No, no se me ha ido la cabeza con este título, tiene su explicación, como casi todo. Lo de martes y trece es obvio, la fecha de esta primera novillada de este San Isidro 2025, poco apropiada para supersticiones, que en esto del toreo hay muchas, y la decepcionante novillada de Alcurrucén da la razón a los supersticiosos. En trece y martes ni te cases ni te embarques, dice el refrán. A lo mejor hay que añadir, ni programes una novillada como la de hoy para tres jóvenes cargados de ilusión a los que les pones un muro infranqueable por la poca bravura, raza y fuerzas de las reses echando por tierra todos su sueños e ilusiones. Dos novillos devueltos por inválidos, alguno más también debería haberse ido a los corrales, pero vaya usted a saber lo que hay en los corrales y si el presidente se lo ha pensado mucho antes de sacar el pañuelo verde más veces. Y los que no han sido devueltos han prestado mínimas opciones para el triunfo, sosos y deslucidos, a excepción de uno que ha salvado la tarde, el quinto, que, siguiendo con refranes y dichos, ha hecho bueno ese tan torero de "no hay quinto malo". Bueno, ya parece que todo va encajando, ¿no?. Pero, ¿y el 2 x 1?. Muy fácil. El domingo estuve en la corrida de Fuente Ymbro, muy larga y pesada, acabó a las 21:44 horas, llevaba arrastrando un catarro desde días atrás y el frío que hizo esa noche me dio la puntilla. No tenía cuerpo ni ganas de escribir, solo llegar a casa, calentarme y descansar, igual que ayer, sin acabar de recuperarme y con una jornada de trabajo intensa que me dejó para el arrastre. Hoy ya es otra cosa, más entonado y sin el cansancio acumulado que llevaba, pero también ha sido una corrida larga y pesada, tan solo cinco minutos más breve que la del domingo, a las 21.39 horas hemos desfilado camino de la calle Alcalá con menos frío, sin el viento helador del otro día, algo es algo, y me he dicho, ¿por qué no junto en una entrada lo que me han parecido ambas corridas?, un 2 x 1 en toda regla con las fotos del reloj de Las Ventas como testigos de la hora que dobló el último toro/novillo.
Como les decía, la novillada de hoy ha sido, en mi opinión, una losa echada encima de las ilusiones de Sergio Sánchez, Aarón Palacios y Javier Zulueta. Deslucida y sosa, sin rastro de bravura, muy justa de fuerzas, nulas opciones a excepción del quinto, un colorado ojo de perdiz de buenas hechuras y seriedad al que Palacios se fue a recibir a porta gayola con una larga cambiada, con actitud de novillero, con esas ganas de comerse Madrid para triunfar, sin dejarse nada atrás. Novillo con mucha movilidad pero un tanto abanto, se va suelto, atiende poco a los capotes, sin demasiada entrega. Muy mal picado, fatal, en línea con lo que ha sido toda la tarde, pero que en banderillas va centrándose más para llegar a la muleta con la movilidad intacta, buen embroque aunque peor remate, reponiendo y viniéndose por dentro. Desde que tomó la muleta y se fue a los medios para plantarse de rodillas se veían las ganas y el compromiso del zaragozano. Vibrante arranque, ayudados por bajo con recorrido, máximo compromiso, para recuperar la verticalidad y trazar dos derecahzso y uno de desdén para rematar que desata la locura entre sus seguidores maños, que eran unos cuantos, por cierto, vaya si se han hecho notar. Buen concepto del toreo, colocación y mano baja como carta de presentación, un par de tandas de derechazos con buen trazo, ligando con clase aunque le haya faltado un punto más de temple y distancia para que el trasteo cobrara mayor dimensión, carencias lógicas en un novillero que a buen seguro mejorará. Pero por donde ha tomado vuelo la faena ha sido por el izquierdo, tandas de naturales superlativas enroscándose la embestida, trazo curvo con emoción y belleza, mucha hondura, rematando con unos de pecho de gran enjundia que han despertado los olés aletargados y la pasión de sus más incondicionales en los últimos compases, toreando al natural con más despaciosidad para dejar dos o tres naturales majestuosos. Los adornos finales por bajo han desprendido torería y nada ha importado que tras enterrar la espada a la primera el novillo no doblara y tuviera que ser al segundo golpe de descabello cuando lo hiciera para que afloraran los pañuelos de manera, al menos me la ha parecido, mayoritaria. Una oreja para Aarón Palacios de mucho peso aprovechando el único novillo con opciones.
Del resto de la novillada no se puede decir lo mismo. El propio Palacios lo sufrió en el segundo bis, un sobrero de mismo hierro titular que tuvo movilidad pero poco más, justo de clase y entrega, la cara alta, punteando las telas, incómodo y sin llegar a romper. Apuntó el buen concepto del toreo que después mostró pero poco más hubo. Por su parte el pacense Sergio Sánchez se topó con un lote soso y sin fuerzas con el que tan solo pudo dejar detalles de lo que puede ser su toreo. No le faltó disposición y ganas de mostrar su concepto, lo hizo con el capote en el que abría plaza, muy bueno el quite por saltilleras replicando a las verónicas de Palacios en su turno de quites, y con la muleta siempre buscó la colocación y bajar la mano, aseado, tratando de hacer las cosas bien, pero la falta de raza y empuje de sus novillos difuminó la voluntad y el empeño quedando todo a medias y sin acabar de definir. Por ponerle un pero, que quizás se haya echado de menos intentar dar un paso más y ponerle algo más de corazón a la técnica y el buen trato. Pero todo se andará, le queda tiempo. El sevillano Javier Zulueta me ha dejado buenas sensaciones con el capote, sobre todo a la verónica, templadas, jugando las muñecas con suavidad, acompasadas, sentidos saludos capoteros a sus tres novillos, el tercero, devuelto por inválido, el tercero bis, un sobrero de Montealto que parecía un toro por peso, hechuras, morrillo y barba, y el sexto, quizás en este las mejores verónicas ganando pasos, llenas de aromas. Este novillo también tuvo que ser devuelto, su invalidez era tan evidente como la de los dos anteriores que vieron el pañuelo verde, pero el presidente no mantuvo el mismo criterio y decidió mantenerlo con la consiguiente y lógica protesta. Una duda, ¿como están los corrales de novillos?, ¿hay ejemplares de garantías?, ¿hay miedo a que pase los del domingo con los dos sobreros de Chamaco?. Mejor dejemos eso para el 2 x 1 y sigamos con Zulueta. En medio de un ambiente infernal por la no devolución del sobrero tuvo que torear a un novillo exigente pero lastrado por sus mermadas condiciones físicas. Embestida seca y brusca, unas veces con entrega, otras más a su aire sin aportar continuidad. Hubo muletazos de mucha profundidad, pasándoselo por la cintura, pero faltó ritmo para levantar el vuelo dejando en el aire la sensación de que lleva mucho arte dentro que no ha podido salir a la luz por la falta de condiciones de sus oponentes. Eso fue aún más evidente con el que cerraba plaza a un animal tardo, al que le costaba pasar, no repetía, muletazos sueltos sin ligazón posible, tan solo algunos apuntando el sabor que puede guardar el toreo del sevillano.
Para completar esta entrada nos queda reseñar la corrida de Fuente Ymbro del domingo en la que Miguel Angel Perera tuvo en su mano una oreja segura ante el cuarto, quien sabe si dos de haber matado bien, e incluso otra con el sobrero que tras devolverse el que abría plaza perdida por el mismo motivo, Paco Ureña se quedó a medias con un buen segundo con bastantes opciones, y Ginés Marín confirmó su madurez y lo gran torero que es, sobre todo con su poderosa mano izquierda. Como la de hoy, fue una corrida muy larga, dos horas y cuarenta y cuatro minutos que, a pesar de lo que les he reseñado, se hizo muy pesada, sobre todo por las devoluciones del primero y quinto.
Antes de nada quiero centrarme en lo que ocurrió el domingo con los sobreros y que me parece algo impropio de la que se considera la primera plaza del mundo. Los dos ejemplares de Chamaco que saltaron al ruedo fueron idénticos, por edad, hechuras y comportamiento. Ambos ya muy cerca de los seis años, ambos hondos, con mucho volumen y a mi juicio con unos cuantos kilos de más, muy serios, eso sí, imponentes por delante, y ambos con la sensación de que sabían más que los ratones coloraos que suele decirse. Ambos eran mansos, eso puede ocurrir, pero de verdad, ¿cuanto tiempo llevaban en los corrales?. No quiero pensar mal, pero parecían muy corraleados, y eso es indigno para Madrid y más aún en pleno San Isidro. No sé lo que habrá guardado para lo que resta de feria, pero visto lo visto cualquier cosa es posible. Ojalá me equivoque.
La lección de mando y poder que dio Perera con su lote me pareció magistral. Sobre todo con le primero bis, un manso resabiado que no quería saber nada y que tenía además el peligro de los mansos, aguantó parones y derrotes bruscos, tragó lo indecible, pero firme plantándole cara sometió a base de ponerle la muleta, bajarle mano y taparle la salida para así embarcar las embestidas en derechazos y naturales que por momentos cobraron una enorme dimensión por largura y profundidad. Con el cuarto alcanzó cotas de toreo excelso por ambos pitones, con un sentido de la distancias y el temple fuera de serie. Tandas de derechazos en redondo de inmensa profundidad, ligadas en el sitio, ni un toque a las telas, los de pecho de remate sensacionales. Por el izquierdo le costó más. Cierto es que el viento le dejó descubierto en la primera tanda con la zurda y pareció que se estropeaba, pero el mando volvió a imponerse y acabó trazando naturales de una lentitud y una hondura difícil de imaginar. Faena de mucha importancia que de nos haber sido por el tremendo atasco con los aceros olía a triunfo rotundo. Pero habrá más oportunidades de verle y estoy convencido que, a poco que embistan los toros, le vamos a ver cortar orejas.
Paco Ureña solo tuvo un toro apto en su lote. El quinto bis, otro sobrero de Chamaco de idénticas, o incluso peores, características al que le tocó a Perera, no dio la mínima opción. Es más, este quinto bis, era una alimaña con muy malas intenciones ante el que el murciano pero nada pudo hacer. Lo malo es que con el segundo, un fuenteymbro con clase y buen tranco, se quedó a medias, creo que sin llegar a acoplarse y así poder sacar todo su fondo. Hubo algunas tandas con muletazos de calidad, ligados por bajo, derechazos profundos con emoción, pero duró poco y todo se fue diluyendo en un tono más gris sin ritmo. En definitiva, creo que ese toro se fue en tiro de mulillas con mucho sin mostrar.
Ginés Marín volvió a demostrar el momento sensacional que atraviesa y que está instalado en la parte alta del escalafón por méritos propios. Sensacional con el capote, ¡como fueron las chicuelinas a manos bajas en su turno de quites al segundo!, ¡y las verónicas de saludo al tercero!, ganando terrenos, temple y compás. Pero aún más sensacional con el toreo al natural en ese tercero, ritmo y ligazón, naturales templados, hondos, ligados con una naturalidad y una limpieza máxima, un cambio de mano eterno, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados, además de unos remates por bajo repletos de sabor, sin olvidar las tandas por el pitón derecho llenas de poder en los primeros compases de la faena. Solo la espada le privó de un trofeo que creo hubiera sido de justicia. El que cerraba plaza no tuvo nada, deslucido a más no poder, ni un pase, pese a lo que Ginés trató de buscarle las cosquillas y trató de sacra algo, pero no había donde sacar, un toro vacío con el que lo mejor que pudo hacer fue quitárselo de en medio a la mayor brevedad, que ya se hacía muy tarde y estaba muerto de frío.
Espero que la oferta del día haya merecido la pena y el martes trece haya pasado sin sobresaltos. Será hasta mañana con la corrida de Pedraza de Yeltes, y dicen que va a llover. ¡Lo que me faltaba!, ahora que empiezo a encontrarme bien.
Antonio Vallejo
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