jueves, 4 de mayo de 2017

Seis ovaciones y una nefasta presidenta


No quedaba más remedio, la obligación manda y el martes tocaba regresar de esa preciosa y maravillosa Sevilla y dejar con gran añoranza unos inolvidables días de feria, de alegría, cante y baile. Allá, en sus calles, la luz y el azahar lo siguen inundando todo en esa primavera hispalense única en el mundo, en el Real sigue la fiesta, el paseo de caballos, el color de los vestidos y el eco de los compases de sevillanas que aún resuenan en los oídos, al  igual que en La Maestranza el eterno Curro desprende aromas de Romero y retumban los olés de sus faenas antológicas mientras la semana de farolillos va consumiendo sus días. Cuando uno ha estado viendo toros en sus tendidos es imposible no sentir cierta melancolía al sentarse frente al televisor para ver las corridas de Sevilla, pero no todo puede ser en la vida y tocaba regresar a Madrid, pero gracias a Canal Toros tenemos el privilegio de seguir la feria y ver los toros casi como si estuviéramos allí. 
Y así, con esa melancolía, he podido disfrutar esperando como cada vez que se viste de luces al duende del albero en la tarde del martes, la tarde de las ovaciones, seis toros, seis ovaciones.
Morante se encargó de poner el pellizco, esa sensación inexplicable que aparece con el maestro sale a la plaza nada más recibir con el capote al primero de García Jiménez con unas verónicas acompasadas, lentas, meciendo la embestida del toro con una suavidad y un temple exquisito, más un quite por tafalleras sensacional. Por desgracia no hubo más, se apagó el toro, que ya de por sí era soso y deslucido y en la muleta, pese a la disposición del de La Puebla del Río, no hubo nada, detalles de torería innata y se acabó  Sin duda lo mejor fue la gran estocada con la que liquidó a su oponente. Primera ovación de la tarde para el genio. Otra cosa fue el cuarto, también de García Jiménez, toro noble y con clase al que le faltó una pizca de empuje. ¡Lo que le sacó Morante a este toro!, ¡auténtico petróleo!. Faena de arte supremo, de gran gusto y mejor sabor, con ese toreo propio que surge de la imaginación y de la improvisación, un toreo donde cada lance es un cartel. En largo, dándole distancia al toro, componiendo la figura, pasándoselo con un estilo inigualable, enroscándoselo a la cintura, dejando detalles de auténtico lujo, de torería celestial,  redondos y naturales eternos, trincherazos sublimes, toreo artista le llaman, yo le llamo toreo del bueno, del mejor, de muchos quilates, ¡cómo sonaban los olés, Dios mío!. Magia una vez más en las telas del duende del toreo, para dejarse llevar y elevarnos a lo más alto de este Arte. ¿Por qué no se guardó el espadazo del anterior para este?. Una pena el fallo a espadas, un pinchazo, media y el descabello, porque la oreja era más que segura. Ovación rotunda, la segunda, y emoción en los tendidos, el pellizco, eso es, nada más.
Miguel Angel Perera se las vio con un toro de Peña de Francia y otro de García Jiménez y, para no romper con el sino de la tarde, recibió también ovación en ambos, dos más a sumar a las de Morante de la Puebla. El primero del lote fue un manso de solemnidad que se rajó a las primeras de cambio, un toro que huía a tablas al que el extremeño Perera le plantó cara precisamente donde lo pedía, dándole los adentros, tapándole la cara y la salida para tratar de evitar la huida despavorida del manso. Faena de mérito y de mucho esfuerzo que la entendida afición sevillana supo ver y reconocer con una fuerte ovación al pasaportar al toro con una certera estocada. Mejor suerte tuvo el extremeño con el buen quinto, un toro ante el que pudo lucirse en el saludo capotero con unas verónicas de mucha categoría y belleza. Sensacional Javier Ambel en banderillas, ¡que gran torero de plata!, cómo le anduvo al Jandilla, cómo cuadró y cómo colocó los palos, saliendo de la cara del toro con una torería superior. ¡Pero que bueno es este tío! y que grandísima ovación se llevó, otra más a sumar. Fue una pena que la faena de Perera careciera de cierta continuidad, con algunos altibajos, alternando tandas de enorme calidad en redondo y al natural, muletazos templados bajando la mano y llevando al de García Jiménez en largo con fases en las que los pases no surgieron limpios, falta de ritmo. En los compase finales pudimos ver ese toreo vertical y estático del extremeño, pasándose los pitones por la taleguilla como si nada, a un lado y a otro, circulares y remates de pecho sin mover los pies, toreando en una baldosa. Probablemente la falta de continuidad de la faena y que la espada cayera algo baja limitaron la petición de oreja y la cosa quedó en otra ovación con saludos.
Javier Jiménez integra esta nueva generación de toreros que vienen arreando fuerte. Difícil será olvidar su actuación en Pamplona en los pasados sanfermines. Tras ser volteado por su primer toro y caer de feísima manera sobre la arena se incorporó tambaleante, mareado, y llegó a matar a su toro dando un ejemplo de entrega. Fue atendido en la enfermería de la plaza donde se le apreció conmoción cerebral y luxación de vértebras cervicales y, contra el criterio médico, salió a matar el sexto de aquella tarde demostrando que tiene un par muy bien puesto y una profesionalidad máxima, casi rayando en la temeridad porque su salud corría un grave riesgo. Con esos antecedente no resultó nada raro y es fácilmente entendible su actuación el pasado martes en Sevilla ante el primero de su lote. Un toro grandón que tenía cierta nobleza pero que no humillaba lo más mínimo. Pero a Javier Jiménez poco le importó que no bajara la cara y que le costar un mundo arrancarse, que cuando lo hizo lo hiciera sin clase, pegando arreones. Paciencia y tesón del de Espartinas que finalmente metió al de García Jiménez en la muleta con enorme mérito llegando a sacar algunos muletazos de clase y belleza que parecían imposibles, exprimiendo al toro para vaciar el contenido que llevara dentro por poco que fuera. Viendo cómo sonó la música y como respondieron los tendidos no hubiera resultado extraño que si hubiera matado a la primera hubiera cortado un apéndice. Por supuesto, como no podía ser de otra manera, escuchó una merecida ovación en premio a su entrega y buen hacer. Peor suerte tuvo el joven sevillano con el que cerraba plaza, un toro que no se entregó en ningún momento y ante el que el sevillano tan solo pudo dejar detalles en muletazos aislados, ¡pero que detalles!, de esos que llevan impregnada torería, redondos y naturales sueltos con empaque  De nuevo dispuesto y centrado a pesar de las escasas condiciones del toro, firme y con las ideas claras, demostrando valor y compromiso recibió otra ovación, sexta y última de la tarde, en su despedida.
Tras esta tarde de las ovaciones se esperaba la del miércoles de farolillos. Toros de Jandilla y Vegahermosa para tres toreros-banderilleros, Juan José Padilla, David Fandila "Fandi" y Manuel Escribano. La verdad es que se podían imaginar muchas cosas de esta corrida, ganadería en alza, el Ciclón de Jerez, las demostraciones atléticas de Fandi, el recuerdo de Escribano con Cobradiezmos... Pero lo que nadie podía suponer era que la tarde fuera marcada por la señora presidenta. Vamos a ver, como se llame usted, señora presidenta. No tengo ni idea si usted tenía un contador de pañuelos escondido para saber si exactamente había mayoría de petición  o no, tampoco tengo ni idea de si usted es un hacha contando pañuelos y además lo hace a la velocidad del rayo, no lo sé ni lo sabremos nunca. A lo mejor es que hay que poner un pulsador en cada localidad de los tendidos para sumar la petición, o un chip en los pañuelos que se active cuando se agiten, con usted en el palco cualquier cosa absurda es posible. Lo que sí sé y de esto estoy seguro es que usted, señora presidenta se llame como se llame, es que no tiene ni pu... idea del reglamento, ¡la primera oreja la concede el público con su petición! Y lo que es peor, que si la tiene se lo pasó por el forro y lo incumplió gravemente al no conceder la oreja a Padilla en el cuarto y a Fandi en el quinto. Ponga la cara que quiera, por mi como si quiere repetir la mueca absurda y ridícula que ayer puso en el palco, pero la golfería que ayer cometió es una puñalada a la Fiesta y me gustaría que fuera sancionada y castigada como creo que se merece. De momento ojalá no vuelva a asomar la gaita por el palco de la Real Maestranza, es indigna de ocupar ese lugar y de insultar a una afición tan seria, respetuosa y entendida como la sevillana.
Ante todo destacar la buena corrida de Jandilla y Vegahermosa, con tres toros buenos pero sobre todo con una presentación y unas hechuras magníficas los seis, serios, cuajados, de bellísima lamina y todos entipados. Y también ha y que reseñar que, tratándose de los matadores que se trataba, los tercios de banderillas compartiendo pares entre ellos resultaron vistosos y vibrantes en general.
Con el primero estuvo Juan José Padilla realmente bien. Era un toro que se rajaba pero al que el jerezano le plantó batalla a base de poder, sometiéndolo por bajo, sobre todo en la primera tanda, doblándose, con mucha calidad. Lo sujetó extraordinariamente y cuajó una faena cargada de mando, con series siempre por bajo y tapándole la cara, ligando los muletazos por ambos pitones y sacando los olés del público. Lástima que la estocada fue insuficiente y precisó el manejo del verduguillo rebajando la intensidad de la petición de oreja. Precisamente lo que no ocurrió en el cuarto con el que padilla estuvo superlativo. Se fue a recibirlo a porta gayola, le pegó ¡cuatro largas cambiadas puesto de hinojos sobre el albero maestrante!, se lució en un bonito pique en le tercio de quites con Fandi ejecutando unas chiquilinas de mucha categoría, banderilleó de poder a poder y con riesgo y manejó la muleta con naturalidad y calidad desde los prolegómenos de la faena puesto de rodillas y llevando la toro por alto. Faena perfectamente medida, dando al Jandilla la distancia precisa, templando los muletazos, series ligadas y por bajo. Todo, absolutamente todo lo hizo bien y con torería. No discuto si la espada cayó dos dedos desprendida o no, fulminó al toro sin puntilla, La Maestranza fue un mar de pañuelos ¡y a la señora presidenta no le salió de ahí conceder la oreja que el público pidió!. Repito, la violación del reglamento debiera tener castigo. Sobre todo si lo mismo se repite con el siguiente toro, el quinto, otro de Jandilla precioso de hechuras, muy serio y tremendamente exigente ante el que Fandi estuvo hecho un tío. Sensacional con el capote, verónicas templadísimas y una manera de andar y llevar al toro al caballo llena de gusto y torería. Toro bravo y encastado ante el que había que estar y no permitía el mínimo despiste. Así lo vio y así lo entendió Fandi que dio ese paso adelante necesario y que puso toda la carne en el asador. Toreó con hondura, todo por bajo, sin guardarse nada. Tanto que el de Jandilla lo prendió e hirió en el muslo al inicio de faena. Pero se rehizo y cuajó tandas de enorme valía, de torero maduro que sabe de esto (y no es que yo sea precisamente un fan incondicional de Fandi), ganándole la partida la toro, pudiéndole y diciéndole "aquí estoy yo". Mató de estocada entera en la suerte de recibir quizás también algo desprendida. De nuevo un mar de pañuelos y de nuevo la susodicha presidenta a la que le sigue sin salir de ahí conceder la oreja violando  el reglamento. ¡Menudo personaje!, que ya tiene a  sus espaldas un amplio historial de desfachateces de este estilo, ¡que se vaya para siempre!. Y no es que me olvide de Manuel Escribano, ni mucho menos, que volvía a Sevilla tras meses de convalecencia y rehabilitación tras una seria lesión muscular y con el que siempre irá el recuerdo de Cobradiezmos, pero es que el de Gerena no tuvo ninguna opción ante un lote deslucido, sin nada de movilidad, descastado y sin clase. Ni un pase, ni uno permitió a Escribano que se puso y lo intentó en vano. Al menos fue resolutivo con los aceros y mató de dos grandes estocadas.
Martes y miércoles de la semana de farolillos, un día de ovaciones y otro de indececncia presidencial. La fiesta en el Real y los toros en La Maestranza, como la corrida de Nuñez del Cuvillo programada para esta tarde con Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y David Mora. Seguro que el duende nos tiene algo guardado.

Antonio Vallejo


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