Como Gary Cooper en Solo ante el peligro, con las manecillas del reloj de Las Ventas señalando las siete y dos minuto de la tarde de este viernes 30 de mayo, hacía aparición en el ruedo Marco Pérez, un niño salmantino de 17 años cargado de ilusiones y dispuesto a enfrentarse a todo lo que se le pusiera por delante. La imagen resultó impactante, la ovación fue atronadora, el reto, superlativo, la expectación máxima y la mayoría con unas ganas inmensas de verle triunfar. Insisto en lo de la mayoría, porque si ha habido algo que no me ha gustado nada, absolutamente nada de todo lo que vimos ayer, ha sido la actitud del sector más crítico que le ha medido con un rasero idéntico al de las máximas figuras del toreo, y eso, para mi, es totalmente injusto, Ayer, a mi entender, confundieron una vez más exigencia con intransigencia. Este niño vino a presentarse en Madrid - no olvidemos que era eso, su presentación - en pleno San Isidro, a matar seis novillos nada más y nada menos que de Fuente Ymbro y El Freixo, todo un reto, jugándoselo todo a una carta, una moneda al aire que podía salir cara o cruz, o la Puerta Grande o la de la enfermería, pongámosle todas las comparaciones y tópicos que queramos, pero la realidad era que el mero hecho de venir así merece, de entrada, cierto respeto y, por lo menso, un poquito de paciencia. No me parece admisible que ya ¡al segundo muletazo de la primera tanda por el derecho al que abría plaza! comenzaran los de siempre a reprochar la colocación, a silbar ya desplegar todo el repertorio de gritos que dedican a las figuras que tienen en el punto de mira. Vamos a ver, que ni había empezado a torear, que tenía seis novillos por delante, que si en uno y otro repetía los mismos defectos, ya habría tiempo de sobra para criticar lo que quisieran, pero me dio la impresión que desde el inicio querían marcar los terrenos y dejarle claro que ellos son los únicos que saben y que todo el historial de triunfos que jalonan la corta carrera de Marco Pérez son papel mojado y aquí vale lo que digan ellos. ¿Y saben lo que creo que tenían entre ceja y ceja, conociendo como conocemos a ese sector?, que les tocaba mucho las narices las cuatro orejas a los dos novillos de Jandilla en La Maestranza, porque si hay algo que no soportan es lo que ellos llaman "toreros sevillanos", "toreo de Sevilla" y el "toro de Sevilla" y todo valía para intentar mostrar una exigencia fuera de lugar. Es la única explicación que encuentro a la actitud que mantuvieron toda la tarde, repito, totalmente injusta e inadmisible.
En lo que a mi respecta, no voy a entrar si en tal o cual novillo hizo tal o cual lance, si una serie fue así y otra asao, si la espada entró al intento que fuera y más o menos arriba... sino que quiero quedarme con la impresión ya las sensaciones que me ha dejado su presentación ayer. Lo primero de todo, hay que tener mucho valor para este gesto, lo considero heroico, solo por eso merece todo mi respeto. Mi opinión respecto a los encierros en solitario es que hay que ser una gran figura y tener un repertorio amplísimo para sostener toda la tarde, y eso está al alcance de muy pocos, además de una madurez y una fortaleza mental fuera de serie. Y sinceramente, para mi es correr mucho venir por primera vez a Madrid de esta manera. No soy amigo de las prisas, me gusta la vida sosegada y el reposo, por eso soy morantista, y pienso que antes de una reto de tal magnitud hay que pasar antes por alguna novillada previa de las programadas a lo largo de la temporada, o si quieren en San Isidro, pero en un cartel convencional. Es mi opinión, que en la vida hay que ir paso a paso, a veces saltárselos tiene sus riesgos y sus consecuencias y me parece que aún le quedan pasos que dar para estar preparado para grandes empresas. De hecho, creo que toma la alternativa el próximo 6 de junio en Nimes con Morante de padrino y Talavante de testigo, lo que, con 17 años que tiene, habiendo debutado con picadores en octubre de 2023, que es anteayer, me parece que es correr mucho. Le deseo la mejor de las suertes, que tenga una carrera triunfal y acabe en figura del toreo, seguramente estará perfectamente asesorado, pero me daría mucha pena que acabara en un juguete roto, en otro de esos niños promesa que se quedan por el camino, en le toreo, el deporte, la música... en la vida. Porque tiene madera, ayer le vi cosas muy buenas, pero también otras que me dejaron un poco frío y otras que no me llegaron a convencer, que es lo normal cuando ves a un novillero, y que aún tiene tiempo para aprender y mejorar.
Lo que más me gustó fue su actitud y su compromiso, valiente y decidido, en todo momento se mostró "en novillero". Solo hacer el paseíllo y el irse a portagayola a recibir al cuarto, quinto y sexto con unas largas cambiadas de infarto lo confirman. Pero además mostró unas ganas desorbitadas por enseñar todo lo que lleva, aunque eso en algunos momentos le llevara a acelerarse y precipitarse al querer hacer mucho en poco tiempo. Por ejemplo, sin entra en detalles, tuvo momentos de toreo de profundidad en tandas por uno y otro pitón, con temple y gusto, relajando la figura y enroscándose a los novillos, corriendo muy bien la mano, especialmente las tres de derechazos que le pegó al segundo. Pero igual que componía una de ese estila acto seguido venía otra algo más embarullada, a veces encimando mucho al novillo, con el gesto y la figura un tanto exagerada y una colocación que no me pareció la mejor. Pero es algo lógico, es novillero y le quedan cosas por pulir. En conjunto podría decirles que la irregularidad me pareció la nota dominante de la tarde y también que, salvo el inicio de faena al quinto, de una emoción y un gusto tremendo, dos cambiados por la espalda para hilvanar trincherillas y pases de la firme de gusto exquisito y aromas del mejor toreo, el guión de las faenas me pareció muy similar y faltó ritmo. Tampoco los novillos colaboraron mucho, les faltó empuje y fuerzas, los que tuvieron clase y nobleza se apagaron pronto, fue en esos donde cuajó las mejores tandas de derechazos y naturales y donde le vi más asentado y acoplado, mientras que cuando bajaron sus condiciones el toreo en la corta distancia, aunque los arrimones fueron de verdad, pecó de forzar la figura y demasiados martinetes, giros y faroles, queriendo demostrar demasiado en poco espacio. De hecho, creo que las dos volteretas tremendas que le propinó el quinto, vinieron por quedarse expuesto en esos adornos y giros en la cara ante un toro complicado y que desarrollaba sentido y que, a mi entender, pedía mucho mando y mano baja. Y en lo que respecta al capote, fue en este quinto donde lució en su mayor expresión a la verónica a pies juntos, templadas, acompasadas, ganado pasos en los medios, una auténtica delicia, y el quite por gaoneras ajustadísmas, de intensa emoción, sin olvidar los lances de recibo al segundo que remató don dos medias de cartel, sobre todo una mirando al tendido, y el galleo de la mariposa al salir del caballo el cuarto. En el debe, la espada, ahí creo que tiene mucho que practicar, demasiados pinchazos, solo en un novillo acertó al primer encuentro, y en varios le vi perder un poco la paciencia y sumirse en cierta ansiedad.
En fin, que en el segundo día después de Morante vivimos algo que tardaremos mucho en volver a ver, la presentación en solitario de un novillero en Las Ventas. Creo que 2026 podría haber sido mejor fecha para este acontecimiento, que madurar es importante en la vida, más aún en el toreo, para asumir que con 17 años se tiene que enfrentar a la posibilidad de morir. Es así de duro, pero cada tarde que se vista de luces lo llevará en esa mente aún de niño. Le deseo lo mejor en su carrera y ojalá algún día le vea triunfar en Madrid, cero que tiene mimbres para conseguirlo, que las prisas de esta sociedad loca presa de la imediatez no le cieguen.
Antonio Vallejo
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