sábado, 21 de mayo de 2016
14ª de abono: "¿Qué vas a contar?"
Viernes, tarde calurosa, con un sol radiante, lo habitual en estas fechas de segunda quincena de Mayo, lejanos y en el olvido los días de lluvia de principio de feria, lleno absoluto en los tendidos, cartel de "no hay billetes" en las taquillas. La verdad es que no era para menos; toros de Alcurrucén, encaste Nuñez, para Julián López "El Juli", Sebastián Castella y José Garrido, que confirmaba alternativa. Previo a la corrida, un pequeño debate se instaló entre los que estábamos allí. La duda era si Enrique Ponce había estado acertado o había cometido un error al brindar uno de sus toros al Rey emérito D. Juan Carlos lanzándole la montera de espaldas, o si debía haberlo hecho de frente, mirándole a la cara. Opiniones para todos los gustos, que si es a los hombres a los que se les lanza de espaldas, que si es a las mujers, que da igual, que a un Rey nunca de espaldas….Duda resuelta gracias al gran amigo y aficionado que es el maestro Raúl, quien esta mañana se ha encargado de buscar lo que dice la norma y me lo ha enviado en un mensaje que reproduzco: "Llegado a la barrera frente a las localidades que ocupan el homenajeado o los homenajeados el torero se desmontare y les dedica unas palabras. Es costumbre también arrojar la montera a la persona o personas objeto del brindis. El matador se coloca de espaldas, caso de que el favorecido sea un hombre, aunque sea el Rey o una autoridad, y de frente si es una mujer". Inestimable ayuda la tuya, maestro. Y lo hemos pasado muy bien, la verdad, un tarde extraordinaria….en el capítulo gastronómico, porque el bueno de Javier ha venido preparado con un magnífico queso extremeño aderezado con pimentón de la Vega, un chorizo y un salchichón ya cortado y perfectamente preparado para degustar que han hecho las delicias de todos los que a diario nos sentamos en este área del tendido 1. Y ha habido, como suele ser habitual en los toros, división de opiniones: A unos les ha gustado más el chorizo, a otros el salchichón y Raúl ha pasado del queso, desconozco la razón. Y así ha ido pasando la tarde, ayudada por tragos de un buen Ribera que también traía preparado en una fantástica bota de vino. Sería alrededor de las 21:25 horas cuando salíamos charlando de la plaza de toros, momento en el que Carmen, con gran tino, escogiendo el momento adecuado, se ha quedado mirándome y me ha preguntado: "¿qué vas a contar hoy?". Pues esto, Carmen. Te lo dije ayer y lo confirmo ahora, gracias por resolverme el enorme problema de qué y como contar lo de ayer, incalculable el valor de tu pregunta, la resolución a todas las dudas. Esto es lo que cuento de lo de ayer, porque de lo que ha pasado en la arena de Las Ventas hay poco, muy poco que resaltar. Ahora que es época de ciclismo, concretamente en estos días s disputa el Giro de Italia, la corrida de ayer se asemeja mucho a esas etapas llanas, en las que pasan kilómetros y kilómetros anodinos, aburridos, sin nada de emoción, todo en una línea de monotonía, sin emoción alguna, en las que tan solo en alguna meta volante, una pequeña cota intermedia o el sprint final, se rompe esa línea plana. Ha sido José Garrido el único que ha puesto un poco de pimienta para sacarnos del tedio en el que discurría la corrida. Mucha disposición y ganas en le confirmante, atrevido y valiente, con una serie de rodillas en el centro del ruedo en redondo al inicio de faena del toro de su confirmación culminara con un pase de pecho también de rodillas. Luego ha estado un tanto atropellado, puede ser, quizás le hayan podido las ganas de hacer mucho y demostrar mucho, pero después de ver toda la corrida, ponerle pegas a este joven matador me parece absurdo. Como el quite de rodillas que ha hecho al sexto, por faroles y caleserinas, espeluznante por el riesgo. Yo, salvo la larga cambiada a porta gayola, no recuerdo a ningún matador toreando de capote con ambas rodillas en el suelo. Además se ha pegado un arrimón en este sexto con mucha dignidad. Lo dicho, Garrido ha sido la meta volante, la cota algo animada a mitad de carrera o el sprint final que ha roto el sopor generalizado de la tarde de ayer. Sopor propiciado, a mi modo de ver por las malas condiciones de los de Alcurrucén. Muy serios, de acuerdo, entipados, muy Nuñez, alguno, como el quinto, precioso de hechuras, pero todo fachada, por dentro nula casta, sin contenido, vacíos de raza. Como estos edificios que hay en algunos barrios de Madrid, se ve bastante en le de Salamanca y Chamberí, que se derriban por dentro conservando la fachada para luego rehabilitarlos, algo muy en boga en los últimos años, peor que durante el proceso de rehabilitación son solo fachada teniendo la nada como contenido. Eso han sido, a mi modo de ver, los toros de hoy. Pocas opciones, muy pocas, para Juli y Castella, que han estado muy técnicos, ortodoxos, intentando sacar algo de sus lotes, pero todo sin pizca de emoción, sin transmisión alguna. Menos mal que teníamos el queso, el chorizo, el salchichón y el vino, en mi caso cerveza, no me gusta el vino en bota, que ha salvado la tarde. He leído esta mañana a Paco Mora en Aplausos, donde reflexiona sobre lo triste y aburrido de la tarde de ayer y apunta un detalle que, en parte hemos comentado en el tendido en el sexto y último toro, cuando el público, y en concreto el sector más duro y crítico de la plaza, ha estallado en una sonora bronca con toda la razón del mundo ante el pobre espectáculo que habíamos presenciado. Muy paciente ha estado la plaza, mucho ha aguantado hasta decir basta. Síntoma de educación, muy bien esta vez, comportamiento ejemplar en la paciencia y en la bronca, totalmente justificada y en le momento oportuno. Pero añade Mora una reflexión en la que yo no había caído, que pude ser algo negativo si se mira desde el punto de vista que la gente pensar que esto ya no tiene remedio y ha decidido que ya no merece la pena ni enfadarse después de ver día tras día la falta de casta, raza y fuerza del ganado. Ojo, que es muy fácil echar la culpa solo al toro y al ganadero, pero en el resultado final influimos todos; ganado, ganaderos, autoridad, toreros y también los aficionados, que nadie se esconda ni eluda su parte de responsabilidad. Motivos para reflexionar hay, desde luego.
Así que gracias de nuevo por haber hecho posible escribir esto. A Javier por su vianda, que ha hecho más llevadera la tarde de ayer, a Raúl por aportar luz a la duda y resolverla, siempre aprendo algo de ti, maestro, y especialmente a Carmen por hacerme tan acertada pregunta: ¿Qué vas a contar hoy?. No sé si te habré resuelto la cuestión.
Antonio Vallejo
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