martes, 14 de mayo de 2019

Miura, en Miura, cierra una gran Feria de Abril


Como es tradición la mítica ganadería de Miura ha cerrado la que ha sido una grandísima, una extraordinaria Feria de Abril, no solo en los resultados puramente numéricos o estadísticos, realmente estratosféricos, sino especialmente en algo que no se puede medir, algo mucho  más grande que las frías matemáticas, algo que se escapa a cualquier ley de cualquier ciencia, el arte, el sentimiento, la emoción y la pasión. Resumiendo, el TOREO. Lo escribo con mayúsculas porque es lo que un día tras otro se ha vivido en esa plaza tan seria, respetuosa, sabia y educada que es la Real Maestranza. el balance final que para mi gusto queda de esta feria es, mínimo, de sobresaliente. Comenzando por el ganado, toros muy bien presentados, de buenas hechuras, proporcionados, armónicos y con mucha seriedad, pero sin las exageraciones de tamaño, peso y cornamenta que se ven en algunas plazas en las que parece confundirse cantidad con calidad. Dicen algunos que ese es el toro de Sevilla, lo he oído tantas veces en mi plaza de Las Ventas. ¡Por Dios!, ¿quien se considere aficionado puede decir tal barbaridad?. El que ha salido día tras día por esa inmensa puerta de toriles de La Maestranza, salvo contadísismas excepciones, es toro de todas partes, el toro que gusta, el toro bien hecho, con trapío, el toro que se mueve y embiste, el toro que genera emoción. Y los ha habido nobles, con gran clase, otros con complicaciones, otros con mucho peligro, otros con mucho que torear, pero casi todos han transmitido de una u otra manera y nos han permitido disfrutar del toreo en plenitud. Basta recordar la corrida De Santiago Domecq, o la de Victorino, la de Garcigrande, los de Fuente Ymbro, la de Torrestrella, ¡que decir de la de Jandilla!, incluso la de Miura de ayer. Solo así, con estos toros bravos, puedo entender las dos Puertas del Príncipe con las que los aficionados hemos visto cumplidos nuestros sueños taurinos, un Juli imperial y y Pablo Aguado celestial, solo así puedo entender la sensación que nos ha dejado Roca Rey en sus de figurón del toreo y muy próximo futuro número uno del escalafón con aquel sexto de Cuvillo al que desorejó y que para mi merecía el rabo, solo así puedo entender que el duende de Morante, el genio, el pellizco, el arte elevado a la máxima esencia desenfunde y saque a paseo toda la técnica que lleva dentro y el valor, arrojo, entrega  y compromiso que algunos le niegan, o se niegan a ver o reconocer, solo así puedo entender, solo así puedo entender el toreo Pedroso y mandón de Perera, solo así puedo entender la torería que emana de cada paso, de cada lance, de cada pase, de cada detalle de un maestro que vive una madurez de oro de muchos quilates, Antonio Ferrera, solo así puedo entender a un Fandi que sumó a su vibrante y arrebatador toreo de capa y en banderillas, solo así puedo entender al Manzanares que he visto, siempre elegante, pero además recuperando el sitio y la profundidad en su toreo con una faena magnífica que le valió una oreja de ley, solo así puedo entender los aromas de toreo añejo, eterno, que derramó Diego Urdiales, solo así puedo entender la raza de Cayetano que no se guardó nada y de nuevo desató la pasión por su entrega sin fin, solo así puedo entender la honradez y pureza de Paco Ureña, solo así puedo entender la oreja de peso que cortó Rafa Serna, solo así puedo entender lo que me han hecho disfrutar Joaquín Galdós, José Garrido o un López Simón que parece recuperar las sensaciones de antaño apuntalando lo que ya dejó entrever en el tramo final de la pasada temporada. Seguramente mi memoria habrá dejado en el tintero más nombres, una injusticia por mi parte, pero en mi descargo añadió que todos y cada uno de los matadores que han hecho el paseíllo en esta Feria de Abril han conseguido que el toreo me llegue hasta lo más profundo del alma, han hecho que ese sueño de cada año cuando se abren la puertas de La Maestranza se haga realidad, que el Arte más grande que uno pueda conocer y disfrutar impregne todos y dada uno de los poros de mi piel. Una emoción y unos sentimientos de los que han sido causantes en una gran medida esos hombres que con su extraordinario toreo han hecho que los buenos toros llegaran en plenitud a la muleta, y que los no tan buenos mejoraran o al menos no empeoraran sus condiciones. Los de plata suelen ser los grandes olvidados, gran injusticia, sobre todo en este momento plagado de auténticos maestros, a mi entender una edad de oro del toreo de plata. Se ha picado muy bien en general, puyazos agarrados arriba, delanteros en la mayoría de casos, midiendo bien el castigo. Igual que los subalternos, quienes nos han brindado bregas de auténtico lujo y pares de banderillas ejecutados con pureza y verdad, llegando hasta la cara de los toros, asomándose al balcón para dejar los palos perfectamente reunidos y salir con torería del encuentro. No es cuestión de hacer una lista porque sería interminable, habría que incluir en ella prácticamente a todas las cuadrillas, así que a todos los toreros de plata que han actuado en esta feria les dedico una sentida y merecida ovación. También sería muy injusto a mi modo de ver no dedicar otra gran ovación a esa extraordinaria afición sevillana que nos ha dado una lección, otra más, de lo que es entender de toreo y entender el toreo. Una afición que se ha entregado, ha vibrado y ha enloquecido con las grandes faenas que hemos podido disfrutar en esta feria, que ha retumbado en olés profundos con cada detalle de torería que surgía del albero maestrante, que ha sabido ver las complicaciones y el peligro de algunos toros y ha sabido reconocer el valor y al entrega de los matadores cuando se trataba de poder y someter más que de torear en redondo o al natural, una afición que cuando las cosas no discurrían por el camino más deseado ha sido respetuosa y paciente, sin un grito de más, sin salidas de tono ni exabruptos a destiempo, una lección de saber estar, pero que cuando tuvo que abroncar, generalmente al palco por su injusticia, lo hizo con la fuerza y proporcionalidad que la situación requería, pero a su tiempo. Y para concluir con este balance de lo que para mi ha sido esta sensacional Feria de Abril solo queda dar las gracias a la empresa Pages por el magnífico trabajo que ha realizado, contratando ganaderías que han demostrado el por qué de estar en Sevilla, contratando a las figuras consagradas, a las que ya están llegando a esa consideración, a las que apuntan y a las que se declaran como auténtica revelación, además de combinarlas en ternas que cada tarde han contado con gran atractivo para los aficionados y el gran público. Como decía hace un rato, solo así puedo entender que el lleno a reventar en los tendidos se haya visto en la mayoría de las tardes, lo que representa el mejor premio al esfuerzo y el buen trabajo de la empresa para brindarnos esta feria 2019 que va a ser muy difícil de olvidar.
Una feria que, siguiendo el encabezamiento de esta entrada, cerró el mítico hierro de Miura y que no defraudó a nadie. Digo esto porque la corrida de ayer fue, en mi opinión, Miura pura. Fue Miura en hechuras, todos en el tipo de este peculiar y único encaste, los siete ejemplares que saltaron al albero (el sobrero también era de Miura) eran reconocibles, cualquiera que los viera, si le preguntaban de qué ganadería eran no dudaba en responder: Miura. Y también fueron Miuras en comportamiento y juego. Corrida dura, corrida complicada, corrida con peligro, sin sitio para las florituras, corrida para lidiar y tragar, para tener los cinco sentidos más que despiertos ante toros que reponía, que se revolvían, a los que les costaba humillar, soltando la cara, pegando derrotes y tornillazos a diestro y siniestro   pero a los que cuando se les sometía y se les sacan muletazos generan enorme emoción. No entro a juzgar si me gusta más o menos este tipo de toros que otros, todos los que me conocen saben cual es el toreo que me llena, pero reconozco que cuando se anuncia Miura lo que espero es ver algo así, no un toro dócil y manejable. 
Me parece admirable el gesto de una figura como Sebastián Castella anunciándose con este hierro y en el cierre de Sevilla, creo que le dignifica. Los mejores lances del francés salieron de su capote. A los dos toros de su lote los recibió a la verónica, con gusto y aparente facilidad, pero prácticamente fue lo único que pudo sacarles tras dos buenas peleas en vara en la que mostraron codicia y bravura. Pero en la muleta no hubo opción. La cara arriba, sin completar el recorrido, revolviéndose, buscando. No se amilanó el francés que trató de ponerles la muleta adelantada y llevarlos conducidos, pero no se dejaban, a la defensiva, soltando la cara. Entrega, valor y vergüenza torera de Castella que fue ovacionado en reconocimiento a su esfuerzo tras la muerte del primero. 
Octavio Chacón le pegó al segundo unas verónicas de saludo de auténtico ensueño, templadas y acompasadas, vibrantes por las acometidas del Miura, y añadió a su recital de capa un quite por chicuelinas ajustadas de cortar la respiración. La faena de muleta fue un sin vivir. Ninguno de sus dos toros humillaron, ninguno se entregó, pero a los dos les plantó batalla el gaditano, conocedor de este hierro por las muchas tardes que les ha visto las caras. Se fajó por ambos pitones, con las ideas claras, tragando arreones y miradas, llegando a sacar derechazos al segundo de gran mérito, con poderío, sometiéndolo por bajo, incluso ligados, pero el Miura rápidamente volvía a revolverse y a levantar la cara co peligro, especialmente por el pitón izquierdo por el que ambos toros fueron imposibles. Máxima entrega de Chacón que demostró que tiene facultades y recursos de sobra para enfrentarse a estos animales duros e ingratos y que, al igual que digo de Castella, admiro por aceptar el trance de matar estos toros. Escuchó sendas ovaciones en reconocimiento a su buen hacer.
Pepe Moral tuvo en le tercero el único de la corrida que permitió el toreo reunido y con temple de la corrida. Un toro que en los primeros tercios no permitió el lucimiento, sin recorrido ni entrega en el capote, castigado en dos puyazos largos y fuertes que atemperaron sus bríos y que posibilitaron algunas series en redondo con gusto y calidad, mientras que por el pitón izquierdo, igual que sus hermanos, no se dejó ni un pase. Otro que recortaba y soltaba la cara, igual que el sexto bis, un Miura que aunque metió bien la cara en el saludo capotero por verónicas llegó a la muleta sin dar opción alguna al lucimiento. Lo intentó el sevillano, lo probó por ambos pitones pero nada de nada, a la defensiva, soltando tornillazos ante los que Pepe Moral hizo lo que mejor se podía hacer, doblarse y machetear por abajo, poderle y matarlo. Silencio respetuoso en ambos toros ante la evidente imposibilidad.
En fin, que esta Feria de Abril en mayo ya es historia, un dulce historia que vamos a recordar durante tiempo y que en tan solo 24 horas, mañana martes 14, va a tener continuación en la llamada primera feria del mundo en la llamada primera plaza del mundo. Mañana martes a las siete de la tarde estaré sentado en mi tendido de Las Ventas, cargado de ilusiones y de ganas por ver unos sanisidros gloriosos, llenos de triunfos y toneladas de arte y emociones. Ojalá se cumplan esos sueños como ha hecho Sevilla, pero me temo que va a haber unas cuantas cosas diferentes, en el ruedo y en los tendidos, mejor dicho, en uno que espero que este año por fin vaya a disfrutar y no a amargarse ni amargarnos a los demás. Lo veremos.

Antonio Vallejo

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