martes, 30 de mayo de 2017

19ª de San Isidro: Caballero con raza


Sí recordaba que hoy, 29 de mayo, se cumplía un año de la última tarde que el malogrado Víctor Barrio toreó en Madrid. Recuerdo también la fría tarde del 6 de febrero en Valdemorillo en la que no tuvo la suerte del año 2015 que cortó 3 orejas y salió a hombros, pero en la que vimos a un torero valiente y firme que había crecido en clase y calidad. Dos  veces se había vestido de luces el segoviano antes de la dramática tarde del 9 de julio en Teruel cuando aquel toro de Los Maños le segó  la vida y las dos veces estaba en la plaza viéndole torear, casualidades. Amaba el toreo, era su pasión, y no quería dejar pasar ni una oportunidad, incluida aquella maldita de Teruel. Lo tenía todo por delante, una vida entera  una ilusión y unas ganas infinitas, tenía 29 años y hoy hubiera cumplido 30, detalle que no podía recordar porque sencillamente lo desconocía. Por ese motivo la plaza de toros de Las Ventas ha guardado un estremecedor minuto de silencio en su memoria, demostrando una vez más su sensibilidad, seña de identidad del mundo del toro, siempre a la cabeza de cualquier obra o acción que pueda ayudar a quien lo necesita sin preguntar ni pedir nada a cambio. Bueno, solo pide una cosa, que le respeten, algo al parecer sumamente complicado, ese respeto que tantos y tantos indeseables no tuvieron con Víctor en la hora de su muerte.
Para esta tarde se anunciaba una corrida de José Luis Pereda-La Dehesilla, procedencia Nuñez, Domecq Díez y Torrestrella (Salvador Domecq), para los espadas Morenito de Aranda, Iván Fandiño y Gonzalo Caballero, con aproximadamente tres cuartos de plaza de entrada. Corrida que me ha parecido seria pero desigual de presentación y hechuras, con dos toros grandes, largos y altos, primero y sexto, dos a mi modo de ver desproporcionados y exageradamente armados en relación a su cara y volumen, segundo y quinto, y uno que me ha encantado por su lámina, el tercero, bien hecho, armónico, abrochadito de pitones, agradable de cara. Corrida noble en general, quizás el sexto haya sido el más complicado y exigente, pero dominada por la falta de clase, de raza y de fuerzas, teniendo que llevar la embestida a media altura para que no se vinieran abajo, lo que le ha restado emoción y transmisión desluciendo el resultado general a pesar de la disposición y el buen hacer de los tres matadores, que a mi juicio han estado por encima del juego de sus oponentes. Es cierto que los toros no han ayudado, es verdad, pero tampoco lo ha hecho el público presente en la tarde de hoy, frío, distante, apagado, como anestesiado, sin darle el valor que merecían algunas faenas, y los que no lo estaban casi peor, porque el grupo de reventadores hoy la han tramado de nuevo con Iván Fandiño, otrora su favorito, su protegido, aquel a quien auparon a su Olimpo y que hoy, por misterios indescifrables, ha caído en desgracia y tiene que torear entre constantes reproches y protestas haga lo que haga, sin dejarle en paz ni un segundo, hasta el extremo grotesco de esta tarde que uno de la andanada del 8 le ha protestado la colocación ¡cuando estaba montando la muleta y aún no había encarado al toro!. En fin, pura ecuanimidad, la habitual de los cuatro de siempre, los eternamente disconformes y cabredaos.
Morenito de Aranda ha tenido que bregar con un primero muy serio, alto, abierto de cara, que ha salido suelto y sin emplearse en el capote, sin fijeza, al que ha llevado hacia los medios con verónicas templadas. No se emplea en el caballo y no va sobrado de fuerzas, en banderillas no galopa, va al trote, no cochinero pero casi, sin gracia alguna. Aseados con las banderillas José Manuel Zamorano y Pascual Mellinas, demostrando oficio. En la muleta resulta soso y deslucido, tiene nobleza, repite,  pero lo hace con la cara alta y sin chispa, y además gazapea, por si faltaba algo. Desde los primeros compases de la faena con trincherillas y pases por bajo para sacarlo a los medios lo lleva el burgalés templado, cuidando la altura para no obligarle, con técnica y mimo pero sin eco en los tendidos. Pulcro por los dos pitones, muletazos limpios pero sin transmisión al no poder bajar la mano al de Pereda, en cuanto lo hace se derrumbaba. Lo mata al segundo intento de media estocada. En el cuarto se va a porta gayola, pero el toro no responde, mira a Morenito y se desentiende. Puesto en pie le pega una serie de verónicas arrebatado, con emoción, por fin se oyen lo olés que han sido de lo mejor de la tarde, esas y la media de remate con la que culminado la serie. Tampoco va sobrado de fuerzas y se le mide mucho el castigo en el caballo que monta Héctor Piña. En banderillas coloca dos buenos pares con el oficio y el saber que atesora ese magnífico torero de plata que es José Antonio Carretero. Brinda al cielo donde está Víctor Barrio recogiendo la montera. Inicia la faena por el pitón derecha, redondos templados cuidando la altura, sin obligarle, el toro tiene movilidad y repite pero no se le puede llevar por bajo porque blandea y pierde las manos. Las dos primeras tandas resultan más compuestas y ajustadas pero aguanta poco y el depósito se le vacía pronto. Por el pitón izquierdo la faena carece de continuidad, algún natural tiene recorrido y cierta hondura, también a media altura. Vuelve a la diestra y saca la serie más encajada en redondo, bajando algo más la mano y ligando los muletazos, con temple y clase. El final de faena desprende torería, la que tiene el de Aranda y que esta tarde ha dejado a cuentagotas, lo que le han permitido sus dos toros, con ayudados por bajo con la mano izquierda y un pase de desdén con gusto. Mata de media arriba insuficiente y entera caida al segundo intento. Se silencia su labor en ambos toros, algo que sinceramente me parece poco para lo que ha hecho, siempre templando, llevando las deslucidas embestidas de su lote como requerían, con algunos muletazos buenos y detalles de torería, dispuesto y firme sacando lo poco que en su fondo llevaban los de Pereda, nobles y sin casta. Para mi por encima de su lote.
Iván Fandiño no vive sus horas más felices en esta plaza. Que nadie pregunte por qué, pero el caso es que ha pasado de protegido a odiado para los que deciden quien vale y quien no, quien puede y quien no triunfar en Madrid, los que tienen bula y a los que no hay que pasar ni una. Entre continuas protestas, palmas de tango y gritos repetidos de reproche a cualquier cosa que hiciera ha tenido que lidiar el de Orduña. El segundo sale suelto, sin demasiada fijeza, echa las manos por delante y no luce en el capote ni se emplea en el caballo de Juan Melgar, pelea fea, cabecea, sale rebrincado, igual que va en banderillas, donde "Jarocho" y Víctor Manuel Martínez colocan pares aseados. Inicia la faena con dos cambiados por la espalda ceñidos, el toro tiene movilidad y repite, pero lo hace sin clase, cabecea. Por el pitón derecho entra con alegría, repite, tanda de derechazos templados, a media altura porque tampoco puede obligarle. Por el pitón izquierdo han surgido los mejores lances en una tanda llevándolo más largo y corriendo la mano más baja, naturales  algunos con hondura, otro menos limpios, a cargo de un Fandiño que me ha dado  sensación de firmeza, seguridad y solvencia pero que no ha calado en los tendidos por la falta de emoción que transmitía el toro. Ni siquiera las bernardinas finales, muy ajustadas, han despertado emoción. Mata de casi entera trasera y tendida que precisa de un descabello para acabar con este segundo. El quinto me ha parecido, como ya señalé antes, un toro desproporcionado, con una exageración de pitones en nada acorde al resto de su anatomía. Se va a porta gayola a recibirlo con una larga cambiada sobre la que el de José Luis Pereda da un brinco que parece más un caballo de salto de obstáculos que un toro de lidia. Sale abanto, sin fijeza, a su aire, va de acá para allá sin sentido. En varas no se emplea, fea pelea, se duele y sale del peto como si rebotara en un muelle. Toro sin clase, descompuesto, que va pegando arreones, la cara suelta, imposible en la muleta. Solo una serie de derechazos han surgido limpios y sin tocar la tela con los iones, lo demás lo ha hecho defendiéndose tirando tornillazos. De nuevo firme Fandiño ante las acometidas descompuestas del toro, digno, demostrando disposición y voluntad, justificándose de sobra pero  sin encontrar respuesta en los tendidos ni reconocimiento al esfuerzo que ha realizado. En su debe quizás que haya alargado un tanto la faena. Mata de un estoconazo desprendido y es despedido con silencio, para mi poco valorado en la tarde de hoy.
El madrileño Gonzalo Caballero se ha encontrado con un precioso toro que ha saltado en tercer turno, abrochadito, serio, astifino, proporcionado, de magníficas hechuras a mi gusto. Verónicas suaves, templadas y una media de remate con mucho sabor. Entra al quite Morenito de Aranda y deja unas verónicas templadas que gustan y una media a manos bajas preciosa. No cumple en varas ni en banderillas, sin fijeza, con la cara alta, complicando la labor a Curro Robles y Pablo Delgado. En la muleta sigue mostrando su escasa fijeza, sale suelto del muletazo, busca la salida, pero si le vuelve a colocar la muleta repite, aunque sigue con la cara alta, lo que desluce los lances y resta emoción al trasteo. Algo que me ha gustado de Caballero es que creo que ha intentado hacer las cosas bien, poniéndole la muleta en la cara, llevando templada la embestida, buscando colocarse en cada muletazo, lo que resta emoción a las series al perder continuidad, buscando bajar la mano, pero es casi imposible ante el cabeceo del toro y los sucesivos toques a la tela de la muleta. Bien Caballero, pulcro y con técnica, que además fulmina al de Pereda cobrando un estoconazo en todo lo alto que hace que ruede sin puntilla. Ovación para su actuación. El sexto es grande, largo, alto de cruz, para mi un poco basto, muy ofensivo por delante, sale suelto, con la cara alta, sin fijeza, arreando en los capotes pero sin clase, se va al caballo que guarda puerta y recibe un primer puyazo. Se le castiga más en la segunda vara y toma una tercera por indicación del palco. En banderillas brilla Miguel Martín con un tercer par extraordinario reunido y clavado con pureza, en la cara y con riesgo. Toro exigente y con complicaciones ante el que Caballero creo que ha estado muy firme y decidido, al que no se le podía perder la cara ni un segundo y que requería de muchas agallas para aguantar los continuos arreones y gañafones, siempre con la cara suelta. El madrileño en todo momento le ha presentado la muleta adelantada, bien colocado, tratando de bajar la mano para obligarle pero el toro remataba siempre arriba y con peligro. Al natural ha estado muy valiente y decidido, llegando a sacar una serie de mucho valor templada y con ligazón, encajado, con enorme mérito. El toro se queda corto, se revuelve y busca, aguanta y traga  impasible el madrileño los tornillazos del toro, muy valiente, culminando con unas manoletinas finales en las que los pitones le pasan a la altura de la cabeza con inmenso riesgo. Mata de una entera trasera, lo que hace que el toro tarde en doblar y se enfríe una hipotética petición de oreja, pero a cambio ha dado una vuelta al ruedo merecidísma por su actitud valiente y su toreo de poder ante este sexto. Un auténtico Caballero con raza de torero.

Antonio Vallejo

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