modo de ver.
Sin duda alguna ha sido Juli el que ha dejado patente su condición de maestro y gran figura del toreo con su faena la segundo. Lección magistral del madrileño ya desde las verónicas de saludo, templadas y suaves, cuidando al santacoloma para demostrar con la muleta lo que es el conocimiento y el dominio de las distancias, la altura y el ritmo. Ha sacado el fondo que tenía e incluso, como decía antes, creo que ha hecho bueno al toro gracias a su inmensa capacidad torera. Primero llevándolo recto, sin obligarle, poco a poco bajándole la mano, dándole lo que necesitaba, sin obligarle más allá de la cuenta, muy despacio, con trato exquisito para acabar toreando con el compás abierto, la mano baja, llevándolo muy metido en la muleta, curvando la embestida, ligando en el sitio, redondos citando en la cadera para alargar luego el trazo y dibujar muletazos profundos, naturales lentos, de mano baja y mucho mando, todo muy despacio, para rematar con una serie de muletazos clavando las zapatillas que levanta al público, cambio de mano supremo, pases por bajo por ambos pitones y uno de pecho monumental. De no haber marrado con la espada, oreja segura.
Otro que ha dado una imagen francamente buena y que me ha dejado un gran sabor de boca ha sido Alvaro Alarcón en el toro de su alternativa. Venía arreando de novillero y creo que no ha defraudado. Mucho me ha gustado su concepto del toreo y su sentido del temple, ha toreado con mucho gusto, las tandas por el pitón derecho han sido extraordinarias, relajado, acoplado, conduciendo la embestida con gran clase, muy sereno y con las ideas claras. Pero donde ha roto ha sido la natural, ¡que hondura!, todo. uy despacio, echando la muleta alante, todo por bajo, parando el tiempo. Si sigue por esa senda puede haber torero para rato, confiemos en que tenga oportunidades para seguir mostrando lo que hoy le he visto y que le respetan las cornadas.
De Roca Rey poco se puede decir que no sepamos o hayamos dicho ya. Y de el sector de afición venteña que le espera para reventarle las faenas tampoco. Cierto es que hoy no he tenido la impresión de haber visto al Roca Rey incontestable que puede con todo tipo de toros y que desafía a las leyes del espacio en terrenos inverosímiles, pero tampoco me parece que el recital de palmas, protestas y silbidos durante casi toda su faena al tercero hayan sido justos. Era un toro con movilidad y buen galope, también repetía, de acuerdo, pero no humillaba y por eso no ha entregado en toda la faena. Un toro complicado al que había que perderle pasos pero al que el peruano no le perdió la cara en ningún momento, asumiendo un riesgo que algunos no vieron o no quisieron ver, tragando en muchos muletazos, en una faena de más a menos que tuvo lo mejor en los naturales con la mano baja trazados con hondura, aprovechando que por ese pitón izquierdo la franqueza del santacoloma fue mayor, o al menos me lo pareció. Para mi injusta una vez más la actitud de los que van a la plaza con cuentas pendientes y fobias predefinidas, una pena.
Antonio Vallejo
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