jueves, 13 de junio de 2019

Corrida Extraordinaria de Beneficencia: Extraordinaria corrida, lleno y pleno


Cuando a la gente se le da, esa gente responde. Cuando se anuncian toros de Nuñez del Cuvillo para los de a pie y de Los Espartales para el de a caballo, la gente responde. Cuando se acartela a Diego Ventura, Julián López "El Juli" y Diego Urdiales , la gente va y llena la plaza. Hoy era la Beneficencia, corrida de antiquísima tradición y quizás la más importante del calendario taurino madrileño por historia, la que todas, absolutamente todas las figuras de todas las épocas siempre han querido matar, pero este cartel podía haber sido de cualquier corrida del abono isidril, y no los que hemos tenido que soportar. Quince tardes, veinte como mucho, darían para combinaciones tan atractivas y de interés como la de hoy sin tener que meter catorce o más de relleno. Creo que la evidencia no tiene discusión alguna.
Plaza llena, a reventar, todos los asientos ocupados y gente por todas partes, más que asientos, el milagro de los panes y los aplicando al aforo, cabía gente donde no parecía existir hueco. Nadie quería perderse esta tarde de Beneficencia en una plaza engalanada para la ocasión y con el Rey Felipe VI en el palco real acompañado del maestro Juan José Padilla en un claro gesto de respaldo a la Fiesta Nacional, un espaldarazo a la defensa de nuestra identidad cultural, nuestras raíces patrias y nuestras tradiciones. A ver si en casa le dejan prodigarse más... sería un detalle por parte de ella. Aunque no lo crea, España lo necesita.
Una corrida buena en la que los de Los Espartales han estado un tanto por debajo del nivel de los de Nuñez del Cuvillo, pero comparar los murubes para el caballo con los cuvillos para el toreo a pie no me parece justo ni oportuno, cada encaste para lo suyo. Los dos de Los Espartales para Diego Ventura han tenido, para mi, escasa movilidad y el primero un punto, o algo más, de manso, pero en lo bueno han sido nobles y manejables. Los de Nuñez del Cuvillo por su lado me han parecido excelentes de presentación y presencia, muy serios y de buenas hechuras, aunque el impresionante e impactante jabonero de 620 Kg, un toro muy grande, hondo, estrecho de sienes pero muy ofensivo, dentro de ser un animal de muy bonita lámina, se salía de tipo al toro de Cuvillo, generalmente recogido y más corto, sin tanto peso ni volumen, algo que en Madrid le ha traído más de un quebradero de cabeza a D. Joaquín teniendo que aguantar protestas injustificadas por el tamaño y el peso de quienes no les entra en la cabeza que cada encaste tiene su tipo y su trapío, y sacar de tipo un toro es quizás el mayor defecto que pueda tener. Y si buena aha sido la presentación también bueno ha sido su comportamiento y su juego, los cuatro han embestido, los cuatro han valido, cada uno a su manera. Enclasado y noble aunque justo de fuerzas el segundo, enrazado y con transmisión el tercero, bravo y con humillación el quinto y con buen son, excelente tranco y empleándose en un duro primer puyazo el sexto, que blandeó en exceso y fue devuelto dando paso a uno de La Reina exigente y con raza. A los cuatro les dieron Juli y Urdiales la lidia que precisaban, sacaron lo mejor que tenían y además, caso del segundo y quinto en las expertas manos del maestro Juli, les hicieron aún mejores de lo que eran. Señores, eso es torismo, que salga un toro que embista y que delante haya un torero que lo sepa torear y generar la emoción que solo la mística de este arte puede dar. Lo demás es cuento chino. Lo de la dureza y los toristas, para los que se han pasado la corrida protestando no sé qué, recriminando todo a Juli, que en varias ocasiones les ha tenido que pedir paciencia y respeto, para los que han ido a la plaza a pasarlo mal y a reconcomerse las entrañas sin disfrutar de lo mucho bueno que hoy hemos visto en Las Ventas. Quince tardes así y hablaríamos de un San Isidro que sí sería revolucionario, señor Simón Casas, quince tardes así y hablaríamos de un San Isidro para la historia, quince tardes así y no quedaría ni un abono por renovar ni una localidad a la venta en taquilla. ¿Tan difícil de entender es?.
Hablar De Diego Ventura es hablar de la maestría suprema a caballo. Esta tarde lo ha demostrado ante dos toros parados, el primero además manseando, a bosque les ha tenido que hacer todo,¡y cómo se lo ha hecho!.Desde que ha recibido al primero con la garrocha en es estampa campera que tanto me apasiona, parando al toro a lomos de Bombón, co Lío en banderillas montando un ídem, dos dobles quiebros en la misma cara dejándose llegar los pitones a milímetros de la cabalgadura, un tercer palo colocado tras galopar todo el diámetro del ruedo con una pureza extraordinaria, dándole toda la ventaja al toro, templando con el estado de Nazarí  como si fuera una muleta planchada, toreo a dos pistas de muchos quilates que enganchó al respetable, recortando por los antros para dejar otra banderilla quebrando en la misma cara, y bailando alrededor del toro con Remate hasta dejar clavadas las rosa con facilidad pasmosa. Un rejonazo trasero y un descabello dejan este primer capítulo en ovación con saludos para una faena de mucho valor por la capacidad de doma, técnica y toreo del luso-sevillano que ejecutó siempre bajo la batuta del rejoneo ala´sido y ortodoxo, auténtica lección.  También parado fue el cuarto, también lo recibió con Bombón y le colocó un cerebro rejón de castigo que espabiló algo al de Los Espartales. Se dio cuenta de las condiciones del toro y de entrada montó a una de las estrellas de su cuadra, Nazarí, que con su temple supremo toreó de nuevo a dos pistas y puso a la plaza en pie al dejar las banderillas con una verdad y una exposición increíble llegando hasta los pitones, quebrando en la última milésima, una maravilla. Fino mantuvo el alto nivel con más banderillas de tremenda espectacularidad, quebrando en un palmo de terreno, gloria pura, y con Bronce llegaron los momentos de mayor riesgo y emoción al clavar los palos en terrenos comprometidos, por dentro de la primera raya, citando muy en corto, sin espacio para rectificar si no se hacía todo a la perfección. Pero el magisterio de ventura y su cuadra no tiene límites conocidos y lo imposible lo hace hasta fácil, rindiendo a la plaza a sus pies como hizo sobre Dólar con ese par de banderillas que coloca de manera única tras quitarle el bocado, recortando al legar a la cara de ese toro parado con inmensa exposición. Una rosa al violín cabalgando a Remate y un rejón de muerte fulminante valen una oreja de peso y concedida por público de a pie, no lo olvidemos, que hoy no era el más habitual de rejones al que se la tacha de facción sin ser así. doble mérito y doble valor por tanto a las faenas De Diego Ventura y su oreja de mucho peso. 
Sobre Juli poco puedo añadir a lo que tantas veces he dicho. Un torerazo, un maestro de época que ocupará uno de los puesto de privilegio en la historia de la tauromaquia, por más que les pese a esos pocos que tratan d hacerle la vida imposible cada vez que pisa el ruedo de Las Ventas. Su primer toro tuvo clase y noble condición, pero las fuerzas no le acompañaban, además de dañarse una mano. No se empleó en el capote, echaba las manos por delante, deslucido, como tampoco empujó en el caballo donde se le cuidó al máximo por su evidente blandura. El inicio de faena fue todo mimo, todo suavidad para bueno cayera, acariciando las embestidas, ni un tirón, mucho temple, cuidando la altura, sacando a relucir la portentosa técnica y la pasmosa facilidad que tiene el madrileño para andar en la cara de los toros y entenderlos. Y paciencia, mucha paciencia, sabedor que poco a poco iba a llegar lo que llegó. faena intimista, guardada para él y para los que supimos degustar cada pase que Juli firmó con maestría. Toreo para él y para los que quisieran verlo, entre los que me encuentro, hasta llegar a cuajar naturales con una hondura y una relajación infinita, muy despacio, rematados con unos de pecho de gran metraje, hasta llegar a componer tandas en redondo con un temple divino, derechazos profundos y ligados por bajo que el toro aguantó por la magia de la muleta de Juli. Todo muy despacio, todo con clase y gusto, maestría y torería, y los reventaderos de los nervios, desesperados en sus gritos de angustia ante la lección de saber y poder de uno de los grandes. El final por bajo no pudo estar más cargado de torería, templadísmo, relajado, con gusto, trincherazos y remates por bajo para saborear y degustar el toreo natural de un portento. Un estoconazo rubrica una gran faena premiada con una ovación saludada desde el callejón, con las protestas obligadas de siete reventadores. El quinto era el jabonero impactante, imponente y ofensivo pero fuera de tipo al que Juli recibió por verónicas, casi delantales, a pies juntos con temple y desmayo, las manos bajas, el capote lacio,  maravillosas, rematado con una media igual de desmayada enloquecedora. Y si maravilloso fue el saludo capotero más lo fueron las verónicas templadisimas que le pegó al cuvillo a la salida de un primer puyazo que tomó y empujó con bravura. Verónicas de ensueño, llenísimas, parando el reloj, de lo mejor que le he visto al maestro en toda mi vida, y eso que el toreo de capote de Julián es muy difícil de superar, solo magos como Morante, Ponce o Manzanares llegan a sus cotas. La media con la que abrocha es quite es por sí sola un cartel de toros, infinita belleza. Inició la faena d emanar muy poderosa, quizás demasiado, doblándose por bajo, genuflexo, en largo, obligando mucho a un toro que humilló con clase pero al que los 620 kg le pesaron mucho. Perdió las manos en un par de ocasiones y Juli replanteó la situación. Había que consentirle y cuidarle, dándole la distancia que pedía, sin echarle la muleta muy alante, más bien retrasadita para aprovechar al máximo el recorrido que tenía, embarcándole poco a poco en una muleta mágica que le hipnotizó, sin obligarle en demasía pero pudiéndole en cada pase. Hasta lograrlo tuvo que hacer Juli un ejercicio inmenso de abstracción ante las constantes salidas de tono y faltas de respeto de los siete de siempre, pero al final pasó lo que tenía que pasar, que surgió el toreo poderoso de Julián en series templadas, muy lentas, profundas, ligadas por bajo, los redondos sensacionales, los naturales majestuosos, con Juli entregado y el cuvillo entregándose, sometido al mando insultante del madrileño. La lentitud y el gusto de los muletazos de Juli ha sido algo indescriptible, nunca le había visto torear así de despacio, casi como la faena maravillosa del pasado año en La México. Cómo anduvo de acoplado en la segunda mitad de la faena  cómo de encajado, cómo de relajado, toreo de altos vuelos y mucho empaque que tuvo un colofón de una delicadeza y sutileza inalcanzable, andándole con remates por bajo cargados de aromas a toreo eterno, toreo que hubiera cobrado una oreja de no haber sido por los tres pinchazos que al menos relajaron la histeria de los siete de siempre y rebajó sus pulsaciones librándoles de una fibrilación al no soportar la maestría de Juli una vez más. Respiraron con alivio, no habría oreja, ya podían volver a casa tranquilos. Los demás, los buenos aficionados que saboreamos el toreo magistral de Juli también hemos vuelto tranquilos, mucho más, y además contentos por disfrutar de tanto arte y tanta belleza, sin importar tanto una oreja más poneos, aunque hubiera sido la guinda de pastel ver a Julián pasear el trofeo. habrá muchas más ocasiones de verle.
El tercero salió distraído, sin fijeza, deslucido en el capote de Diego Urdiales, con la cara alta y las manos por delante. Un toro de muy buenas hechuras y cornidelantero que empujó bien en el primer puyazo y que en banderillas tuvo movilidad y peligro, haciendo hilo con Víctor Hugo Saura "Pirri" y Juan Carlos Tirado, tanto que a Pirri le empitonó en la región glútea en la misma tronera del burladero tras dejar el par de banderillas. Cornada de 35 cm de la que tuvo que ser operado en la enfermería. Embestida un tanto descompuesta del cuvillo en los primeros compases de la faena, aguanta Urdiales los primeros arreones a base de temple. Lo mete en la muleta en unas portentosas tandas por el pitón derecho, ligadas por abajo, llevándolo largo, muy relajado, con mucha emoción, pasándoselo muy cerca, toreo en redondo templado profundo, aderezado con un cambio de mano superior y unos de pecho antológicos. Extraordinarios los naturales, primero consintiéndole las protestas al cuvillo para someterlo después por abajo y trazar muletazos de enorme hondura, con despaciosidad y mucho gusto, toreo caro, toreo de verdad, que remató con detalles preciosos como un molinete invertido, trincherillas o ayudados por bajo para soñar. Los naturales finales citando de frente, con naturalidad, clase y gusto dejaban todo en mano de la espada, que cayó atravesada y haciendo guardia, una pena porque la oreja parecía más que segura. Otra ovación con saludos que sumar a las anteriores. El sexto, como comenté al principio fue devuelto por su blandura, pero había demostrado clase y humillación en los primeros tercios, así como un punto de bravura en el caballo. Salió como sexto bis un sobrero de La Reina de buenas hechuras pero que no dio el juego deseado. No se empleó en el capote ni en el peto y llegó a la muleta sin acabar de definirse, con embestida descompuesta, con cierto genio y raza pero un tanto falto de humillación. Faena de paciencia de Urdiales, consintiendo primero y mandando después que si tuvo un pero fue la falta de continuidad y ritmo. Se alternaron muletas de sensacional trazo con otros meso limpios, pero en todo momento presidió el trasteo la clase y el gusto de un torero en plena madurez. Todo con torería y sentido para llevar al toro a tomar redondos y naturales muy profundos. Por cierto, que en esas postrimerías de la tarde la gente parecía más preocupada en dar vivas sin sentido y en pelearse en los tendidos de sol que ne respetar y apreciar lo que estaba haciendo Urdiales, quien se estaba jugando la vida delante d aun toro, por si a alguno se le olvidaba entre tantos vivas que no viene a cuento tarde sí y tarde también una y otra vez. Eso vivas a España había que hacerlos como cuando los grité yo siendo joven y entonces residiendo en Bilbao, en los años de plomo y enferentándome a las hordas batasunas, no como una gracia en Las Ventas para que me oigan los amigos. Con eso se falta al respeto a España y a los toros.
¡Ah, casi se me olvida!, que en las cuatro faenas no hemos visto terminar ni por manoletinas ni por bernardinas, y no ha habido quite por gaoneras, ¡milagro!. Hasta en eso ha sido extraordinaria esta Corrida Extraordinaria de Beneficencia.

Antonio Vallejo


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