Una imagen vale más que mil palabras resume a la perfección lo que ha sido la novillada de esta tarde en Las Ventas. Un encierro serio y bien presentado de Conde de Mayalde, varios de los utreros lidiados hoy pasarían por toros en la mayoría de plazas que ha resultado un tanto bajo de raza, manejable en su conjunto, con nobleza en general pero justita de duración destacando por encima de todos el buen sexto que cuando ha salido de toriles lo ha hecho a una auténtica piscina. Finalizando la faena al quinto se anunciaba agua, el cielo se cerraba, los relámpagos y los turnos se dejaban sentir cercanos con el arrastre de ese novillo comenzaban caer los primeros goterones, avanzadilla de un tormentón que asustaba y que daba los tendidos prácticamente vacíos, con prácticamente todos los que estábamos en ellos buscando el refugio en las gradas y andanadas y los menos afortunados, en mi caso así ha sido, en los pasillos para seguir la lidia de este sexto por las pantallas de televisión instaladas en todos los corredores de la plaza. Un novillo muy serio, abierto de cara que no demostró mucho en los primeros tercios, sin emplearse en el capote, derribando al caballo aunque no se empleara, más por los arreones y el mal estado del ruedo, esperando en banderillas, enorme mérito de Agustín Serrano Javier Gómez Pascual clavar los palos en esas condiciones, con el riesgo que conllevaba, un resbalón, el mínimo error podía convertirse en tragedia. Y salió Toñete, que hacía su presentación en Madrid, con la muleta en la diestra y se puso a torear como si estuviera luciendo un sol radiante, sin importarle un rábano la piscina de barro en que se había convertido el ruedo, poniéndole la muleta, conduciendo la embestida con un temple magistral, despacio, bajando la mano a un novillo con clase y nobleza que metía la cara y seguía el engaño con fijeza, alargando el viaje, corriendo la mano con suavidad, redondos y naturales largos, con profundidad, hondos, tandas épicas, hecho un titán, emocionantísimas por el toreo de Toñete y por el escenario, algo parecido al diluvio universal. Solo el hecho de mantenerse en pie ante ese utrero, una heroicidad, ya merece premio por entrega y valor. ¿Torear?, ni les digo, algo solo para superhombres, con lo que tenían que pesar capote y muleta. ¡Es que además el madrileño ha estado en artista y en esas condiciones infernales!. Quienes copaban las gradas y andanadas se rompían en olés, y en los pasillos también retumbaban los olés de cuantos allí estábamos, no era para menos. Tanta disposición, tal actitud, tamaña vergüenza torera y profesionalidad no podían quedar en el barro, hubiera sido un injusticia. Toñete cuadró al novillo, s perfiló para estar a matar y en ese momento se helaron los corazones. Por derecho, sin importarle nada, como si no hubiera mañana, se vuelca sobre el morrillo y deja un estoconazo monumental que hace rodar al buen novillo de Conde de Mayalde. La espada cayó arriba, pero me habría dado igual donde cayera, la oreja tenía que ser sí o sí ante la hazaña del madrileño. Hubiera sido un crimen para la Fiesta haberle medido la colocación y haberle hurtado una oreja a Toñete por unos centímetros, hubiera supuesto una falta de sensibilidad absoluta, pero a Dios gracias Toñete no dejó margen a la duda. He dicho que se tiró como si no hubiera mañana. ¡Vaya si lo hay para él!. Esta oreja vale mucho para el joven novillero, de esta tarde épica sale lanzado y con justicia por sus enormes arresto y su toreo, algo que ya había demostrado ante el tercero, un novillo acapachado y abrochadito al que recibió a la verónica con suavidad y buen ritmo rematando con una media cargada de gusto y al que toreó templado, sin toques a las telas, en unas primeras tandas ligadas con clase, por bajo, con profundidad. El novillo respondía humillando, con nobleza, pero le faltaba un punto de chispa para conectar con los tendidos y la faena no toma vuelo, un tanto discontinua y con el de Mayalde acabándose rápido. Una estocada trasera y desprendida al segundo intento pasaporta al novillo. Parte de los dos tercios de entrada en la tarde de hoy reconocen con aplausos el temple y los muletazos de inicio de faena, así como la disposición del madrileño, y otra parte aplaude las condiciones de nobleza y humillación del novillo generándose la clásica división de opiniones cuando Toñete saluda desde el tercio.
El segoviano Pablo Atienza lidió en primer lugar un novillo preciosos, hechuras de toro, muy serio y rematado pero suelto, sin fijeza, soso y deslucido, aunque en la muleta humilló y resultó manejable, pero sin emoción por su falta de fijeza y su escaso empuje. Aseado, con temple, firme y voluntarioso el segoviano, sacando algunos muletazos sueltos de mucha calidad, bajando la mano, muy lentos, con profundidad, pero faltó la ligazón y la continuidad por las escasa condiciones del utrero. El cuarto, al que recibió a porta gayola también tenía hechuras de toro, alto, agradable de cara, con movilidad en los capotes y un punto de emoción. las primeras tandas en redondo fueron lo por del trasteo, con un novillo que repetía y se desplazaba con alegría, embestida un tanto rebrincada pero metiendo la cara con clase, con emoción y transmisión a los tendidos. Entregado Atienza, sacó un par de tandas en redondo ligadas por bajo, templando los arranques del novillo que tuvieron eco, pero al tomar la muleta con la izquierda bajó el nivel, el de Mayalde no humillaba y los naturales resultado deslucidos. Quizás esa movilidad un poco incómoda en algunas fases de la faena y que posiblemente exigían algo más de mando por parte del torero hayan sido las causantes de cierta falta de acople del segoviano con su novillo, pero nunca debemos olvidar que estos jóvenes está empezando y no se le puede exigir y medir con el mismo rasero que. los matadores y no digamos las figuras. Lo primero a valorar es su actitud y su disposición, y ambas las ha tenido. Las carencias ya s dirán puliendo con el tiempo, pero hay que dárselo y animarles, no hundirles.
Alfonso Cadaval recibió al segundo, otro con hechuras de toro, serio, ofensivo, con verónicas suaves, jugando muy bien las muñecas, con sabor. Novillo con poca fijeza, suelto que metió la cara abajo en el caballo de Francisco de Borja empujando con celo y metiendo los riñones aunque con un solo pitón en un buen primer puyazo. En este novillo se havvisto algo común antaño y cada vez menos frecuente, el "pique" en quites. Estar Toñete en un vistoso por gaoneras y replica Cadaval por chicuelinas y una media de remate bellísima. Inicia la faena de rodillas en los medios, muy en novillero, a por todas, el utero tiene movilidad, emoción, fijeza, repite y mete la cara con nobleza. Muy templado el sevillano, bajando la mano en las primeras series, con clase, gusto y personalidad, sobre todo en los remates, muy toreros, trincherillas cargadas de aromas a su tierra. Por el pitón izquierdo desluce el trasteo, suelta la cara y a los naturales les falta limpieza. El final por doblones también está cargado de torería y las trincherillas de remate son sublimes y levantan olés en los tendidos. Una entera algo trasera pero fulminante permiten al sevillano saludaruna ovación tras petición minoritaria. Con el basto quinto poco pudo hacer, un novillo sin fijeza, que no se emplea en el caballo, pasa sin pena ni gloria en banderillas y que en la muleta fue tan noble y manejable como soso y deslucido, muy parado, sin recorrido y sin emoción alguna. Lo intentó el sevillano con buenas maneras pero en ningún momento pudo encarta el mínimo eco en los tendidos.
Acabo como comencé, una imagen vale más que millones de palabras y la alegría inmensa de este madrileño bajo una tromba de agua, él solo, los tendidos vacíos, refleja a la perfección lo que ha debido sentir este joven novillero al ver a Madrid entregado, a sus pies, triunfando bajo la lluvia. Ni Gene Kelly en su mítica escena puede superar la felicidad de Toñete.
Antonio Vallejo
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