jueves, 10 de mayo de 2018

2ª de San Isidro: Entre poco y nada


Entre poco y nada, así me ha parecido esta segunda tarde de San Isidro. Poco juego el de los toros de La Quinta y nada lo que han podido sacar de ellos la terna de hoy: Juan Bautista, Manuel Jesús "El Cid" y Morenito de Aranda. Entre poco y nada la emoción de la tarde, que ha tenido lo mejor en su duración. A las nueve en punto estaba saliendo del tendido para enfilar el camino de vuelta a casa, sin duda lo más positivo, que ha sido breve. Y entre todo este poco y nada ha habido un mucho. Y es que mucho me ha llamado la atención el comportamiento de los garantes de la pureza de la Fiesta, los sabios guardianes del grial del toreo, los trepidantes agitadores de pañuelos verdes, los que sueltan gritos guturales y se rasgan las vestiduras por el comportamiento de los toros tantas otras tardes, los que montan bronca tras bronca a la mínima que un toro pierda las manos, los puristas que otros días vociferan contra el palco por el juego de los toros. A lo mejor es que yo estoy totalmente equivocado y he visto otra cosa, y la corrida ha sido buena según el docto criterio de los únicos que saben y entienden de esto. Debe ser así, porque no ha habido ni la mínima protesta de las preclaras mentes del 7, los que nos enseñan al resto de ignorantes lo que está bien y lo que está mal hecho según el único criterio válido que es el suyo, ni ha asomado ninguna de esas sábanas verdes, ya no son pañuelos, que con tanto ímpetu agitan otros días, ni un solo pito en el arrastre de unos toros que no han valido para nada. De verdad, me ha impresionado mucho ese poco o nada de crítica en la tarde de hoy. A ver, no quiero ser malpensado, líbreme Dios, pero me estaba preguntando durante la corrida cuál sería el motivo de tanta calma en los garantes de la pureza taurina. ¿Alguna medicación para las fobias y/o filias preconcebidas?, no creo. ¿Es posible que haya influido algo que los toros de La Quinta son de procedencia Santa Coloma-Buendía y no de Domecq?. ¡A quién se le ocurre tal cosa!, no creo. No quiero pensar que tanta sabiduría como llevan dentro pueda verse influenciada por algo tan pueril como eso. No, ellos no, los sabios no, imposible. Bueno, quizás se despejen alguna dudas en estos días, ya veremos. Pero el hecho es que extraña ver tanta calma chicha en el 7 en una tarde como la de hoy.
Y ha sido una pena que una corrida tan bien presentada, entipada, de magníficas hechuras,  seis ejemplares de preciosa lámina, muy seria, astifina, un auténtico canto a la belleza de este animal imponente que es el toro bravo haya estado marcada por la sosería, el deslucimiento y, a mi modo de ver, la falta de fuerzas. Una corrida sin empuje, sin recorrido, sin duración, con poca movilidad, carente de emoción y transmisión ante la que Bautista, Cid y Morenito no han tenido opción alguna de lucimiento y aún menos de triunfo. Y todo ello ante la complacencia de los que tanto critican lo mismo otras tardes según la divisa que luzcan los toros. una vez más muchos han enseñado la patita y han dejado claro lo que se puede tener en cuenta lo que digan, mejor dicho, lo que chillan guiados por sus fobias.
El primero era un auténtico tío, sensacionales hechuras, muy serio, abierto de cara, astifino, con trapío pero que desde que ha saltado al ruedo ha echado las manos por delante, distraído, sin fijeza en el capote de Juan Bautista, anunciando lo justo de fuerzas que iba, sin emplearse en el caballo, sin ritmo en banderillas, para llegar a la faena de muleta sin recorrido, tomando los engaños al tren-tran, cabeceando a mitad del lance, deslucido a más no poder. Aseado, demostrando la inmensa técnica que atesora, pero sin emoción alguna en un trasteo intrascendente a media altura sin poder obligar al santacoloma. El cuarto es otro de preciosas hechuras, muy serio, cornipaso,  armónico y proporcionado que se mueve en el capote y toma mejor los vuelos en las templadas verónicas de saludo del francés, humillando, apuntando clase y nobleza, incluso empujó en el caballo Alberto Sandoval, pero todo fue un espejismo. A menos en la muleta ante un Juan Bautista firme, pulcro, de nuevo rebosante de técnica, poniéndole la muleta, llevándolo templado, todo bien pero sin emoción por la falta de recorrido del santacoloma que no humilla y suelta la cara al salir del muletazo. Gran disposición del galo, faena limpia y técnica que no encuentra eco en los tendidos que a esa altura de la corrida ya navegaban entre la indiferencia y el aburrimiento. Mata de entera fulminante y recibe una ovación que recoge desde el tercio ante, esta vez ha sido la única que han despertado los puristas, las protestas de algunos espectadores. ¡A quien se le ocurre aplaudir a un torero que ha estado muy por encima del toro! Por favor, ¡que así nos cargamos la Fiesta!. 
Magnífica lámina la del berrendo en cárdeno que ha hecho segundo, reunido, muy serio, con cara, una preciosidad para mi gusto. Otro que sale con las manos por delante, otro justo de fuerzas, con poco recorrido, distraído, sin fijeza y que no se emplea en el caballo. Bien la buena cuadrilla de Cid, pareando con solvencia y oficio José Luis López "Lipi" y Rafael Limón, y extraordinario Curro Robles en la brega llevando al toro a punta de capote desde los medios al burladero de cuadrillas de manera espectacular. Tibia, muy tibia, la ovación para Robles que ha bregado de manera espectacular. Creo que merecía una ovación mucho más fuerte, pero así estaba la tarde, difícil de entender. La primera serie de El Cid  con la diestra, templada, con suavidad, cuidando al de La Quinta, a media altura, sin obligarle es muestra de lo que ha sido toda la faena. Toro de escaso recorrido, que corta el viaje y cabecea, deslucido. Se acopla algo más el sevillano en la segunda tanda, mejor, bajando algo más la mano, bien colocado, con ligazón, suenan algunas palmas, pero ahí se acaba todo. Por el pitón izquierdo directamente no va, se acuesta y desarma al Cid, imposible a todas luces. Y ya no hay más, tan solo la voluntad y perseverancia del sevillano en un trasteo bien en cuanto a técnica pero carente de emoción hasta que finalmente el toro se raja yo creo que aburrido de sí mismo y su propia sosería. Mata de entera trasera y dos descabellos y a por el quinto, a ver que pasa. Y lo que pasa es que sale otro toro muy serio, alto, grande, abierto de cara, vuelto de pitones, dos auténticos leños por defensas, que tiene movilidad y aparente ritmo pero que también echa las manos por delante desde los primeros compases, cabecea y pierde las manos en cuanto se le baja el capote. También es cierto que empuja en el caballo pero no menos cierto es que sale sin fuerzas y que en banderillas no aporta nada. Andarín y gazapón en la muleta, incómodo, sin ritmo, sin acople por parte de El Cid que no encuentra ni el sitio ni la distancia, aunque sinceramente creo que aunque lo hubiera encontrado poco o nada habría cambiado con este toro sin recorrido al que tenía que llevar a media altura, de embestida descompuesta, en un trasteo sin rumbo y sin argumento que un público a la deriva entre el desánimo, le pasotismo y posiblemente la desesperación pide que abrevie ante la obviedad de lo imposible. Una vez más el de Salteras ha cumplido con esa máxima que le persigue: si torea bien no mata, si no torea mata a la perfección. Así ha sido, estacazo entero con gran facilidad para finiquitar su primer paseíllo en este San Isidro.
El tercero, posiblemente el más agradable de cara de la corrida, como suele decirse, abrochadito, repite con brío en el buen ramillete de verónicas templadas con el que Morenito de Aranda lo recibe, rematando con dos medias francamente buenas demostrando lo buen capotero que es. Pelea bien en el caballo, mete los riñones, lo castiga Héctor Piña con dos puyazos traseros, algo que  posiblemente haya influido en el comportamiento posterior del santacoloma. Mide y espera en banderillas, especialmente complicado por el pitón izquierdo, en un tercio suelto con eficacia y profesionalidad por Andrés Revuelta y Pascual Mellinas, algo nada fácil. Llega desfondado a la muleta, sin gasolina en su depósito, sin recorrido, a la defensiva, deslucido, a pesar de la disposición y las ganas que ha puesto el burgalés por sacar algo en un trasteo sin pena ni gloria que para colmo termina atascado con los aceros. El que cerraba plaza también era un toro precioso, abierto de cara, vuelto de pitones, astifino, como todos sus hermanos, que también echa las manos por delante y blandea en las pocas verónicas de saludo que Morenito de Aranda puede recetarle. Pero tiene movilidad y se arranca en largo al caballo  que monta Francisco José Quinta galopando con alegría, empuja con celo y metiendo los riñones en dos buenos puyazos bien agarrados y delanteros que han sido de lo mejor de la tarde junto al extraordinario tercio de banderillas  que han protagonizado José Manuel Zamorano y Pascual Mellinas ejecutando los pares con pureza, cuadrando y reuniendo en la cara del toro para salir de la suerte con torería. El toro se desplaza haciendo albergar algunas esperanzas, le da distancia el burgalés, lo lleva templado y saca algunos redondos con clase y emoción en la primeras tandas. Por el pitón izquierdo se le cuela, tiene peligro y no traga los muletazos, aunque lo intenta en vano Morenito de Aranda. A medida que avanza la faena va a menos, se cuela también por el pitón derecho y se pone a la defensiva, sin recorrido, corta y se revuelve con peligro, pero en ningún momento le pierde la cara Morenito mostrando gran firmeza, aguantando los arreones peligrosos del santacoloma que definitivamente se viene abajo acusando su falta de fuerzas.
Así lo he visto hoy y así se lo cuento, con pena porque toros de tan buenas hechuras y tan bella lámina hayan tenido tan poco o nada dentro, y con extrañeza y perplejidad ante el permisivo comportamiento de los más sabios del lugar ante una corrida de resultado tan decepcionaste como la de hoy. Espero y confío en su ecuanimidad y que mantengan esta misma postura y el mismo criterio cuando los hierros tengan otra procedencia. Vamos, que no se lo cree ni el más inocente.

Antonio Vallejo

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