¡A por ellos...! que son pocos y cobardes, titulaba ese genio que era Loquillo uno de sus álbumes allá por el año 1989. Y no me parece mejor manera de definir lo que debe ser este San Isidro que vio la luz este pasado viernes 10 de mayo y que discurrirá sin pausa, salvo el descanso de los lunes, hasta el próximo 9 de junio, si bien aún nos quedará otro acto extraordinario una semana más tarde, el día 16. Y va ser así, como ha sido Valdemorillo, como han sido las Fallas, Como ha sido Olivenza, como ha sido el abril sevillano, como ha sido en tantas y tantas plazas de toros repartidas por España, Francia y América sin que nadie pueda impedirlo ni, menos aún, prohibirlo, por mucho que les pese.
Sí, ¡a por ellos!, a por todos cuantos en su odio enfermizo a España y sus raíces, esencias y tradiciones ancestrales tienen al toreo en su punto de mira, pocos y cobardes, personajes efímeros como Urtasun y Puente, uno comunista, con eso está todo dicho, sucio y desaliñado, el otro un antropoide troglodítico que encarna la imagen viva del portero matón de puticlub de carretera. ¿Que el toreo es irrelevante? Vamos a ver, hombre del paleolítico, irrelevantes sois vosotros, dos don nadie que estaréis en un cargo inmerecido un tiempo y luego desapareceréis del mapa, un suspiro del que nadie se acordará, que aunque al ministrillo de incultura se la haya ocurrido quitar el Premio Nacional de Tauromaquia nos da igual, porque vosotros pasaréis mientras el toreo seguirá porque es eterno y volverán ese y muchos premios. Nunca, jamás, podréis con algo tan grande y único como es este Arte, os lo aseguro. Así que ya sabéis, lo decía muy claro la pancarta desplegada por aficionados del 7 en la tarde del viernes. Y si no la has visto, Urtasun, búscala en google, se lee muy clarito. Ni nos vas a callar ni nos vas a amedrentar, somos muchos y valientes, no como vosotros, cobardes, sin la millonésima parte de atributos que tienen los toreros. ¿Te crees, Urtasun, que tus prohibiciones, te crees, Puente, que tu pinta grotesca y amenazante, van a afectar a un TÍO con mayúsculas como Román que el sábado se jugó la vida a cuerpo limpio sin miedo a nada? De verdad, no tenéis, como suele decirse, ni media torta para enfrentaros a estos hombres de verdad y a todos cuantos amamos, honramos y defendemos esta Fiesta nuestra. Así que, un año más vamos a llenar la plaza y a disfrutar de otro San Isidro, y el año que viene otro, y otro, y otro...mientras vosotros...pues eso, lo de la genial pancarta, c'est la vie.
Saldrán mejores o peores los toros, estarán mejor o peor los matadores, si picará bien, regular o mal, habrá grandes pares de banderillas, otros regulares y otros malos, habrá ovaciones y pitos, habrá más o menos discusiones entre aficionados y tendidos, habrá tantas opiniones como aficionados, habrá de todo en San Isidro, pero lo importante es que lo habrá. De hecho, ya lo ha habido puesto que llevamos discurridas las tres primeras tardes y ya van quedando cosas en el recuerdo que, al menos a mí, me hacen sentir mi afición. Me hubiera gustado que la corrida que abrió la feria, la de Alcurrucén, hubiera salido buena y brava, no con la tendencia a la mansedumbre que tuvo con la salvedad de dos toros buenos, el primero y tercero, pero a pesar de todo no puedo borrar de la memoria tres naturales de Morante al segundo y dos trincherazos al cuarto de los que crujen. Como tampoco olvido la manera de parar y fijar en el capote al tercero, andándole hacia atrás, ni el ramillete de verónicas para colocar al toro para el segundo puyazo, ni las primeras tandas de Diego Urdiales con la diestra al tercero, ese toreo añejo del riojano, clasicismo y naturalidad, acoplado, trazando los muletazos en curvas delineadas con temple y suavidad, acople y reunión, la mano baja, ligazón y ritmo, el toreo que nunca muere. Ni tampoco puedo dejar de valorar las buenas maneras del confirmante García Pulido con el primero, gusto y buen manejo de las muleta en dos tandas en redondo de calidad, alargando el muletazo y siempre por abajo, así como su disposición, entrega y valor cuando las cosas se torcieron, sin perder nunca la compostura. Y si todo eso queda en mi memoria no podía pasar por alto a la cuadrilla de Morante en el cuarto, con un Curro Javier magistral en la brega, auténtica antología, y Joao Ferreira y Alberto Zayas cuajando un tercio de banderillas apoteósico, con la plaza puesta en pie. Tan solo un detalle que eché de menos y que debiera haberse visto. Ferreira y Zayas saludaron desmonterados la atronadora ovación con toda justicia. Curro Javier también se merecía desmonterarse, tanto como sus compañeros, y creo que esos detalles hay que cuidarlos. Por supuesto que esperaba más de la tarde del viernes y me hubiera gustado que hubieran pasado muchas más cosas buenas, pero lo que me queda no me lo quita nadie, ni el dúo U-P.
Y como ya dije ante este San Isidro ya no para y después del viernes vino, como no podía ser de otra manera, el sábado, y después el domingo, aunque el dúo de insignificantes intentara lo contrario. Con la corrida de Fuente Ymbro se pudo ver lo que es una corrida de toros imponente de presentación y seriedad, seis ejemplares de unas hechuras extraordinarias y que tuvo como cualidad máxima la movilidad y la bravura. Y ante esos preciosos toros un hombre que vino con la verdad por delante y completó una tarde de Puerta Grande aunque solo cortara una oreja batallando contra dos toros y el viento tocando todos los registros. El segundo fue un toro bravo lleno de transmisión y emoción al que Román toreó en largo, echándole la muleta alante, siempre por bajo, y todo eso con el viento como enemigo. Sensacionales y arrebatadoras series por ambos pitones, derroche de temple y valor, lección de clase y entrega, la misma que tuvo el toro que todo lo quiso por abajo, humillando y repitiendo sin fatiga hasta el final de faena, toreo por bajo repleto de torería, una auténtica delicia. Y en le quinto se jugó la vida como nunca lo harán este dúo de cobardes. Un toro que miraba y buscaba carne en la que clavar sus afiladas puntas, peligroso a más no poder, pidiendo el carnet en cada pase. Se la jugó Román sin tapujos, expuso todo, no se guardó nada, pureza sin posibilidad de reproche, robando los muletazos uno a uno ante una plaza entregada a un hombre íntegro que de no haber marrado con la espada habría salido por la Puerta Grande camino del cielo más bonito que se puede soñar, el de Madrid. Y para los que no lo sepan, la verdad del toreo está en el triunfo de Román junto al dolor de Leo Valadez con el tercero, un animal que siempre iba con la cara alta, soltando derrotes violentos, tornillazos que acabaron por voltear al mexicano que tuvo que cruzar la puerta que ninguno queremos ver abierta, la de la enfermería. Por su parte Fandi estuvo en Fandi. Es decir, muy bullicioso con el capote y más aún en banderillas para hacer las delicias de sus admiradores con sus recursos, muchos con claras ventajas, y sus aún bastante mantenidas facultades físicas. Y poco más, porque con la muleta lo de tantas tardes, demasiados pases sin demasiado atractivo. Y para cerrar este arranque isidril la corrida de Baltasar Ibán, deslucida y baja de casta y raza, excepto un toro, de nombre legendario, Bastonito, el mismo que el de aquel de 1993 con el que César Rincón alcanzó la gloria del toreo en Madrid. Y al igual que aquel el de este domingo ha sido de una bravura descomunal. La pelea en el caballo ha sido de una belleza insuperable, arrancándose en largo, galope alegre, empujando con los riñones, la cara bajo el peto, dos puyazos majestuosos. Pedía un tercero, tal era su bravura, pero Francisco de Manuel pidió el cambio de tercio y quizás se equivocó. En la muleta siguió demostrando su bravura, humillaba y metía la cara con codicia, repetía con calidad, sobre todo por el pitón izquierdo que es donde la faena ganó en emoción porque, tras iniciar el trasteo de rodillas, creo que no llegó a encontrar el acople adecuado para explotar al máximo las excelentes condiciones del bravo Bastonito. Una pena porque un toro como ese no debía conservar las orejas en el arrastre. Por su parte ni Calita ni Alvaro Alarcón tuvieron opciones con sus respectivos lotes, sin fondo alguno. Eso sí, se llevaron muchas palmas al saltar a la arena venteña.
Hoy, ya es lunes, descanso, y para el martes la primera de las novilladas antes del día del Patrón. Sigamos soñando y disfrutando de esta bendición del cielo que es el toreo. Y a U-P, ¡que les den!...lo de la pancarta.
Antonio Vallejo
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