martes, 15 de mayo de 2018

7ª de San Isidro: Intolerable



Muchas vueltas le he estado dando a la cabeza a la hora de ponerme a escribir sobre lo que ha pasado y he visto esta tarde de lunes previa a la festividad de nuestro patrón y el que da nombre al ciclo taurino más importante del mundo. Se me han ocurrido muchos calificativos, vergonzoso, lamentable, indigno, bochornoso, impresentable,  insultante...pero me quedo con el que he elegido para titular esta entrada: Intolerable. Creo que es el que mejor define lo que ha ocurrido en Las Ventas en esta séptima de San Isidro. Intolerable que unos toros como los que se han lidiado esta tarde en Madrid hayan sido aprobados por los veterinarios. Gordos, obesos, con una encornadura fuera de lugar, tremendamente exagerada, desproporcionada a todas luces a pesar de los muchos kilos que marcaba la tablilla y con un juego y un comportamiento lamentable, sin bravura, sin casta, sin raza, sin fuerzas para mover tamaña masa de carne. Intolerable una vez más el desaguisado del palco devolviendo a los corrales al cuarto toro por manso, que lo era y de solemnidad, eso si no es que estaba corraleado o toreado. No sé que demonios pensaría el presidente, no sé qué demonios pensarían sus asesores -¿para que carajo están?-, no sé por qué demonios no le ha hecho caso a David Mora que pedía el cambio de tercio aunque no se le hubiera dado ni un capotazo para que salieran los caballos y al menos picaran al toro a ver si cambiaba de comportamiento. Pues no, con un par ha sacado el pañuelo verde entre la sorpresa primero, e indignación después, de todos los tendidos. Señor presidente ¡NO SE PUEDE DEVOLVER A UN TORO POR SU COMPORTAMIENTO POR MUY MANSO QUE SEA! A ver si se entera, a ver si hay que hacer como en el colegio, copie cien veces la frase para que le entre en su cabeza. Atento, señor Presidente Jesús María Gómez Martín, nociones muy básicas, de iniciación a la lidia, de parvulitos de toreo. Se cambia el tercio, como ya he dicho se sacan los caballos y se le pica al toro en los terrenos que se pueda, seguramente en los de chiqueros. Qu es to no funciona, hay una cosa para la que usted tienen un pañuelo de  color rojo en el palco que no sé si sabe para qué es. Se lo digo, muy fácil, banderillas negras. Y si no ya será el matador quien decida qué tipo d faena hacer, posiblemente machetazos por bajo y a matar. Cualquier cosa antes que sacar el pañuelo verde. Un día más hay que volver a incidir en uno de los más graves problemas que tiene la Fiesta, que son los palcos, personajes de última fila a los que por un día se les da una potestad y una responsabilidad que les viene grande, unos personajillos que se ven allí arriba y se creen algo, seres accesorios que cada día hacen más daño a la tauromaquia y que parecen empeñados en cargarse los toros y en convertirse en los antitaurinos número uno. Ha sido un espectáculo intolerable ver a un supuesto toro bravo huyendo asustado, auténticamente despavorido, del  capote que le ofrecía José Antonio Carretero, algo impropio de una plaza como Las Ventas. Igual que ha sido intolerable la presentación y las hechuras de los toros de Las Ramblas, masas de kilos, fuera de tipo a todas luces. Y aquí también hay que empezar a mira con lupa qué es lo que ocurre en los corrales, qué oscuros intereses hay detrás del reconocimiento y aprobación de los toros aprobados para la lidia por parte de los veterinarios, que casi siempre se van de rositas cuando me da que hay cosas un tanto oscuras por detrás. Me parece imposible que un veterinario no haya sido capaz de detectar el comportamiento de ese cuarto toro. Un toro así lo es en el campo y en los corrales de Las Ventas, y un supuesto profesional debe verlo y rechazarlo antes de que salte al ruedo y muestra el intolerable espectáculo que hemos tenido que soportar los aficionados. 
La verdad es que después de la infumable corrida que hemos tenido que tragar esta tarde. uno le quedan muy pocas ganas de ponerse a contar nada de lo poco que ha habido. ya he dicho mi opinión respecto a  los toros, para. gusto de feas y bastas hechuras, masa informes de carne, kilos y kilos que vendrán muy bien a Toribio para preparar ese exquisito rabo de toro que esta noche he tenido el placer de degustar en una divertida y animada cena en la que nos hemos reunido varios matrimonios todos aficionados a los toros. Con lo que ha salido del desolladero camino de su cocina creo que Toribio tiene reservas para atender sobradamente la demanda de lo que queda de año. Porque salvo para eso los toros de Las Ramblas de esta tarde no han servido para nada más. Tampoco quedan ganas, pero debo hacer el esfuerzo porque me parecerá faltarles al respeto si  al menos no lo menciono, de destacar la voluntad y el buen hacer de los tres matadores ante los bueyes que han salido por la puerta de toriles, ni de destacar el sensacional toreo de capote y en redondo de David Mora al sobrero de José Cruz, el mejor toro de la corrida, el que más se ha movido  el que mejor y con más calidad ha embestido, el de mayor recorrido y duración, templado, ligando los muletazos por bajo, corriendo la mano, alargando el viaje, seguro, relajado, desmayado en algunos tramos, como el torerísimo inicio de faena por bajo y una trincherilla de órdago a la grande a pesar de los ridículos y maleducados "miaus" de los de siempre porque "solo" pesaba 530 Kg pero que era el de más trapío de la tarde, como el temple y la técnica de Juan del Álamo sin eco en unos tendidos adormecidos, con un toreo de capote al segundo coronado con dos medias de auténtico cartel junto a un inicio de faena cargado de sabor y torería, sacando petróleo de un animal sin fondo al que llevó templado y ante el que estuvo infinitamente superior, así como la disposición y entrega de José Garrido ante dos animales parados y a la defensiva, absolutamente imposibles, que no tenían ni medio pase y a los que arrancó muletazos sueltos de enorme mérito por las nulas condiciones de los toros, como la extraordinaria actuación de Jarocho banderilleando al segundo siendo obligado a responder montera en mano la gran ovación de los aficionados y en la brega del  quinto llevando al toro a punta de capote hasta el burladero de cuadrillas, o como el monumental tercio de banderillas protagonizado por Ángel Otero  en el sobrero, dos pares para apuntar de cara a los premios finales de San Isidro. De verdad que no quedan ganas de seguir escribiendo después de ver como se insulta a una afición como la de Madrid con un espectáculo tan lamentable como el de esta tarde, algo intolerable pero que mucho me temo que no va ser el último. Porque llenar 34 tardes de toros consecutivas no es fácil, porque son muchas, demasiadas, lo dije desde que se presentaron los carteles, y me da la impresión que vamos a tener que aguantar muchos "rellenos", porque mientras unos pocos que se creen capacitados para imponer su criterio sobre lo que consideran el toro apto para Madrid, es decir, enorme, con unos cuernos descomunales, como el dicho burro grande ande o no ande, da igual su proporcionalidad, su armonía y su juego sobre el ruedo, y los que están encargados de aprobar toros con trapío de verdad, no masas ingentes de kilos de carne magra, lo hagan con responsabilidad, estamos perdidos, porque mientras en los palcos siga habiendo personajes que no tienen ni idea y que tan solo buscan su protagonismo será imposible atraer a las plazas a nuevos aficionados ya que entre unos y otros se habrán cargado la fiesta poco a poco. Cuesta y duele mucho decirlo pero es verdad, el mayor enemigo de los toros está dentro y esta tarde ha sido un claro ejemplo.

Antonio Vallejo

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