Este parte médico con el que abro esta entrada es, para mi, el triste resumen de lo que ha sido una tarde que venia precedida por una expectación máxima, una tarde de "no hay billetes" desde que salió a la venta más allá de los abonados, una tarde que podía haber supuesto la mayor expresión de la Fiesta, el valor y el arte cogidos de la mano para desenfundar los sentimientos más profundos y desenfrenar las mayores emociones. Sobre el papel los ingredientes suficientes para lograrlo, unos toros de enorme reconocimiento y que todo el mundo quiere ver y una terna compuesta por dos matadores que conocen este encaste a la perfección, Manuel Escribano y Román, con el aliciente de la presencia de la máxima figura del momento, del torero al que todo el mundo quiere ver, del que ha puesto patas arriba el escalafón, del que está llamado a liderar el toreo desde ya mismo, Andrés Roca Rey. Pero, ¡ay amigo!, que la que estaba llamada a ser una posible tarde gloriosa para el toreo me ha dejado un mal cuerpo y un desagradable sabor de boca por la falta de educación, la falta de respeto y la miseria de un sector minoritario de esta plaza que una vez más ha tenido durante toda la tarde un comportamiento mezquino a más no poder.
Para empezar, una vez más han montado el numerito de las pancartas contra D. Gonzalo de Villa Parro al romperse el paseíllo. Repito, tienen todo el derecho a pensar que la segunda oreja a Perera fue excesiva, para mi no, pero respeto su opinión. Tienen todo el derecho a quejarse como y cuando corresponde, que fue aquel día 15 con una pitada o una bronca monumental, como prefieran, tras el arrastre del toro y el juicio a toro y torero. Pero lo que me parece ya de choteo es que cada cinco días tengamos que aguantar su pataleta con las dichosas pancartas. Esos que hablan de la pérdida de seriedad de la plaza están consiguiendo convertir a la antes llamada primera plaza del mundo en un patio de corralas. Y lo más gracioso del mundo, mejor dicho, lo más triste de todo, es que sos mismos que mostraban las pancartas pidiendo echar del palco al presidente, han acabado aplaudiéndole puestos en pie en lo alto del 7 y algunos aledaños, que la falta de educación es contagiosa, cuando se ha negado a conceder una oreja pedida por clara mayoría para Roca Rey a la muerte del sexto. ¡Tócate las narices! ¡Eso es coherencia!. Aunque pensándolo bien es el resultado lógico de su acción. Matones de barrio que a base de coaccionar y amedrentar consiguen lo que quieren, en este caso acojonar, perdonen la expresión pero dentro del diccionario me parece la más acertada para describir lo que hacen, al palco y a gran parte de la plaza. Podría decirse que es como la pataleta de un niño caprichoso al que si no le das lo que quiere, le dices a todo que sí y que guapo es, monta una de mil demonios hasta conseguirlo, pero cuando estupor medio la vida de un hombre que se expone con toda verdad ante un toro bravo la cosa cambia y de niño rabioso pasa a ser tipo despreciable.
De entre sus muchos caprichos este sector tiene el de señalar en cada momento cual es el torero que vale, su protegido, y cuales no. Generalmente son las figuras las que primero caen en desgracia para esos sabios puristas del 7 alto. Que se lo digan a Manzanares, padre e hijo, que se lo digan a Ponce, que se lo digan a Juli, que se lo digan a Talavante, que se lo digan a Castella, que se lo digan a Perera, que se lo digan a Cayetano. Ellos tiene su lista negra en la que acaban de incluir a Roca Rey por su indiscutible condición de figura. Da igual lo que haga que le vana a recriminar todo, que su faena va a estar inundada de sus grititos favoritos, el de "hay que torear", el de "estás fuera", el de "muy mal", etc. Hoy ha sido igual, Roca Rey ha tenido que pelear contra los toros de Adolfo Martín y contra ese minoritario pero ruidoso y grosero sector que tiene enviados en andanada del 8 y 9 y alguno que otro emboscado en el 6. Ha dado igual que el peruano haya toreado al complicado y peligroso tercero con un mando, una decisión y una firmeza superlativa por el pitón izquierdo, el único potable del adolfo, ya que por el derecho era imposible, no pasaba y soltaba tornillazos con una violencia descomunal. A las de poder y bajas la mano le ha pegado tandas de naturales templadas con mucho empaque, sabiéndole perder los pasos necesarios, tirando del toro para que luciera más de lo que era, aguantando parones y miradas de un toro que tenía poco recorrido, que enseguida se daba la vuelta y rebañaba la tibia. Firme, sincero, honrado el peruano, jugándosela a cara de perro, con la verdad del toreo por delante. Toda la faena se la han pasado recriminándole la colocación, cuando la verdad es que en todo momento ha tomado el primer muletazo de cada tanda cruzado, pero para ligar con ritmo y emoción es imposible estar siempre cruzado, más aún con un toro que se volvía y reponía como hacía ese, deberían saberlo. Valiente y firme Roca Rey en ese tercero, por encima. Más de lo mismo ante el sexto, un toro bravo y con buenas condiciones de repetición y humillación desde que ha salido y ha tomado los primeros capotazos. Lo ha entendido y lo ha toreado a las mil maravillas el peruano. Directamente con la mano derecha, en largo, series rotundas en redondo, temple y mano baja, ligazón perfectamente colocado, emoción y belleza, todo despacio, todo con gusto, toreo reunido. Una y otra serie, cortitas, perfectamente medidas y administradas, inmensa claridad de mente de Roca Rey, se sucedían por ese pitón derecho, encajado, siempre en los medios, en un palmo de terreno, con cambios de mano excelsos y pases de pecho eternos, acabados por la hombrera contraria. Toreo clásico, toreo puro, enroscándose al toro, de mucha belleza y transmisión, pero a algunos no les parecía bien y no han parado de soltar esos pitidos absurdos e inoportunos. Por el pitón izquierdo los naturales han costado más porque por ahí se desplazaba algo pero y protestaba porque ya se veía podido anteriormente, pero a base de mando y sometimiento por bajo ha acabado por componer tandas de naturales depsaciosos, con mucha hondura, templados, con recorrido, realmente magistral. Y también se oían algunas protestas acalladas por una abrumadora mayoría que seguíamos la faena con olés y ovaciones atronadoras. Todos ese toreo puro, clásico, templado, no ha estado exento de enormes dosis de valor, porque a medida que la faena avanzaba y el adolfo se sentía más y más podido, se defendía, acortaba el viaje y se paraba para medir. La última serie en redondo ha sido maravillosa, llevándolo muy toreado, cosido a una muleta que barría la arena y aguantando un arpón interminable que ha terminado en uno de pecho soberbio. Los adornos finales por bajo, cargados de torería, ponían la guinda a una faena que iba directa a las dos orejas de haber matado bien. Pero un pinchazo y un estoconazo arriba le han parecido al presidente motivos suficientes para violar el reglamento y negar una oreja a Roca Rey que ha sido pedida por clara mayoría. Y los del 7 van y se ponen en pie para aplaudirle. ¡Sinvergüenzas!.
Román se ha llevado una oreja del quinto con todo merecimiento, una oreja de ley a otro buen toro de Adolfo Martín. Poderoso con el capote, verónicas genuflexo con gusto y recorrido y poderoso en la muleta ante un toro que había que someter y que tenía mucha dificultades. Faena de muchomñerito y cabeza despejada de Román, que ha sabido dominar a este toro que en principio no mostraba mucho recorrido aunque metía bien la cara y que reponía como es habitual en este encaste. Bajando la mano, tirando del toro, poco a poco lo ha metido en la muleta, con temple, despacio, la mano baja, profundidad y hondura por ambos pitones, Series rotundas, ligadas con gusto, siempre por abajo, enorme emoción que han tenido su culmen en unos redondos templadísimos, muy despacio, llevándolo muy toreado, arrastrando la muleta, alargando el viaje, una maravilla que ha puesto en pie a toda la plaza, como también lo ha hecho con una serie de naturales de máxima hondura, metiendo al adolfo en los vuelos, aguantando las venidas por dentro del toro que sabia perfectamente lo que se dejaba. Toreo encajado y profundo, con empaque y mucho valor a la vez. Adornos finales por bajo repletos de sabor y un estoconazo en todo lo alto han levantado una petición unánime que el usía no ha podido negar, hubiera sido escandaloso, pero ya estamos curados de espanto y cualquier cosa puede pasar en esta plaza que cada día pierde sensibilidad, dignidad, criterio, rigor y seriedad por esta infecta patulea que quiere imponer sus caprichos. Nada ha podido hacer el valenciano con el segundo, una alimaña que no tenía fondo alguno, que no se dejaba dar ni un pase, que se volvía y reponía, rebañando todo lo que encontraba su paso. Valentísimo Román, derrochando honradez, sinceridad, profesionalidad, y demostrando que tiene un par de huevos bien puestos siempre mostrándole la muleta y tratando de llevarlo metido, pero el adolfo se cuela en cada pase, suelta la cara, a la defensiva, arreones a diestro y siniestro. Tanto arriesgo Román que en uno de esos tornillazos le prendió y le pegó una cornada de 5 cm en el glúteo, sin importarle nada porque volvió a la cara del toro, le pegó un pase de pecho de órdago y se tiró a matar dejando una casi entera traserita y vertical que precisó de un golpe de verduguillo para mandar a la alimaña camino del desolladero. Ovación con saludos para Román por su sinceridad y valor.
Manuel Escribano lleva toreadas ni sé las corridas de este encaste Albaserrada y de otros, como Miura, de los catalogados duros. Y en su historia siempre resonará el nombre de Cobradiezmos, el toro de Victorino que indultó en La Maestranza. Es decir, que es un hombre que conoce a la perfección a estos toros y que sabe lo que es alcanzar la gloria con ellos. No sé, la verdad, si lo de Cobradiezmos es la causa de que esta tarde el 7 y sus aledaños hayan estado todo el tiempo recrimnándole cuanto hacía. No lo entiendo porque no sé que más querían que hiciera el sevillano en la tarde de hoy. Al primero se ha ido a recibirlo a porta gayola con una larga cambiada, eso es disposición, digo yo, ¿no?. No ha renunciado a banderillear aún siendo que no era un toro excesivamente colaborador. Tres pares francamente buenos, el primero en los medios con mucha pureza, el segundo de dentro a fuera, de tablas a la segunda raya cuadrando en la cara y un tercero al quiebro y violín cerrado en tablas de mucho riesgo y mérito. Y en la muleta ha sacado más de lo que era el toro, noble y colaborador pero soso y deslucido hasta decir basta. Muy templado el sevillano, llevándolo despacio, pero el toro no humillaba, se queda acorto y no transmitía ni lo mínimo. Eso por el pitón derecho, porque por el izquierdo además se revolvía con cierto peligro. Pues le censuraron hasta que se pusiera, aunque si hubiera cortado por lo sano seguro que alguno le hubiera gritado que "se va sin torear". La estocada en el sitio, perfecta, hundiendo el acero hasta la empuñadura es de apuntar para premio.
En el cuarto, un toro con una cornamenta brutal, una verdadera exageración, desproporcionada a su caja, es donde para mi se ha vivido lo más desagradable e inadmisible de la corrida, donde el 7 y sus acólitos han demostrado su falta de respeto al toreo, porque solo respetando la torero se respeta a este arte. Ha sido vergonzosa, indignante, la persecución durante toda la faena, gritos a destiempo diciendo auténticas bobadas, pitos a cada pase, descalificaciones impropias de alguien que se considere aficionado. Por poner un ejemplo, ha cuajado un extraordinario tercio de banderillas, primero con una par de mucha verdad de fuera a dentro, otro de mucha exposición desde las rayas del tercio hasta clavar cerrado en tablas y un tercero de un riesgo máximo, rayando en la temeridad, sentado en el estribo para levantarse en el último segundo y dejar los palos pegado a la barrera, casi sin sitio para escapar, imposible en apariencia. Pues estos puristas le han montado una bronca de mil demonios porque las dos últimas banderillas no han aguantado sobre el lomo del toro. Una falta de sensibilidad y una falta de respeto para mi inadmisible en una plaza de toros, lo digo sin reparos. Menos mal que la inmensa mayoría ha sabido reconocer la exposición y la honradez de Escribano con una ovación atronadora, todos en pie. Ha comenzado calado en los medios, dos cambiados por la espalda de infarto, los pitones rozando la chaquetilla, electrizante arranque. Aprovecha el buen tranco del toro para componer series en redondo repletas de temple y mando, llevando la muleta muy baja, ligadas a ras de suelo, con un gusto y una emoción inmensa. Series enganchadas por delante, tirando del toro, haciéndoselo todo a favor para que luciere aún más de lo que era, sin dejarse nada. Toreo encajado, reunido y rotundo. Por el pitón izquierdo la reunión es menor, no se entrega y humilla como en los derechazos, aguanta barones, uno de ellos interminable, como el de Román o el de Roca Rey, angustioso, con las puntas en la misma barriga, pero caba pasando y le pega uno de Pacho monumental. Un hombre jugándose la vida con toda transparencia, sinceridad y verdad y unos ahí arriba tarando de hacerle la vida imposible, recriminándole un centímetro más o menos ante ese toro de una amplitud de cuna auténticamente bestial. Pero Escribano ha seguido a lo suyo, torear, y de maravilla, otra vez por el derecho, siempre por bajo, siempre obligando al toro, alargando el viaje, y los del 7 sin callar, uno con lo de sin torear, otro que si estás fuera, sin respeto alguno. Me imagino que se habrán quedado contentos cuando el adolfo le ha metido el cuerno por el cara interna del muslo y se lo ha atravesado, eso es lo que querían, sangre, y si puede ser vísceras, mejor, como el circo romano, ahí lo tenían, lo ha conseguido a base de gritos y faltas de respeto, groserías descalificaciones y mala educació. Ahí tienen el parte médico, ese es su botín, ya pueden irse contentos a casa. Con que estaba fuera, ¿eh?, con que no se arrimaba, ¿eh?. Y ahora , ¿que?. Debiera caérseles la cara de vergüenza, pero no la tienen. Menos mal que una parte de la plaza ha, hemos reaccionado en contra de esos malos aficionados, en contra de ese cáncer que padecemos en la plaza de Madrid, en contra de quienes han conseguido que hoy la antes llamada primera plaza del mundo haya perdido toda credibilidad y rigor por culpa de pocos más que una treintena que quieren hacerse los dueños de Las Ventas. Que se vayan ya, ¡fuera el 7!.
Antonio Vallejo
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