Las previsiones climatológicas no parecían muy favorables para la tarde de hoy. De nuevo lluvia durante las horas del festejo y de nuevo planeando sobre Las Ventas dudas acerca del estado del ruedo, si hubo tiempo para reponer el lodazal venteño tras la suspensión de ayer, si se había podido colocar la lona protectora, muchas dudas y pocas esperanzas si uno miraba al cielo, con la posibilidad de suspensión de la corrida como una espada de Damocles amenazante. Las previsiones no parecían ir muy desencaminadas, lluvia desde primeras horas de la tarde y cielo gris y cerrado, lluvia fina desde una hora antes aunque en el horizonte, mirando hacia Toledo, un rayo de esperanza se vislumbraba al fondo, cielo más abierto, claridad, ¡a ver si viene aquello! comentaba con mi amigo y gran aficionado Daniel Berzosa antes de entrar a la plaza, bien protegidos y equipados para lo que pudiera caer. Por fortuna las previsiones no se cumplieron y la tarde fue transformándose poco a poco en seca y agradable en cuanto a la ausencia de viento y su temperatura, perfecta.
La pena es que a la mejoría climatológica no acompañó la corrida de Torrehandilla y Torreherberos, ambos hierros del mismo propietario, de procedencia Jandilla, es decir, Juan Pedro Domecq. Corrida seria y muy astifina, abierta de cara, ofensiva y cornidelantera, variada de hechuras, con algunos pasados de kilos, mal endémico, que han tenido un punto de nobleza y manejabilidad pero que ha estado marcada por la falta de fondo, una corrida baja de raza y casta que se ha caracterizado por la falta de humillación, con la cara a media altura y soltando tornillazos, salvo el buen quinto y el sobrero de Virgen María que saltó al ser devuelto el sexto tras perder las manos con estrépito en banderillas. Una corrida deslucida, sosa, sin transmisión y con muy poca emoción, en definitiva, decepcionante.
El primero de Daniel Luque no le permite al sevillano lucir lo buen capotero que es. Toro que pasa sin emplearse en los lances de recibo ni en el caballo, dejándose pegar. Bueno el quite de David Galván por chicueilinas con sabor rematadas con una media de mucha clase. Toro con nobleza en la muleta, entraba bien, abajo, pero salía con la cara alta, algo descompuesto, desluciendo el conjunto. Firme y con facilidad Luque que a base de técnica y temple consigue sacar avanzada la faena una tanda en redondo con más profundidad y ligazón y otra por el pitón izquierdo, por el que protestaba y soltaba la cara con descaro, en la que logró meter al toro en los vuelos y sacar dos o tres naturales con hondura. Faena falta de continuidad y transmisión por las condiciones del toro, que tuvo su momento de mayor emoción con las luquecinas finales. Mata de media arriba y descabello y tanto toro como torero reciben ovación. Al cuarto, veleto, astifino y serio, pero "solo" con 557 kg, lo protestan de salida los que hoy sí tiene ganas de gritar "toros, toros" por teórica falta de presencia. Lo para Luque con verónicas templadas en las que el toro se frena y no se emplea, como tampoco lo hace en el caballo ni en banderillas. a la muleta llega a la defensiva, soltando tornillazos, sin recorrido por uno y otro pitón, imposible. Voluntarioso y firme de nuevo el sevillano, buscándole la distancia y el sitio, le puso la muleta pero resultaba imposible, medía y se venía por dentro con peligro, acostándose, tanto que en un natural se derrumba aparatosamente. Lo mejor es que lo pasaporta de una entera con gran facilidad al segundo intento. Silencio en su despedida.
El gaditano David Galván se encontró con un segundo suelto de salida, sin fijeza, que no se empleó en el capote, que en el caballo se dejó pegar sin más y que pasó sin pena ni gloria en banderillas. El que sí se empleó fue Álvaro Lorenzo en su turno de quites con uno por chicuelinas y una larga cordobesa de mucha calidad. A la muleta llega soltando la cara, no humilla ni a tiros, parece que mete la cara al inicio del muletazo pero a medio camino derrota a uno y otro lado, todo muy feo. Lo intentó el de San Fernando desde el inicio, doblándose por bajo, trata de meterlo en la muleta a base de temple y colocación pero el toro no responde, punteando las telas constantemente por ambos pitones, sobre todo por el izquierdo, casi imposible. Faena sin continuidad, sin ligazón, pases sueltos algunos con calidad pero sin transmisión ni emoción por la fea embestida del animal. Buen imagen de Galván, entregado y con disposición, apuntando buenas maneras pero sin poder despegar por las condiciones del toro. Mata de entera fulminante y escucha una cariñosa ovación. El quinto ha sido de largo el mejor de la corrida. Un precioso colorado, con algunos kilos menos hubiera sido aún mejor, de buenas hechuras, muy serio, abierto de cara, sale con galope ágil y toma bien el capote en un saludo variado y vistoso por verónicas, chicuelinas y una media portentosa. Entra con fuerza al caballo , empuja con codicia con un solo pitón en el primer puyazo y se emplea metiendo los riñones en la segunda vara que toma. En banderillas muestra movilidad, va bien y humilla, apuntando buenas condiciones. Inicia la faena con una pedresina y estatuarios para rematar con una trincherilla, uno de desprecio de cartel y un muy buen pase de pecho. Nadie mejor que el que está delante del toro para saber cómo hay que llevarlo, pero creo que quizás ese no fuera el mejor inicio de faena. Creo que era un toro con nobleza, humillación, pronto y con movilidad al que, en mi opinión, había que llevarlo por bajo, sometiéndole. De hecho, para mi la mejor serie sin duda alguna de toda la faena fue la segunda por el pitón derecho, adelantando la muleta, conduciendo larga la embestida, tirando del toro para alargar el muletazo y bajando la mano. En esa tanda el toro ha respondido y lo ha hecho con nobleza y clase. Creo que ese poderle al toro es lo que le ha faltado al gaditano para construir no sé si una faena rotunda pero al menos una faena con transmisión y emoción. Una faena que ha llevado a media altura y que por ahí ha ido decayendo un tanto. Pero claro, desde el tendido, tranquilamente sentado, es muy fácil opinar y hablar sin tener ni idea. Estar ahí abajo es otra historia y, ante todo, máximo respeto. Lo cierto es que el toro y el trasteo han ido de menos a más, acortando el recorrido el toro y las distancias Galván para acabar entre los pitones en un arrimón en el que los pases salín de uno en uno, sin continuidad, algo que no ha gustado. Manoletinas ceñidas como colofón y una entera arriba finiquitan a este buen toro que fue despedido con una fuerte ovación en el arrastre.
Álvaro Lorenzo recogió desde el tercio la cariñosa ovación que se le tributó por su magnífica tarde del Domingo de Resurrección en la que cortó tres orejas. El tercero es un toro muy serio, abierto de cara y veleto, de buenas hechuras, que salta sin fijeza, desentendiéndose de todo, sin emplearse en el capote del toledano. En el primer puyazo echa la cara muy arriba, por las nubes, ene le segundo se arranca en largo, mete la cara abajo al entrar en el peto pero luego se deja pegar sin emplearse, echando de nuevo la cara arriba. A la muleta llegó con movilidad, desplazándose con alegría, repetidor, pero su embestida no tenía ritmo ni demostraba clase, más bien iba a arreones. Ante eso lo mejor es templar y bajar la mano para intentar someterlo, pero el toro cortaba el viaje, punteaba constantemente los engaños, soltaba hachazos a diestro y siniestro, sin entregarse. Por ambos pitones resultaba complicado pero especialmente por el izquierdo, por ahí no tragaba ni medio pase, absolutamente imposible. faena que va a menos a pesar de los constantes intentos de Lorenzo por sacar algo limpio. Mata de un feo bajonazo que provoca una desagradable hemorragia al de Torrehandilla haciéndole rodar sin puntilla. El sexto, como ya comenté al principio es devuelto tras perder las manos aparatosamente en banderillas. En su lugar sale un sobrero de Virgen María estrecho de sienes, abrochado de pitones, agradable de cara, aunque tremendamente astifino, muy protestado por el sector torista sabio que este domingo con la moruchada mansa de Dolores Aguirre ni abrió la boca. Así es la coherencia. Suelto d salida, sin fijeza, en la linea de toda la corrida, con una lidia desordenada, caótica por instantes. Entra tres veces al caballo, la primera solo un puyazo señalado, en las dos siguientes empuja de inicio pero luego se duerme en el peto. Estuvo muy bien Lorenzo con la muleta, se dio cuenta de la movilidad del toro, le puso la muleta adelantada y aprovechó la inercia en unas buena primeras series por el pitón izquierdo, naturales templados, largos y por bajo, con hondura, sin duda lo mejor de la faena. Por el derecho el toledano demostró la técnica y la calidad que tiene, templando, muy firme, con seguridad, sacando buenos redondos, limpios y profundos, pero sin alcanzar el nivel de las primeras tandas porque el toro va a menos demasiado pronto, no acaba de romper pese a la entrega del toledano que acabó jugándosela ante un toro a la defensiva y con peligro. Tras matar de pinchazo y entera escucha una ovación que premia su disposición y sus buenas maneras a lo largo de toda la tarde.
Un capitulo más consumido de este San Isidro, un capitulo más tan parecido a otros muchos que hemos vivido a lo largo de muchos años, un capitulo de los que la empresa Plaza 1 con Simón Casas a la cabeza nos aseguraba que no íbamos volver a vivir ya que iban a revolucionar San Isidro con carteles de máximo interés, un capítulo dominado por la sosería, la mediocridad y la intrascendencia, como tantas veces Simón. La decepción al poder.
Antonio Vallejo
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