Hoy se cumple un año de la dura, durísima, tarde que tal día como hoy vivimos hace un año. Aquel 20 de mayo difícilmente se va a borrar de nuestra memoria. David Mora, Antonio Nazaré y Saúl Jiménez Fortes resultaban cogidos en los dos primeros toros de la corrida, que tuvo que ser suspendida sin que el tercero pisara el ruedo. Aún impresiona recordar los segundos angustiosos en los que David Mora parecía un muñeco de trapo a merced del toro, corneado, lanzado en dos o tres ocasiones a varios metros de distancia por un toro de El Ventorrillo. La muerte rondó por Las Ventas, nos temimos lo peor. Menos mal que ocurrió en la plaza de toros de Madrid, equipada con un quirófano con todos los medios disponibles y las prodigiosas manos del Dr. Garcia Padrós, guiadas por las de Dios. De no haber sido así el desenlace probablemente hubiera sido trágico.
Esta fotografía que traigo aquí fue tomada 48 horas después en la clínica donde David Mora se recuperaba del terrible trance. Le visitaban sus otros dos compañeros heridos. La imagen lo dice todo acerca de la dureza de esta profesión, y dice todo acerca de la calidad humana de estos hombres. Están hechos de otra madera. Son, sencillamente ¡TOREROS!
Antonio Vallejo
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