martes, 31 de mayo de 2016
24ª de abono: No entiendo nada
Sinceramente, no entiendo nada. Por más vueltas que le doy, no consigo entender nada de lo que ha pasado esta tarde con la corrida de Adolfo Martín. No entiendo la insensibilidad, no entiendo la crueldad de un mínimo, ínfimo, ridículo sector de esta plaza que hoy ha venido dispuesto a reventar a Sebastián Castella y que, de paso, ha hecho de menos a otros dos toreros que han estado muy por encima de sus toros, Rafaelillo y Manuel Escribano. Toros exigentes, toros con muchas complicaciones, con el comportamiento típico de este encaste, que pedían el carnet de torero en cada pase, ante los que había que estar con todos los sentidos alerta, con genio más que bravura, con mala leche en vez de casta, con brusquedad y broncos en lugar de raza. Y tampoco entiendo el letargo y la dejadez de la gran mayoría de la plaza, que ha tenido que esperar a ver cómo Castella daba una lección de temple y toreo con la izquierda al quinto de la tarde para responder a los insultos al toreo que se estaban escuchando. Veintena de espectadores tan solo ansiosos de ver galopar al toro al caballo, las veces que fueran, muy largo, si podía cruzar todo el ruedo aún mejor, sin importarles un pimiento el resto. Se llaman toristas, se llaman puristas, se consideran sabios y quieren dominar e imponer su criterio, son cuatro voceros distribuidos por el 7 y algunos aledaños, acompañados de su grupo de palmeros cuya consigna, repito, era machacar a Castella y ningunear a Rafaelillo y Escribano. Gracias a Dios no soy como ellos, ni soy purista, ni torista y me siento en sus antípodas, me repugnan. Ha sido necesario que Rafaelillo se jugara la vida a cuerpo limpio, sin trampa ni cartón, para que la gente viera lo que estaba pasando, qué era lo que había en el ruedo, una alimaña que solo buscaba donde herir y un torero que ha dado una lección de valor insuperable, que ha tragado lo indecible, que ha aguantado parones del toro, que le miraba, le medía, calibraba la distancia de la punta del pitón al cuerpo de Rafaelillo para después soltar un arreón, un tornillazo, un derrote seco, como queramos llamarlo, para hacer sangre. Después de lo que ha demostrado el murciano, incluso se ha permitido el lujo de sacar de esa alimaña algunos redondos y naturales templados llevando metido al adolfo en la muleta, se le ha negado una oreja más que merecida, tan solo porque ha pinchado y ha colocado un estoconazo a la segunda que ha fulminado al toro, rodado sin puntilla. Claro, es que la espada ha debido caer unos milímetros baja. ¡A la porra con las mediciones!. Insensibilidad absoluta por parte de todo el público, penoso el no haber visto la plaza repleta de pañuelos, y eso que tengo muchas dudas que la petición no haya sido mayoritaria, pero el palco ha valorado con estricto criterio matemático conceder o no la oreja (supongo que tendría un contador de pañuelos blancos), eso si no se ha arrugado por si le protestaban los llamados puristas, los sabios, los intransigentes, los talibanes de la tauromaquia. Con esto hoy se ha hecho un flaco favor a la Fiesta, el cáncer puede estar dentro, a lo mejor más peligroso que todo el antitaurinismo junto, sentados en un sector concreto de Las Ventas, con las armas en alto contra quien se les antoje cada día, hoy Sebastián Castella, que ha dejado muestras de ser una auténtica figura, que ha toreado con una maestría y un temple con la mano izquierda que hacía tiempo no se veía. Naturales lentos, lentísimos, hondos, profundos, todo en medio de un ambiente tremendamente hostil orquestado por los cuatro voceros perfectamente coordinados para soltar barbaridades por sus bocas que eran inmediatamente coreadas por su docena de palmeros. Es aburrido escuchar cada tarde las mismas voces soltando bilis por su boca, son siempre los mismos, ya reconocemos su voz perfectamente, y es aburrido ver siempre a los mismos palmeros en sus mismos asientos jaleando los improperios que escupen. Acabo de leer unas declaraciones de Sebastián Castella al finalizar la corrida en las que dice textualmente. "Visto el panorama he toreado para mi". Para usted y para muchos que hemos sabido apreciar su toreo, maestro, para muchos que valoramos su entrega, su disposición y su profesionalidad, para muchos que le hemos visto exponerse y templar como hacía tiempo no veíamos, para muchos a los que nos ha salido de dentro un olé roto con cada muletazo que ha dado, y que se lo agradecemos. Y tampoco entiendo la indiferencia ante la entrega y el dar la cara de Manuel Escribano, a porta gayola para recibir a su dos toros, dos animales desrazados, con peligro sordo, de corto recorrido, que medían, se revolvían y buscaban. más que digno y valiente ha estado el sevillano, dejándose llegar los pitones a los muslos y la barriga, sin hacer aspavientos, con verdad, intentando en todo momento templar la embestida bronca de sus enemigos, sacando algunos muletazos de buen trazo, todo con un tremendo derroche de tesón y dignidad torera, ante la indiferencia de la gran mayoría, atrapada por el ambiente impuesto por la inmensa minoría que hoy habrá salido contenta y satisfecha de la plaza tras haber conseguido su objetivo torista, al menos un toro ha entrado tres veces al caballo. No entiendo nada.
Antonio Vallejo
lunes, 30 de mayo de 2016
23ª de abono: De Baltasar Ibán y la leyenda de Bastonito
Primera de las corridas de
la última semana de este San Isidro, la semana denominada “torista” por el
sector purista de la afición, como si el resto de la feria no fuera torista. Es
un apelativo realmente curioso. Yo creo que toristas somos todos, porque ningún
aficionado entiende la Fiesta sin el toro bravo y encastado como epicentro de
la misma, y tan torista puede ser una corrida de procedencia Domecq, como una
de Saltillo, Albaserrada o, como la de ayer, de Baltasar Ibán, pero se mide
distinto según el apellido. El tiempo será quien dicte sentencia y, día a día,
veremos si este “torismo” responde o no a lo que debe ser un toro en cuanto a
bravura y casta o si asistimos a un desfile por el ruedo de animales enormes,
con muchos, muchos kilos, terribles de pitones y, a lo mejor, una o dos
arrancadas al caballo, pero nada más, en tardes aburridas, tanto como las del
toro “bobalicón”, el de “las figuras”, el que tanto se critica, cuando uno y
otro, al final, carecen de la misma
falta de emoción. Pero a uno se le masacra y al otro se le perdona casi todo,
dependiendo de su procedencia. Repito, son ya muchos años en los que esta
semana se hace realmente pesada, y no es un juego de palabras.
Se presentaban ayer los
toros de D. Baltasar Ibán, ganadería y encaste míticos, marcada por una fecha,
7 de Junio de 1994, un toro, “Bastonito”, de “solo” 500 Kg de peso, y un torero,
un maestro, el colombiano César Rincón. Faena mítica a un toro de leyenda que
ayudó a crear y engrandecer la enorme figura del colombiano, que tarde tras
tarde descerrajaba la Puerta Grande de Las Ventas.
Los toros de Baltasar Ibán
lidiados ayer, por supuesto, eran impecables de presentación, toda la corrida
muy seria, buenas hechuras, alguno de los que saltaron al ruedo muy bellos de
lámina, si bien es cierto que un tanto desigual, basta decir que fueron de 484
kg a 606 Kg, con un par de ellos que eran más recogidos, uno incluso
terciadito, pero que se salvaron por la aparatosidad de encornadura. Otros
toros, auténticas fotocopias de los de ayer, han sido pitados de salida en
bastantes tardes de este San Isidro. Pero ya sabemos que la permisividad de
cierto sector es variable según sus gustos, apetencias, caprichos y, lo que me
parece peor, fobias, que las tienen, y
muchas.
En el cartel tres toreros de
los que cada año acuden a Madrid con este tipo de corridas, toreros que
habitualmente no se caracterizan por la amplitud de contratos a lo largo de la
temporada. Cinco tardes se vistió de luces el madrileño Iván Vicente la pasada
temporada, nueve el también madrileño Alberto Aguilar y diez el segoviano
Víctor Barrio. Difícil compromiso para los tres, gran responsabilidad matar en
pleno San Isidro un encierro de este hierro, que no se distingue precisamente
por su facilidad y su bondad. Recordemos, si no, al mítico “Bastonito”, que por
el pitón derecho se las hizo pasar canutas al maestro Ricón aquella tarde de
Junio de 1994. Era una fiera, terrorífico, pero al que sometió y toreó a las
mil maravillas cortándole las orejas.
Precisamente el primero de
la tarde llevaba por nombre “Bastonito”, 573 Kg, muy serio, buenas hechuras,
con caja, engatillado. Buen tranco de salida, toma con buen ritmo el capote de
Iván Vicente, verónicas pausadas, con gusto, bonita la media de remate. Se arranca
de lejos al caballo, toma dos varas en las que empuja, se emplea, buena pelea
en el caballo de Héctor Vicente, quien pica al aire en la primera entrada
teniendo que rectificar para colocar la puya. Quita Aguilar por tafallera,
chicuelina y una media, palmas para el madrileño. Se mueve el de Baltasar en banderillas,
galopa bien, buenos los dos primeros pares a cargo de Joselito Rus y Jesús
Robledo “Tito”. Sensacional el tercero. Se deja ver Rus, cuadra en la misma
cara y sale andando con torería, gran ovación para este buen torero de plata.
Inicio de faena en los medios, directamente, sin conjeturas, con la diestra. El
toro echa la cara arriba, puntea los engaños, complicado, primeras series en
redondo sin demasiado lucimiento. Mismo comportamiento por el pitón izquierdo,
incómodo, no termina de cogerle el ritmo, le baja la mano, mete mejor la cara
pero pierde las manos. Busca el madrileño las rayas par continuar la faena. Ahí
se encuentra más cómodo, muletazos más templados y bajando más la mano, el de
Baltasar Ibán toma mejor el vuelo de la muleta, salen algunos muletazos sueltos
de calidad, pero falta continuidad, ligazón y la faena discurre un tanto sosa,
sin demasiado lucimiento. El toro se va quedando, acorta el viaje, igual que
Vicente acorta la distancias. Lo lleva bien en el final de faena, templado, un
derechazo es muy hondo, magnífico, pero el toro está fundido, ya no da para
más. Mata de buena entera que hace doblar a “Bastonito”. Ovación para Iván
Vicente, firme y bien puesto en este primero, faena de escuela, con técnica,
pero falta de chispa ante este plomizo
ibán.
De imponente presencia el
cuarto, “Tesugo”, 6060 Kg, magníficas hechuras, alto, muy serio, abierto de
pitones, y vaya pitones, dos auténticos leños, mazorcas anchas. Se aplaude su
aparición en el ruedo. No cumple en el capote, arrea más que embiste. En el
caballo tampoco se emplea, empuja, sí, pero haciendo sonar el estribo. Intenta
Aguilar el quite a la verónica, desiste, no colabora el de Baltasar. En
banderillas corta, pone en complicaciones a José Luis López “Lipi” y Jesús
Robledo “Tito”, clavan con riesgo y oficio los dos primeros pares, el tercero
acaba en el suelo. Inicia la faena de muleta doblándose, por bajo, lo lleva
bien, templado, pero el animal no tiene final, le falta chispa y gracia en su
embestida, sin emoción. La tercera serie por el pitón derecho es la mejor, dos
redondos de calidad, profundos, que arrancan los olés del público, firme y
decidido el madrileño que da ese pasito para alante tan importante en el toreo.
Por el pitón izquierdo presenta más dificultades, protesta, saca con paciencia
y técnica algunos naturales sueltos pero el trasteo carece de emoción. Nueva
muestra de firmeza y entrega de Iván Vicente, para mi por encima de sus dos
toros. Una pena que empañara su digna labor con le descabello, tras haber
colocado una estocada entera pero insuficiente para hacer doblar al ibán.
Innumerables golpes con el verduguillo hasta llegar a escuchar dos avisos.
Silencio en su despedida.
“Camarín” se llama el primero
del lote del madrileño Alberto Aguilar. 560 Kg de peso, de buenas hechuras,
musculado, armónico, muy serio. Precioso ejemplar, tanto como otros muchos que
han saltado al ruedo con idénticas características y que fueron silbados de
salida, algo que en su día no entendí, pero hay gente “pa tó”. Se desplaza
bien, con brío y buen son, mete la cara en el capote de Aguilar, humilla,
repite, buenas verónicas del madrileño, olés, ganando terreno en cada muletazo para
rematar con una media aplaudida. Magnífico el comportamiento de este ibán en el
caballo de Carlos Sánchez. Se arranca pronto, en largo, no tanto como alguno
que protesta quiere, galopa bien, mete la cara abajo, empuja con los riñones,
pelea de bravo acunando al caballo contra las tablas. Más castigo en el primer
puyazo, más medido el segundo. Entre medias de ambos puyazos quita Aguilar de
manera vistosa por tafalleras ceñidas y un farol, muy aplaudido. Aprovecha Víctor Barrio su turno y deja un
quite por chicuelinas ceñidas y una revolera de buena factura. Protestas de
algunos aficionados al cambio de tercio, piden una tercera entrada al caballo.
No lo sé, a lo mejor había hecho sus delicias y ahí se habría acabado el toro,
que se ha empleado a fondo en el peto. O a lo mejor no, nunca lo sabremos, pero
creo que el cambio de tercio es acertado, como luego se ha demostrado en la
muleta. En banderillas se sigue desplazando bien, con alegría, permitiendo
colocar tres buenos pares a Rafael González y Lucas Benítez, recibidos con
ovación. Brinda Aguilar al público. Magnífico inicio doblándose por bajo, muy
torero, muletazos templados, largos, el toro humilla con clase y repite con
codicia, espléndido el cambio de mano. El de Baltasar Ibán va de dulce. Buenas
series en redondo, hasta tres pega el madrileño a este toro que se arranca
pronto y con bravura, muletazos largos, le baja la mano, hay emoción en cada
lance y clase en el toreo, se repiten los olés, extraordinario el de pecho que
remata la tercera serie. También se emplea el toro por su pitón izquierdo. Buena
serie al natural, algunos hondos, pero el toro comienza a quedarse. Mide bien
los tiempos Aguilar y se va a por la espada. Muletazos finales con gusto para
entra a colocar una estocada entera algo desprendida volcándose que resulta
fulminante. Oreja de ley para Aguilar y gran ovación para este gran toro, bravo
y encastado, para el que algunos piden la vuelta al ruedo.
El quinto, segundo para
Alberto Aguilar, “Clavillero”, 586 Kg, amplísimo de pitones aunque a mi modo de
ver algo justo de cara, un tanto desproporcionado para su caja, algo feo de
hechuras. Primeras dos verónicas de saludo lucidas, repite pero echa las manos
por delante, enseguida acorta el viaje. Toma dos varas traseras arrancando algo
en corto en la primera, lo que no gusta a algunos, dejándolo más largo el
madrileño en la segunda. Empuja en ambos puyazos, mejor agarrado el segundo a
cargo de Francisco Javier Sánchez. Quite de Víctor Barrio por tafalleras y
revolera, palmas para el segoviano. En banderillas corta, muestra querencia a
tablas, pares con oficio de César del
Puerto y Lucas Benítez. Inicio de faena por el pitón derecho, el toro va, trata
de templarlo y someter el defecto que presenta al echar la cara arriba, el toro
tiene emoción, aprieta a Aguilar, tanto que en una de esas le prende,
afortunadamente por la pala del pitón sin llegar a herirle, pero los segundos
en que está a merced del toro y la manera cómo literalmente lo escupe de la cara, lanzándole al aire como si
fuera un trapo, resultan angustiosos. A partir de ahí el toro desarrolla si es
que no lo había hecho antes. La querencia apuntada es ahora marcadísima, no
obedece a los toques y cuando hace que toma la muleta se va suelto a tablas.
Imposible cualquier lucimiento, no hay nada de nada para rascar. Mata de entera
y escucha ovación premio a su entrega y valor.
El tercero, “Sandonguero”,
484 Kg, primero para Víctor Barrio es un toro idéntico a muchos que han saltado
en este San Isidro: Veleto, muy abierto, musculado pero un tanto escurrrido.
¿Protestas?, cero ayer, otros días…. ¡Buf!. Deslucido en el capote, no se
emplea en varas, toma dos puyazos en corto dejándose pegar. También deslucido el
tercio de banderillas, hasta tres veces pasan para colocar un solo palo, pero a
la cuarta, sensacional par de Alberto Zayas, como sensacional es la brega de
Roberto Martín “Jarocho” a este toro. Inicio de faena doblándose para someter
la embestida, el ibán va, tiene movilidad, pero echa la cara arriba, punteando
la muleta del segoviano. Comienza por el pitón derecho, le baja la mano pero no
humilla, sigue con la cara alta, los enganchones deslucen la faena. Por el
pitón izquierdo tiene más calidad, saca algunos naturales con empaque, buenos
muletazos, pero sigue con la tendencia a echar la cara arriba. Firme y templado
veo a Barrio ante este ejemplar, más bronco y con genio que con clase, para mi
por encima el torero. Mata de pinchazo y entera. Silencio para Barrio e
inexplicables palmas al toro en el arrastre, a mi modo de ver.
El sexto, “Camarito”, 599
Kg, el último para Barrio, muy grande, cornidelantero, musculado, bonitas
hechuras, sale un tanto a su aire, desconcertante, como el aguacero que cae en
ese momento y que provoca la estampida de los espectadores, dejando los
tendidos medio vacíos. Se emplea en el caballo, con fijeza. Tiene movilidad en
banderillas, buenos pares los colocados por Manuel Larios y Alberto Zayas. La
faena de muleta es casi misión imposible. El toro tardea, embestida fea,
descompuesta, se defiende, no tiene recorrido. Lo intenta el segoviano, se
justifica, digno pero sin opción alguna. Silencio bajo el chaparrón para
despedir a Víctor Barrio.
Y así acabó la tarde de
ayer, en la que tan solo un toro cumplió las expectativas con las que se
esperaba a los de Baltasar Ibán, bajo la inesperada lluvia, la misma que por la mañana, a primera hora,
hacía su aparición para recibir a un equipo leyenda que regresaba a Madrid con
¡la undécima Copa de Europa! para ofrecérsela a los miles de madridistas que
aguardaron allí toda la noche, entre los que me incluyo junto a una de mis
hijas, recibiéndoles como héroes . Sin duda, el cielo lloraba de alegría en
Cibeles por la mañana ante la leyenda del Real y de cierta tristeza y
melancolía en Las Ventas por la tarde al ver que la leyenda de Bastonito no
tenía continuación.
Antonio Vallejo
sábado, 28 de mayo de 2016
21ª de abono: Si no hay toro...
Hoy he acudido a Las Ventas con mucho ánimo, en una tarde preciosa, un sol espléndido y una temperatura agradabilísima, de esas que apetecen. Lo he hecho, además, acompañado de mi amigo Jacobo, quien dice que es aficionado y que no entiende mucho de esto. No sé, no sé, lo que es seguro es que sentido común lo tiene a raudales. Solo había que oirle los comentarios a lo largo de la corrida, los ha clavado, con las hechuras, con rasgos del comportamiento de los toros, apreciando cuando el torero estaba haciendo bien las cosas, viendo claro muchos matices, y eso también es entender de toros, Jacobo, porque sabes apreciar este arte y sabes sacarle gusto a lo que ves, aunque como en esta tarde, sea poco. Y para rematar la faena, como suele decirse en este lenguaje tan particular que es el taurino, has dicho al final de la corrida, viendo las nulas cualidades y el comportamiento del sobrero que ha salido por el inválido sexto, una frase que resume a la perfección lo que ha sido esta tarde en Las Ventas: "Esto no son toros, son reses". ¡Olé!. Efectivamente así ha sido. Los de El Pilar, encaste Domecq Díez, han sido seis animales para mi gusto muy bien presentados en general , corrida muy pareja, de hechuras agradables, armónicos, musculados, proporcionados de pitones, serios y astifinos, sin exageraciones, pero con trapío. Seguro que, con el pedazo Nikon que has llevado, te han salido unas fotos preciosas (una al menos he visto, buenísima foto, de un magnífico par de banderillas creo que de Ángel Otero), porque lámina tenían los de El Pilar. Todos ellos estaba claro que eran bovinos, reses, su morfología así lo confirmaba, pero en ningún momento han sido lo que entendemos y queremos como toro, toro de lidia, toro bravo, en cuanto a juego y comportamiento. Toros sin casta, sin raza, sin fondo alguno, más o menos manejables, pero carentes de cualidades para generar el mínimo de emoción. Lo que tú has sentenciado con enorme tino: Eran reses, no toros. Y así también lo ha coreado al final de la corrida un amplio sector de aficionados al grito de "toros, toros, toros".
Pocas, muy pocas opciones de triunfo para la terna. Una lástima, porque creo que íbamos a la plaza con enormes ilusiones por ver de nuevo a David Mora tras su apoteosis de hace tres días, de ver a López Simón con su toreo de valor y poder y muchos arrastrados por Fandi y su toreo atlético, sobre todo en banderillas.
Sinceramente, creo que Mora y López Simón han estado por encima de sus toros, siendo también cierto que han sido los únicos que han encontrado algo en sus oponentes. Ambos han estado muy profesionales, dignos y firmes, tratando de sacar lo poco que hubiera dentro de sus lotes. En mi opinión, ambos han llevado las sosas embestidas de sus toros con temple, intentándolo todo por ambos pitones, llegando a sacar muletazos aislados de más envergadura, como un par de series muy buenas del madrileño Alberto López Simón con la diestra, ligadas, al tercero, y unos naturales más hondos de David Mora al segundo. Destacar también que ambos han estado poniéndose y exponiéndose toda la tarde, sin taparse, sin esconderse, sin gestos de cara a la galería, para mi han estado de verdad, aunque los intentos hayan resultado deslucidos y aparentemente intrascendentes. Para darse cuenta de esto basta reseñar el susto que el segundo le ha pegado a David Mora cuando toreaba con la zurda, en un descuido se ha destapado y el toro le ha prendido y volteado feamente, de milagro se ha salvado de ser empitonado.
Un poco menos entonado he visto a Fandi, algo desconfiado ante los toros, aunque la verdad es que no me extraña con lo que tenía delante. Para colmo de males el primero se lo ha llevado por delante cuando lo recibía de capa, afortunadamente sin consecuencias. En la muleta no ha habido nada, tampoco es que el granadino haya estado especialmente entonado y confiado, ha optado por abreviar, toreo con los pies, machetazos por bajo, y cortar por lo sano ante las nulas opciones que le han dado los de El Pilar. Siendo su fuerte el tercio de banderillas, tampoco ha sido especialmente brillante. En el primero creo que ha reunido y clavado con cierta ventaja, sobre todo el tercero, claramente a toro pasado, mejorando el nivel de los pares en el cuarto, cuadrando más en la cara, sin tanta ventaja, desatando la locura de sus seguidores con el clásico al violín. Y ya que hablo de banderillas, hay que destacar los dos magníficos pares que ha colocado ese sensacional subalterno, ese sensacional banderillero que es Angel Otero, al segundo. Dejándose ver, con un toro que presentaba complicaciones en este tercio por lo que esperaba y cortaba, al que ha colocado los palos en la cara, de poder a poder, sacándolos desde abajo, dejando los cuatro reunidos, para salir con inmensa torería tras el encuentro. La ovación atronadora que ha escuchado le ha obligado a responder saludando montera en mano.
Y poco más ha tenido esta tarde de esperanzas frustradas, salvando el extraordinario jamón y el salchichón que hoy nos has traído, Carmen, ese sí que era de dos orejas y rabo.
Para terminar, una reflexión que hemos compartido en no sé que toro durante el tercio de varas. Una vez más, y ya van muchas, demasiadas, este tercio o ha pasado inédito o ha sido mal ejecutado, algo que, desgraciadamente, es ya endémico. Un tercio elemental, básico, indispensable para la lidia y para que el toro llegue en condiciones óptimas a la faena de muleta, se está convirtiendo día a día en una especie de molesto trámite que hay que pasar y corre serio peligro de caer en el más oscuro olvido. Motivo de preocupación, sin duda alguna.
Lo dicho, Jacobo, los que han salido de los corrales eran reses, no toros bravos, tienes toda la razón, magnífico resumen. Y esta Fiesta ya se sabe cómo es, si no hay toro….
Antonio Vallejo
viernes, 27 de mayo de 2016
20ª de abono: Empacho de carne
Kilos, muchos kilos, demasiada masa de carne de toro esta tarde en Madrid. Un auténtico empacho, que no ha acabado en indigestión gracias a la profesionalidad y entrega de Padilla y la disposición y ganas de Garrido. Al menos en Toribio se habrán alegrado, ni sé las raciones de ese extraordinario rabo de toro que van a servir con lo que les llegué de la corrida de hoy. Seis toros de Parladé que han dado una media de ¡609 kilos de peso. Una exageración, sin duda, una auténtica barbaridad. Cuatro toros sobrepasaban los 600 kilos, concretamente el primero 641 Kg, el tercero 615 Kg, el quinto 649 kilos y el sexto 606 Kg. Y hablamos de Parladé, es decir, Domecq, un toro armónico, de encornadura media, bajo de agujas, cuello largo y no desarrollados de papada, según reza el programa de mano que cada día se entrega en las puertas de la plaza y que describe la tipología del encaste. Concepto fundamental, el tipo. Tantas y tantas veces hablamos de "estar en tipo" o "entipados" y "fuera de tipo" para referirnos a la morfología y correspondencia de las proporciones de un toro en función de su sangre . Hay encastes de amplia y generosa caja y cornamenta amplia y muy desarrollada, Miura, por poner un ejemplo muy claro y gráfico. Y un toro de Miura puede estar en tipo con 600 o más Kg, alto y con mucha caja, perfectamente. Pero uno de Domecq no, con 640 Kg no está entipado, no es un toro tan grande, para nada, no está su origen ni su genética. Si se le mezcla con otras sangres, si la ingeniería genética entra en juego para conseguir encornaduras a veces excesivas, aparatosas incluso, y toros de gran tamaño es muy probable que se pierdan parte de las características de comportamiento del encaste en cuestión. De todos es conocida la tendencia actual de confundir kilos y aparatosidad por delante con trapío. Trapío es, para empezar, armonía y proporciones, y un toro de 500 ó 520 Kg pude tener un trapío impresionante si su caja, su cuello, su cara y sus pitones guardan proporciones adecuadas, sin que sea necesario cargarlo de kilos y sacarlo de tipo. Luego estará la cuestión la apetencia de cada uno por cada encaste, pero eso es ya una cuestión de gusto, algo personal. En resumen, que los Parladés de hoy, al menos para mi, estaban fuera de tipo. Algunos es cierto que tenían una lámina preciosa, que en foto daban muy bien, que su presencia en la plaza ha sido buena, pero ahí ha quedado todo, porque se les han acabado las fuerzas al poco de saltar a la arena, incapaces de mover tanto kilo, sin motor para ese tonelaje. Pongo un ejemplo sencillo. Un atleta velocista que corre los 100 metros lisos tiene una complexión física espectacular, fuertes, muy musculados, con envergadura. Pero si le llevamos a competir en el maratón, ¿qué ocurre?, que a los 5 Km estará sin aire, puesto que su físico no está preparado para aguantar compitiendo 42 Km. Lo mismo con los toros. Me gusta el toro bajo, recogido, proporcionado, serio de pitones y astifino, con trapío, por supuesto, y eso lo he encontrado en muchos toros de entre 500 y 520 ó 530 Kg que, además, se han movido, han aguantado la faena y han dado grandes tardes a los toreros. Ojo, que trapío también lo tienen toros con 600 ó más kilos, pero de otro encaste, que nadie se confunda. Y esta tarde creo que ha pasado algo de esto que he comentado, que de los corrales han salido velocistas con físico para aguantar 100 metros cuando lo que se jugaba era una carrera de fondo. Por supuesto, como siempre, esto es tan solo una opinión, la mía, que habrá algunos que la compartan y otros que no, ahí está lo bueno de la Fiesta.
Volviendo a la tarde de hoy, Juan José Padilla, Iván Fandiño y José Garrido formaban la terna para esta corrida de Parladé, encaste Juan Pedro Domecq Solís. Seis toros grandes, de amplia caja, muy serios por delante, noblotes en general, pero faltos de fondo y raza, además de fuerzas. Manejable e interesante el primero, el cuarto con clase y calidad, manejable y noble aunque le faltaba empuje el quinto, y bravo el sexto.
El primero de Juan José Padilla, "Facundo", da nada más y nada menos que 641 Kg en la tablilla. Grande, alto, mucha caja, serio, muy armado por delante. Se va el jerezano a porta gayola. Larga cambiada a la que siguen verónicas buenas, jaleadas con olés, para rematar con una revolera aplaudida. El de Parladé parece que repite y mete bien la cara en el capote de Padilla. Le cuesta entrar al caballo, lo hace andando para tomar dos puyazos, el primero largo y con castigo y el segundo muy medido, empujando, con cierta codicia. Sale parado del caballo de Antonio Núñez " Alventus", no se arranca en banderillas, pasa en falso Padilla, vuelve a llamar al toro, se va hacia la cara del Parladé, que está quieto, lo mismo que pared pasarle al jerezano al cuadrar entre los pitones, un segundo tan solo que parece que para el reloj, un segundo suficiente para que "Facundo" le pegue un tantarantán a Padilla que gracias a Dios no acaba en lago serio, le ha golpeado con la cara, no con los pitones, menos mal. Se levanta Padilla, luego me he enterado que llevaba una brecha en la cabeza, se repone y coloca tres pares con mucho mérito, buen tercio del pirata, generosamente ovacionado. Brinda al público. Toro tardo, le cuesta obedecer al toque. Inicio por alto, ayudados a pies juntos, el toro va y repite, bonita trinchera de remate. Lo prueba Padilla por ambos pitones, le falta recorrido, da la impresión de estar agotado, supongo que le pesarán los kilos, no los años, como decía aquel anuncio. Por el pitón izquierdo mete la cara con algo más de claridad, saca el gaditano tres naturales buenos, templados, más largos y con la mano baja. Sigue por ese pitón, otra serie templada, lo lleva bien, pero la embestida del parlaré es sosa, pasa con andar cansino, falta emoción, que la pone Padilla con un adorno con un farol y un buen pase de pecho. El toro está fundido, acorta las distancias y finaliza la faena en redondo, poniéndolo todo el torero, redondos de mérito por el tesón y la entrega del jerezano. Faena profesional, sin un pero que poner, a mi modo de ver, ante las cualidades del toro que ha tenido enfrente. Mata de entera trasera y recibe ovación en reconocimiento a su dignidad como torero. Recibe una cariñosa ymrecida ovación y pasa a la enfermería para ser examinado por los médicos.
El cuarto quizás haya sido el de mayor calidad del encierro. "Fanfarrio", de tan solo 570 Kg, vamos, un novillito al lado de sus hermanos. Bonitas hechuras, serio, astifino, con cara. Maneja Padilla el capote con suavidad, torea con gusto, mete bien la cara, humilla. No se emplea en el caballo, tercio de varas por el que pasan casi inéditos el toro y el picador Justo Jaén. Quita Fandiño por gaoneras ceñidísimas, en alguna casi se lo lleva por delante, el toro se acuesta un poco. Magnífico, de los mejores que le he visto, el tercio de banderillas, llegando a la cara del toro, cuadrando de poder a poder, asomándose al balcón, clavando con limpieza y saliendo con torería. Espectacular sobre todo el tercer par, arrancando en tablas para clavar en los medios, de dentro a fuera, fantástico. Gran ovación para Padilla. Inicia la faena de rodillas en terrenos del límite entre el 10 y el 1 para encender los ánimos. Toreo por el pitón derecho, por ahí va el toro, toma la muleta a media altura, le cuesta humillar pero tiene buen ritmo, aunque le falta ese punto de emoción que transmita a los tendidos, así como energías. Uno a uno va sacando los muletazos, poniéndole la muleta, tirando del toro, templado, no le toca las telas ni una vez, haciendo bien las cosas el jerezano, pero el toro se queda sin gasolina en el motor. Por el pitón izquierdo no traga, se encoge y definitivamente se raja. Profesional, muy digno y entregado padilla, para mi muy por encima del toro, que tenía calidad, pero nada de fondo. Mata de una extraordinaria estocada, entera y arriba, con una facilidad pasmosa. Ovación fuerte de despedida a Padilla que saluda desde la segunda raya. Ovación en recompensa a su entrega y saber estar ante sus toros.
Poco, muy poco, ha podido hacer Iván Fandiño con su lote. Su primer toro, "Jerezano",es el otro de los pequeñitos, tan solo 570 Kg, largo, más bajo, cornidelantero y ligeramente acapachado. No se emplea en el capote, imposible cualquier intento de lucimiento. Lo mismo en varas, pasa por el caballo de Juan Melgar sin pena ni gloria. Quite de Garrido un tanto atropellado, sin que en le primer lance sepamos que va a hacer, para proseguir con unas chicuelinas podríamos decir que al paso, pero realmente han sido para no verse atropellado por el de Parladé. Deslucido quite, a pesar de la enormes ganas de agradar de Garrido. En banderillas parece que se mueve más, pero echa la cara arriba. Complicado tercio y pares de trámite a cargo de Iván García y Víctor Manuel Martínez. Toro complicado en la muleta, andarín, no le encuentra Fandiño la distancia, gazapón, complicado de parar. No hay acoplamiento, pases sueltos y nada más, el toro corta, se revuelve y busca. No tiene ni casta ni fuerzas. Mata mal, fatal el vasco. Dos pinchazos previos a una media caída, un auténtico bajonazo saliéndose de la suerte al entrar a matar, para terminar con un recital de descabellos que han enfadado a gran parte de la afición.
El segundo de su lote, "Jarrito", 649 Kg, es un toro largo, cuajado, con mucha cara, muy serio. saña con bríos, mete bien la cara en el capote de Fandiño, muy buen toreo a la verónica, lances con gusto, ganado terreno a cada paso, llevando al toro hacia los medios, preciosa la media de remate. Ovación para el de Orduña. Se arranca largo al caballo que monta Rafael Agudo, bien agarrados los dos puyazos, el toro empuja, con clase, administra bien el castigo el picador, buen tercio de varas, algo ya difícil de ver. Quita Garrido por gaoneras. Banderillas con oficio a cargo de Diego ramón Jiménez y Víctor Manuel Martínez. Se va con decisión Fandiño a los medios, sin probaturas inicia el toreo en redondo, serie templada y ligada, baja la mano, el toro humilla, tiene clase, algo atropellado el remate de pecho. Otra serie más por el pitón derecho, el de Parladé tiene recorrido y emoción, llega al tendido. Quizás hubiera precisado que le alargara algo más el muletazo, a lo mejor habría lucido más. El caso es que el toro va a menos y la faena puede altura. Por el pitón izquierdo ya no va tan largo, acorta el viaje y se gira, hace que el de Orduña tenga que perderle un par de pasitos en la salida de cada natural, lo que afea un tanto la faena y le hace perder ritmo y emoción. Buen toro, con clase, mientras ha durado, que ha sido poco. ¡Ay si hubiera tenido 100 kg menos! que se dice pronto. Peor hablar de ello ahora es especular y no vale para nada, nunca se sabrá que hubiera pasado. Lo que ha habido es lo que ha habido y, en mi opinión, los 649 Kg han sido una losa para este buen toro. Mata de entera desprendida y escucha palmas de consolación.
Bonitas hechuras las de "Liriquillo", el primero del lote de José Garrido, muy serio. Lo recibe lanceando primero rodilla en tierra para proseguir por verónicas buenas, ganando terreno. Empuja en el primer puyazo, tan solo señala Aitor Sánchez el segundo. Lo prueba el propio José Garrido a la salida del caballo con un quite por chicuelinas ceñidas y una media a manso bajas con sabor. Buenoa pares de Javier Valdeoro, bajos han caído los arpones que ha colocado José María Amores. Brinda al público el pacense. Toro noble, mete la cara, pero lo hace con toda la sosería del mundo, con menos gracia que la poca que tienen los japoneses que a diario vienen en manada a conocer la fiesta de los toros. Sí, el de parlaré es manejable, pero no transmite nada. Pundonoroso Garrido, muletazos templados y limpios, lo hace bien, técnicamente no hay nada que reprochar, pero el conjunto no llega a los tendidos, no consigue emocionar, el toro no pasa aunque el extremeño se coloca bien y echa la muleta adelante, pero el animal no va, y cuando lo hace corta el viaje, está exhausto. Por el pitón izquierdo consigue arrancar un par de naturales de mérito, pero el eco en los tendidos es mínimo. Por encima del toro José Garrido, sin duda. Nada más que hacer. Mata de 3 pinchazos y descabello, mal. Silencio a su actuación.
Le queda un toro al extremeño, "Inspector", otro grande, 606 Kg, abierto de pitones, con mucha cara. Buen toreo de capa de Garrido, verónicas que toma con fijeza el de Parladé, bonito saludo capoteo. Buena pelea en el caballo de Curro Sanlúcar, toma dos varas con rectitud, se arranca galopando y se emplea en el peto. De nuevo torea con mucho gusto a la verónica el extremeño para probar al toro a la salida del caballo. Dos buenos pares de Antonio Chacón, aunque con cierra ventaja, algo a toro pasado. El de parlaré va con brío, es bravo, galopa hacia la muleta que le presenta José Garrido. Primeras series en redondo con emoción, el toro repite, va largo, hay que aprovechar la inercia y bajarle la mano. Buenos muletazos de Garrido. Por el pitón izquierdo va peor, no tan largo. Los naturales surgen sueltos, con menos limpieza, más cortos. Se da cuenta y vuelve al pitón derecho, le da más distancia pero el toro ya no va como al principio. Se le acaba el fuelle al toro y se coloca Garrido más en corto. Tremendo de valor y entrega y se mete entre los pitones. No entiendo por qué se le ha medido tanto a garrido, creo que cuando ha tenido toro lo ha hecho bien, quizás tendría que haber alargado más el viaje y corrido más la mano, es posible, ya tendrá tiempo para pulir los defectos que como es lógico tiene con su edad, pero ha demostrado técnica suficiente, valor ante los tremendos pitones de este sexto y , sobre todo, un disposición y dignidad indudable. Tratarle como se le ha tratado no me parece justo. Silencio final a su actuación en este San Isidro.
Me imagino que en Toribio estarán contentos, ni sé as raciones de ese exqusito rabo de toro que allí preparan como en ningún sitio van a servir con tanto y tanto kilo como el que se ha lidiado hoy en las Ventas. Imponente presencia, bellas láminas, de acuerdo, pero creo que no propias de este encaste y que han tenido mucho que ver en el juego que han dado; los buenos han durado un suspiro. Y es que, al final, siempre pesan los kilos.
Antonio Vallejo
jueves, 26 de mayo de 2016
19ª de abono: Con todo en contra
Tarde a la contra, con todo en contra, envuelta en un ambiente enrarecido, de descontento, de cabreo diría yo, que no ha hecho nada bien a lo que se ha visto o dejado de ver hoy en Las Ventas. Con razón o sin ella, no entro a juzgarlo, arrancaba el paseíllo entre protestas orquestadas y dirigidas por el 7. ¿El motivo?. Muy claro, el cambio de ganadería anunciado esta mañana. Ninguno de los toros de Jandilla-Vegahermosa pasó el reconocimiento, doce toros me cuentan que trajo Borja Domecq y ninguno fue aprobado por el equipo de veterinarios. En su lugar se anuncian seis toros de El Vellosino, de procedencia Domecq Díez, la misma que Jandilla. Este baile de corrales ha enervado a un sector de los aficionados y les ha puesto en pie de guerra toda la tarde. Sinceramente, creo que no les faltaba razón. El enfado está más que justificado, y la protesta también, con motivo, al sentirse engañados y estafados. Pero también pienso que en varios pasajes de la corrida han equivocado las formas, o a lo mejor alguno ha aprovechado ese ambiente enrarecido para cargar contra un torero en concreto, me refiero a El Juli, en el punto de mira permante de algunos espectadores y a quien han machacado toda la tarde, cuando estaba toreando y también cuando ya había matado sus dos toros y se encontraba en el callejón observando la actuación de sus compañeros de cartel. Tarde, por tanto, de cuchillos afilados, desarrollada entre silbidos y sonoras muestras de desaprobación al ganado y a los toreros. Hasta ahí algo dentro de lo normal, a unos les gusta lo que ve ya otros no, así es el arte y así es nuestra Fiesta. Pero hay que saber cuando es momento de expresarse, y hay un momento en el que, por muy enfadado que uno esté con el pobre espectáculo al que está asistiendo, no se puede ni se debe alzar la voz. Es el instante en el que el torero se perfila para entra a matar, que exige el máximo respeto. Ha sido en el cuarto, cuando Juli se disponía a ejecutar la suerte suprema tras una, a mi modo de ver, buena faena a este cuarto, con temple, con mando, con derroche de técnica, con enorme facilidad ante el toro, tanta que parece que no hace nada y no se le da mérito. Buscando su segundo de gloria algún espectador, que no aficionado, se ha puesto a gritar a Juli cuando se disponía a entrar a matar su toro. Muy mal, fatal, vergonzoso, de pésimo aficionado, nulo aficionado le calificaría yo, el que se ha comportado de manera tan infame. Si hubiera autoridad sería para expulsarle de la plaza.
Ha sido precisamente en este cuarto de la tarde cuando se han vivido los mejores pasajes de la tarde, con un Juli firme y poderoso, que ha metido en la muleta a un animal sin casta ni fondo, de embestida sosa, deslucido, al que poco a poco, a base de temple, le ha ido mostrando el vuelo de la muleta, primero por el pitón derecho y luego por el izquierdo, lado por el que han surgido los mejores pases de la tarde. Naturales ligados y bajos, de mucho mérito, hondos, gran toreo de Juli sobre su mano izquierda, inmerso en ese ambiente a la contra que ha tenido que soportar el de Velilla durante toda la corrida. Muy por encima de sus dos oponentes ha estado Juli esta tarde, dando muestras del torero con mando que es. Al final se ha impuesto la razón, la gran mayoría de espectadores ha premiado con una calurosa y cariñosa ovación al madrileño por su actuación, acallando las críticas de unos 20 ó 30 espectadores que querían imponer su criterio e impedir que el madrileño saludara desde más allá de la segunda raya. Pero igual que comento esto que me parece una injusticia, también creo que hay que hacer una mención especial a lo ocurrido al saltar el sexto de la tarde, un toro indigno de presentación para Madrid, 637 Kg de carne, una masa sin forma, sin cuello ni cara, desproporcionado de pitones, cornicorto, estrecho de sienes, feo a rabiar. Se ha montado la bronca gorda, y con toda la razón. Es un insulto que un toro como ese haya pasado el reconocimiento en Madrid. Encima ha sido devuelto a los corrales por inválido. Lamentable toro, muy bien y con toda la carga de razón los aficionados, la paciencia tiene un límite.
Otros de los momentos buenos de la tarde han surgido de la muleta de López Simón, muy firme y comprometido en sus dos toros. Al su primero le ha cuidado y le ha administrado sus escasa reservas para componer una faena templada, con exquisita suavidad, obligándole poco a poco, para terminar con dos buenas series en redondo con la mano baja, muletazos ligados y templados coreados con olés. Sinceramente, he visto muy acoplado al de Barajas en este toro, sacándole los pases que tenía antes de que se agotara definitivamente el de Vellosino. Lo mismo podría decir de López Simón en el sexto, toro complicado, con la cara arriba, defendiéndose por su falta de casta y fuerza, ante el que el madrileño ha estado firme y con responsabilidad, y al que ha sacado unas buenas series de derechazos com temple y ligazón en los primeros compases de la faena.
Y si Miguel Angel Perera hubiera tenido toro estaríamos hablando de muchas cosas, seguro. Temendamente serio el extremeño, en un gran momento de forma, muy por encima de sus dos oponentes, llevando en largo a sus toros cuando han tenido alguna fuerza y robándoles muletazos en la distancia muy corta, entre los pitones, sin moverse de un palmo de terreno, con exposición y riesgo. También infravalorado Perera en esta tarde, dando muestras de torero maduro ante reses sin casta ni raza, uno de sus toros un manso infumable, el segundo de la tarde, huyendo de los capotes, del caballo y de la muleta, siempre a tablas, mostrando su querencia, para morir a la puerta de chiqueros.
Tarde enrarecida en la que Juli, Perera y López Simón han sabido sobreponerse a las constantes protestas y han sabido estar siempre por encima de sus oponentes, a pesar de tener todo en contra.
Antonio Vallejo
miércoles, 25 de mayo de 2016
18ª de abono: David Mora y Malagueño, conjunción celestial
Hoy era el día, tenía que ser hoy, no podía ser de otra manera. Dos años después de su terrible cogida en esta plaza regresaba David Mora a poner sus pies en ella. Lo dije el día 21de febrero en Vistalegre, en el mano a mano con Fortes, en lo que era su regreso al toreo después de mese de auténtico calvario, este hombre es un ejemplo de superación, de constancia, de capacidad de sufrimiento, ejemplo que debiera enseñarse a tanta juventud anclada en lo cómodo, lo fácil, lo inmediato, que se rinde ante la mínima adversidad y que desprecia el esfuerzo. Un hombre que ha mirado a la muerte cara a cara y que hoy regresaba al escenario donde lo hizo. No paro de imaginarme los sentimientos de David Mora en el hotel, en la furgoneta camino de Las Ventas, en la capilla, en el patio de cuadrillas en los instantes previos a la corrida, en el momento de abrirse las hojas de la puerta de dicho patio y pisar otra vez la arena de Las Ventas, el propio paseíllo y, sobre todo, la tremenda ovación que ha recibido al romperse el mismo, que a muchos nos ha puesto los pelos de punta, la plaza en pie, las manos rotas de aplaudir, así es esta plaza. Tenía que ser hoy el día soñado, el día que todo torero espera, el día en el que el toro y el torero forman una unidad perfecta, la conjunción celestial, de Madrid al cielo taurómaco.
Era el segundo de la tarde, de nombre "Malagueño", 563 Kg de peso, un toro bajo, badanudo, largo, con caja, muy en Nuñez, cornidelantero, abrochadito, muy serio. Un toro que ha reunido todo lo que se puede pedir a un toro: Bravura, nobleza, clase, casta, raza, prontitud, codicia, repetición, largura en la embestida, humillación, el toro soñado. De primeras se frena en el capote de David Mora, aprieta hacia las tablas, sale airoso el madrileño, lo saca a la segunda raya. Torea como los ángeles por verónicas lentas, acompasadas con el cuerpo, componiendo la figura, con mucho gusto y una elegancia indudable. Suenan los primeros olés, que retumban con la media de remate, con sabor a toreo de época. Entra bien al caballo de Israel de Pedro, con ritmo, galopando, toma un primer puyazo largo, sin demasiado castigo, mete la cara, empuja, aunque no se emplea en demasía. Es en el segundo puyazo donde rompe el de Alcurrucén, se arranca en largo, galopa directo al peto, humilla, empuja con los riñones, pelea de bravo. Sensacional Israel de Pedro, agarrando a la primera ¡y encima pica delantero!, muy bien el picador, gran y merecida ovación para Israel de Pedro en este vibrante tercio de varas. ¡Cuanta belleza encierra este tercio cuando se ejecuta bien! y que importante es para el posterior desarrollo de la lidia. No desperdicia Roca Rey su turno de quites, se echa el capote a la espalda, murmullos en los tendidos, un runrún recorre los asientos, a ver qué hace el peruano, puro valor. Quite por saltilleras ceñidísimas, sin moverse un milímetro ni rectificar su postura, con el toro pasando por un lugar imposible, olés emocionados. Gran ovación para Roca Rey. Replica Mora, también con el capote a la espalda, gaoneras también ceñidísimas, pasándose la toro por los muslos, puro valor del de Usera, olés secos, rotundos, de esos que sólo Madrid sabe dar, rematando con una brionesa torerísima que pone a los aficionados en pie. Magnífico también el tercio de banderillas, tres grandes pares los clavados por Pedro Calvo y José María Tejero, con el toro acudiendo pronto, con ritmo, metiendo la cara, noble, pares de poder a poder, llegando hasta a la misma cara del Alcurrucén, reuniendo a la perfección, los seis palitroques clavados. Gran ovación para ambos subalternos por este gran tercio. Otro de los momentos de mayor emoción vividos hoy ha sido el del brindis de David Mora al equipo médico que le salvó la vida aquel 20 de mayo de 2014, que le ha cuidado y recuperado en estos dos larguísimos años, equipo médico encarnado en la persona del Dr. D. Máximo García Padrós, el auténtico Angel de la Guarda de los toreros, manos mágicas capaces de salvar vidas, que eso es la medicina, no otras cosas. El abrazo de toreo y doctor en el burladero próximo a la enfermería resume todo. Toda la plaza en pie, impresionante la ovación, indescriptible la emoción. El toro está en el burladero del 1, acunado en tablas, le cita Mora en largo, no se arranca. Acorta la distancia, avanza torero, despacio, hasta la segunda raya, le cita de nuevo, da un salto para llamar la atención del Alcurrucén, éste se arranca con fuerza, intenta un cambiado por la espalda y el toro se lo lleva por delante, lo lanza al aire, cae Mora como un muñeco sobre el lomo del toro, luego al suelo, queda tendido, no se mueve, segundos de angustia, el drama, la tragedia sobrevuela de nuevo por Las Ventas. No se levanta, está aturdido, parece que no le reponden la piernas, le cuesta mantenerse en pie, no hay cornada peor el golpetazo en la espalda, a nivel lumbar, ha sido tremendo, en una zona aún resentida y con secuelas de aquella dramática cornada de 2014, en una zona donde está la columna y la médula espinal. Por momentos nos tememos lo peor, ¡no puede ser!. Pero Dios cuida de estos hombres que se juegan la vida delante de un toro para crear un Arte único. Solo así soy capaz de entender que David Mora se recupere, y tome de nuevo la muleta como si no hubiera pasado nada. Se va hacia Malagueño y se planta por estatuarios sin pensárselo dos veces. Es el inicio de una sinfonía taurina que terminaría en apoteosis. El toro comienza a embestir con una clase suprema. El maestro torea templado, con la mano diestra, muletazos largos, profundos, ligados, la mano baja, olés rotundos, remate con una trinchera y un pase de desdén que hacen que la plaza se venga abajo. Ovación atronadora. Sigue en redondo, elegante, toreo hondo, emoción a raudales en cada pase, el toro humilla, es noble y bravo, repite y no se cansa. Tampoco Mora se cansa de torear, ¡qué belleza, que figura la del maestro, máxima plasticidad, pura estética!. Surgen ligados redondos largos, templados, eternos, enroscándose al Alcurrucén a la cintura, es la locura, los olés se deben oír desde la Coruña hasta Valencia, desde Bilbao a Cádiz, las ovaciones hacen temblar los cimientos de la Monumental. Es el delirio, la emoción a flor de piel, el madrileño cada vez torea más bajo y profundo, el toro no para de embestir, indescriptible, algo único, ¡la grandeza de la Fiesta!. Se cambia la muleta a la mano izquierda. Naturales hondos, la mano baja, arrastrando la muleta por la arena, barriendo el suelo, la figura compuesta, todo torería. Los olés ya ni sé donde se estarán escuchando, los naturales surgen de la muleta de Mora con una limpieza y una pureza infinita. Además mide la faena ala perfección, sabe que es el momento de tomar la espada, no hay que largar en exceso, la medida es ahora la perfecta. Los últimos naturales tienen un sabor intenso, dejan un regusto como el final de los vinos buenos, con clase y elegancia, para dejar al toro perfectamente colocado para entra a matar. El estoconazo es de antología, como la faena de Mora. El toro cae rodado sin puntilla, fulminado al instante. Los tendidos de Las Ventas se tiñen de blanco, un mar de pañuelos los inunda, la emoción es incontenible. Dos orejas rotundas para David, hoy convertido en un Goliat de la Tauromaquia. Pañuelo azul en el palco y vuelta al ruedo para Malagueño, que si no es el toro de la feria, ¡como será el que le supere!. Vuelta al ruedo también antológica, lenta, bajo una grandísima ovación, con los mozos descubiertos, como manda la norma, premio para un excepcional animal, que ha reunido todas las cualidades posibles en un toro de lidia. Antes de recibir las dos orejas corre Mora a recoger su montera de manos del Dr García Padrós, ambos se funden en otro inmenso y sentido abrazo, y comienza una de las vueltas al ruedo más emotivas que he visto en mi vida, el torero está feliz y los aficionados aún más, es un sueño ¡qué bonita y qué grande es nuestra Fiesta!.
Difícil, realmente difícil para mi, contar más sobre la tarde de hoy en Las Ventas. Todo lo anterior está contado y escrito desde el sentimiento y la emoción, lo que es el toreo. Pero sería una injusticia y una falta de respeto para los otros dos integrantes de la terna dejarles a un lado. Para esta decimoctava de abono se anunciaban seis toros de Alcurrucén, encaste Nuñez, para mi gusto muy bien presentados, de buena presencia, variados de hechuras, muy serios, de buen juego el primero, encastado y exigente, fuera de serie Malagueño, horrible el cuarto, un manso, complicados y con peligro quinto y sexto.
Diego Urdiales tan solo ha tenido un toro, el primero, porque el cuarto, "Mañico", ha sido, con diferencia, el peor del encierro. Era bonito de hechuras, recogido, serio, astifino, terminado en puntas. Desde salida va distraído, sin fijeza, marcada querencia. Ni va al capote, lo rehuye, al caballo que monta Manuel José Bernal no quiere verlo ni en pintura, manso, se duele nada más sentir la puya, huye. hay que picarlo, mejor dicho, pincharlo, por que no se deja más, en terrenos del 8, del 10, del 1 para acabar en el caballo de guardia en terrenos del 4. Más de lo mismo en banderillas, parado, esperando, cortando, con peligro. clavan los pares con valor y riesgo "El Víctor" y Juan Carlos Tirado. faena de muleta no ha existido, imposible. Trapazos de Urdiales en terrenos del 1, el toro huye hasta de esto, se va siempre camino de las tablas. Lo despacha por la vía rápida. Quizás podía haberse colocado y haber intentado o hecho que intenta dar un pase, pero en un caso como el de este toro yo agradezco la brevedad, no necesito que Urdiales se justifique y alargue artificialmente la nada. Mata de estocada entera colocada con gran habilidad. Lo mejor, sin duda, la solvencia con la espada y la brevedad. Ya había tenido en el primero una , a mi modo de ver, una buena actuación. Toro largo, bajo de agujas, cuajado, abierto de pitones, muy serio este "Heredado". Distraido de salida, puntea en el capote de Urdiales, echa las manos por delante, no se emplea, desluce el saludo del riojano. Entra bien al caballo que monta Manuel Burgos, humilla en el peto, empuja con celo, cae trasero el primer puyazo, tiene que rectificar, medido el castigo en el segundo. En banderillas corta y aprieta complicando la labor de Víctor Hugo "Pirri" y Juan Carlos Tirado, quienes resuelven la papeleta con oficio. Se mueve en los primeros compases, repite. Primera serie por el pitón derecho templada y baja, con emoción. Asoman los primeros olés, preciosa la trinchera de remate en esta serie. Prosigue por el lado derecho, el Alcurrucén persigue la muleta con codicia, mete bien la cara en el arranque del muletazo pero a mitad de recorrido echa la cara arriba y puntea el engaño. Toro exigente ante el que hay que tener todos los sentidos alerta. Hay que bajarle la mano y someterle, así lo hace el riojano en la siguiente tanda en redondo, con más temple, más ligada y baja, coreada con olés. Precioso el remate con un pase de pecho cosido a un trincherazo, fuerte ovación para Urdiales. El toro se está quedando, acorta la embestida y cabecea, serie menos limpia que las anteriores, toca la tela al final de cada muletazo. Por el pitón izquierdo tiene menos claridad en la embestida, más brusco, la cara aún más arriba, buscando, deslucido toreo al natural. El toro se apaga del todo, se defiende, hay que entra a matar. Un pinchazo, otro más hondo y cinco golpes de descabello afean la que, a mi modo de ver, ha sido una digna y meritoria actuación del riojano ante este exigente toro, con pasajes de buen toreo, que quizás hubiera tenido otra recompensa de haber acertado con los aceros.
Por tercera vez hacía el paseíllo Andrés Roca Rey en este San Isidro. El primero de su lote, "Doctor", es un animal de preciosas hechuras, de imponente presencia, musculado, cornidelantero, acucharado, muy serio, armado con dos auténticos leños, con mucha cara. Complicado con el capote, aprieta, no permite mucho lucimiento, difícil pararlo, algo distraído. Empuja bien en el caballo, empleándose, derriba en el primer encuentro a Manuel Molina, que mide el castigo en el segundo puyazo. Colocan bien los pares Juan José Domínguez y Francisco Gómez, con riesgo, el toro mide mucho y corta. Brindis del peruano Roca Rey al público. Inicio de faena en terrenos del 1, metido en el tercio, muletazos por bajo, templados, con largura. El Alcurrucén no es fácil, cabecea, acorta la embestida, cuando le obliga por bajo y lo somete, protestan se revuelve. Creo que tenía bastante peligro sordo este tercero de la tarde, sobre todo por el pitón izquierdo. Como bien me apunta Raúl, busca los tobillos del limeño, acertadísima apreciación, pero también le busca las cosquillas por arriba, derrota con la cara alta cerca del cuello del torero. Me ha dado la impresión que no se le ha apreciado el peligro que encerraba este "Doctor" y que no se ha valorado justamente la labor de Roca Rey, es más, me ha parecido que cierto sector le tiene enfilado y viene con la escopeta cargada contra él. Pero valentía no le falta al muchacho. Por el pitón derecho le saca una serie tremenda jugándose los muslos, bajando la mano, con temple, serie de torero importante, sabiendo encontrar la distancia y el sitio que el toro precisaba. Por fin despiertan algunos olés. A mi me ha parecido que Roca Rey ha estado muy firme y con enormes arrestos ante este complicado toro, que se la ha jugado con verdad, sin postureos, con lo fácil que hubiera sido gesticular un poco y aliviarse, pero él no, él ha seguido delante de los pitones, aunque a la media docena de inconformistas, o mejor llamarlos revientafaenasdequienesdecidan, no les haya parecido bien. Sinceramente no sé la animadversión contra el peruano. Finaliza la faena con manoletinas ceñidas y un cambiado por la espalda que le roza la chaquetilla, coreadas con olés por la gran mayoría. Mata muy bien, entera arriba, marcando bien los tiempos y haciendo muy bien la suerte, apunte que también debo atribuirte a ti, Raúl, siempre acertado. Recibe ovación con saludos.
El sexto, "Caprichosito", también muy serio, magníficas hechuras, amplio de cara, desconcertante de salida, se frena ante el capote de Roca Rey, parece que le pasa algo en las patas, se queda como paralizado, pero es una falsa alarma. No se emplea en el capote del limeño, va suelto. pasa del caballo que monta Sergio Molina y se va hacia el que guarda puerta. almas de tango ante las malas cualidades que aparenta el animal. Por fin entra al caballo de contraquerencia, lo hace sin emplearse, dejándose pegar. tampoco ayuda en le tercio de banderillas, muy parado. Colocan los pares Francisco Durán "Viruta" y Francisco Gómez sin excesiva brillantez. Brinda a Mario Vargas Llosa, algunos le silban, no lo entiendo. Que yo sepa, el torero puede brindar a quien quiere, como si no brinda jamás, es cosa suya. Pero ya digo, me da la impresión que, por motivos que desconozco, algunos tienen en el punto de mira a Roca Rey, y todos sabemos donde se sientan. Inicio por estatuarios en el centro, dos cambiados por la espalda, ceñidos, angustiosos por la cercanía de los pitones. Buen serie por el pitón derecho, en los medios, templada, baja, muletazos de trazo largo. Palmas para el torero. Segunda serie por el derecho ligando los pases, con riesgo porque el toro se fija más en el toreo que en el engaño, pero el peruano ni se mueve, se lo pasa a milímetros, alarde de valor. Por el izquierdo consigue robarle naturales de mucho mérito, que hay que arrancárselos. Insisto, para mi muy bien Roca Rey, aunque a la media docena de siempre les dé por intentar amargarle la tarde. Pero no le debe importar demasiado, porque cuando el toro se apaga, acorta las distancias y se mete entre los pitones que le rozan la cadera y los muslos, desafiante, sin miedo, valiente y firme. Arrimón de verdad. Mata de entera arriba volcándose, estoconazo que hay que apuntar como candidato al mejor de la feria, como asegura otro de los habituales del tendido, Benito, el que cada tarde con sus prismáticos se encarga de desvelarnos si la estocada está arriba o defectuosa. Y si él lo dice, será. Ovación para el toreo, que finaliza aquí su mportante paso por este San Isidro, con Puerta Grande incluida a sus 19 años, algo que parece que la media docena de sabios no le perdona.
De David Mora parece que ya está todo dicho en su antológica faena a "Malagueño". Pues no, porque le quedaba el quinto, "Sucesor", precios toro, hecho cuesta arriba, menuda cara, dos velas por pitones, señalando al cielo de Madrid, el que ya había conquistado Mora. Aprieta en el capote, sin lucimiento. No se emplea en le caballo, se le castiga poco. Lo mejor lo hemos visto en el tercio de banderillas. Extraordinarios pares de Angel Otero, marcando los tiempos, sacando los palos de abajo, cuadrando en la cara, asomándose al balcón, para dejar las banderillas clavadas y salir andando airoso, con torería. Clamorosa ovación a la que responde saludando montera en mano. Brindis a Vargas Llosa, sentado en una barrera del 10. Inicio muy torero en terrenos del 10 y el 1, entre las rayas, flexionando las rodillas, templado, largo, por bajo. Embiste rebrincado, puntea la muleta, complicado, hay que bajarle la mano y hacer las cosas muy bien para poderle. Tiene peligro, acorta la embestida, se revuelve, busca carne, echa la cara arriba. Muy digno y valiente está el madrileño, no se esconde. Menos aún al natural, por el pitón izquierdo va muy corto, se queda a la mitad del muletazo, pero consigue sacar dos naturales de enorme mérito, templados. Vuelve a ponerse y exponerse con la diestra, muy por encima del toro David Mora, dando su cara profesional y comprometida. No hay más, se tira a matar y coloca una casi entera ligeramente trasera que es suficiente para terminar con este descastado quinto.
Tarde de emociones, primero por el reencuentro de David Mora con Las Ventas tras saludar de cerca a la muerte, posteriormente con su antológica faena a un toro también de antología, este "Malagueño" de Alcurrucén. Tarde de emociones que aún perduran y que tardarán en desaparecer. Emociones que hacen que me sienta orgulloso de mi afición, de la cultura y las tradiciones de mi Patria, España, y de su Fiesta Nacional, y que me hagan gritar bien alto, una vez más:
¡Viva España!, ¡Viva la Fiesta de los toros!
Antonio Vallejo
martes, 24 de mayo de 2016
17ª de abono: Silencioso adiós a los novilleros
Decía el pasado lunes, al finalizar la referencia a la segunda novillada del ciclo, que el colombiano Juan de Castilla contaba con papeletas más que suficientes para sustituir a Luis David Adame en la tarde de hoy, a la vista de la gravedad de la cornada recibida por el mexicano en su pierna. Aunque lo ha intentado las leyes de la medicina son inapelables, y una herida de ese calibre no se recupera en una semana, es imposible. Y así ha sido. Para la novillada de hoy, la última de este San Isidro, se contaba con el salmantino Alejandro Marcos, que causó una muy buena impresión el pasado año por estas fechas, llegando a torear hasta cuatro tardes en Las Ventas a lo largo de la temporada, siendo así el novillero que más tardes actuó en Madrid, el peruano Joaquín Galdós, también presente el pasado San Isidro resultando cogido en su primer novillo para regresar en otoño dejando buenas sensaciones, y el ya referido Luis David Adame. Caido del cartel el mexicano es Juan de Castilla, como se preveía, su sustituto, ganada merecidamente tras su actuación el pasado lunes lidiando cuatro novillos por los percances de sus compañeros de terna. Novillero que, como los otros dos que compartían cartel, estuvo, a mi modo de ver más que digno, con una disposición innegable, por encima del juego de los novillos aunque, como todo en esta Fiesta, es opinable y discutible, como ocurrió la pasada semana. Si a muchos nos pareció que la novillada de El Montecillo no estuvo a la altura y que los novilleros anduvieron por encima, a otros muchos les pareció lo contrario. Crónicas y críticas he leído para todos los gustos, pero sigo pensando que, con los defectos lógicos del que está empezando en esto del toreo, los tres jóvenes se mostraron solventes, serios, con raza y casta, como dije entonces, aunque algunos les han tachado de poco profundos, con más postureo que fondo y han ensalzado a los novillos. Totalmente respetable, pero yo lo vi de distinta manera. Esta es la grandeza de la Fiesta, lo contrario sería monótono y aburrido, un "pensamiento único" que no beneficia en nada. Eso sí, todos creo que coincidimos en que esa tarde fue realmente entretenida, alejada del aburrimiento que ha presidido otros días, bien por los utreros, bien por los novilleros o por ambos a la vez.
Seis utreros han pasado el reconocimiento y han sido aprobados para esta tarde por el equipo de veterinarios, los seis del hierro La Ventana del Puerto, perteneciente a Puerto de San Lorenzo, la ganadería salmantina de origen Atanasio-Lisardo: "Huracán", 494 Kg, "Lituanillo", 469 Kg, "Resistemucho", 519 Kg, "Parasolillo", 522 Kg, "Lavandero", 533 Kg y "Bonoloto", 526 Kg, bien presentados en general, serios, variados de hechuras, pero salvo primero y tercero, de poco juego y escaso lucimiento.
El que sale en primer lugar es todo un toro, muy serio, cornidelantero, abierto de pitones, con cara, magníficas hechuras. Se mueve en el capote de Alejandro Marcos, torea a la verónica, sin demasiada fijeza, algo suelto el utrero. Mejora algo en el caballo de Óscar Bernal, toma dos varas, empuja, mete la cara abajo. Quite de Galdós por delantales y una buena media de remata. En banderillas reina el desorden, mala lidia, mala colocación de los peones, posiblemente porque el toro sigue a su aire, distraído, complicando la colocación de los palos. Brinda al público e inicia la faena por bajo, muletazos con gusto. Primera serie en redondo, templado, el novillo pasa con clase pero sin vaciarse. Le cuesta encontrar la distancia que pide el novillo, saca una tanda en redondo con cierto temple y ligazón donde da muestras de su toreo clásico. Pero es por el pitón izquierdo donde la faena toma vuelo, el novillo va más largo y humilla más, tiene clase el de La Ventana. Buena serie de naturales más hondos, ligados, para rematar con un molinete y un buen pase de pecho. Buen toreo del salmantino con la izquierda, sigue por ahí, relajado y confiado. En uno de los naturales se descubre Marcos y es prendido sin llegar a caer. El novillo se está quedando, protesta, se defiende, insiste al natural pero la faena decae, pierde emoción, con Alejandro Marcos derrochando disposición, sin apartarse de la cara del toro. Estatuarios finales, en uno de ellos el novillo le engancha, lo voltea y caea al suelo en una postura muy fea, queda inconsciente unos segundos, se incorpora pero está confuso, se lo quiere llevar la cuadrilla, se niega a ello, tira y afloja hasta que al final se recupera del tremendo golletazo y sale a matar al novillo en medio de una gran ovación. Mata de entera volcándose entre los pitones. Petición insuficiente y vuelta al ruedo para el salmantino, quien deja una buena imagen en este primero de su lote.
El segundo es más corto, más recogido y abrochado que el anterior. Buenas verónicas de saludo del peruano Joaquín Galdós, como en el utrero anterior se va suelto, sin excesiva fijeza. Entra al caballo que monta Felipe López, primero cabecea pero termina encelándose, empuja, se emplea. Por cierto, al arrancarse la caballo hace un extraño en ambos puyazos, como si tuviera un defecto de vista, no es normal la trayectoria que traza para llegarse hasta el peto del equino. Quite de Galdós a la verónica, excelentes, lentas, parsimoniosas, bellísima la media de remate. Replica Juan de Castilla, aprovechando su turno de quite, también a la verónica, muy en novillero. Contrarréplica de Galdós, chicuelinas ceñidas, a manos bajas, coreadas con olés, bueno el toreo de capa del peruano. Banderillas de trámite, sin más, a cargo de Víctor Hugo "Pirri" y José Antonio Maqueda, correctos. Brinda al cielo, a su compatriota Renatto Motta, fallecido días atras en una plaza peruana. Inicia el trasteo por bajo, con gusto, muletazos suaves, sin obligarle porque a la mínima pierde las manos. Torea bien el peruano, en redondo, templado, haciendo bien ñas cosas, pulcro, técnico, pero sin emoción, a media altura, no puede bajar la mano ni obligarle por la falta de fuerzas del novillo. No llega al tendido, falta la famosa transmisión. Por el pitón izquierdo surgen natural e sueltos, el novillo ya muy parado, aguanta Galdós y traga un par de parones entre los pitones. Poco más queda por hacer. Mata de entera caída. Silencio para Joaquín Galdós.
Alto, un poco zancudo, hecho cuesta arriba, con algo menos de cara, poco cuello, astifino pero aparenta menor presencia a pesar de sus 519 Kg el tercero. Embestida sin definir, aprieta hacia dentro en el capote de Juan de Castilla, a veces se frena antes de llegar al capote y otras se cuela por ambos pitones. Mal picado, trasero y simplemente señalado, el utrero huye del caballo de Teo Caballero, no quite saber nada de pelea. En banderillas es complicado, aprieta de nuevo hacia tablas y corta el viaje, difícil trance para Miguel Ángel Sánchez y Diego Valladar, que pasan lo suyo. Brinda al público. Bueno el inicio de faena en los medios, flexionando la rodilla, por bajo, toreo largo y templado, rematado con un magnífico pase de pecho, olés en los tendidos. Hasta cuatro tandas de calidad le ha pegado Juan de Castilla por ese pitón derecho, todas templadas, con ligazón, encontrando la distancia, bien colocado, carga la suerte, con lo que el conjunto gana en emoción y llega a los tendidos, entregados al colombiano desde los primeros compases de la faena, también gracias a la nobleza y la clase del de La Ventana. Extraordinario resulta un cambio de mano lentísimo y el de pecho que le sigue, de pitón a rabo, gran ovación para el de Medellín. Por el pitón izquierdo no va igual, se defiende, protesta, los naturales surgen suelto, sin la ligazón y la emoción anterior. Vuelve al pitón derecho, el mejor del novillo, para finalizar la faena con una buena serie en redondo, citando más corto, templado, con más exposición y riesgo y la consiguiente emoción. Adornos por bajo para cuadrar al utrero y entrar a matar. Lástima de los dos pinchazos y la entera caída, quien sabe si manejando mejor los aceros hubiera tocado pelo. Ovación para el toro en el arrastre y silencio para el colombiano, castigado por la espada, en mi opinión.
Salta el cuarto, precioso de hechuras, más bajo, cuajado, muy serio, con mucha cara. Suelto de salida, sin fijeza. Le cuesta a Alejandro Marcos meterlo en el capote, finalmente logra sacar unas verónicas con suavidad. En el caballo no se emplea, toma dos varas sin castigo, igual que en banderillas, moviéndose sin fijeza, deslucido tercio. Inicia el toreo en redondo, el novillo es gazapón, le pone la muleta el salmantino, cabecea, puntea las telas, todo resulta soso, y eso que Marcos se pone por ambos pitones, lo intenta, el animal pasa, pero sin clase alguna, sin gracia ni chispa, mucha voluntad y ganas pero cero de emoción. Para colmo mata mal y recibe silencio como despedida de este San Isidro.
Grande el quinto, el de más peso, serio, abierto de pitones, con cuello. Torea muy bien de capa el peruano Galdós, verónicas con suavidad, con mucho gusto. Cabecea en el caballo de Alberto Sandoval, sin emplearse, empujando con un solo pitón. Bonito quite de Juan de Castilla por tafalleras que remata con una larga de rodillas, ovación desde los tendidos. Complicado en banderillas, lleva la cara arriba, aprieta, buenos pares de Raúl Adrada y José Antonio Maqueda, con limpieza, cuadrando en la cara. Ovación para ambos. Desde el inicio de la faena deja bien claras sus intenciones el de La Ventana. Se va suelto a tablas. Se dobla Galdós, lo saca hacia los medios y ahí le presenta batalla por el pitón derecho. Poca clase en la embestida del novillo, sin raza, protesta cada muletazo, grandes dosis de paciencia de Galdós, técnicamente bien, pero el trasteo carece de emoción. Por el pitón izquierdo es aún peor, rehuye el engaño, se defiende, no embiste, derrota, absolutamente imposible. Mata mal, de bajonazo saliéndose descaradamente de la suerte. Silencio es el balance en la despedida de Joaquín Galdós, que ha dejado muestras de su buen toreo de capa.
El último del encierro es muy serio, abierto de pitones, con mucha caja, en la gran mayoría de plazas pasaría por toro, aunque para mi gusto no es bonito de hechuras. Al igual que todos sus hermanos, sale suelto, sin fijeza en el capote, a su aire. Lo lleva Juan de Castilla al caballo que monta Antonio Jesús Apresa galleando por rogerinas, un tanto aceleradas y deslucidas por los enganchones del novillo. Cabecea en varas, complicado, se revuelve, mal picado finalmente, traseros y rectificados los dos puyazos. Con peligro en banderillas, cortando le viaje y echando la cara arriba, dificultades para Manuel Macías y Diego Valladar. Embestida rebrincada en la muleta del colombiano, le da distancia, trata de someterlo haciéndole humillar por el pitón izquierdo, por donde salen algunos naturales de más calidad, más limpios, sin tocar el engaño, y más largos. Por el pitón derecho no pasa, se queda muy corto, se da la vuelta y busca. Pese a ello saca una serie en redondo de mérito, ligando los muletazos muy en corto. Pero todo lo que hace no llega al público, que me da la impresión que ha desconectado, visto lo poco que se puede sacra del novillo, y solo piensa ya en salir, que se va haciendo tarde.Se le pide que abrevie, y creo que alarga demasiado, aunque comprendo las ganas del novillero, pero también pienso que alguien desde el callejón debería decirle algo y explicarle que alargar la faena de forma innecesaria va en su contra. Bernardinas finales deslucidas, con el utrero muy corto, se suceden dos enganchones y el conjunto resulta insulso. Mata de pinchazo y entera. Silencio para Juan de Castilla, el héroe del pasado lunes.
De esta forma se han cerrado las novilladas en este ciclo 2016. Entretenida la primera, accidentada la segunda y decepcionante la tercera. Al menos este año hemos visto que los novilleros han venido a Madrid con la maleta llena de ganas, con las carencias y limitaciones lógicas de su escalafón, con mejor o peor fortuna, pero plenos de disposición, es lo mínimo que se les puede pedir. Para mi, en general, les doy un notable a su paso por este San Isidro, aunque su adiós haya sido en una tarde triste y deslucida como la de hoy, en la que ha reinado el silencio, tan solo roto por Alejandro Marcos.
Antonio Vallejo
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