Hoy no he ido a la plaza. Afortunadamente. Desde hace varias temporadas, y a raíz de la crisis económica de la que aún no hemos salido y que va parece va a volver a repuntar, se permitió a los abonados renunciar a algunas corridas del abono de San Isidro sin perder el derecho a su titularidad. Era algo impensable en los años 90, resultaba imposible adquirir un abono y muy complicado comprar entradas sueltas en taquilla, la plaza se llenaba día tras día se anunciara lo que se anunciara, en Madrid nadie era nadie si no iba a los toros. Esa dinámica,ica siguió en los primeros años de este siglo, hasta que el bolsillo comenzó a resentirse y la renovación de abonos inició una caída alarmante para la empresa, entonces Taurodelta. Con esa deriva se les ocurrió la idea de permitir al abonado ahorrar unos eurillos renunciando primero a dos corridas de toros y dos de rejones. No se crean que eso fue un acto de consideración, menos aún de caridad. Que va, es que así creían que les saldrían las cuentas. Yo les pongo el caramelo en la boca, se ahorran unos míseros euros que a nosotros no nos supone nada porque así esos días salen a la venta y con el 20% de más que se paga respecto al abonado todo arreglado. Pero resulta que no fue así, que la renovación de abonos siguió cayendo y los números no salían. Fueron los años en los que empezó aveces lo que siempre parecí imposible, que Las Ventas, la primera plaza del mundo en los días de la primera feria del mundo no es que no se llenara, sino que muchos días no llegaba ni a una entrada digna. Y así hemos llegado a este año, en el que la actual empresa, Plaza 1, nos permite a los abonados renunciar a ¡seis corridas de toros y dos de rejones!. Muchos pensarán, ¿cómo va a renunciar un abonado a ocho corridas de San Isidro? Pues muy fácil, anunciando corridas como la de hoy. Repito, no he ido a la plaza porque el mismo día que se anunciaron los carteles, según los iba leyendo, fue la primera que taché para no cogerla. Y no fui el único, solo me ha bastado ver la corrida en televisión por Canal Toros para constatar que muchos abonados hemos renunciado a esta tarde y que muy, pero que muy poca gente, se ha acercado a taquilla a comprar una entrada para hoy. Lamentable, penoso y triste el aspecto despoblado de los tendidos en la tercera de San Isidro, media entrada y creo que soy generoso. Varias veces las cámaras han enfocado a mi tendido 1. Vacío, desolador, mis dos asientos y todos los de alrededor desiertos, cemento y más cemento. Cuando Simón Casas tomó las riendas de la plaza madrileña nos trató de encandilar con un discurso precioso, arrebatador, lleno de pasión, un discurso para soñar, un discurso que prometía una feria que sería la "revolución", con todas las figuras sin excepción, tarde tras tarde, una feria inigualable e insuperable. Pero ya se sabe que las palabras se las lleva el viento, y de aquel discurso apasionado no queda nada tres años después. La feria se hace cada año más larga y tediosa, siguen dominando los carteles que hace años se llamaban "de domingo", mucho relleno y las figuras a cuentagotas. El calmen ha sido este año, con el invento del bombo, una auténtica tontería que de casualidad salió bien en Otoño y a alguno le cegó la vista y le nubló la mente. Lo de este año es vergonzoso, lo digo hoy, en la tercera y tras ver ayer la primera Puerta Grande, me la juego, pero me temo que por desgracia lo de hoy se va repetir muchos días. ¿Que va a haber cosa buenas?. Por supuesto, Si con 204 toros que van a saltar al ruedo venteño no pasa nada bueno, apaga y vámonos. Pero se trata de salida, no de cantidad, y para eso tenemos el ejemplo de Sevilla y eso Feria de Abril recién concluida, con un 80% de "no hay billetes", con faenas históricas y mucha arte, emoción y pasión cada tarde. Doce corridas, "solo" doce, pero acogidas y rematadas, con figuras y otros muchos más toreros bien combinados, y sin bombo, como toda la vida, negociando y contratando. En resumen, que no saben lo que me alegro de haber ahorrado los euros de la tarde de hoy y de haberme quedado en casa viendo lo que he visto por televisión, con mi mujer y una de mis hijas, tranquilamente, acompañado de una cervecera bien fría y un aperitivo suculento.
Poco hay que contar, porque la nada no se puede contar. La corrida de Valdefresno y Hermanos Fraile Mazas ha dado lo previsto. Todos sabemos las condiciones tan peculiares de los toros de este encaste Atanasio-Lisardo, sabemos de sus complicaciones y de lo que exigen a los matadores, además de saber que como salgan malos son para dimitir de la afición. ¿Qué ha pasado? Pues que ha salido una corrida descastada, falta de raza, sin clase alguna, sin entrega, sin humillar, sin recorrido, seis toros que no han permitido nada en el toreo de capa, salvo el espejismo de un quite por chicuelinas de Ortega y la torería de Galdós llevándose al tercero a los medios bajando el capote en el saludo, andándole hacia atrás. Ninguno de los seis toros se ha empleado en el capote ni en el caballo, se han dejado pegar, siempre con la cara arriba, alguno manseando. Y en banderillas tampoco han demostrado nada, reservones, la cara alta, poniendo en apuros a los banderilleros. Menos mal que hoy estaban en el ruedo Juan José Trujillo y Antonio Chacón, que a base de exposición y de su descomunal calidad como banderilleros han cuajado extraordinarios tercios en el segundo y tercero respectivamente, llegando hasta la cara, con mucho riesgo, aguantando los arreones de los toros, reuniendo y clavando a la perfección para salir del embroque con torería. Y en la muleta poco o nada. Ni David Galván, ni Juan Ortega, ni Joaquín Galdós han tenido opciones de triunfo. Y aquí vuelvo a lo de antes. ¿Se merecen estos tres hombres tener que tragar con lo de hoy?. Con todo respeto hacia ellos y lo que hoy han pasado, este es un cartel de los que despreciativamente toda la vida se llamaba "de domingo", de los que los abonados regalábamos para tomarnos un respiro en la feria. ¿Esa es la revolución, señor Casas?. Tres toreros que no están precisamente en lo alto del escalafón, ni en el medio, que hay que ir a buscarlos algo más abajo. Tres matadores que por desgracia torean muy poco, a lo mejor media docena de tardes por temporada en le caso de Galván y Ortega, algo más el peruano Galdós especialmente en América donde goza de mucho tirón, no en vano este año ganó el Escapulario de Oro como triunfador de la Feria del Señor de los Remedios en Lima. Tres hombres que se merecen venir a Madrid, por supuesto, pero a lo mejor no en San Isidro, y si lo hacen completando una terna en la que aparezca al menos una figura y otro de nombre. Pero claro, ¿a quién le ofrecen los toros de hoy?. No quiero dármelas de entendido, de sabio, menos dude profeta y aún meso de chulsito, pero es que lo de hoy, repito, se veía venir. Y muchos abonados hemos debido pensar lo mismo, vuelvo a repetir. Seis toros que en la muleta no han valido, que no han hecho ni amago de humillar, soltando la cara, reponedores, bruscos, ásperos, violentos a veces, sin un átomo de clase, sin recorrido, además sin movilidad, salvo algo el tercero y un poquito el cuarto. hay que escarbar mucho para encontrar algo que reseñar en la muleta. Quizás algunos muletazos sueltos de Galván al primero, un par de series de Ortega al inicio de faena al segundo con temple y algo de ligazón bajando la mano, un oasis en el desierto de la nada, y la entrega de Galdós ante el tercero aguantando los arreones disfrazados de movilidad del tercero, aprovechando la inercia de las acometidas, no embestidas, de este toro. Es cierto que Galván y Ortega, gaditano y sevillano, dejaron retazos del toreo que llevan dentro, con sabor al sur, gusto y clase, y que Galdós compuso un inicio de faena con torería al tercero, doblándose para llevarlo a los medios, además de dejar dos estadas superiores enterrando el acero con suma facilidad, pero eso no basta cuando se está delante de toros como los de hoy, toros ante los que hay que olvidarse de componer la figura y que piden mando, poder y sometimiento, a lo mejor lidia a la antigua, con los pies, y a lo mejor después ponerse a torear. Pero dile tú a uno de estos hombres que hoy tenían la oportunidad de mostrar a todo el mundo su toreo, que se doblen, que incluso macheteen, y que encima, aún siendo eso lo que a lo mejor había que hacer, se llevaran una bronca. y escucharan lo que no está escrito. De verdad, estos hombres que hoy se han jugado la vida no se merecían esto. Hay muchas fórmulas para verles torear a lo largo del año pero el cartel de hoy no es, ni de lejos, la más acertada. Los tres han estado, a mi modo de ver, por encima de los toros, han derrochado voluntad y entrega, pero se han estrellado contra unos muros de kilos de carne con forma de toro. Porque sí, los de Valdefresno y Fraile Mazas han tenido mucho volumen, muchos kilos, muy serios, sí, muy descarados de pitones, tremendamente ofensivos y astifinos, enseñando las puntas, pero lo que cuenta es el juego que luego dan, y de nuevo nos encontramos con la nada. ¿De qué me sirve ver un toro que para que pueda salir en Madrid tenga unos pitones que llegan al puente de Ventas si luego no embiste? A mi que me den el toro proporcionado y armónico, el que se mueve y embiste, serio y astifino pero que quepa en la muleta, lo que realmente es el trapío, no los kilos. Pero ya sabemos quienes imponen criterios en esta plaza, quienes se creen con la posesión del saber, quienes son los garantes de la "pureza", quienes montan la bronca según sus caprichos cuando la tablilla marca "solo" 500 ó 520 Kg. Esos son de los mayores culpables de que hayamos llegado a esta situación, esos que por el simple hecho de ser figuras, cada tarde que viene a torera a Madrid, les machacan con gritos e insultos, los dueños del "¡crúzate!", los amantes del monopase porque no aguantan la ligazón porque "¡está fuera!", los que adoptan a su ídolo del momento para tiempo después, cuando llega arriba, descuartizarlo, me acuerdo del fallecido Iván Fandiño. Pero eso sí, ayer montan una bronca de órdago por la segunda oreja a Perera y hoy, o en la televisión han cortado el sonido ambiente o no se ha oído nada de nada, cosa que no ha sido así porque encima, para más inri, se han permitido pitar a Ortega cuando estaba tragando tornillazos y arreones descomunales ante el quinto y trataba de lidiarlo de la única manera posible, un toro que se revolvía y buscaba con un peligro que me gustaría que esos listos supieran lo que es, y van y le pitan, ¡manda narices!. Pero eso sí, el toro creo que llegaba a los 600 kg o se acercaba.
Aunque hay algo bueno en la tarde de hoy y alguien a quien estos seis de Valdefresno y Fraile Mazas le han servido, a Toribio, que con los kilos de hoy tiene rabo de toro para ir a cenar toda la feria. Será cuestión de reservar mes para el sábado, mañana no puedo porque tengo cena en casa con amigos, y espero que me siente mejor que la corrida de hoy. ¡Menos mal que no he ido!, ha sido difícil de digerir.
Antonio Vallejo
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