martes, 3 de mayo de 2016
Goyesca del 2 de mayo: Orgullo nacional
Sin duda que hay fechas en el calendario de cualquier nación que resaltan y exaltan su orgullo y su valor como Patria. Una de esas fechas en España, esta gran nación que tenemos a pesar de muchos, es la del 2 de Mayo, inicio de la Guerra de Independencia, ejemplo del valor de un pueblo, el español, frente a la invasión del entonces poderoso imperio francés. Fecha que cada año se conmemora en Madrid en recuerdo y homenaje a los héroes del 2 de Mayo y, en realidad, a España entera, con diferentes actos institucionales y la tradicional corrida de toros, la Fiesta Nacional, como se merece tan magno acontecimiento histórico. Y más este año, temporada que debe suponer también una guerra victoriosa frente al ataque a nuestra Fiesta, a nuestras tradiciones y a nuestra identidad como nación, frente a la prohibición basada en el odio, frente al insulto y la agresión injustificadas disfrazadas de falso animalismo.
Abría las puertas la Monumental de Las Ventas a una tarde primaveral, soleada, luminosa, de agradabilísima temperatura que invitaba a ir a los toros, con un cielo azul limpio que impregnaba de una luz especial a la maravillosa estructura arquitectónica del coso venteño, que hoy resultaba especialmente bello. Algo más de media plaza para ver una corrida la ganadería de José Miguel Arroyo "Joselito", el maestro madrileño que hoy debutaba como ganadero en esta su plaza de Las Ventas. Y digo bien esta su plaza, la del torero nacido y crecido a pocas a calles, en el barrio de la Guindalera, quien exactamente hace 20 años, el 2 de Mayo de 1996, escribía una de las páginas más grandes de la historia del toreo, al encerrarse en solitario frente a seis toros de El Torreón, Las Ramblas, Antonio Ordóñez y dos sobremos de Cortijoliva y cortarles seis orejas en una tarde apoteósica que llevaron al madrileño a su consagración como gran figura del toreo. Casualidad, capricho del destino o más bien tremendo acierto de la empresa al anunciar seis toros de los hierros de El Tajo y La Reina, procedencia Domecq Díez, propiedad de Joselito, el día del 20 aniversario de aquella triunfal goyesca, para los diestros Miguel Abellán, Iván Vicente y Juan del Álamo. Dos madrileños y un salmantino que saben muy bien lo que es cortar orejas y triunfar en Madrid. De Abellán poco se puede añadir, torero respetado y gran profesional, pleno de valor, entrega y arte. Iván Vicente dejó patente su toreo el pasado mes de agosto al cortar una oreja de peso a un toro de Gavira y se ha ganado su derecho a volver a Madrid en esta tarde y otra más que le resta en San Isidro. Y Juan del Álamo lleva una trayectoria en Las Ventas difícil de igualar, cortando una oreja por tarde en cinco de sus últimas seis actuaciones, rozando la Puerta Grande con la yema de los dedos. Cartel de lujo para tarde de lujo, la del 2 de Mayo, inicio de la lucha frente a la invasión francesa en 1808 e inicio de la lucha frente a la barbarie podemita en 2016.
Seis toros de buena presentación, cuatro de ellos cinqueños, desiguales de hechuras, serios y bien rematados por delante, astifinos, de juego y comportamiento variado, con una magnífico tercero, manejable y noblote el primero, bravo en varas el quinto pero a menos en la muleta, sosos y descastados segundo y cuarto y manso de solemnidad el sexto.
El primero,de 536 Kg, pertenece al hierro de El Tajo, en tipo al encaste Domecq, serio, bien rematado, bajo de agujas, bonitas hechuras. Mete bien la cara en el capote de Miguel Abellán que lo recibe a la verónica. Toma dos puyazos cabeceando, sin empleares, sale suelto del encuentro con el caballo Manuel José Bernal. Lo prueba Abellán con un quite por chicuelinas muy personales, con gusto y manos bajas, rematadas con una revolera. Tercio de banderillas de trámite por parte de Ramón Moya y José Antonio Prestel, resuelto con oficio, sin más. No parece sobrado de fuerzas el de El Tajo, si bien mete la cara con nobleza. Muletazos de inicio del madrileño en la primera raya, por bajo, templados y con recorrido. El toro se desplaza, humilla y repite, pero lo hace con poca chispa, noble pero soso, lo quehacer que el toreo en redondo de Abellán no llegue a conectar con los tendidos. Da un pasito más el madrileño y saca una serie por el pitón derecho colocándose en el sitio, muletazos templados, bajando la mano, ligados, que despiertan los olés del público. Pero al cinqueño le quedan pocas fuerzas, se va apagando, acorta el viaje, protesta los muletazos por ese pitón derecho. Por el izquierdo solo consigue sacar naturales sueltos a un toro que se ha vuelto tardo, que le cuesta un mundo obedecer al toque, sin emoción ni transmisión. Mata de media ligeramente contraria y trasera, más entera arriba con gran facilidad. Silencio para Abellán y tímidas palmas para el toro en el arrastre.
Salta el segundo, del hierro de la Reina, protestado de salida por falta de cara y escasa presencia, quizás algo escurrido por detrás, pero un toro armónico, musculado y muy armado y serio por delante. Reservón y dando muestras de ir justo de fuerzas desde los primeros lances con el capote. Tampoco luce en el caballo de Jesús Manuel Vicente, sin emplearse, cabecea y sale suelto. No apunta buenas maneras. Quite de Juan del Álamo por verónicas rematado con dos medias de gusto. Banderillas con oficio por parte de José Luis López "Lipi" y Jesús Robledo "Tito". Muletazos iniciales suaves del de Soto del Real, muy firme, llevando al toro en largo pero a media altura, sin poder obligar al de La Reina por sus escasa fuerzas. Cabecea y protesta por ambos pitones sin que Vicente pueda acoplarse en ningún momento. Faena de muletazos sueltos, sosa y deslucida ante un toro parado. Poco más puede hacer el madrileño a pesar de sus ganas. Mata de entera arriba y escucha tibias palmas en reconocimiento a su disposición.
El tercero, de El Tajo, magníficas hechuras, muy serio y bien rematado, ha sido con diferencia el mejor de la corrida. Verónicas de saludo tras una larga cambiada templadas, dando un paso adelante, cargando la suerte, ganando terreno al toro que dejan bien claro las intenciones con las que el salmantino Juan del Álamo ha venido a Madrid. Olés en los tendidos y primera ovación fuerte de la tarde. Tercio de varas sin excesivo castigo en el caballo de Óscar Bernal. Quite de Abellán por tafallera y gaoneras que no puede rematar porque el de El Tajo clava los pitones en la arena y se pega una voltereta de órdago, la primera que se lleva. Brilla Roberto Martín "Jarocho" en banderillas, colocando dos buenos pares, con pureza, bien reunidos y clavados. Brinda al público. Le da distancia, lo cita de lejos, le cuesta arrancar pero cuando lo hace va largo, repite y humilla por el pitón derecho, tanto que vuelve a clavar los pitones en el suelo y se pega la segunda voltereta, con lo que eso castiga al animal. Muy decidido el salmantino, toreando con temple, perfectamente colocado, ligando los muletazos por el pitón derecho, bajos, largos, rematados con magníficos pases de pecho. El máximo nivel llega en la tercera tanda con la diestra, sensacional, templadísima, lenta, ligada y con viaje largo. Nueva ovación para el de Ciudad Rodrigo. Por el pitón izquierdo la embestida es menos clara, el toro va a menos y los naturales surgen sueltos con el torero poniéndolo todo, adornándose con un farol y una trinchera muy vistosa. Manoletinas finales rematadas con un gran pase de pecho, escucha nueva ovación. Mata de entera tendida en el sitio suficiente para hacer doblar al toro. Oreja para Juan del Álamo, y ya es la sexta que corta en Madrid, con el toro, este buen toro encastado y con transmisión, aplaudido en el arrastre.
El cuarto, segundo del lote de Abellán, 525 kg, buenas hechuras y bien de presentación, serio aunque menos aparatoso que sus hermanos, con un pitón derecho que es un auténtico puñal. Poco lucimiento en los lances de recibo con el capote que le ofrece el madrileño, toro parado y que se va suelto, además de apuntar escasez de fuerzas. Tercio de varas que es un simulacro por lo medido del castigo, tanto que el segundo puyazo simplemente se ha señalado, levantando las protestas más que justificadas de un sector del público, el cual, con toda la razón exige la pureza del toreo y de este tercio fundamental para la lidia. Como he comentado, el toro es parado, lo que dificulta el tercio de banderillas, con riesgo y bien resuelto por Miguel Martín y Prestel. Brinda al público Abellán, se planta en los medios y lo cita en largo, llevando al de La Reina con la muleta a media altura, sin obligarle en los primeros muletazos. Toma la muleta con la mano derecha, el toro precisa series cortas, traga dos muletazos pero al tercero se va. Falta pimienta a la embestida, pasa pero sin emoción alguna, con la cara a media altura, sacando los muletazos uno a uno, sin ligazón, sin ese concepto tan repetido que es la transmisión y que es el que consigue encender a los tendidos. Muy por encima el madrileño, muy dispuesto, intentándolo por ambos pitones pero el de La Reina no traga ni un pase, totalmente imposible el lucimiento. Estoconazo hasta la bola con la imagen tan torera de Miguel Abellán sentado en el estribo del 8 esperando la muerte del toro. Ovación cariñosa al madrileño por su disposición y su torería, en espera de sus próximas actuaciones en San Isidro, la siguiente este viernes 6 de Mayo en la primera de feria.
El quinto, del hierro de La Reina, de 592 Kg, es un tío, un pedazo toro, cuajado, muy serio y astifino, magnífica presencia y preciosas hechuras, muy aplaudido de salida. Con decisión el recibo capotero de Iván Vicente a la verónica, adelantando la pierna, con el toro repitiendo con fijeza y bravura. Magnífico, extraordinario el tercio de varas a cargo de Héctor Vicente, con el toro galopando al caballo, empujando y metiendo los riñones con celo, y con el varilarguero clavando a la primera, sin rectificar y ¡delantero, como se debe picar!. Así es y debe ser la suerte de varas, básica para la lidia, además de tremendamente bella cuando se ejecuta como se debe. No extraña la gran ovación que se ha llevado el picador al retirarse por el callejón, merecidísima ovación. También se unen a la fiesta Joselito Rus y Jesús Robledo "Tito" con un gran tercio de banderillas, reuniendo en la cara del toro, que galopa con buen tranco. Brinda al público en vistas de las buenas condiciones que apunta el de La Reina, pero hay que ver aún si rompe y cómo lo hace. Desgraciadamente salimos de dudas pronto. En la primera serie por el pitón derecho se ve que embiste al tran-tran, sin demasiado recorrido, nulo de emoción, sin fuerzas, como si se hubiera vaciado en los primeros tercios. Se desinfla el globo y se desvanecen las esperanzas de triunfo, discurriendo la faena entre muletazos sueltos carentes de emoción y transmisión. Con buen criterio decide Iván Vicente Abreviar, toma la espada de verdad y pasaporta al toro de una entera desprendida. Silencio para el madrileño en espera de su próxima actuación isidril.
El sexto, 532 Kg, del hierro de La Reina es el más feo de hechuras, alto, corto de cuello y con la cara arriba. A por todas sale del Álamo sabiendo que tiene la Puerta Grande a su alcance. Larga cambiada y verónicas con decisión del salmantino, tratando de cerrar al toro, abanto y suelto. No humilla, la cara muy alta, toro para picar bien y delantero. Para mi se le ha picado mal, trasero y mínimo castigo, sin que el toro empuje ni se emplee en el caballo, la verdad sea dicha. Buenos pares de Pedro Vicente Roldán y Alfredo Cervantes con la dificultades lógicas que presenta un toro que lleva permanentemente la cara alta. No es nada fácil este toro de La Reina, embiste a arreones, hay que llevarle muy templado y alargarle la mano para "enseñarle" a embestir. Poco a poco se va acoplando el salmantino, con enorme decisión y técnica, bajando la mano, metiendo al toro en su muleta. Además hay que taparle la cara y rematar muy hacia dentro para evitar la tendencia del toro a salir suelto hacia tablas, manso de solemnidad. Pienso que la faena de Juan del Álamo a este toro ha tenido un gran mérito, que ha hecho un enorme esfuerzo ante un manso complicado, faena para aficionados y que valoro mucho por su entrega y disposición, además de valor y conocimiento de lo que es el toreo y lo que precisaba este toro. Mata de entera caída que resulta fulminante recibiendo una, a mi modo de ver, justísima y merecidísima ovación, aunque al de Ciudad Rodrigo le sepa a poco tras haber rozado una vez más el sueño de salir a hombros camino de la calle Alcalá.
Antonio Vallejo
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