Día grande, día de San Isidro, y por fin Las Ventas registran ese aspecto que antaño era el habitual día tras día pero que desde hace ya varias temporadas se miden con cuentagotas. Casi lleno en una tarde agradable y soleada que invitaba a ir a los toros, con un cartel muy atractivo y que reunía gran interés para el aficionado tanto por los toros como por los toreros. Una corrida de Puerto de San Lorenzo para mi gusto magnífica de presentación, muy en tipo, muy Atanasio, seis toros con cuajo y bien rematados, muy seria y astifina, de buenas hechuras, ejemplares proporcionados, sin las estridencias ni exageraciones que otras tardes padecemos. En definitiva, una corrida perfectamente elegida y seleccionada por D. Lorenzo Fraile para lidiar en la primera plaza del mundo que ha tenido un comportamiento desigual, un poco de todo, un muy buen toro con clase y bravo, el segundo, un tercero con opciones, pronto y con movilidad, un quinto exigente y con transmisión, un sexto manejable pero al que le faltó empuje y humillar, y primero y cuarto sin opciones. Para su lidia y muerte, que se decía antiguamente, la terna integrada por David Fandila "Fandi", Paco Ureña y Alberto López Simón. Una terna capaz de atraer al gran público en la figura del granadino, muy del gusto de los aficionados venteños, sobre todo los más "exigentes" o puristas de esta plaza, en la figura del murciano, y con un guiño a Madrid en el día de su Patrón en la figura del torero de Barajas. Ingredientes suficientes para llenar la plaza como felizmente ha sido, menos mal, porque si no apaga y vámonos, para preocuparse muy seriamente por el futuro de la Fiesta.
Mala suerte la de Fandi con su lote. El primero es un toro con movilidad pero que desde salida echa las manos por delante sin entregarse en el capote, como tampoco se emplea en varas, se deja pegar, no empuja y sale muy justo de fuerzas del encuentro con el peto. Lo prueba el granadino por chicuelinas pero el animal adolece de poco recorrido, deslucidas, como también lo es el quite de Ureña por gaoneras en el que el de el Puerto pierde las manos. Como es norma el propio matador se encarga de protagonizar un tercio de banderillas que no ha sido precisamente espectacular ni brillante, más bien discreto, con un primer par enmarcado en un concepto clásico y ortodoxo, un segundo par a toro pasado, un tercer par al violín en el que ha fallado estrepitosamente al clavar al aire y que ha repetido con otro par en le que ha ido a asegurar sin más y que no sé hasta que punto debía haber ejecutado sin solicitar permiso al presidente puesto que el toro ya tenía cuatro banderillas en su lomo. Pero tampoco desde el palco ha tomado el pañuelo blanco señalando el cambio de tercio que creo que hubiera sido lo más correcto. A la muleta ha llegado con poco recorrido, soltando la cara, defendiéndose por su falta de fuerzas. Lo intenta Fandi por ambos pitones, siempre a media altura porque en cuanto le obliga se viene abajo. El toro tiene cierta nobleza y sigue el engaño pero la faena no toma vuelo en ningún momento, sosa y sin emoción pese a la disposición y profesionalidad de Fandi, técnicamente bien, por encima del de El Puerto, pero sin llegar a los tendidos. Mata de una casi entera desprendida que pasaporta al toro. Poco ha cambiado el panorama en el cuarto que aprieta hacia dentro en el recibo capotero, echa las manos por delante y muestra querencia. Lidia desordenada, el toro va su aire, distraído, sin fijeza, no quiere entrar al caballo y cuando consiguen meterle en el peto muestra pelea de manso, haciendo sonar el estribo, saliendo escupido de la cabalgadura nada más sentir el acero. A mi modo de ver mucho mejor tercio de banderillas que en su anterior toro, un primer par poderoso, un segundo par a la moviola que es un clásico en su repertorio y un tercer par que ha sido el mejor, arrancando de dentro a fuera para cuadrar en la cara del toro y colocar los palitroques con pureza. Y ahí ha terminado la actuación de Fandi puesto que no ha habido faena de muleta puesto que el de El Puerto ha llegado totalmente parado, no tenía ni medio pase y para colmo huía a tablas. Lo único y lo mejor que podía hacer era quitárselo de en medio a la mayor brevedad, algo que no resultaba fácil por el carácter gazapón del toro que no permitía a Fandi perfilarse para matar. Silencio en ambos es el balance del paso del granadino por este San Isidro que hoy se ha visto sin posibilidad alguna de triunfo por el pobre juego de su lote.
Alberto López Simón se ha encontrado con un tercero que de salida se frenaba en los primeros lances de capa y echaba las manos por delante pero que finalmente ha tomado los vuelos del capote con nobleza y humillación. Cumple bien en el primer puyazo, empuja, mete los riñones y sale blandeando del caballo, por lo que Angel Rivas mide mucho el castigo en la segunda vara. Sensacional, magnifico tercio de banderillas a cargo de dos grandísimos toreros de plata, Vicente Osuna y Jesús Arruga que han cuajado pares con pureza, aprovechando la movilidad del toro, cuadrando en la cara, dejándose ver, reuniendo a la perfección y saliendo de la suerte andando con torería. Gran ovación para ambos que se han visto obligados a desmonterarse para corresponder al respetable. En la muleta el de El Puerto ha presentado movilidad y prontitud pero le costaba humillar, algo rebrincado en su embestida, lo que le daba cierta emoción. Inicia la faena a media altura, sin obligarle para que no perdiera las manos, tirando de técnica, aseado, para acoplarse algo más a media faena, sobre todo en una serie en redondo templada, ligada, bajando la mano, con cierta largura. Por el pitón izquierdo tenía escaso recorrido, soltaba la cara, a la defensiva, con poco que reseñar, tan solo algún natural aislado que ha tenido cierto empaque en un trasteo sin eco en los tendidos y las manoletinas finales con un toro ya muy parado antes de atascarse con los aceros y que la cosa quedara también en silencio. Con el sexto tampoco ha tenido muchas opciones de lucimiento, un toro suelto de salida, sin fijeza, deslucido en el capote, que no se ha empleado en varas y eso que Tito Sandoval le ha colocado un sensacional segundo puyazo bien agarrado, delantero, midiendo el castigo perfectamente. Atronadora la ovación con la que se ha premiado a este reputado picador al abandonar el ruedo, como merecida ha sido la ovación a Yelco Álvarez y Jesús Arruga tras parear con limpieza y seguridad a este sexto. Muy templado el madrileño, poniéndole la muleta en la cara, tirando del toro con suavidad, firme y seguro, relajado, ligando unas series en redondo en las que algunos muletazos han tenido calidad y profundidad, pero al toro le faltaba empuje y emoción. En mi opinión todo lo hizo el madrileño, muy voluntarioso, haciendo las cosas bien, por encima del de El Puerto, un toro sin recorrido, pero sin llegar a generar emoción por la sosería del animal. Las palmas cariñosas con las que el público ha despedido al de Barajas sirven de reconocimiento a la disposición y lo voluntarioso que ha estado López Simón en esta tarde.
Para el final dejo al que ha sido el máximo protagonista de la tarde, el murciano Paco Ureña que ha rozado la Puerta Grande con la yema de los dedos y que una vez más se le ha escapado por la maldita espada, pero en la que hemos visto a un paco Ureña en estado puro, sincero, de verdad, entregado y comprometido al máximo. El que hacía segundo era untoso precioso, un auténtico tío, acapachado de cuerna, engatillado de pitones, preciosa estampa, que mete bien la cara en el capote de Ureña. Torea el de Lorca a la verónica, templadas, acompasadas, alguna algo más embarullada y no tan limpia pero con emoción y sentimiento para rematar el ramillete de verónicas con el capote enroscado a la cintura y una revolera garbosa que arrancan los olés de los tendidos. Se le pica mal, trasero, pero sale bien del encuentro con el caballo. Lo prueba Ureña con verónicas templadas recibidas con olés antes de un tercio de banderillas en el que Víctor Hugo Saugar "Pirri" he estado extraordinario, cuadrando en la cara con pureza y clavando con limpieza dos grandes pares. Sin probaturas, se va a los medios el murciano y empieza a torear en redondo, tandas templadas, el toro repite con clase y nobleza aunque no le obliga demasiado. Por el pitón izquierdo se han alcanzado las cotas más altas de emoción. Naturales hondos, largos, templados, el toro mete la cara con calidad, busca los vuelos humillando, gran pitón izquierdo, Ureña encajado, perfecto de colocación, tirando del toro con suavidad, todo ello entre los olés de unos tendidos rendidos a la entrega del lorqueño. Una arrucina previa a una tanda de derechazos muy templados, lentos, enormes y un final de faena con ayudados por bajo de sabor y gusto exquisito rematado por un pase de desdén superlativo pone en pie a los tendidos roncos ya de gritar los olés con los que han acompañado la faena del murciano. Una auténtica lástima que haya pinchado en le primer intento porque me ha dado la impresión que ver como ahí se escapaba la oreja que tenía en su mano ha hecho mella en el ánimo de Ureña y ese desánimo le ha llevado a una sucesión de pinchazos que para nada empañan su gran faena este muy buen toro de Puerto de San Lorenzo que ha sido despedido con una fuerte ovación en el arrastre. La ovación saludada desde el tercio por Paco Ureña es muestra de que lo importante era el sabor a toreo bueno que nos ha dejado. Le quedaba el quinto para resarcirse del trofeo perdido, un toro muy serio y con trapío impresionante, abanto de salida, con poca fijeza. Se va a pararlo a los medios, tres verónicas y una media de remate son suficientes para que nos diéramos cuenta del enorme compromiso de Ureña, de su actitud y disposición. No apunta buenas maneras en el caballo, es más, la pelea es más de manso que de otra cosa, se deja pegar, empuja con un solo pitón sin emplearse pero que empieza a romper en banderillas en un tercio resuelto con oficio por parte de Curro Vivas y Álvaro López "Azuquita". En la muleta se comporta exigente, tiene movilidad y emoción si bien le cuesta humillar. Templa Ureña, lo lleva con suavidad, a media altura, poco a poco, bajando la mano a cada tanda, poniéndole la muleta en la cara, sin quitársela, muy cosido a la tela, redondos de mucha clase, ligados, profundos, tirando del toro, todo en un palmo de terreno. Gran transmisión y emoción por la sinceridad del toreo de Ureña, sacando todo lo que llevaba dentro el de El Puerto, llegando a unos tendidos que finalmente han respondido con olés sentidos. Por el pitón izquierdo se ha entregado menos el toro, menos recorrido, no humilla, falta continuidad y tan solo algunos naturales aislados con hondura destacan del conjunto, sobre todo dos de ellos extraordinarios dándole el pecho, completamente entregado. Visto lo visto retoma la faena por el pitón derecho y finaliza con una nueva serie en redondo tapándole la cara, ligada, por bajo que es coreada con más olés, previa a unas manoletinas ajustadas de las que cortan la respiración, un cambio de mano inmenso y un pase de pecho supremo para poner a la plaza en pie. Se tira a matar recto, por derecho, volcándose sobre el morrillo, le prende el toro, sale volteado afortunadamente sin consecuencias y deja un espadazo hundido en todo lo alto que pasaporta a este quinto que vende cara su vida, que se traga la muerte pero que finalmente dobla. Oreja de ley, oreja indiscutible, oreja que premia la entrega, el compromiso, la sinceridad de un torero que se ha mostrado en estado puro. Ureña ha sido Ureña, algo que creo que es lo mejor que puede decirse de un torero, que sea fiel a su concepto de la tauromaquia, y ha acariciado la Puerta Grande siendo él mismo.
Antonio Vallejo
Mala suerte la de Fandi con su lote. El primero es un toro con movilidad pero que desde salida echa las manos por delante sin entregarse en el capote, como tampoco se emplea en varas, se deja pegar, no empuja y sale muy justo de fuerzas del encuentro con el peto. Lo prueba el granadino por chicuelinas pero el animal adolece de poco recorrido, deslucidas, como también lo es el quite de Ureña por gaoneras en el que el de el Puerto pierde las manos. Como es norma el propio matador se encarga de protagonizar un tercio de banderillas que no ha sido precisamente espectacular ni brillante, más bien discreto, con un primer par enmarcado en un concepto clásico y ortodoxo, un segundo par a toro pasado, un tercer par al violín en el que ha fallado estrepitosamente al clavar al aire y que ha repetido con otro par en le que ha ido a asegurar sin más y que no sé hasta que punto debía haber ejecutado sin solicitar permiso al presidente puesto que el toro ya tenía cuatro banderillas en su lomo. Pero tampoco desde el palco ha tomado el pañuelo blanco señalando el cambio de tercio que creo que hubiera sido lo más correcto. A la muleta ha llegado con poco recorrido, soltando la cara, defendiéndose por su falta de fuerzas. Lo intenta Fandi por ambos pitones, siempre a media altura porque en cuanto le obliga se viene abajo. El toro tiene cierta nobleza y sigue el engaño pero la faena no toma vuelo en ningún momento, sosa y sin emoción pese a la disposición y profesionalidad de Fandi, técnicamente bien, por encima del de El Puerto, pero sin llegar a los tendidos. Mata de una casi entera desprendida que pasaporta al toro. Poco ha cambiado el panorama en el cuarto que aprieta hacia dentro en el recibo capotero, echa las manos por delante y muestra querencia. Lidia desordenada, el toro va su aire, distraído, sin fijeza, no quiere entrar al caballo y cuando consiguen meterle en el peto muestra pelea de manso, haciendo sonar el estribo, saliendo escupido de la cabalgadura nada más sentir el acero. A mi modo de ver mucho mejor tercio de banderillas que en su anterior toro, un primer par poderoso, un segundo par a la moviola que es un clásico en su repertorio y un tercer par que ha sido el mejor, arrancando de dentro a fuera para cuadrar en la cara del toro y colocar los palitroques con pureza. Y ahí ha terminado la actuación de Fandi puesto que no ha habido faena de muleta puesto que el de El Puerto ha llegado totalmente parado, no tenía ni medio pase y para colmo huía a tablas. Lo único y lo mejor que podía hacer era quitárselo de en medio a la mayor brevedad, algo que no resultaba fácil por el carácter gazapón del toro que no permitía a Fandi perfilarse para matar. Silencio en ambos es el balance del paso del granadino por este San Isidro que hoy se ha visto sin posibilidad alguna de triunfo por el pobre juego de su lote.
Alberto López Simón se ha encontrado con un tercero que de salida se frenaba en los primeros lances de capa y echaba las manos por delante pero que finalmente ha tomado los vuelos del capote con nobleza y humillación. Cumple bien en el primer puyazo, empuja, mete los riñones y sale blandeando del caballo, por lo que Angel Rivas mide mucho el castigo en la segunda vara. Sensacional, magnifico tercio de banderillas a cargo de dos grandísimos toreros de plata, Vicente Osuna y Jesús Arruga que han cuajado pares con pureza, aprovechando la movilidad del toro, cuadrando en la cara, dejándose ver, reuniendo a la perfección y saliendo de la suerte andando con torería. Gran ovación para ambos que se han visto obligados a desmonterarse para corresponder al respetable. En la muleta el de El Puerto ha presentado movilidad y prontitud pero le costaba humillar, algo rebrincado en su embestida, lo que le daba cierta emoción. Inicia la faena a media altura, sin obligarle para que no perdiera las manos, tirando de técnica, aseado, para acoplarse algo más a media faena, sobre todo en una serie en redondo templada, ligada, bajando la mano, con cierta largura. Por el pitón izquierdo tenía escaso recorrido, soltaba la cara, a la defensiva, con poco que reseñar, tan solo algún natural aislado que ha tenido cierto empaque en un trasteo sin eco en los tendidos y las manoletinas finales con un toro ya muy parado antes de atascarse con los aceros y que la cosa quedara también en silencio. Con el sexto tampoco ha tenido muchas opciones de lucimiento, un toro suelto de salida, sin fijeza, deslucido en el capote, que no se ha empleado en varas y eso que Tito Sandoval le ha colocado un sensacional segundo puyazo bien agarrado, delantero, midiendo el castigo perfectamente. Atronadora la ovación con la que se ha premiado a este reputado picador al abandonar el ruedo, como merecida ha sido la ovación a Yelco Álvarez y Jesús Arruga tras parear con limpieza y seguridad a este sexto. Muy templado el madrileño, poniéndole la muleta en la cara, tirando del toro con suavidad, firme y seguro, relajado, ligando unas series en redondo en las que algunos muletazos han tenido calidad y profundidad, pero al toro le faltaba empuje y emoción. En mi opinión todo lo hizo el madrileño, muy voluntarioso, haciendo las cosas bien, por encima del de El Puerto, un toro sin recorrido, pero sin llegar a generar emoción por la sosería del animal. Las palmas cariñosas con las que el público ha despedido al de Barajas sirven de reconocimiento a la disposición y lo voluntarioso que ha estado López Simón en esta tarde.
Para el final dejo al que ha sido el máximo protagonista de la tarde, el murciano Paco Ureña que ha rozado la Puerta Grande con la yema de los dedos y que una vez más se le ha escapado por la maldita espada, pero en la que hemos visto a un paco Ureña en estado puro, sincero, de verdad, entregado y comprometido al máximo. El que hacía segundo era untoso precioso, un auténtico tío, acapachado de cuerna, engatillado de pitones, preciosa estampa, que mete bien la cara en el capote de Ureña. Torea el de Lorca a la verónica, templadas, acompasadas, alguna algo más embarullada y no tan limpia pero con emoción y sentimiento para rematar el ramillete de verónicas con el capote enroscado a la cintura y una revolera garbosa que arrancan los olés de los tendidos. Se le pica mal, trasero, pero sale bien del encuentro con el caballo. Lo prueba Ureña con verónicas templadas recibidas con olés antes de un tercio de banderillas en el que Víctor Hugo Saugar "Pirri" he estado extraordinario, cuadrando en la cara con pureza y clavando con limpieza dos grandes pares. Sin probaturas, se va a los medios el murciano y empieza a torear en redondo, tandas templadas, el toro repite con clase y nobleza aunque no le obliga demasiado. Por el pitón izquierdo se han alcanzado las cotas más altas de emoción. Naturales hondos, largos, templados, el toro mete la cara con calidad, busca los vuelos humillando, gran pitón izquierdo, Ureña encajado, perfecto de colocación, tirando del toro con suavidad, todo ello entre los olés de unos tendidos rendidos a la entrega del lorqueño. Una arrucina previa a una tanda de derechazos muy templados, lentos, enormes y un final de faena con ayudados por bajo de sabor y gusto exquisito rematado por un pase de desdén superlativo pone en pie a los tendidos roncos ya de gritar los olés con los que han acompañado la faena del murciano. Una auténtica lástima que haya pinchado en le primer intento porque me ha dado la impresión que ver como ahí se escapaba la oreja que tenía en su mano ha hecho mella en el ánimo de Ureña y ese desánimo le ha llevado a una sucesión de pinchazos que para nada empañan su gran faena este muy buen toro de Puerto de San Lorenzo que ha sido despedido con una fuerte ovación en el arrastre. La ovación saludada desde el tercio por Paco Ureña es muestra de que lo importante era el sabor a toreo bueno que nos ha dejado. Le quedaba el quinto para resarcirse del trofeo perdido, un toro muy serio y con trapío impresionante, abanto de salida, con poca fijeza. Se va a pararlo a los medios, tres verónicas y una media de remate son suficientes para que nos diéramos cuenta del enorme compromiso de Ureña, de su actitud y disposición. No apunta buenas maneras en el caballo, es más, la pelea es más de manso que de otra cosa, se deja pegar, empuja con un solo pitón sin emplearse pero que empieza a romper en banderillas en un tercio resuelto con oficio por parte de Curro Vivas y Álvaro López "Azuquita". En la muleta se comporta exigente, tiene movilidad y emoción si bien le cuesta humillar. Templa Ureña, lo lleva con suavidad, a media altura, poco a poco, bajando la mano a cada tanda, poniéndole la muleta en la cara, sin quitársela, muy cosido a la tela, redondos de mucha clase, ligados, profundos, tirando del toro, todo en un palmo de terreno. Gran transmisión y emoción por la sinceridad del toreo de Ureña, sacando todo lo que llevaba dentro el de El Puerto, llegando a unos tendidos que finalmente han respondido con olés sentidos. Por el pitón izquierdo se ha entregado menos el toro, menos recorrido, no humilla, falta continuidad y tan solo algunos naturales aislados con hondura destacan del conjunto, sobre todo dos de ellos extraordinarios dándole el pecho, completamente entregado. Visto lo visto retoma la faena por el pitón derecho y finaliza con una nueva serie en redondo tapándole la cara, ligada, por bajo que es coreada con más olés, previa a unas manoletinas ajustadas de las que cortan la respiración, un cambio de mano inmenso y un pase de pecho supremo para poner a la plaza en pie. Se tira a matar recto, por derecho, volcándose sobre el morrillo, le prende el toro, sale volteado afortunadamente sin consecuencias y deja un espadazo hundido en todo lo alto que pasaporta a este quinto que vende cara su vida, que se traga la muerte pero que finalmente dobla. Oreja de ley, oreja indiscutible, oreja que premia la entrega, el compromiso, la sinceridad de un torero que se ha mostrado en estado puro. Ureña ha sido Ureña, algo que creo que es lo mejor que puede decirse de un torero, que sea fiel a su concepto de la tauromaquia, y ha acariciado la Puerta Grande siendo él mismo.
Antonio Vallejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario