martes, 26 de mayo de 2015

Séptima de San Isidro: Triunfo y tragedia se dan la mano



Escribía esta tarde sobre el regreso a Madrid de uno de los integrantes de la tarde famosa, por terrorífica, del 20 de mayo del pasado año, Saúl Jiménez Fortes. Pedía para él un reconocimiento por parte de la plaza al romperse el paseíllo. No ha sido así. Espero que, tras lo que ha demostrado hoy, le sean reconocidas sus inmensas ganas de triunfar y su valor en su próxima actuación venteña, que Dios quiera sea pronto. Es difícil ponerse esta noche  a escribir cuando uno llega a casa con el cuerpo cortado y el alma encogida al ver lo cerca que ha estado la tragedia, incluso la mayor desgracia. Desde el cielo, seguro que el ángel de la guarda de los toreros ha echado un capote a este joven malagueño que ha venido a Madrid de verdad, para que tenga una nueva oportunidad de demostrar el toreo que lleva dentro. Ha sido en el sexto de la tarde, un toro de Salvador Domecq de 640 Kg, colorado chorreado, grande, serio y bien armado. Traía una oreja cortada al tercero, "Alondro", al que había ido a recibir a porta gayola con una larga que pone el ¡uy! en los tendidos, seguida de un toreo a la verónica que arranca los olés del público. No es un toro de grandes cualidades, ni está sobrado de fuerzas. Tercio de varas anodino, perdiendo las manos el de Domecq a la salida del caballo. Deja dos buenos pares de banderillas Martín Blanco, aplaudidos. Me entero posteriormente que brinda su toro a David Mora, su compañero herido gravísimo aquel 20 de mayo, que aún no se ha recuperado y que dudo que lo haga, desgraciadamente. Bonito detalle de compañero, de persona, en definitiva, de torero, que dice mucho del malagueño. Estatuarios de inicio con el viento molestando, como toda la tarde. El toro es áspero, de poca clase, echa la cara arriba, protestando cada muletazo, con escasez de fuerzas.  Pero el tesón de Fortes acaba logrando meter al toro en la muleta, sometiendo la embestida bronca del animal. Por el pitón izquierdo adolece de los mismos defectos, a pesar de lo cual consigue sacar un par de buenos naturales jaleados con olés por los tendidos. Firmeza y tesón de Fortes para seguir en la cara del toro aunque se le cuela un par de veces y le da un susto, tratando de someterlo en su muleta, llegando a dulcificar la aspereza del animal. Reconocido el mérito con una ovación, se dispone a rematar la faena con unas manoletinas ceñidísimas, que asustan y que hacen que el cuerpo de más de uno se encoja, por  ambos pitones, sobre todo una que se pasa al toro por la espalda y que no entiendo aún como no se ha llevado por delante al torero; entre el pitón y la espalda de Saúl no pasaba ni el aire. Tremenda ovación con el público puesto en pie reconociendo el valor, la disposición y la verdad de un hombre que ha venido a jugársela. Estocada entera que acaba con el toro al sacar el mismo matador la espada del cuerpo del animal en un bonito gesto final. Petición mayoritaria y oreja para el malagueño. Aquí retomo el hilo de lo acontecido con el sexto. Con esa oreja ganada a pulso vuelve a recibir a porta gayola al segundo de su lote. No hay duda que va a por todas, que solo le valen dos puertas: la Grande o la de la enfermería, como dice el tópico. Larga de recibo y muy buen toreo a la verónica que enciende la mecha en los tendidos, que se vuelven locos con un remate muy original combinando una chicuelina y una media desmayada de bellísima factura. Definitivamente la plaza está con él. Toma "Droguero" un buen puyazo a cargo de Francisco de Borja, mete los riñones el Domecq. Parece, además, que no sale mal del caballo. Desigual tercio de banderillas, previo a la faena de muleta, que se espera con inquietud. Brinda al público, está decidido a darlo todo. Tiene el triunfo a un paso, diez minutos le separan de la gloria. Arranque de faena con muletazos por bajo con mucho gusto, sacando al toro hacia fuera con clase y torería. En los medios el viento molesta mucho, le mueve la muleta al malagueño, descubriéndole. El toro lleva la cara arriba y engancha la muleta de Fortes, desarmándole. Le da igual. Vuelve  a la cara del toro. En esta estamos cuando al citar al toro éste se le cuela y engancha al malagueño con la pala del pitón entre las piernas. Lo lanza al aire y al caer al suelo lo cornea no sabemos dónde. Parece en un primer momento que en la cara, luego en el cuello. Se viven momentos dramáticos, de pánico, todo el mundo sobrecogido. Llevan al torero a la enfermería encharcado en sangre, se hace el silencio, somos incapaces de reaccionar, al menos yo. Uceda Leal tiene que salir para terminar con el toro y hace lo que hay que hacer. Liquidarlo de la manera más rápida y certera posible. A los pocos minutos me llega un mensaje tranquilizador de un amigo que está viendo la corrida en televisión y que me comenta que la cornada en el cuello, aún siendo grave, no hace temer por la vida de Saúl Jiménez Fortes, que es lo único que a  esas horas importaba. Gracias por tu información, Manuel, amigo.
Poco importa, por tanto, el resto de lo ocurrido hoy en Las Ventas. De los seis toros anunciados, cinco son de Salvador Domecq y uno, el que abre plaza, de Fidel San Román, de procedencia Villamarta. Desiguales de peso y presentación, algunos muy abiertos de pitones, otros rectos, protestados varios por escasa presencia, broncos y ásperos, con más genio que clase a la hora de embestir y con poco fondo en general. Tarde ventosa, incómoda para el toreo con unos tres cuartos de plaza. ¡qué lejanos parecen ya aquellos años en los que todas las tardes de la feria eran lleno en los tendidos!. Quiero pensar que sea por la famosa crisis, porque si es por falta de afición estamos acabados.
El primero de la terna es Uceda Leal. Es el de Usera un torero que destila elegancia, clase y torería. Su andar, su modo de colocarse, su figura, su concepto del toreo, su clase, le dan un empaque único. Sale "Marqués", y al poco de pisar la arena demuestra lo que es, un manso. Desde el principio huye de todo, no quiere oír hablar de pelea, no toma ningún capote, va a su aire, suelto, incluso intenta saltar las tablas de chiqueros, todo un síntoma. Salen los picadores y se colocan los puyazos allá por donde el toro pasa y se encuentra al caballo. Cabecea en el peto, se va rebrincando. Manso de solemnidad. Banderillas aseadas, con oficio, a cargo de Antoñares y Pablo Ciprés. Toma la muleta Uceda sin encontrar los terrenos para colocarse. Le molesta el viento, pese  a lo cual se va a los medios. Los papelillos que se sueltan en estas tardes de viento acaban en terrenos entre el 1 y 2, casualmente cerca de la puerta de toriles. Allí se supone que Eolo molestará menos. Además, el toro es manso y en esos terrenos puede ser más manejable. Nunca lo sabremos porque el madrileño persiste su empeño en otros terrenos donde la faena no  tiene valor ninguno, con un toro totalmente parado, que no tiene ni un pase. La respuesta del público va desde la indiferencia inicial a los pitos finales. Mata de estocada fulminante, marca de la casa. Silencio y pitos para el toro en el arrastre. El segundo de Uceda es protestado de salida por su escasa presencia, poca cara y escaso de defensas. Malo en el capote y en varas, sin fijeza, no se emplea, no empuja, pierde las manos, tiene pocas fuerzas, por lo que echa Uceda el capote arriba para tapar ese defecto. Banderillas aseadas, sin más. La elegancia y compostura del de Usera es innegable, que intenta llevar con suavidad al toro. Pero el animal se defiende, con la cara arriba, pegando tornillazos, sin poder bajar la mano porque no aguanta y si se le somete se va al suelo. Difícil papeleta para Uceda que en ningún momento consigue sacar pases mínimamente lucidos. Para colmo de males mata mal, dos estocadas defectuosas , ¡12 descabellos! para volver a entrar con el estoque y dejar una media que consigue acabar con el de Domecq, que se va a morir a la puerta de toriles, todo un síntoma. Bronca para Uceda y, no lo entiendo, aplausos para el toro en el arrastre. Pero eso será motivo de comentario para mañana.
Le toca a Diego Silveti un, para mi gusto, bonito toro, de buenas hechuras, serio por delante, aunque es protestado por falta de presencia a juicio del 7. Lances de recibo con verónicas a pies juntos, con el toro que parece que se desplaza bien. Deslucido en el caballo, haciendo sonar el estribo, sin empujar. Quite de Jiménez Fortes en su turno donde combina verónicas, una tafallera y una media de remate. Curioso por variado. Pares de banderillas de sobaquillo, poco vistosos, con un toro que no apunta grandes cualidades para la faena de muleta.Y así es. Corta el viaje, embiste defendiéndose, enganchones que se suceden, y eso que el mexicano pone todo para tratar de conducir al toro, probando al Domecq de todas las maneras posibles. Palmas de aliento al esfuerzo de Silveti. Mata de media trasera y algo tendida. Silencio. El quinto es un toro muy abierto de pitones, que desde los primeros tercios da muestras de tener poca gasolina en su depósito, además de poca casta. De nuevo entra Fortes al quite por gaoneras, replicado por el mexicano en uno donde combina gaoneras con una tafallera. En banderillas mal, sin paliativos, tanto el toro como los banderilleros. Brinda Silveti al público. Busca los terrenos donde pueda molestar menos el molesto viento. Voluntarioso pero deslucido el trasteo ante un toro de escaso recorrido, que no toma vuelo. En un momento de la faena clava el estoque en la arena, se echa la muleta plegada a la espalda y cita al toro de frente para administrar una serie de bernardinas aplaudidas con fuerza. Entra a matar y sale trastabillado, cayendo al suelo y quedando a merced del toro, en unos segundos  de tensión resueltos de manera maravillosa gracias a la reacción, la prontitud y el saber hacer de dos subalternos, Vicente Varela y Agustín Marín, que con sus capotes tirados a la cara del toro y la arena logran fijar al toro y evitar que haga presa fácil del matador. ¡Bien otra vez por los buenos toreros de plata!. Pincha 4 veces el mexicano y consigue finalmente doblegar al toro con una estocada entera. Tibia ovación para Silveti.
Tarde, por tanto, marcada por esa dualidad que define a nuestra Fiesta: El triunfo y la tragedia. Hoy hemos visto a un torero que ha venido a triunfar, que lo ha conseguido en su primero, y que ha mostrado la grandeza y la dureza, casi crueldad, de este arte que es el toreo. 
Antonio Vallejo

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