martes, 24 de mayo de 2016

17ª de abono: Silencioso adiós a los novilleros


Decía el pasado lunes, al finalizar la referencia a la segunda novillada del ciclo, que el colombiano Juan de Castilla contaba con papeletas más que suficientes para sustituir a Luis David Adame en la tarde de hoy, a la vista de la gravedad de la cornada recibida por el mexicano en su pierna. Aunque lo ha intentado las leyes de la medicina son inapelables, y una herida de ese calibre no se recupera en una semana, es imposible. Y así ha sido. Para la novillada de hoy, la última de este San Isidro, se contaba con el salmantino Alejandro Marcos, que causó una muy buena impresión el pasado año por estas fechas, llegando a torear hasta cuatro tardes en Las Ventas a lo largo de la temporada, siendo así el novillero que más tardes actuó en Madrid, el peruano Joaquín Galdós, también presente el pasado San Isidro resultando cogido en su primer novillo para regresar en otoño dejando buenas sensaciones, y el ya referido Luis David Adame. Caido del cartel el mexicano es Juan de Castilla, como se preveía, su sustituto, ganada merecidamente tras su actuación el pasado lunes lidiando cuatro novillos por los percances de sus compañeros de terna. Novillero que, como los otros dos que compartían cartel, estuvo, a mi modo de ver más que digno, con una disposición innegable, por encima del juego de los novillos aunque, como todo en esta Fiesta, es opinable y discutible, como ocurrió la pasada semana. Si a muchos nos pareció que la novillada de  El Montecillo no estuvo a la altura y que los novilleros anduvieron por encima, a otros muchos les pareció lo contrario. Crónicas y críticas he leído para todos los gustos, pero sigo pensando que, con los defectos lógicos del que está empezando en esto del toreo, los tres jóvenes se mostraron solventes, serios, con raza y casta, como dije entonces, aunque algunos les han tachado de poco profundos, con más postureo que fondo y han ensalzado a los novillos. Totalmente respetable, pero yo lo vi de distinta manera. Esta es la grandeza de la Fiesta, lo contrario sería monótono y aburrido, un "pensamiento único" que no beneficia en nada. Eso sí, todos creo que coincidimos en que esa tarde fue realmente entretenida, alejada del aburrimiento que ha presidido otros días, bien por los utreros, bien por los novilleros o por ambos a la vez.
Seis utreros han pasado el reconocimiento y han sido aprobados  para esta tarde por el equipo de veterinarios, los seis del hierro La Ventana del Puerto, perteneciente a Puerto de San Lorenzo, la ganadería salmantina de origen Atanasio-Lisardo: "Huracán", 494 Kg, "Lituanillo", 469 Kg, "Resistemucho", 519 Kg, "Parasolillo", 522 Kg, "Lavandero", 533 Kg y "Bonoloto", 526 Kg, bien presentados en general, serios, variados de hechuras, pero salvo primero y tercero, de poco juego y escaso lucimiento.

El que sale en primer lugar es todo un toro, muy serio, cornidelantero, abierto de pitones, con cara, magníficas hechuras. Se mueve en el capote de Alejandro Marcos, torea a la verónica, sin demasiada fijeza, algo suelto el utrero. Mejora algo en el caballo de Óscar Bernal, toma dos varas, empuja, mete la cara abajo. Quite de Galdós por delantales y una buena media de remata. En banderillas reina el desorden, mala lidia, mala colocación de los peones, posiblemente porque el toro sigue a su aire, distraído, complicando la colocación de los palos. Brinda al público e inicia la faena por bajo, muletazos con gusto. Primera serie en redondo, templado, el novillo pasa con clase pero sin vaciarse. Le cuesta encontrar la distancia que pide el novillo, saca una tanda en redondo con cierto temple y ligazón donde da muestras de su toreo clásico. Pero es  por el pitón izquierdo donde la faena toma vuelo, el novillo va más largo y humilla más, tiene clase el de La Ventana. Buena serie de naturales más hondos, ligados, para rematar con un molinete y un buen pase de pecho. Buen toreo del salmantino con la izquierda, sigue por ahí, relajado y confiado. En uno de los naturales se descubre Marcos y es prendido sin llegar a caer. El novillo se está quedando, protesta, se defiende, insiste al natural pero la faena decae, pierde emoción, con Alejandro Marcos derrochando disposición, sin apartarse de la cara del toro. Estatuarios finales, en uno de ellos el novillo le engancha, lo voltea y caea al suelo en una postura muy fea, queda inconsciente unos  segundos, se incorpora pero está confuso, se lo quiere llevar la cuadrilla, se niega a ello, tira y afloja hasta que al final se recupera del tremendo golletazo y sale a matar al novillo en medio de una gran ovación. Mata de entera volcándose entre los pitones. Petición insuficiente y vuelta al ruedo para el salmantino, quien deja una buena imagen en este primero de su lote.
 El segundo es más corto, más recogido y abrochado que el anterior. Buenas verónicas de saludo del peruano Joaquín Galdós, como en el utrero anterior se va suelto, sin excesiva fijeza. Entra al caballo que monta Felipe López, primero cabecea pero termina encelándose, empuja, se emplea. Por cierto, al arrancarse la caballo hace un extraño en ambos puyazos, como si tuviera un defecto de vista, no es normal la trayectoria que traza para llegarse hasta el peto del equino. Quite de Galdós a la verónica, excelentes, lentas, parsimoniosas, bellísima la media de remate. Replica Juan de Castilla, aprovechando su turno de quite, también a la verónica, muy en novillero. Contrarréplica de Galdós, chicuelinas ceñidas, a manos bajas, coreadas con olés, bueno el toreo de capa del peruano. Banderillas de trámite, sin más, a cargo de Víctor Hugo "Pirri" y José Antonio Maqueda, correctos. Brinda al cielo, a su compatriota Renatto Motta, fallecido días atras en una plaza peruana. Inicia el trasteo por bajo, con gusto, muletazos suaves, sin obligarle porque a la mínima pierde las manos. Torea bien el peruano, en redondo, templado, haciendo bien ñas cosas, pulcro, técnico, pero sin emoción, a media altura, no puede bajar la mano ni obligarle por la falta de fuerzas del novillo. No llega al tendido, falta la famosa transmisión. Por el pitón izquierdo surgen natural e sueltos, el novillo ya muy parado, aguanta Galdós y traga un par de parones entre los pitones. Poco más queda por hacer. Mata de entera caída. Silencio para Joaquín Galdós.
Alto, un poco zancudo, hecho cuesta arriba, con algo menos de cara, poco cuello, astifino pero aparenta menor presencia a pesar de sus 519 Kg el tercero. Embestida sin definir, aprieta hacia dentro en el capote de Juan de Castilla, a veces se frena antes de llegar al capote y otras se cuela por ambos pitones. Mal picado, trasero y simplemente señalado, el utrero huye del caballo de Teo Caballero, no quite saber nada de pelea. En banderillas es complicado, aprieta de nuevo hacia tablas y corta el viaje, difícil trance para Miguel Ángel Sánchez y Diego Valladar, que pasan lo suyo. Brinda al público. Bueno el inicio de faena en los medios, flexionando la rodilla, por bajo, toreo largo y templado, rematado con un magnífico pase de pecho, olés en los tendidos. Hasta cuatro tandas de calidad le ha pegado  Juan de Castilla por ese pitón derecho, todas templadas, con ligazón, encontrando la distancia, bien colocado, carga la suerte, con lo que el conjunto gana en emoción y llega a los tendidos, entregados al colombiano desde los primeros compases de la faena, también gracias a la nobleza y la clase del de La Ventana. Extraordinario resulta un cambio de mano lentísimo y el de pecho que le sigue, de pitón a rabo, gran ovación para el de Medellín. Por el pitón izquierdo no va igual, se defiende, protesta, los naturales surgen suelto, sin la ligazón y la emoción anterior. Vuelve al pitón derecho, el mejor del novillo, para finalizar la faena con una buena serie en redondo, citando más corto, templado, con más exposición y riesgo y la consiguiente emoción. Adornos por bajo para cuadrar al utrero y entrar a matar. Lástima de los dos pinchazos y la entera caída, quien sabe si manejando mejor los aceros hubiera tocado pelo. Ovación para el toro en el arrastre y silencio para el colombiano, castigado por la espada, en mi opinión.
Salta el cuarto, precioso de hechuras, más bajo, cuajado, muy serio, con mucha cara. Suelto de salida, sin fijeza. Le cuesta a Alejandro Marcos meterlo en el capote, finalmente logra sacar unas verónicas con suavidad. En el caballo no se emplea, toma dos varas sin castigo, igual que en banderillas, moviéndose sin fijeza, deslucido tercio. Inicia el toreo en redondo, el novillo es gazapón, le pone la muleta el salmantino, cabecea, puntea las telas, todo resulta soso, y eso que Marcos se pone por ambos pitones, lo intenta, el animal pasa, pero sin clase alguna, sin gracia ni chispa, mucha voluntad y ganas pero cero de emoción. Para colmo mata mal y recibe silencio como despedida de este San Isidro.
Grande el quinto, el de más peso, serio, abierto de pitones, con cuello. Torea muy bien de capa el peruano Galdós, verónicas con suavidad, con mucho gusto. Cabecea en el caballo de Alberto Sandoval, sin emplearse, empujando con un solo pitón. Bonito quite de Juan de Castilla por tafalleras que remata con una larga de rodillas, ovación desde los tendidos. Complicado en banderillas, lleva la cara arriba, aprieta, buenos pares de Raúl Adrada y José Antonio Maqueda, con limpieza, cuadrando en la cara. Ovación para ambos. Desde el inicio de la faena deja bien claras sus intenciones el de La Ventana. Se va suelto a tablas. Se dobla Galdós, lo saca hacia los medios y ahí le presenta batalla por el pitón derecho. Poca clase en la embestida del novillo, sin raza, protesta cada muletazo, grandes dosis de paciencia de Galdós, técnicamente bien, pero el trasteo carece de emoción. Por el pitón izquierdo es aún peor, rehuye el engaño, se defiende, no embiste, derrota, absolutamente imposible. Mata mal, de bajonazo saliéndose descaradamente de la suerte. Silencio es el balance en la despedida de Joaquín Galdós, que ha dejado muestras de su buen toreo de capa.
El último del encierro es muy serio, abierto de pitones, con mucha caja, en la gran mayoría de plazas pasaría por toro, aunque para mi gusto no es bonito de hechuras. Al igual que todos sus hermanos, sale suelto, sin fijeza en el capote, a su aire. Lo lleva Juan de Castilla al caballo que monta Antonio Jesús Apresa galleando por rogerinas, un tanto aceleradas y deslucidas por los enganchones del novillo. Cabecea en varas, complicado, se revuelve, mal picado finalmente, traseros y rectificados los dos puyazos. Con peligro en banderillas, cortando le viaje y echando la cara arriba, dificultades para Manuel Macías y Diego Valladar. Embestida rebrincada en la muleta del colombiano, le da distancia, trata de someterlo haciéndole humillar por el pitón izquierdo, por donde salen algunos naturales de más calidad, más limpios, sin tocar el engaño, y más largos. Por el pitón derecho no pasa, se queda muy corto, se da la vuelta y busca. Pese a ello saca una serie en redondo de mérito, ligando los muletazos muy en corto. Pero todo lo que hace no llega al público, que me da la impresión que ha desconectado, visto lo poco que se puede sacra del novillo, y solo piensa ya en salir, que se va haciendo tarde.Se le pide que abrevie, y creo que alarga demasiado, aunque comprendo las ganas del novillero, pero también pienso que alguien desde el callejón debería decirle algo y explicarle que alargar la faena de forma innecesaria va en su contra. Bernardinas finales deslucidas, con el utrero muy corto, se suceden dos enganchones y el conjunto resulta insulso. Mata de pinchazo y entera. Silencio para Juan de Castilla, el héroe del pasado lunes.

De esta forma se han cerrado las novilladas en este ciclo 2016. Entretenida la primera, accidentada la segunda y decepcionante la tercera. Al menos este año hemos visto que los novilleros han venido a Madrid con la maleta llena de ganas, con las carencias y limitaciones lógicas de su escalafón, con mejor o peor fortuna, pero plenos de disposición, es lo mínimo que se les puede pedir. Para mi, en general, les doy un notable a su paso por este San Isidro, aunque su adiós haya sido en una tarde triste y deslucida como la de hoy, en la que ha reinado el silencio, tan solo roto por Alejandro Marcos.

Antonio Vallejo

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