martes, 10 de mayo de 2016

4ª de abono: Mucho novillero para poco novillo


Tradicionalmente la feria de San Isidro se ha caracterizado por muchas cosas, una de ellas la climatología. No era extraño, realmente era una costumbre que se repetía año tras año, que la primera parte de la feria discurriera con frío, viento y lluvia para, a partir del día del Santo Patrón o alrededores de esa fecha, el sol saliera diciendo aquí estoy yo para dar paso a días luminosos, primaverales, agradables, a veces auténticamente veraniegos por el calor. Y este año, de momento, sigue siendo así. El viernes llovió, el sábado aguantó de milagro y lo de ayer domingo estuvo cercano al diluvio universal, en una tarde en la que no debió haberse celebrado la corrida de Montealto ante las malas condiciones del ruedo. Pero las ganas de los toreros pudieron a la lógica y a la razón y la cosa salió como salió. Y hoy no ha parado de llover, por momentos con mucha intensidad. Creo que los aficionados que teníamos previsto acudir a la primera de las novilladas no hemos parado de mirar al cielo durante todo el día y torcer el gesto al verlo gris, cerrado, con una cortina de agua cayendo que nos hacía sospechar que el estado del ruedo de Las Ventas iba a estar impracticable y, por tanto, imposible para la lidia y el espectáculo. Es decir, que como casi siempre, la feria comienza con mal tiempo y agua, igual que en invierno sigue haciendo frío y en verano calor, como toda la vida, sin que cambie nada, ni el clima ni nada, ¡anda que el cambio climático….!
En el cartel seis novillos, ¡qué tios, vaya planta la de los utreros!, para tres novilleros que se presentaban en Madrid, lo cual no quiere decir que sean nuevos en el escalafón, todo lo contrario. Tres años de novillero con caballos el toledano Álvaro Lorenzo, y dos años el jerezano Ginés Marín y el castellonense Varea. De hecho, este próximo fin de semana tomarán la alternativa en la feria de Pentecostés de Nimes. Atractiva para el aficionado esta primera novillada del ciclo, sin duda. Y los tres han demostrado por qué ocupan lo más alto del escalafón novilleril y por qué tomarán la alternativa en cinco días escasos. Firmes, poderosos, con maneras de toreros, muy por encima de sus lotes, dejando en el aficionado una gratísima sensación.
Seis novillos de la divisa onubense de El Parralejo, encaste Domecq Díez, bien presentados, de buenas hechuras a mi modo de ver, con cuello, muy serios, bien rematados, a pesar de lo cual varios han sido protestados por el 7 por escasa presencia. Sinceramente no me lo ha parecido, estaban en tipo, armónicos, pero si queremos utreros que sean toros, con más de 500 Kg, ¿qué romana vamos a pedir para los cuatreños y cinqueños?. Pero para gustos los colores. Eso sí, aunque sean los más sabios del mundo y los demás unos inútiles ignorantes, a mi me han gustado las hechuras de los seis novillos. Otra cosa ha sido su comportamiento. Los seis con muy escaso fondo, descastados y escasos, escasísimos de fuerzas, que han llegado a la muleta con el depósito en reserva, imposibilitando el lucimiento a pesar de la técnica y el conocimiento demostrado por los tres novilleros esta tarde.

El primero de la tarde, "Hostelero", 443 kg, negro, bonitas hechuras, muy serio por delante, cornidelantero, le corresponde al toledano Álvaro Lorenzo. Muestra poca fijeza en los capotes, echa las manos por delante y cabecea sin humillar, datos más que sospechosos sobre cómo va de fuerzas. Aún se hace más evidente esa sospecha tras perder las manos al salir del primer encuentro con el caballo que monta Francisco Javier Sánchez, sin que en el tercio de varas se entregara ni se le castigara en exceso. Quite por tafalleras y gaoneras alternas algo atropellado, con algún enganchón, no demasiado lucido. Aseado José Ignacio Rodríguez "El Puchi" en banderillas. Con la muleta veo a un novillero cuajado, con formas y andares de torero, templado en la cara del novillo, firme y seguro. Lleva al utrero con suavidad, sobrado,  tratando alargar el corto viaje que tiene el de El Parralejo, sin un toque a las telas, haciendo las cosas muy bien, sobre todo por el pitón derecho, por el que ha trazado redondos con sabor, dejando detalles de su arte. Nulo el novillo por el pitón izquierdo, imposible a todas luces el toreo al natural, a pesar de intentarlo el de Illescas. Mata de dos pinchazos y entera. Silencio para Lorenzo y pitos al novillo en el arrastre. 
Le queda el cuarto a Alvaro Lorenzo para demostrar a la afición venteña la madera de torero que lleva dentro. "Desafío" se llama el utrero, muy serio, de buena presencia y magníficas hechuras, al menos para mi gusto. Pero se encuentra el toledano con las mismas trabas que presentaba su primero, poca fijeza y escaso de fuerzas, lo que no permite el lucimiento en el saludo con el capote. Tercio de varas que pasa desapercibido, mínimo castigo, dos puyacitos, sin emplearse en el caballo de Juan Carlos Sánchez. Me duele contar esto, pero en el tercio de banderillas hemos visto lo que no debe hacer ningún banderillero. Tantas y tantas veces he comentado lo de los pares con oficio, aseados, de sobaquillo, de trámite, y otras formas de denominar la colocación de los garapullos sin vistosidad, incluso con ventaja, sin asomarse a la cara del toro, al balcón, que decimos en el argot taurino, pero hechos con dignidad. Le correspondía a José Antonio Aponte "Candelas" colocar el primero y el tercer par. Repito, aunque no me gusta, entiendo y comprendo el clavar con ventaja, pero lo de esta tarde no tiene excusa, sobre todo cuando se hace tan evidente el reunir a toro pasado, tan pasado que los palos han acabado colocados cercanos a los cuartos traseros y bajísimos en el lomo del novillo, casi en el vientre. Horrorosos pares los de "Candelas", con el agravante que lo ha hecho por partida doble. No tiene excusa. Inicio de faena muy torero de Álvaro Lorenzo, genuflexo muy templado, toreando por bajo, sometiendo al animal, con mucho gusto y torería, levantando los olés de los tendidos. Toreo en redondo de muchos quilates, en el sitio, templado, con la mano baja, ligando los muletazos. La sensación que ha dejado el de Illescas es la de un novillero cuajado, preparado más que de sobra para tomar la alternativa y matar su primer toro este fin de semana. También es cierto que el novillo tenía nobleza y bondad, que metía la cara con clase, algo que, sinceramente, no habíamos visto ni sospechábamos que pudiera ocurrir tras su comportamiento en los primeros tercios, y creo que es mucho mérito del toledano que le ha sabido dar la distancia  y lo ha llevado en su  muleta con temple. Baja un tanto el nivel con la mano izquierda, se le recrimina la colocación por parte de un sector del público. Naturales sueltos, alguno más largo y hondo, pero sin la emoción de las tandas en redondo, fundamentalmente porque al novillo se le acaban las fuerzas. Con el de El Parralejo sin una gota de gasolina acorta Lorenzo las distancias, se mete entre los pitones con riesgo, tanto que le prende de fea manera, segundos angustiosos de los que sale ileso de milagro. Se repone, se envalentona y calienta a los tendidos con arrucinas en corto a las que el público responde con una fuerte ovación. Mata de entera trasera, suficiente para hacer doblar al animal, aunque parecía que iba a necesitar utilizar el estoque de cruceta ya que se resistía a caer, algo que finalmente ha ocurrido al retirarle la espada. Petición insuficiente y merecida vuelta al ruedo para el toledano Álvaro Lorenzo, curiosamente protestada por un sector, algo que no acabo de entender. No sé si había mayoría de pañuelos o no, me ha parecido que sí, pero desde el palco se ve mejor. Lo que sí sé es que en Madrid, de toda la vida, cuando se pedía la oreja y no se concedía, o cuando se malograba el trofeo por fallar con la espada tras una gran faena, el torero daba una vuelta al ruedo como reconocimiento a su faena, y se le concedía mucho valor. Pues ahora parece ser que no, que la vuelta al ruedo no puede ser.  No entiendo que se le recriminara al novillero que diera una vuelta al ruedo, merecida, teniendo en cuenta que segundos antes se le había pedido la oreja.Y todo por capricho de un sector concreto de Las Ventas, un tendido en concreto que tiene un número, que es el 7 y que sigue en sus trece de adoctrinarnos y dictar lo que está bien o mal. Hay cosas que no cambian, como el clima.

El segundo, "Libertador", 471 Kg, es protestado de salida por, supongo, escasa presencia, y eso que es un novillo serio, armónico, de bonita lámina y bien rematado por delante. Verónicas a pies juntos de Ginés Marín con mucho gusto, ganando pasos al novillo, llevándolo a las afueras, rematando con una media y una revolera de olé. Gran ovación, como la que se ha llevado el jerezano al dejar al toro colocado frente al caballo de Guillermo Marín con una larga a mano baja de sabor a toreo bueno. Coloca el varilarguero dos puyazos bien agarrados arriba, el novillo parece que mete la cara y empuja con los riñones. Buenos pares los colocados por Jesús Díez "Fini" y Manuel Izquierdo, haciendo bien la suerte. Pero a la muleta del jerezano llega el novillo sin fuerzas, totalmente apagado,  si bien tiene cierta nobleza. Lo torea templado, mimándolo mucho, sin someterle, demostrando buenas maneras, pero falto de emoción, llegando a sacar una buena tanda por el pitón derecho, quizás la única, porque el animal está fundido, se defiende cabeceando, no humilla, defectos aún más significados por el pitón izquierdo. Bernardinas finales poco lucidas para entrar a matar de media traserita y desprendida, suficiente para que el novillo doble las manos. Palmas de reconocimiento para Ginés Marín.
El quinto, segundo del lote del jerezano, 434 Kg, es un precioso castaño muy serio, ancho de pitones, con cuello, astracanado,  bonitas hechuras y buena presencia. Poco lucimiento en el capote del jerezano, sin humillar, no mete la cara con claridad. Primer puyazo trasero, mal agarrado, lo que hace que el novillo derribe al caballo que monta Agustín Navarro. Cuando se  vuelve a colocar al novillo frente al caballo se da la vuelta y se dirige hacia el que guarda puerta. Sensacional en este momento Manuel Izquierdo al quite, llevándose al toro con el capote para devolverlo a los terrenos de contarquerencia para poder ser picado donde se debe. Ovación para la magnífica labor del subalterno. Correcto el tercio de banderillas a cargo de Javier Ambel y Manuel Izquierdo. Brinda al público el jerezano. Los defectos apuntados de inicio se hacen evidentes en la muleta. Muletazos de tanteo por bajo, doblándose, pero el novillo no humilla, se defiende dando tornillazos. Torea en redondo con pulcritud, muy por encima del utrero, pero sin emoción, ante un animal sin recorrido por ambos pitones, soso, ante el que Marín ha estado solvente, firme y haciendo  bien lo poco que se podía. A estas alturas de la tarde, fría tarde ya casi noche, la gente aguanta ya poco, se le pide brevedad y se le recrimina que acorte distancias y termine la faena entre los pitones, alargando el trasteo. Mata de casi entera caída que liquida al novillo. 

El castellonense Varea, el último de la terna, ha dejado en el aire aroma de torero firme y dominador. Recibe al tercero, "Manuero", 455 Kg, a al verónica. Aprieta el novillo a tablas en los primeros lances, gana terreno Varea dando un pasito adelante y remata con una media de calidad. Entra al caballo, no se emplea demasiado pero parece que mete la cara con cierta clase. Pierde las manos al salir del primer puyazo, afloran las protestas, que se hacen generalizadas cuando el novillo pierde las manos en el capote de Álvaro Lorenzo que intentaba su quite. Pañuelo verde y toro al corral, con la diligencia habitual en Florito. Sale "Discordia", de José Vázquez, primer sobrero, serio y de buenas hechuras. ¡Menudo toreo a la verónica de Varea!. Con gusto, lentas, acompasando el lance con el cuerpo, ganado terreno al utrero. Olés fuertes en los tendidos, que rompen en una gran ovación con la media de remate y una larga con sabor. No se emplea el novillo en el caballo de Francisco Ponz "Puchano", pero deja un gran tercio de banderillas a cargo de Raúl Martí y Diego Valladar, reuniendo y colocando ambos con rectitud. Brinda al público Varea. Nada de fuerzas, ni un gramo, tiene el sobrero, imposible para la muleta que le ofrece el castellonense. Lo lleva suave, a media altura, sin obligarle lo más mínimo, porque en cuanto lo hace pierde las manos de manera escandalosa. Deprimente espectáculo el del novillo cayendo a cada pase. Protestas y más protestas que hacen que Varea no tenga más remedio que cortar la faena, o el intento de faena, y entrar a matar. Lo hace de pinchazo hondo, más que suficiente para que doble el novillo, que no tenía fuerzas ni para tenerse en pie, con o sin espada. 
Se dirige Varea hacia la puerta de chiqueros a recibir a porta gayola al último de la corrida, "Rebueno", que de salida aparenta justo lo contrario de su nombre. Se para, ve al novillero plantado de rodillas…¡y se da la vuelta sin querer saber nada!. Huye de todo, de los capotes, de todo lo que se mueva, dando muestras de ser un manso en toda regla. Como es lógico, que entre al peto del caballo de Santiago Pérez es una heroicidad. Dos puyazos que cuestan una enormidad, con el picador invadiendo las rayas para llamar al novillo, y la consiguiente bronca de parte del público, pero hay ocasiones en las que no queda más remedio que ir a buscar al toro si este no va. Sensacional tercio de banderillas, pares colocados de poder a poder por Iván García y Diego Valladar que saludan desmonterados la fuerte ovación recibida.  Muy sereno Varea con la  muleta, toreo en redondo dejando detalles de gran calidad, sensacionales los de pecho, pero sin llegar a transmitir por la falta de fuerzas del novillo, auténtico lastre toda la tarde. Por el izquierdo también ha dibujado bellos trazos con su toreo al natural, pero han sido sueltos, sin ligazón, por la falta de fondo del animal. Poco más ha podido sacar del de El Parralejo, pero ha dejado magníficas sensaciones sobre la arena venteña. Mal con la espada, algo que debe mejorar.

Novillada deslucida por el mal juego del ganado, noble pero totalmente falto de fuerzas, imposibilitando el lucimiento al llegar prácticamente muertos a la muleta de los tres novilleros, muy por encima de sus enemigos, demostrando su técnica, su calidad y su arte, dejando claro que están más que preparados para dar el paso al escalafón de matadores y a los que, precisamente por esta cercanía de su alternativa, se les ha medido con un rasero que me parece excesivo e inadecuado para un novillero, teniendo en cuenta que además se presentaban en Madrid. Suerte en su alternativa y en su carrera. Ojalá el próximo San Isidro los tengamos de nuevo en Las Ventas matando corridas de toros. Hoy ha habido mucho novillero para poco novillo.

Antonio Vallejo

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