jueves, 5 de mayo de 2016

San Isidro: 70 aniversario


Un día, tan solo un día queda para que se abran las puertas a un nuevo San Isidro, en su setenta edición ya, parece mentira. Mucho ha pasado a lo largo de estos años en la arena de Las Ventas, temporada tras temporada se ha ido forjando su leyenda, ganándose el respeto, el prestigio y el reconocimiento general para llegar a ser considerada la primera feria del mundo en la primera plaza del mundo, los mundiales del toreo, los juegos olímpicos de la Tauromaquia. Madrid es quien dicta sentencia, quien da y quien quita, es el escaparate de la Fiesta Nacional al mundo entero, el epicentro del planeta toros. ¿Y cómo ha conseguido este lugar de privilegio?. A base de seriedad, rigor y exigencia a todo aquel que hace el paseíllo en Las Ventas, pero también a base de saber, de sensibilidad y generosidad a la hora de premiar el arte. Madrid exige, sí, pero cuando se entrega es única. Y creo que la empresa Taurodelta ha tenido muy en cuenta la historia y el prestigio de San Isidro ganado a lo largo de estos 70 años para confeccionar los carteles que se nos presentan a partir de mañana 6 de mayo a las siete de la tarde, día y hora en la que clarines y timbales anunciarán el primer paseíllo. Mucho y bien se ha hablado ya de la elección de ganaderías, matadores, novilleros y rejoneadores, poco hay que repetir, sería cansino, a la vista está. Difícil es encontrar una tarde sin atractivo, sin un nombre que nos invite a soñar en lo grande del toreo, en faenas redondas y triunfos sonoros. En lo personal voy a echar de menos a Joselito Adame (no entro a juzgar los porqués de su ausencia) y sobre todo a José Antonio Morante de la Puebla, el maestro sevillano. Sí, como morantista que soy y que llevo a gala serlo, voy a sentir ese vacío, me va a faltar ese cosquilleo los días que torea el duende, será grande la ausencia del pellizco que solo Morante es capaz de generar cuando toma su capote o su muleta. Pero todo no puede ser. 
En cualquier caso, por delante 31 días de toros, 31 días de Fiesta, 31 días de arte, 31 días para que los aficionados y quien quiera vaya a Las Ventas y quien no quiera, no pueda o no le guste se quede en su casa, vaya al Retiro a pasear o a tomarse una caña a un bar, pero que nos dejen disfrutar de lo nuestro, que para eso lo pagamos (y doy fe que cuesta un pico) con el correspondiente IVA del que luego se benefician los talibanes antitaurinos. 
Por último, y una vez más, reclamar una asistencia masiva a los toros, que los tendidos de Las Ventas se muestren a rebosar, lleno tras lleno, tarde tras tarde, en una demostración al mundo entero de lo grande que es nuestra Fiesta. Y ahora, a soñar con esa Puerta Grande abierta muchas tardes con los toreros saliendo a hombros camino de la calle de Alcalá.

Antonio Vallejo

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