jueves, 19 de mayo de 2016

12ª de abono: Talavante, bravura y casta


Tras el paréntesis de ayer con la tradicional corrida de la Prensa, se retomaba esta tarde el abono isidril con otro de los carteles estrella de la feria. Con el  "no hay billetes" colgado en las taquillas, los prolegómenos de la corrida presentaban el aspecto habitual de estas ocasiones, ir y venir de aficionados y caras conocidas por la explanada de Las Ventas, largas colas en las puertas de acceso a la plaza, pasillos repletos de gente por los que es casi imposible transitar, los bares instalados en el interior vendiendo más de todo lo que llevan de feria y el complicado acceso al tendido de estos días. Máxima expectación, los tendidos rebosantes, todos expectantes para ver al riojano Diego Urdiales, que cuajó una extraordinaria temporada 2015, catapultado por el rotundo triunfo en las Corridas Generales de Bilbao al cortar tres orejas en la corrida de Alcurrucén, y los extremeños Miguel Angel Perera, máximo triunfador del San Isidro 2014, y Alejandro Talavante, que hacía su tercer y último paseíllo en este San Isidro y cuya carrera viene jalonada por cuatro Puertas Grandes en la plaza madrileña. No es extraño, por tanto, la expectación y el aspecto esplendoroso de la Monumental en la tarde de hoy. A todo la anterior hay que sumar los toros anunciados, Fuente Ymbro, la ganadería gaditana de origen Domecq Díez y que cuenta en su haber numerosos triunfos en Madrid y en otras plazas de primera españolas, sin olvidar que un toro de este hierro, Agitador, lidiado por Paco Ureña el pasado San Isidro, optó al premio a mejor toro del ciclo. Seis toros bien presentados, parejos de hechuras, entipados, muy en Domecq, serios, bien armados, astifinos, pero si excesos ni aparatosidad por delante, nobles en general, manso de libro el sexto, quizás el mejor el tercero, manejable pero al que le faltó un punto de empuje,  faltos de raza y escasos de fuerzas en general.
Al finalizar el paseíllo se guardó un respetuosísimo minuto de silencio por el trágico fallecimiento del novillero peruano Renatto Motta, 20 años de edad el muchacho, mortalmente corneado ayer por un utrero en la localidad andina de Malco. El toreo es gloria pero también es drama, un hombre frente a un toro, que se enteren de una vez los malditos antis.

Diego Urdiales demostró la pasada campaña muy buenas maneras, con destacados triunfos, sobre todo el ya mencionado de Bilbao, que le colocaron en posición de privilegio en le escalafón y en las grandes ferias. Me imagino que esta tarde venía a Madrid con una maleta llena de ilusiones para matar una corrida de un hierro tan prestigioso como Fuente Ymbro. No s puede decir que empezaran bien las cosas. Su primer toro, "Soplón", es devuelto tras perder las manos aparatosamente tras salir del caballo en el segundo puyazo. Sale como primero bis un sobrero de Buenavista, de procedencia Domecq Solís, alto y largo, hecho cuesta arriba, serio. Saludo a la verónica, echa las manos por delante. Se va suelto al caballo, él solo, a su aire, toma una primera vara con empuje, se emplea. Segundo puyazo muy medido  por parte de Manuel José Bernal ante la aparente falta de fuerzas del toro. Se mueve en banderillas, colocan los pares Víctor García "El Víctor" y Juan Carlos Tirado con eficacia pero sin demasiada brillantez. Brinda al cielo el riojano Urdiales, supongo que al novillero peruano fallecido ayer. Inicio suave en la muleta, tanteo a media altura, sin obligarlo mucho porque si no el toro se cae. Le da distancia, el buenavista es pronto, se arranca, toreo templado con la diestra, sin demasiada emoción. Mejor la segunda serie, más reunida, con la mano más baja, pero hay que medir la altura para que el animal no se venga abajo. Es noble, mete la cara, repite, pero le falta fuerza y ese puntito de chispa que emocione y transmita. Mejora por el pitón izquierdo. Dos tandas de muy parecida factura, naturales sueltos la inicio, buscando la distancia y el sitio para terminar ambas series con naturales hondos con la mano baja de muy buena factura, sobre todo dos de ellos, muy profundos. Se escuchan los primeros olés. Vuelve a la mano diestra, buena serie en redondo con la mano baja, con temple. De nuevo los olés. El toro se apaga, no hay más que sacar. Monta la espada y coloca una estocada arriba insuficiente para hacer doblar al de Buenavista. Certero golpe de verduguillo para acabar con el toro. Ovación para Urdiales respondida con saludo desde el tercio.
El segundo del lote del de Arnedo, "Víbora", es imponente de presencia, todo un tío a mi modo de ver, veleto, tremendamente astifino, muy serio. Echa las manos por delante en el capote de Urdiales, no se desplaza, desluce el intento de saludo capoteo del riojano. No se emplea en varas, mejor dicho, en el simulacro del tercio de varas, porque se ha hecho poco más que señalar, una auténtica pena ver esto en un tercio fundamental para la lidia. Blandea de salida, algo que se sospechaba ya de salida. Tercio de banderillas deslucido, pares de trámite a cargo de Victor Hugo "PirrI" y Juan Carlos Tirado. Iba a decir que inicia con muletazos suaves la faena de muleta, ¿qué faena?, ¡si no ha habido faena!. Le planta cara Urdiales en las rayas del tercio, pero el fuenteymbro no va, tardo, cuando entra lo hace con cierta nobleza y bondad, pero le falta raza y fuerza. El trasteo se convierte en una sucesión de pases por ambos pitones con el torero riojano justificándose e intentándolo, pero carentes totalmente de emoción y transmisión. Al menos mata de estocada entera trasera y tendida, suficiente para hacer doblar al toro. Silencio para Urdiales, que se ha encontrado con un animal de nulas posibilidades.

Miguel Angel Perera no ha tenido suerte en esta tarde. Ha tenido que luchar contra tres  enemigos, los dos toros de su lote, muy flojos ambos, y un grupo de espectadores que, al menos me ha dado esa impresión, venían a la plaza de toros con guión ya escrito en el que el argumento era tratar de reventar como fuera la labor de Miguel Angel. Hacía falta prácticamente nada, cualquier excusa valía, para vocear desde sus asientos en contra del extremeño. Hoy le ha tocado a él, mañana será Ponce, otro día Juli, otro será Manzanares y así sucesivamente con los toreros que tienen en su punto de mira. Repito, bastaba un milímetro de descolocación para montar la mundial. El segundo, "Pelícano", cornidelantero, serio, proporcionado. Abanto de salida, sin fijeza en el capote de Perera. Mal picado por Ignacio Rodríguez, dos puyazos señalados y traseros, especialmente mal el segundo, en terrenos del 9, mala lidia, desordenada. Y gran parte de responsabilidad la tiene el matador, en este caso Perera, quien debe llevar al toro a los terrenos donde se debe picar, contraquerencia, así como ordenar al picador y la lidia. Cuando se hace mal hay que decirlo, pero no cargar contra él antes de que haga algo, eso es distinto. Quite por gaoneras de Talavante, el toro se va suelto hacia las tablas. Dos buenos pares de Javier Ambel a este segundo de la tarde, cuadrando en la cara. Brinda al público. Inicio de faena con la mano derecha en la segunda raya, traga dos pero sale suelto del tercer muletazo. Lo entiende Perera, firme, le coloca la muleta en la cara, sin quitársela, tapándosela, para recetar una más que notable serie por el pitón derecho muy templada y con ligazón, coreada con los olés de los aficionados… y las protestas de una docena escasa de espectadores. Segunda serie por el mismo pitón, esta con la mano más baja, templada y con ligazón, sometiendo al fuenteymbro, con poder, sin dejarle irse a donde quiere, metiéndole en la muleta. Nuevos olés y ovación, excepto para la docena que protesta algún centímetro de falta de colocación al ligar los redondos, algo que es incompatible, ligando no se puede estar permanentemente cruzado. Pero me ha dado la impresión que a Perera querían buscarle las cosquillas. Por el pitón izquierdo baja el nivel, embestida menos clara por ahí, echa la cara arriba, corta el viaje, se defiende. Deslucido el toreo al natural. Vuelve al pitón derecho, pero el toro se ve podido, huye al segundo muletazo y no quiere saber nada de la pelea. Todo está ya hecho. A mi modo de entender, por encima del toro Miguel Angel Perera, que lo ha sometido y toreado como precisaba hasta que se le ha acabado el toro, algo que ha ocurrido rápido. Pincha y mata de entera caída, muriendo el toro junto a la puerta de toriles. Silencio para Perera.
El quinto, segundo del lote de Miguel Angel Perera, "Embriagado", abierto de pitones, acucharado, serio y de buenas hechuras, no permite el toreo de capote. Entra con fuerza al caballo que monta Francisco Doblado, derriba en este primer encuentro. Empuja en la segunda vara, buena pelea del de Fuente Ymbro. Gran par de Curro Javier, extraordinario, reuniendo en la cara, asomándose al balcón, obligado a saludar montera en mano la ovación unánime de los tendidos.  Brinda al público. Inicio de faena muy suyo, en el centro, estático, pase cambiado por la espalda, muletazos con la derecha dejando la tela en la cara del toro, tirando de él, conduciendo la embestida con temple, el toro mete la cara abajo, para rematar con uno sensacional de pecho. Ovación y algunos pitos aislados de los disconformes. El toro se ve podido, se defiende con arreones, le vuelve a poner la muleta en la cara y somete al fuenteymbro por bajo, hasta el tercer pase en el que el toro, al sentirse dominado, se va suelto, huye del mando de Perera. A partir de ahí la embestida se vuelve bronca, se defiende, cabecea. Lo prueba por el pitón izquierdo, por ahí le recorrido es menor, se revuelve. Naturales sueltos deslucidos que hacen que regrese al toreo con la diestra. El toro va a menos, prácticamente a nada, se acaba. Acorta la faena y se va a por la espada ¡y ahora le pitan! cuando se han pasado gran parte de la feria silbando a los toreros que alargaban una o dos series más la faena ante toros parados y le pedían brevedad. En fin. Mata de un pinchazo y entera trasera. Silencio de nuevo. Aún le quedan más tardes a Perera, confiemos en él y su toreo poderoso.

Última actuación de Alejandro Talavante en este San Isidro. En el recuerdo la oreja cortada el pasado viernes 13. El tercero de la tarde, "Iluminado", serio, algo bastote, mete la cara en los lances a pies juntos de saludo, ejecutados con gusto. Entra fuerte al caballo de Manuel Cid, empuja, se emplea en el peto. El segundo puyazo simplemente se señala, mal endémico no solo esta tarde, mal generalizado ya. Deslumbra Juan José Trujillo en sus dos pares, extraordinarios, dejándose ver, cuadrando en la cara, dejando los palos reunidos, soberbio. Enorme la ovación para este sensacional torero de plata, a la que responde desmonterado. Inicio de faena por estatuarios en terrenos de la segunda raya del 6. Primera serie templada, sin obligar al de Fuente Ymbro, muletazos suaves por el hitón derecho. Palmas. Segunda serie de mejor factura, en la que hay un cambio de mano larguísimo, lento a rabiar, eterno. Fuerte ovación para el extremeño. Por el izquierdo protesta, se queda corto y se acuesta, al tercer natural prende a Talavante y lo lanza por los aires, afortunadamente sin consecuencias, solo un susto. Vuelve al pitón derecho, con decisión, intentando llevar al toro metido en la muleta. Lo logra en los dos primeros derechazos de la serie, al tercero se va suelto, le cita de nuevo y le coloca otra serie corta en redondo tapándole la cara para que no se vaya suelto. Gran lección de pundonor y de poder de Talavante. Manoletinas finales para matar de estoconazo arriba fulminante. Petición insuficiente y saludos desde la segunda raya a la fuerte ovación que escucha.
El sexto es su último toro en este San Isidro. "Hurón" se llama, largo y alto, hecho cuesta arriba. Echa las manos por delante en el capote sin emplearse. Suelto, distraído, sin fijeza, marcando la querencia. Se va al caballo que guarda puerta. Atento, muy bien, Julio López desplegando su capote para llevárselo  de esos terrenos, buen braga, sí señor. Derriba aparatosamente al caballo y a Miguel Ángel Muñoz que es quien monta. Momentos de inquietud con el caballo tumbado, los monosabios alrededor intenso ponerlo en pie, el toro amagando con arrancarse hacia ellos, caos en el ruedo. Finalmente lo levantan y coloca un segundo puyazo con mucho castigo. Tercio de banderillas desordenado, pares de sobaquillo, entrando sin colocarse en el sitio y sin que todo el mundo esté colocado en el suyo. Inicia la faena Talavante con la mano izquierda en los medios. Huye de la muleta del extremeño, hacia las tablas. Va a buscarle a la primera raya del 5, se dobla con el toro, traga dos muletazos pero al tercero se va, y se va, y se vuelve a ir. Parece imposible sacar algo en claro de este manso de Fuente Ymbro, al menos eso creo que hemos pensado todos en la plaza. Todos menos uno, Alejandro Talavante, que con paciencia y conocimiento, ha plantado batalla al animal concediéndole todas las ventajas, en los terrenos que pedía, al abrigo de las tablas junto a chiqueros. Ahí se ha inventado una faena que solo debía existir en su mente. Ante la sorpresa general saca una tanda de naturales templados, ligados y bajos, suenan los olés. A esta le sigue otra sensacional con la izquierda, naturales buenísimos, mágicos, impensables segundos antes. Remata con un pase de pecho enorme que desata el delirio en los tendidos. Cambia a la derecha. Serie en redondo con mucha clase y gusto, muletazos ligados, la mano baja, uno cambiado por la espalda y el sensacional de pecho que pone a la plaza en pie, entregada y rendida ante la lección de toreo de Talavante. Adornos finales por bajo para entra a matar recibiendo, recto, colocando una estocada entera que pasaporta a este manso de Fuente Ymbro. Oreja  pedida con mucha fuerza, oreja de maestro del toreo.

Siempre hablamos de la casta y la bravura de los toros. Hoy, sobre la arena de la Monumental de Las Ventas, la casta y la bravura la ha puesto un hombre, Alejandro Talavante.

Antonio Vallejo

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